4 de febrero de 2017
Seguramente esta era
una fecha que no queríamos que llegara, pero era inevitable.
En la fría noche
británica se celebró el, supuesto, último concierto de los históricamente
reconocidos como “los padres” del Heavy Metal. Black Sabbath (solo pronunciar
su nombre me causa escalofríos), tras casi 50 años de vida, anunció en 2016 la
celebración de un último show. Este, que de por sí ya tenía un gran peso de
emotividad, tuvo lugar en el mejor lugar posible para decir adiós: Birmingham,
la ciudad que los vio nacer, que los vio buscarse la vida, que los vio
progresar y que tan orgullosa está de ellos.
Por suerte, este ,ya
legendario, show quedó filmado de manera profesional para ser lanzada unos
meses después en la gran pantalla con una calidad de imagen y sonido
espectacular que te hace sentir que estás entre el público que llenó el Genting
Arena.
“The End Of The End”,
que es como Sabbath bautizó este documental, no es un simple concierto. Es un
homenaje a la carrera de 4 soñadores (incluyo justamente a Bill Ward) que un
buen día decidieron unir fuerzas para romper con la música establecida y
expresar todo lo que se les antojaba. La proyección en el cine incluyó, además
del concierto, numerosos testimonios de Ozzy Osbourne, Tony Iommi y Geezer
Butler en los que repasan su carrera, la historia de muchas de sus letras,
algunas anécdotas nunca antes contadas y muchas sorpresas como la grabación
unos días después del show de las llamadas "Angelic Sessions" en la
que el grupo se reunió por última vez para interpretar en una casa a las
afueras de Birmingham algunos temas no tan habituales en los shows en vivo como
"Changes", The Wizard", o "Wicked World", entre
otras.

Iommi también tendrá su
momento de gloria individual con un breve instrumental en el que combina algunos
riffs de temas de la primera década de Sabbath como "Supernaut",
"Sabbath Bloody Sabbath" y "Megalomania", así como con una
sobresaliente versión de "Rat Salad" que es conectada con un técnico
solo de Tommy Clufetos.
Como cierre no podía
faltar la Santísima Trinidad de Black Sabbath con Ozzy: “Iron Man” (interpretación de primerísimo
nivel que alcanza la gloria con el solo de
Iommi), “Children Of The Grave” (no descartaría que fuera la mejor
interpretación del show) y, obviamente, el himno de himnos, “Paranoid” cerraron una noche que quedará
grabada en el recuerdo de millones de fans en todo el mundo que hemos seguido a
esta banda.
Una pequeña parte de mí
dice que tal vez exagere, pero considero obligatorio ponerle la máxima
calificación a semejante álbum en vivo con un significado, además, tan emotivo
como es el final de la banda que inició el género que tanto amamos.
¡Gracias por tanto
Sabbath!
Comentarios
Publicar un comentario