CALIFICACIÓN: ***** Hay muertes de personas que nunca conociste personalmente que terminan por doler más que las de algún conocido “de toda la vida”. Algo así me sucedió el 7 de enero cuando, al abrir Twitter, me enteré del prematuro fallecimiento del mismísimo Neil Peart, un ídolo, como el resto de componentes de Rush, absoluto del Rock para mí, así como el mejor batería de la historia según mi criterio. Peart era, además de un músico aventajado, un letrista de un nivel excepcional (cosa que no todos saben), además de un tipo cuya personalidad sosegada y sabia siempre me despertó su admiración. Esta reseña, que he querido publicar el 12 de septiembre de 2020, justo cuando estaría cumpliendo años, a modo de homenaje a este ídolo, así como al extenso legado de Rush, una de las bandas más perfectas que han existido. Viajamos al año 1978. Los canadienses, por esta época, ya poseían una elevada reputación entre los amantes del Rock Progresivo gracias a la grandeza indi...