Calificación: ***** En 1978, Thin Lizzy atravesaba un momento de éxito y, al mismo tiempo, de auténticas turbulencias en sus cimientos. Por un lado, tenemos el éxito de críticas que habían recibido sus más recientes álbumes de estudio (“Jailbreak”, “Johnny The Fox” y “Bad Reputation” son una triada de escucha obligatoria), por no hablar del icónico “Live And Dangerous (no dudaría en ubicarlo entre mis LPs en vivo predilectos), habían convertido al grupo en un fenómeno de masas de su época. Sin embargo, la otra cara de la moneda nos muestra un clima de insoportable tensión entre Brian Robertson y el resto de componentes del grupo, el cual terminó convirtiéndose en irreversible y, por ende, se saldó con la salida de “Robbo” de la banda para formar parte de Wild Horses (proyecto de Jimmy Bain) y, un par de años más tarde, tener un breve, pero muy interesante, paso por Motörhead, donde nos dejó una perlita infravalorada como “Another Perfect Day”. Otro gran problema que la banda tenía q...
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