Michael Schenker lleva décadas consolidado como uno de los guitarristas más respetados del Hard Rock: su aportación con Scorpions, después con UFO y posteriormente al frente de su propia banda MSG ha dejado huella en riffs, estilo y momentos inolvidables. Cada proyecto suyo llega cargado de expectativas en torno a virtuosismo, melodía y fidelidad a la tradición del Rock y Metal clásico, y “Don’t Sell Your Soul” cumple con ello.
El
álbum, anunciado en el festival Wacken Open Air 2025, se presenta como sucesor
del memorable “My Years With UFO” (2024), trabajo en el que el guitarrista se
reunió con grandes nombres del Rock internacional para reinterpretar canciones
icónicas de su etapa en UFO. Como en anteriores ocasiones, la producción recae
en el propio Schenker junto a Michael Voss, mientras que la banda base es la
que le acompaña desde hace años: Bodo Schopf (batería), Barend Courbois (bajo),
Steve Mann (guitarra y teclados) y Erik Grönwall en las voces principales, con
colaboraciones destacadas de Robin McAuley, Dimitri “Lia” Liapakis y el mismo
Voss.
El
título “Don’t Sell Your Soul” deja entrever el mensaje: integridad, resistencia
ante lo puramente comercial, quizá incluso una reflexión del propio Schenker
sobre la importancia de mantenerse fiel a un estilo a lo largo del tiempo.
El
tema homónimo abre el disco con Hard Rock clásico. En la línea de sus obras
recientes, Schenker despliega riffs reconocibles, estribillos corales y pasajes
melódicos, con un Grönwall brillante al micro, una letra que transmite
autenticidad y, como no podía faltar, un solo cargado de técnica. Tal vez su
duración se extienda más de lo necesario para la escasa variedad que ofrece,
aunque con el tiempo acaba resultando convincente.
“Danger
Zone” opta por un terreno más melódico, con base rítmica solvente, un Grönwall
acertado y un solo marca de la casa. Más pegadiza resulta “Eye Of The Storm”,
rápida, llena de riffs y punteos de Schenker, y con la presencia de Robin
McAuley en una nueva colaboración con su viejo amigo. Una canción que gana con
cada escucha.
Aunque
imagino que algunos seguidores más clásicos podrían sentirse extrañados, “Janey
the Fox” me parece de lo más interesante del álbum gracias a su estructura poco
habitual, con protagonismo de sintetizadores y un Schenker que apuesta por
líneas deslizantes y compases inusuales.
Para
quienes guardan cariño por la etapa más ochentera del guitarrista, “I Can’t
Stand Waiting” supondrá un guiño evidente: estructura sencilla, melódica y
directa. Personalmente no está entre mis favoritas, quizá sea el single que más
frío me deja, aunque encaja con el planteamiento general del disco.
“Sign
Of The Times” bebe del Hard Rock más callejero, con una construcción previsible
donde resaltan las armonías vocales, aunque sin llegar a brillar en exceso. Más
interesante encuentro la lenta y envolvente “The Chosen”, con un desarrollo
cambiante, cimentado en una guitarra serpenteante que hipnotiza desde el
inicio.
En
octavo lugar aparece “It’s You”, disfrutable por su mezcla de rudeza y melodía,
con una voz rasgada que engancha y un solo breve pero muy convincente.
Destaco
especialmente la dupla “Sixtring Shotgun” y “Flesh and Bone”, que por distintas
razones evocan la época de UFO. La primera combina versos melódicos con un
estribillo contagioso, mientras que la segunda transmite una energía festiva y
eléctrica que remite a discos inolvidables como “Force It” o “Lights Out”.
Y
como cierre, Schenker se guarda una carta energética con “Surrender”, donde el
doble bombo nos transporta al terreno del Power Metal o el Metal Neoclásico,
aunque impregnado del ADN inconfundible del alemán. No pasará a la historia,
pero agradará a buena parte de sus seguidores.
CONCLUSIÓN
“Don’t
Sell Your Soul” nos permite seguir disfrutando de música nueva de una leyenda
de la guitarra como Michael Schenker. No es un trabajo perfecto (incluye un par
de cortes prescindibles) ni pretende reinventar el Rock, pero reafirma la
vigencia de un músico que todavía entrega composiciones notables.
Lo
considero un par de escalones por debajo de “Universal” o del singular “My
Years With UFO”, aunque de ningún modo es un álbum olvidable. Hay Rock genuino,
honesto y sin concesiones comerciales… ¿para qué pedir más?

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