Corría el año 1983, un período en el que el hard rock británico estaba experimentando una revolución gracias al icónico álbum "Pyromania" de Def Leppard. Mientras tanto, en Suecia, un joven cuarteto llamado Europe lanzaba su álbum homónimo debut. Inspirados por influyentes bandas de la época como UFO, Thin Lizzy y Rainbow, estos músicos suecos se embarcaron en la misión de desarrollar un hard rock compacto y auténtico que, si bien no introducía innovaciones radicales, destacaba por su calidad compositiva y la destreza técnica de sus miembros.
Este álbum homónimo, así
como su sucesor "Wings Of Tomorrow" (1984), representan un período
especial en la historia de Europe. Antes de que alcanzaran la fama masiva con
"The Final Countdown" (1986), estos álbumes nos muestran un lado más
eléctrico y crudo de la banda, en contraste con su imagen posterior asociada a
baladas románticas y estribillos pegajosos de los años 80.
Antes de comenzar a
desgranar cada canción quería añadir que he querido rescatar en pleno 2023 este
álbum ya que en febrero se cumplieron 40 años de su publicación. Dicho esto,
les invito a paladear este sorprendente primer LP de nuestros queridos suecos.
Todo comienza con “In The
Future To Come”, corte veloz de Hard-Rock mordiente en el que las capas de
guitarra de Norum se superponen formando, en ocasiones, algunas secciones de twin
guitars (la influencia de U.F.O. en estos primeros Europe es innegable). Me
resulta algo cómico el hecho de que el inglés de Joey Tempest todavía suena
algo brusco, lo cual no impide que disfrutemos de una actuación soberbia de
este excelso vocalista, quien, por aquellos tiempos, además, brillaba por
emplear un registro mucho más hiriente que de costumbre. El numerazo tiene como
remate un excelente solo de Norum que, ya por aquellos tiempos, hacía méritos
suficientes para grabar a fuego su nombre entre los más grandes de toda la
historia.
Sin poner en riesgo la
calidad mostrada en el primer número, “Farewell” baja ligeramente las
pulsaciones para entregarnos un medio-tiempo de Hard-Rock absolutamente ganador
gracias a su pegadizo estribillo. No me olvido aquí de destacar la pista de
guitarra que Norum va tejiendo a lo largo del número (incluye varios fraseos
realmente técnicos).
Probablemente, “Seven
Doors Hotel” merezca ser calificada como la canción más redonda del disco y la
que más ha trascendido con el paso de las décadas (recuperada en numerosas
giras). La hipnótica introducción de piano se corta abruptamente gracias a un
desafiante redoble de batería y….¡pum! ahí está la incendiaria guitarra de
Norum firmando uno de los mejores riffs de toda su carrera (¡palabras
mayores!). Corte concienzudamente elaborado en el que, bajo un aura oscura
(honor a esos coros graves que acompañan a Tempest durante el estribillo)
comenzamos a percibir ciertos arreglos más cercanos al estilo que, pocos años
después, desarrollaría el grupo y que les abriría las puertas de la fama
mundial. El solo de guitarra es una auténtica genialidad, no solo por su
despliegue técnico, sino también por acercarnos como ningún otro número de
estos suecos al Rock Neoclásico (nadie se atreve a negar la admiración de Norum
por Ritchie Blackmore).
La elegante “The King
Will Return” nos ofrece un pequeño respiro gracias a su atmósfera más
embriagadora y lenta. Sobre una base melódica nuestro querido Tempest nos
entrega una interpretación sobria que siempre disfruto como la primera vez. Me
gustaría aquí volver a destacar las aportaciones de Norum a la pista, volviendo
a incluir ciertas influencias neoclásicas con su guitarra en ese repetitivo
punteo que emerge durante el estribillo (el posterior solo es más fiel a su
estilo habitual).
Y no dejamos de nombrar a
Norum ya que es el turno de “Boyazont”, esa breve pista completamente
instrumental que este compuso para dar rienda suelta a su poder compositivo.
Durante dos minutos y medio, y apoyándose en una sección rítmica notable, el
diestro dispara riffs y punteos sin piedad que harán las delicias de todo
amante de la guitarra. El tiempo no tardaría, como dije un par de párrafos más
arriba en convertirlo en uno de los más respetados guitarristas de la historia.
Muy en la onda de los
primeros números del LP, “Children Of This Time” nos vuelve a traer riffs
veloces, un Tempest absolutamente desmelenado (de las mejores interpretaciones
de todo el álbum) y un estribillo cumplidor. Puede que el solo se quede algo
corto, pero en líneas generales es una canción disfrutable y que en ningún
momento nos priva de los sentimientos positivos que hemos experimentado hasta
ahora con el disco.
Un lacrimógeno órgano
inicia la recomendable “Words Of Wisdom”. Estamos ante una especie de power
ballad primitiva en la que las guitarras acústicas y los teclados dan paso
a unas secciones algo más dinámicas que tienen como puntos más álgidos tanto el
simple estribillo (¡enorme Tempest subiendo el tono!) y un sobresaliente solo
de Norum que, sin duda alguna, ubico entre los mejores del disco. Medio-tiempo que,
inexplicablemente, nunca terminó de convertirse en una canción clásica, pero
que, a buen seguro, sirvió para marcar el camino compositivo que llevaría a la
banda a facturar otras canciones de este calibre.
El Rock más duro se hace
notar desde los primeros segundos de “Paradize Bay”, un corte marcado por las
constantes aportaciones de Norum desde su guitarra (lo mismo te firma un riff
sólido que se saca de la chistera un solo antológico), así como por el trabajo
de percusión de Tony Reno (macha su kit sin piedad) y la actitud juvenil de
Tempest. Aunque podía haberse explayado algo más, el solazo de John merece
todos los honores nuevamente.
Las influencias de
Michael Schenker y UFO se hace aún más notoria en ese contundente número final
llamado “Memories”. Reno brilla aquí por su empleo de un doble pedal tembloroso
que Tempest acompaña con solvencia tras los teclados, creando una pista
martilleante y, al mismo tiempo, hipnótica.
CONCLUSIÓN
Tanto “Europe” como mi
predilecto “Wings Of Tomorrow” (¿he dicho ya que es mi disco favorito de esta
banda?) constituyen un periodo muy especial para un grupo que, por aquellos
tiempos, quería hacerse un hueco en la escena musical del momento. Antes de que
los sintetizadores y los estribillos radiofónicos se apoderaran del grupo (un
movimiento, comercialmente hablando, muy inteligente ya que les permitió alcanzar
la cima con la archiconocida “The Final Countdown”), estas jóvenes promesas fueron
capaces de desarrollar un Rock sobresaliente y certero en el que se respiraba
una clara admiración por sus grandes ídolos (Thin Lizzy, Gary Moore, Deep
Purple, UFO,…). Menos mal que varios años más tarde relanzaron ambos álbumes con
nuevas mezclas y un sonido más arreglado (la producción original era una
auténtica basura, todo sea dicho).
Los suecos no necesitaron
innovar para firmar una obra notable como la que aquí hemos desgranado. Y es
que, 40 años después de su publicación, entiendo cada vez mejor a aquellos que
no dudan en ubicar el homónimo debut de Europe entre sus títulos preferidos de
este inmortal grupo.
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