En pleno 2025, pocas bandas pueden presumir de haber resistido la erosión del tiempo y las modas con tanta coherencia como Deftones. Desde su irrupción en la escena a finales de los noventa, el grupo de Sacramento ha recorrido un camino singular: nacido dentro de la ola Nu-Metal, trascendió rápidamente sus limitaciones para erigirse como un proyecto único, difícil de encasillar. Con cada disco, el quinteto ha consolidado un sonido donde conviven la brutalidad más abrasiva con atmósferas etéreas, influencias shoegaze o góticas.
Tras
el oscuro y reflexivo Ohms (2020), un álbum notable marcado por el eco
de la pandemia y la introspección, los seguidores esperaron cinco largos años
para escuchar nuevo material. En ese intervalo, el conjunto experimentó un auge
de popularidad entre las nuevas generaciones (en una entrevista reciente, Chino
Moreno atribuyó este fenómeno a la viralidad de algunas canciones en TikTok),
logrando que incluso sus trabajos más cuestionados comenzaran a ser
revalorizados. Ahora, con Private Music, su décimo álbum de estudio,
Deftones entregan no solo un regreso esperado, sino también una de las obras
más completas, ambiciosas y cohesionadas de toda su trayectoria.
La
producción corre a cargo de Nick Raskulinecz, viejo aliado y responsable de los
renacimientos creativos de Diamond Eyes (2010) y Koi No Yokan
(2012). Su sello se percibe en todos los matices que uno desea encontrar en un
nuevo disco de los californianos: riffs poderosos, una voz cuidada al máximo y
una sección rítmica sólida, todo integrado de forma orgánica. El resultado es
un álbum concebido para escucharse de principio a fin, donde los temas se
enlazan con naturalidad, construyendo una experiencia que equilibra violencia,
belleza y misticismo.
La
inicial “My Mind Is A Mountain”, primer adelanto que conocimos del LP, despeja
cualquier duda sobre lo que vendrá: una base instrumental incesante que
sostiene al incombustible Chino Moreno, aún capaz de rugir como en sus años
mozos mientras conserva sus registros más característicos. Este corte no
desentona respecto a lo mostrado en Ohms, apostando por una densidad
envolvente difícil de rechazar.
Palabras
mayores la posterior “Locked Club”, aún más densa y con ligeras pinceladas de
Grunge en su atmósfera opresiva. Sus riffs sincopados y el vibrante trabajo
vocal de Moreno la convierten en una de las joyas del disco desde la primera
escucha.
A
continuación, llega uno de los momentos más arriesgados y sorprendentes de Private
Music: “Ecdysis”. Su título, alusivo al proceso biológico de mudar la piel,
encierra ecos de Depeche Mode o New Order, filtrados por el prisma oscuro de
Deftones. El resultado es un tema de electrónica industrial construido con
inteligencia sobre un bajo serpenteante y reforzado con doble ración de voz y
guitarra absolutamente desgarradora. Una auténtica metamorfosis sonora.
El
respiro llega con la agradable “Infinite Source”, pieza más colorida y hasta
cierto punto radiofónica (si es que tal adjetivo puede aplicarse a Deftones).
Aquí, una guitarra de tintes post-punk se funde con una ternura insólita en el
grupo. Basta escucharla para que aflore el buen ánimo.
“Souvenir”
arranca de manera contundente, pero evoluciona hacia una composición
atmosférica y progresiva que despliega varios crescendos hacia pasajes más
distorsionados, donde Moreno luce sus mejores notas agudas. Sus seis minutos
pueden parecer algo extensos en un inicio debido a la escasa variación rítmica,
pero es una de esas canciones que crecen con las escuchas hasta el punto de que
uno desearía que durara diez minutos más.
¿Qué
decir de “cXz”? Desde la primera escucha supe que se convertiría en una de mis
favoritas del álbum. La sucesión de pasajes incisivos (adoro su estribillo) con
otros más etéreos marca uno de los momentos más brillantes de la banda en los
últimos años. El trabajo de voces dobladas de Chino Moreno es magistral,
jugando con efectos y registros variados que confirman su excelente estado de
forma.
No
podía faltar la faceta romántica y melancólica que tantos seguidores adoran
desde “Sextape”. En esta ocasión, el grupo nos regala “I Think About You All
The Time”, heredera espiritual de aquellas baladas góticas y shoegaze. El
protagonismo recae casi por completo en la interpretación frágil y solemne de
Chino, capaz de hipnotizar. El resto de la banda acompaña con una catarsis
instrumental que nos envuelve en melodías evocadoras.
En
octavo lugar aparece la ya conocida “Milk Of The Madonna”, incendiaria tanto en
lo vocal como en esas capas de guitarras distorsionadas e hipnóticas. Moreno
opta aquí por una interpretación más dramática, oscilando entre vulnerabilidad
y ferocidad, como si exorcizara su alma mientras canta una letra inspirada
descaradamente en la tradición cristiana.
Era
momento de subir las revoluciones y mirar al pasado: “Cut Hands” nos devuelve
de lleno al Nu Metal más visceral de sus inicios, con cambios de tempo
impredecibles, un groove técnico y un Moreno en su faceta más hiriente. Otra de
mis predilectas de un álbum al que cuesta encontrarle defectos.
Casi
al final, la banda experimenta con nuevas texturas en “Metal Dream”, sin
renunciar a su sello característico. Es quizá la pieza que más tarda en
destacar, aunque funciona en el conjunto. Puede que sea la más discreta del LP.
El
viaje culmina con “Departing the Body”, seis minutos que condensan todas las
emociones y sonoridades exploradas en el disco: un arranque onírico con
sintetizadores y guitarras limpias que desemboca en un muro sonoro denso, no
exento de crescendos, antes de llevarnos a un cierre cinematográfico y
expansivo.
CONCLUSIÓN
Private Music, décimo trabajo de Deftones, no es un simple retorno: es
una nueva reafirmación del lugar único que ocupan en la historia del Metal y el
Rock alternativo. A lo largo de sus 11 canciones, la banda renueva su sonido
sin renunciar a la esencia de su estilo. Pocas veces, o quizá nunca, una obra
había logrado reunir lo mejor de cada etapa en un conjunto tan clásico como
contemporáneo: la agresividad de sus primeros discos, la exploración
atmosférica de los 2000 y la introspección de Ohms.
No
sería descabellado afirmar que estamos ante su mejor trabajo desde White
Pony, aunque siempre conviene esperar y dejar que Private Music
termine de asentarse en los corazones de los millones de seguidores que, sin
duda, quedarán satisfechos con este nuevo capítulo en la historia del grupo.
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