Llevaba muchísimo tiempo queriendo rescatar uno de los álbumes más importantes e influyentes de todos los tiempos lanzado por una banda que, por motivos que no llego a comprender, quedó condenada a un injusto segundo plano en la historia del Heavy Metal. Es hora de reivindicar el “Lightning To The Nations” de Diamond Head.
Fundados en 1976 por los
británicos Brian Tatler y Duran Scott, e inspirándose en el título del primer
álbum de Phil Manzanera, Diamond Head emergió como una banda hambrienta de
éxitos y con una capacidad compositiva envidiable. El Heavy Metal por aquellos
tiempos ya estaba consolidado en el oído colectivo, pero comenzaba a perder
adeptos con el inmenso auge del Punk. Afortunadamente, pronto surgiría en el
Reino Unido el famoso fenómeno de la New Wave Of British Metal (NWOBHM), nombre
que se le da a ese enorme número de bandas jóvenes que surgieron a finales de
los 70 y, por encima de todo, a comienzos de los 80, que se encargaron de rejuvenecer el Metal
incorporando a la distorsión cavernaria una mayor influencia del Punk en lo que
a velocidad y energía se refiere. Algunas de las bandas que podemos incluir en
este movimiento son Praying Mantis, Tygers Of Pan Tang, Tank, Blitzkrieg, las
fenomenales Girlschool o los propios Diamond Head. Y es que, aunque nombres
como Saxon, Iron Maiden o Venom han trascendido más que el resto en términos de
reconocimiento, no se puede ignorar el centenar de enormes propuestas y
proyectos que surgieron por aquellos tiempos.
A lo largo de sus casi 50
años de historia, y con un total de ocho álbumes de estudio a sus espaldas, la
carrera de Diamond Head ha estado marcada por los constantes cambios de
formación (solamente Brian Tatler se mantiene como miembro original), así como
por haber vivido siempre en un segundo plano, algo tremendamente injusto. Es
más. La mayoría de personas han conocido a esta banda por las versiones que
Metallica hizo de algunas de sus canciones más célebres y que incluyeron en el “Garage
Inc.”. Sin embargo, puedo asegurarles que la discografía de DH está llena de
grandes tesoros musicales que nadie debería pasar por alto.
Hoy rescato con mucha
ilusión “Lightning To The Nations”, el debut de la banda y, como algunos
sabrán, su obra más célebre. El propio Lars Ulrich ha descrito esta obra como
una de las “culpables” del nacimiento y la orientación sonora que tomó
Metallica desde sus orígenes. Por ende, estamos ante un álbum fundamental para
todo lo que vino después. Y no. No voy a hablar de la versión contemporánea que
sacaron hace un par de años con una formación nueva, sino de la clásica, con su
portada sencilla y cruda (la que sacaron en la reedición de 2021, que es la que
encontramos en Spotify, es horrenda).
La homónima “Lightning To
The Nations” abre el disco de manera enérgica, con una sacudida decibélica a
cargo de Tatler y su Flying-V y una interpretación vibrante de Sean Harris tras
el micrófono (un gran cantante con un registro muy identificable). En su
segunda mitad Tatler dispara con furia un excelente solo poniendo una vez más
de manifiesto una realidad que nadie puede negar: ¡cómo se le ha infravalorado!
El ritmo adictivo nos
sumerge en la deliciosa “The Prince”. Corte lleno de actitud punkarra
construido a partir de una batería espídica, una línea de bajo cargada de
pequeños detalles técnicos y un soberbio trabajo de guitarra (Tatler aquí saca
a relucir su enorme imaginación para crear riffs martilleantes que enganchan a
cualquier oyente desde las primeras de cambio). Temazo, señorías.
Cuando en tercer lugar te
topas con “Sucking My Love” y sus nueve minutos de extensión sabes que esta
banda poseía desde sus inicios una ambición desmedida por explotar todo su
potencial compositivo. El riff inicial es una genialidad, como también lo es la
interpretación de Harris, quien alcanza unas notas realmente altas. Hay mucho
Metal en cada rincón de esta pieza, pero también hay hueco para una sección
intermedia en la que se respira un tono más progresivo de lo habitual. Podía
durar otros nueve minutos más y no me cansaría de escucharla.
Es la hora de ponerse
serios ante la inminente irrupción del gran clásico de Diamond Head. “Am I
Evil?” ofrece más de siete minutos de Metal siniestro, con esa introducción in
crescendo que termina derivando en el que, al menos para este que escribe,
es uno de los riffs más icónicos que se han escrito en la historia del Heavy
Metal (¡larga vida a Mr. Tatler!). Sean encara cada verso con una chulería
adictiva, antes de lanzarse sobre nosotros en el no menos retador puente que,
en pocos segundos, nos adentra en un estribillo antológico que muchos hemos
cantado hasta la saciedad. La guinda al pastel será puesta por un solo
hipnótico que taladra nuestra mente con esos punteos repetidos en bucle que se
van grabando a fuego en tu sesera. Metallica no dudó en versionarla junto a
otras tres piezas que también encontramos en este LP (“The Prince”, “Helpless” e
“It’s Electric”), acercando a un mayor número de metaleros una canción que no
podía caer en el olvido.
Tras la oscuridad del
tema anterior, “Sweet And Innocent” apuesta por mostrarnos una faceta más
enérgica y alegre de la banda sin por ello dejar a un lado el Heavy Metal. Es
aquí donde encontramos uno de mis estribillos preferidos del LP, con esos coros
que se intercalan sobre la voz de un estelar Sean Harris, que canta con mucha
soltura esta pista (vuelve a alcanzar notas altísimas). Un corte fiel a los
cánones de la NWOBHM.
Una canción que siempre he
adorado es “It’s Electric”. Tatler nos vuela la tapa de los sesos con una sección
de guitarras de gran peso rítmico sobre el que Harris hará las delicias de todo
Heavy con una interpretación vocal llena de cuerpo que, por momentos, me
recuerda al mismísimo Glenn Hughes en sus tiempos con Deep Purple (cuando hacía
la segunda voz a David Coverdale). Además, encontraremos aquí otro estribillo para
el recuerdo que ha terminado por convertirse en uno de los más trascendentales
en la historia del grupo.
Si alguien todavía tenía
dudas de la influencia que Diamond Head tendría sobre las bandas de Metal que
estaban por surgir en los años venideros, les invito a escuchar la celebérrima “Helpless”,
una canción espídica con la que estos británicos se sacaban de la chistera una
pieza con todos los elementos del Thrash Metal (proto-thrash), tal y como sus
paisanos de Motörhead ya habían hecho un año antes con “Overkill”. Pieza cañera
y destructiva comandada por una batería que golpea desde la base como una ametralladora,
un bajo omnipresente, una sección rítmica de guitarra sencilla (en los solos
mucho más técnica) y una voz cargada de mala hostia. Un cierre estelar.
CONCLUSIÓN
No se puede entender la
evolución del Heavy Metal sin Diamond Head y este “Lightning To The Nations”,
una obra maestra de principio a fin en la que es posible identificar todos los
elementos que, años más tarde, caracterizarían a bandas como Metallica, Slayer
o Megadeth, por citar un par de ejemplos.
Luego vendrían buenos
álbumes como “Borrowed Time” (1982), “Death And Progress” (1993) o el más
reciente “The Coffin Train” (2019), pero creo que las cotas de grandeza que
exhibió en este LP nunca más fueron igualadas por ninguna formación posterior
del grupo.
Honor a Diamond Head, a
Brian Tatler (¡fichajazo para Saxon, por cierto!) y a este LP que nadie debe
pasar por alto.
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