En marzo de 1975, apenas un año después de su histórico debut y de un notable sucesor como "Hotter Than Hell", KISS lanzó "Dressed to Kill", su tercer álbum de estudio, con la intención de consolidarse comercialmente. La buena acogida de sus primeros LPs, sumada a su explosivo show en vivo, había comenzado a despertar interés dentro y fuera de Estados Unidos.
Una vez
más, Neil Bogart, fundador de Casablanca Records, se encargó de la producción
del LP e intentó orientar el sonido del grupo hacia la radio, apostando por
estructuras más accesibles y una producción más depurada. Ya en "Hotter
Than Hell" se percibían indicios de este cambio, pero la premura con la
que se grabó "Dressed to Kill" se refleja en su corta duración
(apenas 30 minutos) y en un acabado más crudo de lo que Bogart deseaba. Aun
así, este disco marcó el salto definitivo de KISS, cautivando tanto a nivel
sonoro como visual. Basta con detenerse en su icónica portada, donde los
miembros de la banda aparecen vestidos con trajes elegantes en lugar de su
habitual atuendo de cuero y spandex, para entender que este no es un LP
cualquiera.
Todo
comienza con "Room Service", un tema enérgico y directo con el sello
clásico de KISS, impregnado de la esencia del rock más tradicional. Paul
Stanley lidera la canción con una voz juvenil mientras se apoya en una
instrumentación efectiva. La letra, como tantas otras del grupo, difícilmente
podría escribirse hoy, abordando encuentros fugaces con groupies.
Le sigue
"Two Timer", con Gene Simmons al micrófono. Construida sobre un riff
más pesado y un ritmo menos frenético, esta pieza ofrece un tono sucio y una
vibra bluesera que se desprende tanto de las guitarras como de los
omnipresentes coros. Sin ser un clásico del grupo, personalmente la considero
una de las mejores del álbum.
"Ladies
In Waiting", también interpretada por Gene, apuesta por una propuesta
sencilla que narra la espera de ciertas mujeres por la llegada de las bandas de
rock (no hace falta ser un genio para entender el trasfondo). Aunque no es de
las canciones más memorables del LP, contiene todos los elementos
característicos de los primeros años de KISS.
En
"Getaway", Peter Criss asume el rol de vocalista debido a la negativa
de Ace Frehley a cantar sus propias composiciones en aquel entonces. Su ritmo
acelerado y energía contagiosa la convierten en una de las piezas más dinámicas
del disco. A pesar de su brevedad, Frehley deslumbra con un vibrante solo de
guitarra. Excelente corte.
¿Quién no
se quedó boquiabierto la primera vez que escuchó "Rock Bottom"? Tras
una hermosa introducción acústica a cargo de Frehley, la canción estalla en un
cañonazo eléctrico festivo y certero, con una interpretación vocal excepcional
de Stanley. La combinación de melodías e intensidad hacen de esta pieza una de
las mejores del álbum.
KISS
siempre ha sabido crear canciones pegajosas y descaradas, y "C’mon And
Love Me" es prueba de ello. Este clásico de su primera etapa destaca por
la hipnótica línea vocal de Stanley en los versos, un épico puente coral y un
estribillo susurrante que la convierten en una joya imprescindible.
El
pop-rock se hace presente en la más ligera "Anything for My Baby",
una composición no tan emblemática pero bien construida, con un ritmo alegre
que contagia buen ánimo a quien la escucha.
Originalmente
compuesta por Simmons y Frehley en sus días con Wicked Lester, "She"
es una de las piezas más pesadas del LP. Desde el primer segundo, las guitarras
avanzan de forma amenazante, creando un ambiente oscuro influenciado por el
hard rock y el heavy metal de los 70. La guinda del pastel la pone Ace con un
glorioso solo sobre una base rítmica vibrante, liderada por el bajo de Gene.
Casi al
final encontramos "Love Her All I Can", una joya oculta del álbum con
una estructura enérgica y armonías vocales bien trabajadas. Stanley ofrece una
interpretación sobria, y los toques de cencerro de Peter Criss añaden un matiz
especial a esta excelente penúltima canción.
El cierre
llega con "Rock and Roll All Nite", el himno definitivo de KISS. Este
clásico atemporal, con su riff simple pero pegadizo y un estribillo que
millones han coreado a lo largo de los años, encapsula a la perfección el
espíritu del rock.
CONCLUSIÓN
A pesar de
su producción apresurada y de no haber sido un éxito inmediato, la importancia
y grandeza de "Dressed to Kill" dentro de la historia de KISS son
innegables. Con solo 10 canciones, el grupo logró consolidar su estilo y
reafirmar su identidad musical. Aunque considero que sus mejores trabajos son
"Kiss", "Love Gun" y posiblemente "Creatures Of The
Night", no cabe duda de que "Dressed to Kill" es otra obra
maestra del cuarteto y un álbum fundamental en la historia del rock.
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