Aunque el nombre de Whitesnake suele estar ligado a himnos eternos como “In The Still Of The Night”, “Here I Go Again”, “Is This Love?” y otros tantos números que facturaron durante sus años de apogeo, reconozco que me encanta volver con bastante frecuencia a su primera etapa como grupo, allá por los primeros compases de la década de los 80, cuando la “serpiente blanca” era una criatura distinta a la banda que conquistaría con su infalible Hard-Rock melódico las listas y MTV pocos años después.
Los
Whitesnake de la “era pre-1987” bebieron de los más grandes del Blues-Rock, del
Soul y del Hard-Rock setentero para encontrar ese sonido cálido y orgánico que
impregnó sus primeros álbumes. Esta entrada pretende ser un homenaje y
reivindicación de “Ready an’ Willing”, su tercer álbum de estudio.
Este LP
supuso el inicio de la formación que históricamente se ha considerado como la
más “clásica” de los Whitesnake: junto al eterno David Coverdale, encontramos a
dos ex compañeros suyos durante su paso por Deep Purple como Jon Lord e Ian
Paice (recordemos que por aquellos tiempos la banda púrpura andaba en un
hiato), la dupla de guitarras conformada por dos genios como Bernie Marsden y
Micky Moody y el poderoso bajo de Neil Murray.
No hay
mejor manera de abrir este álbum que con la legendaria “Fool for Your Loving”,
el primer hit como tal que nos regaló Whitesnake y, por supuesto, el gran himno
de este disco. Sobre un riff inmediato y
sólido emerge la vibrante voz de Coverdale, quien combina sensualidad y dolor
con una naturalidad asombrosa para dejar anonadado al oyente. Como muchos
sabrán, en 1989, y aprovechando el tirón comercial que la banda estaba
experimentando, esta pieza fue regrabada con un sonido más glam. Sin embargo,
permítanme que yo me decante por la versión original, cuya calidez nunca fue
igualada.
“Sweet
Talker” es una canción que te engancha desde el primer segundo. Y es que me
cuesta creer que exista gente que pueda ponerle alguna pega a un buen Boogie
Rock sin grandes adornos. La banda suena inspiradísima y bien empastada,
apostando por una sección rítmica dinámica y unos arreglos de teclado por parte
de Lord que inyectan en la pista un tono altamente sureño. Este tipo de
composiciones fue muy frecuente en las primeras obras de Whitesnake…¡y las
adoro.
El alma
bluesera de Whitesnake sale a relucir en la homónima “Ready an’ Willing”, una
pieza sensual y melódica de fuerza controlada donde la influencia de Deep
Purple es innegable. Sin apostar por una gran letra, Coverdale nos hiptoniza
con esa voz cálida y tan teatral que enamora a cualquiera. Es uno de esos temas
que suenan honestos, sin adornos.
Tras un
inicio frenético, la elegante “Carry Your Load” baja las revoluciones e impone
un tono más introspectivo. Las guitarras suenan como una prolongación del
lamento de la voz de Coverdale, quien apuesta por unos fraseos de tintes más
sureños que son amplificados gracias a los soberbios teclados de Lord. El peso
emocional está por encima de la estructura tradicional, logrando generar una
pausa necesaria en el LP.
Procedente
de la etapa solista de Coverdale, “Blindman” nos regala el momento más
emocional de todo el álbum. Sobre una base instrumental lenta y melódica, el
cantante firmar una interpretación sobresaliente y llena de matices
espirituales e introspectivos que conmueve hasta al corazón más frío. Cuando se
canta desde las entrañas es difícil no lograrlo.
Pese a su
inicio acústico y bucólico, “Ain’t Gonna Cry No More” termina desembocando en
un medio tiempo poderoso y disfrutable cuya letra nos habla sobre levantarse
después de una pérdida amorosa (de ahí su tono optimista). Pese a su aparente
sencillez, debemos valorar la riqueza técnica que desprende cada instrumento
durante la pieza (véanse las guitarras tan cuidadas o los arreglos que Lord
introduce desde los teclados).
Como
sucedió en “Sweet Talker”, la vibrante “Love Man” nos devuelve a las tabernas
americanas con una propuesta divertida y ligera, donde el bajo juguetón de Neil
Murray y los constantes licks creados por ambas guitarras destilan Blues y Soul
de primerísimo nivel. Poco se puede decir sobre la descomunal interpretación de
Coverdale, quien no necesita sacar sus registros más eléctricos para dejarnos
anonadados. Un tema imperdible.
En
penúltimo lugar encontramos “Black and Blue”, un tema desenfadado y sólido en
cuanto a instrumentación donde imperan los riffs gordos y un Groove más denso
sin por ello renunciar a ese Blues-Rock de carretera absolutamente
irresistible.
Sin tirar
de épica, sino más bien de una propuesta de espíritu libre, llegamos al final
de nuestro viaje con “She’s a Woman”, una pieza con alma de soul en la que
Coverdale suena como un cantante clásico de R&B mientras sus compañeros
hacen gala de una enorme compenetración creando una base instrumental tan veloz
como rica en pequeños matices (no puedo quitarme de la cabeza el solo
experimental de Lord).
CONCLUSIÓN
Faltaba
poco tiempo para que la serpiente blanca conquistara las listas de éxitos de
todo el planeta, pero estoy seguro de que nada de esto hubiera sido posible sin
obras como “Ready an’ Willing”, una obra con la que Whitesnake dejó de ser solo
un proyecto de Coverdale tras abandonar Deep Purple para convertirse en una
banda con identidad propia. En sus nueve canciones hay Blues, Rock y Soul…pero
sobre todo hay oficio y sinceridad. Todo suena genuino y sin obsesión alguna
por la perfección.
Para mí
esta es una obra de sobresaliente (9) a la que no pongo la máxima calificación
porque, al menos para mí, está un peldaño por debajo de “Come An’ Get It”, la obra maestra de esta primera
etapa de Whitesnake.
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