Con “Deceiver”, los suecos optan por
mantenerse en su zona de confort, facturando canciones fieles a su pasado más
reciente (y popular) entre las cuales podemos encontrar varias aspirantes a convertirse
en “hits”. No esperes innovación, pero tampoco sentirte defraudado. Arch Enemy
sigue en pie de guerra.
Cinco años después de su último LP, tenemos en
nuestras manos “Deceivers”, la tercera placa desde el cambio de vocalista, y
uno de los trabajos más esperados de 2022 por los amantes del Death Metal
melódico. Sí me parece un poco criticable, si me permiten la opinión, el hecho
de que, ya sea por la mayor inmediatez demandada por el mercado musical o por
aprovechar el auge de popularidad ya citado, cinco de los once temas presentes
en el álbum hayan sido revelados como singles (¡cinco avances lanzados!), lo
cual hasta cierto punto le quita cierto impacto a las primeras escuchas que
realicemos al íntegro del álbum. No obstante, el nivel de dichos adelantos ha
sido tan notable que al final terminará repercutiendo, creo yo, positivamente
en las conclusiones finales de sus seguidores.
Inicio difícil del superar el que nos propone
“Handshake With Hell”, un número veloz en su mayor parte, con una sección
solista monumental (Loomis es un guitarrista descomunal) y una Alissa que, además
de rompernos los tímpanos con sus guturales incluye unas voces limpias más que
destacables (muchos puristas no estarán tan a favor de este recurso, pero a mí
me parece que es una apuesta más que interesante). Los esquemas del número se
romperán un poco con el interesante interludio melódico (Alissa canta aquí con
una belleza tremenda), aunque pronto volverá la distorsión y nos llevará en
volandas hasta el final del número, convenciéndonos para seguir adelante con la
escucha y, ya de paso, ofrecer un “apretón de manos al infierno”.
Continuamos con otro tema previamente escuchado como
“Deceiver, Deceiver”, un número en su inicio trepidante, pero que tal vez con
el estribillo pierda algo de fuelle en favor de un resultado más pegadizo y que
garantice su éxito en vivo. En ese sentido tal vez hubiera preferido un
estribillo menos coral y más acorde con el dinamismo de los versos. De resto,
es una canción interesante sin duda alguna.
Aquellos que llevan siguiendo la pista del grupo desde
sus inicios seguramente sonría al escuchar “In The Eye Of The Storm”, un
machacante corte más de Metal clásico o hasta Hard-Rock contemporáneo que de
Death Melódico, con cierto regusto a “My Apocalipse” u otros hits pasados.
Accesible y con el suficiente gancho como para terminar convirtiéndose,
precisamente, en un nuevo éxito del grupo.
“The Watcher” (primera canción realmente “nueva” en
caso de que no hayas escuchado los singles del álbum) es, a mi modo de ver, uno
de los grandes momentos del álbum. Tras unos segundos inofensivos ubicados al
principio del tema, las guitarras y la batería crean una pista completamente
malintencionada que Alissa borda a partir de unos gloriosos guturales. Tanto el
puente como el estribillo incluyen unos arreglos de la dupla Amott-Loomis que aportan
una mayor epicidad al número. Tampoco me puedo olvidar de la posterior sección
destinada al lucimiento de las “hachas” (¿los mejores punteos del álbum? Tiene
muchas papeletas para lograr esta distinción). Su final atmosférico nos
conectará con el siguiente número.
Con la entradilla ofrecida por el corte previo, “Poisoned
Arrow” se inicia orquestal y original en sus primeros compases de la mano de
unos arpegios melódicos y bañados por algunos efectos de FX, antes de terminar
apostando por la contundencia y, tristemente, convertirse en una canción algo
carente de sorpresas y, por ende, menos reseñable que la anterior.
Superamos la primera mitad del álbum volviendo a
encontrarnos con una canción previamente estrenada como “Sunset Over the
Empire” en la que el nivel vuelve a subir considerablemente gracias a una
reconocible transición de versos endemoniadamente rápidos hasta un estribillo
con matices más corales o, como solemos decir en estos casos, “épicos”. Hay un
nuevo momento reservado para el lucimiento instrumental (el trémolo causará
estragos en los oídos más sensibles) y para incluir un par de “hey, hey, hey”
que en directo acompañarán sus seguidores con sus gargantas.
Aunque en sus primeras escuchas como single algunos la
percibimos como una pieza menos original de lo esperable, con el tiempo uno
encuentra elementos a destacar en “House Of Mirrors” tales como los colosales
riffeos muteados, el omnipresente bajo o el nuevo estribillo memorizable que
termina convenciendo sobradamente.
Lamentablemente “Spreading Black Wings”, aunque tiene
un estribillo aceptable y un par de punteos melódicos más logrados, suena algo monótona
y carente de elementos que uno pueda saborear con especial interés. Su sonido
quiere recordar a los primeros álbumes de este milenio, pero el resultado deja
bastante que desear.
Mucho más disfrutable me ha resultado la breve instrumental
“Mourning Star”, en la que la creatividad de los músicos se impone frente a los
patrones habituales que suelen seguir, construyendo así un interludio elegante que
nos relaja el cuerpo antes de una nueva embestida sonora.
Como os decía, “One Last Time” devuelve la furia al LP
con un Death Metal Melódico, ahora sí, acertado y que, para fortuna de muchos,
recupera algunos pasajes de Alissa cantando con registros más limpios. No es
una genialidad ni nada que no hayamos escuchado antes, pero te deja un sabor de
boca más dulce que otros números del disco.
“Exiled From Earth” logra terminar bien el disco. En
sus casi cinco minutos han logrado facturar un número en el que lo épico se
impone a la velocidad, construyendo una atmósfera que, particularmente, me recuerda
a algunos de los mejores temas que ha facturado Kreator en los últimos años. La
batería machaca desde el primer instante, los muteos de guitarra no cesan
(también hay un par de solos soberbios) y Alissa ruge con la intensidad de
siempre.
El tercer capítulo de Arch Enemy junto a Alissa
mantiene la orientación musical de los dos trabajos previos, con un sonido más
o menos uniforme, disfrutable y que garantiza emociones fuertes en vivo. Tal
vez se extrañe un poco más de originalidad (Jeff Loomis es una baza que Amott
debería saber aprovechar en futuros lanzamientos) o, dicho de otra forma, menos
comercialidad. Tampoco les sienta bien la sobreproducción que tiene el álbum
(un error que están cometiendo prácticamente todas las bandas de Metal últimamente
y que, en breves palabras, parece quitar a veces suciedad al resultado final).
No todas las canciones brillan por igual (me sobran dos o tres), pero tras
numerosas escuchas para mí es un disco digno de un notable bajo.
Comentarios
Publicar un comentario