Desde 2017, Helloween ha vivido una nueva era de esplendor gracias a la reunión del grupo con Michael Kiske y Kai Hansen, un capítulo de su historia que ha complacido a los fans y revitalizado su legado. Lo que en 2017 comenzó como una aventura puntual bajo el nombre de Pumpkins United World Tour terminó convirtiéndose en una segunda juventud para la formación germana. Aquella gira monumental, que reunió a más de 800 000 personas en 30 países, demostró que la química entre las distintas etapas de la banda no solo seguía intacta, sino que había evolucionado en algo mayor: un espectáculo coral donde cada voz y cada guitarra aportaban un matiz único al universo del grupo.
El
verdadero examen llegó en 2021, con el lanzamiento del álbum homónimo “Helloween”.
Con ese trabajo, la banda no solo confirmó que la reunión no era un movimiento
nostálgico, sino un renacimiento creativo de primer nivel. Canciones como “Skyfall”,
“Fear of the Fallen” o “Best Time” se convirtieron de inmediato en clásicos
modernos, defendidos con solvencia en los escenarios y aclamados tanto por la
prensa como por los fans más veteranos. Fue un éxito rotundo que devolvió al
grupo a la primera línea del metal mundial y sentó las bases de la etapa
actual.
El ciclo
de celebraciones se consolidó con el histórico “Live at Budokan” (2024),
registro en el que Helloween hizo historia al convertirse en la primera banda
alemana en grabar un directo en el legendario recinto nipón.
Ese
impulso es el que desemboca ahora en “Giants & Monsters”, un álbum que
llega en un momento inmejorable: con el grupo en plena celebración de su 40
aniversario, giras multitudinarias confirmadas y, sobre todo, con una
inspiración creativa desbordante.
Como sabrán,
hemos tenido la suerte de poder entrevistar en exclusiva a Michael Kiske y KaiHansen, y de entre los muchos titulares que nos dejaron, podríamos destacar el
siguiente: la diversidad del álbum no fue una estrategia; fue un resultado
natural del proceso creativo colaborativo. Como explicó Kai:
“Para
nosotros suena muy diverso porque teníamos ideas de cinco compositores…
nuestras expectativas se vieron superadas y todo fluyó de manera muy natural,
ya que teníamos muchas canciones para escoger.”
Según nos
contó Kai Hansen, el disco se gestó de manera sorprendentemente natural: “teníamos
ideas de cinco compositores y un montón de material del que escoger; todo fluyó
sin necesidad de forzar nada”. Michael Kiske, por su parte, lo
describió como “más orgánico y relajado” que su predecesor, recalcando
que el secreto fue precisamente esa diversidad de ideas y la ausencia de
presiones externas.
Grabado
entre Hamburgo y nuestra natal Tenerife, con producción de Charlie Bauerfeind y
Dennis Ward y mezcla en los Wisseloord Studios de Países Bajos, “Giants &
Monsters” no es solo la continuación de una historia de éxito, sino también una
declaración de intenciones: Helloween está en uno de los mejores momentos de su
carrera, con la vista puesta tanto en el legado como en el futuro.
La espera
llega a su fin con “Giants On The Run”, tema concebido a cuatro manos
por Andi y Kai, quienes decidieron fusionar dos composiciones independientes en
una única pieza de más de seis minutos que bebe directamente de los Keepers,
aunque con un sonido plenamente actual. Tras un arranque melódico y un
estribillo muy en la línea de Deris (podría encajar sin problemas en cualquier
álbum contemporáneo de Helloween), la canción cambia de rumbo poco antes del
tercer minuto para transformarse en un corte clásico con la impronta
inconfundible de Hansen. Ahí emergen los giros dramáticos, los coros
omnipresentes y las guitarras afiladas al estilo Gamma Ray, con un solo
celestial incluido, antes de regresar a una última repetición del estribillo
inicial. Un acierto rotundo.
Y cuando
uno cree estar preparado para seguir adelante, Mr. Weikath se encarga de
sacudirnos con “Savior Of The World”, pura llamarada de Power Metal
tradicional que evoca las mejores glorias del pasado. Se trata de un cañonazo
digno de los Keepers, con la voz celestial de Michael Kiske —todavía capaz de
erizar la piel cuarenta años después de los primeros discos— como gran
protagonista. Su pegada recuerda a “Eagle Fly Free” o “I’m Alive”, aunque
siempre con la distancia que marcan semejantes clásicos. La banda conecta aquí
con su lado más épico sin caer en la nostalgia hueca. El estribillo tiene mucho
de himno (¿soy el único que cree escuchar una voz femenina en los coros?), con
un Kiske alcanzando agudos imposibles y cerrando con una nota sostenida que
convierte este corte en una reafirmación de la grandeza del grupo.
Con “A
Little Is A Little Too Much” encontramos una de las pocas canciones que
requieren varias escuchas para terminar de seducir. Su aire AOR ochentero, en
la línea de “Just a Little Sign” o “First Time”, aporta el momento más
accesible y desenfadado del disco, lo que seguramente divida opiniones entre
los fans. Personalmente me suena fresca y atrevida, aunque sigo prefiriendo la
vertiente más potente de la banda. Aun así, es un tema que ha ido ganando
fuerza con el tiempo.
Una de las
joyas del álbum es la salvaje “We Can Be Gods”, obra del maestro Kai
Hansen, que no teme medirse con los grandes clásicos del grupo (si no me creen,
el tiempo lo confirmará). Aquí se despliega un Heavy Metal hímnico cimentado en
el doble bombo, un bajo atronador, arreglos de teclado y, cómo no, la participación
conjunta de los tres vocalistas, cada uno dejando su sello en versos y
estribillos. ¿Y qué decir de los solos de guitarra? Kai, Sascha y Weikath
protagonizan un intercambio de punteos prolongado que se convierte en uno de
los momentos cumbre del disco. Una auténtica monstruosidad de canción que
recomiendo con entusiasmo.
“Escribí
esta canción pensando en que estamos atrapados en nuestras vidas debido a las
circunstancias, el mundo que nos rodea y las decisiones que tomamos, y que
puede haber momentos en los que realmente tomemos nuestro destino en nuestras
propias manos, y entonces sí podemos ser dioses. Hacer las cosas a lo grande y
con determinación.”
Con dos
cantantes tan distintos y a la vez tan compenetrados como Kiske y Deris, sería
impensable no aprovechar la ocasión para ofrecer una balada sincera y despojada
de excesos como “Into The Sun”, compuesta por Andi para el anterior
álbum. Kiske aporta la magia y Deris el dramatismo, en una pieza sustentada por
arreglos de piano y cuerda. No llega a ser “Forever and One”, pero tampoco lo
necesita. Un acierto sin duda.
No oculto
que la primera vez que escuché “This Is Tokyo” me dejó algo
desconcertado: un single arriesgado, altamente pegadizo y con versos de corte
contemporáneo. Creo que esa sensación inicial fue compartida por muchos
seguidores de la banda. Sin embargo, con las escuchas ha terminado por
consolidarse como un tema efectivo que, aunque no alcanza las cotas de grandeza
de otros cortes, sí ofrece detalles a valorar: un breve pero inspirado solo de
guitarra, el adictivo estribillo ya mencionado y la interpretación
sobresaliente de Andi Deris, quien además rinde homenaje a una ciudad que tanto
le ha dado durante décadas.
Más
colosal resulta el otro adelanto del LP, “Universe (Gravity For Hearts)”,
firmado por el talentoso Sascha Gerstner, siempre caracterizado por su estilo
particular al componer para “las calabazas”. Tras un arranque atmosférico, el
doble pedal de Löble irrumpe con fuerza y nos sumerge en un tema de Power Metal
clásico donde la voz de Michael Kiske se eleva de nuevo hacia el cielo (¡o el
universo!), especialmente en un estribillo memorable. Pero la sorpresa llega
cuando, tras varios minutos, el ritmo cambia por completo y Kai Hansen toma el
micrófono para añadir dramatismo con versos muy Gamma Ray, justo antes de un
despliegue de solos extraordinarios en el que Weikath, Hansen y Gerstner se
baten en duelos de altísimo nivel. Temazo indiscutible.
La otra
aportación de Gerstner es “Hand Of God”, una pieza que, en contraste con
la anterior, podría considerarse la más irregular del álbum. Con menos de
cuatro minutos, se muestra demasiado comercial y repetitiva, apoyada en una
melodía pegadiza pero algo insistente. Aun así, destaca el elegante solo que el
propio Sascha regala a mitad de canción. Quizá el tiempo la sitúe en un lugar
más favorable.
La alegría
que me ha provocado “Under The Moonlight” es difícil de describir. De
nuevo viajamos a la época de los Keepers para disfrutar de un tema festivo con
el sello inconfundible de Weikath, reminiscente de cortes tan desenfadados como
“Rise And Fall” o, por supuesto, “Dr Stein” (el estribillo guarda ecos claros
de esta última). Los arreglos de teclado y las melodías que Kiske interpreta
con maestría elevan aún más la canción, que crece con cada nueva escucha. Es un
lujo encontrar estas sorpresas en un disco de Helloween en pleno 2025.
La
aventura culmina de la manera más épica posible con “Majestic”. Kai
Hansen rescató para la ocasión una idea concebida en Gamma Ray y nos entrega
una epopeya de más de ocho minutos que resume la esencia del Power Metal. Su
inicio sosegado, con un piano que evoca al de “Love to Love” de UFO, pronto da
paso a un desfile de riffs, bases rítmicas sólidas y una triple interpretación
vocal a cargo de Deris, Kiske y Hansen. Como era de esperar, tras un primer
duelo de guitarras llegamos al quinto minuto y, sobre un riff amenazante, las
tres hachas abren fuego con solos devastadores que remiten directamente a la
monumental “Keeper Of The Seven Keys”.
CONCLUSIÓN
Sobran las
razones para afirmar que “Giants and Monsters” es la mejor obra de Helloween en
muchos años, y lo dice alguien que disfrutó intensamente de su disco anterior.
El regreso de Hansen y Kiske no ha quedado en un simple ejercicio de nostalgia:
ha multiplicado las posibilidades creativas de la banda, que en este trabajo ha
sabido no solo recuperar la identidad de sus clásicos, sino también explorar
terrenos modernos con coherencia y acierto.
Giants and
Monsters es un LP casi perfecto —solo un par de cortes más irregulares lo
alejan de la excelencia absoluta— y, sin duda, uno de los más completos que los
alemanes han publicado en décadas. Una obra digna de unas leyendas que celebran
40 años de trayectoria.
En
definitiva, Giants & Monsters representa el sueño cumplido de una
resurrección creativa, una complicidad renovada en escena y una escritura
orgánica, con una energía consolidada que lo convierte en un hito probable
dentro de la discografía de Helloween.
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