En esta entrada analizamos un disco fundamental para
entender la evolución que experimentó el Rock durante la década de los 60
rompiendo con los moldes tradicionales en favor de la experimentación y de
buscar un sonido completamente diferente. Entre los diversos subgéneros que
comenzaron a formarse, hoy nos interesa detenernos en la vertiente más
psicodélica y progresiva.
Esta rama de la música se caracterizó por la fuerte
presencia de géneros como el Jazz y la música clásica en el Rock. El sonido se
cuida mucho más, derivando en composiciones, muchas veces, extensas, donde cada
nota está colocada en un diverso momento por alguna razón. Pink Floyd, gracias
a su líder Syd Barrett, dieron con la fórmula del éxito y se convirtieron en
uno de los indiscutibles pioneros del nacimiento de este nuevo estilo. King
Crimson pueden presumir de pertenecer a este glorioso grupo de bandas claves en
la psicodelia y la experimentación. Por si quedaba alguna duda, en 1969 el
conjunto editó un tal "In The Court of the Crimson King", su primer
trabajo, que terminó de hacerles un huequito en la historia de la música.
Pocos aspectos negativos pueden decirse de este
disco, a mí no se me ocurre ninguno. Cierto es que, si no eres un gran fan de
este tipo de bandas, el disco puede llegar a convertirse en una tortura para
ti, pero si tienes la suerte de amar este estilo y, en particular, a esta
emblemática banda, este trabajo se convertirá en uno de tus preferidos.
Ya solo la portada es una de las más conocidas del
Rock. Esa asustadiza expresión dibujada por Barry Godber se convirtió en una
imagen simbólica dentro del género. A veces me causa mal rollo mirar la
carátula durante mucho tiempo, no es broma. Ese sentimiento de agonía, fobia y
locura está muy vivo en la cara de ese extraño ser. Me hace más gracia el
personaje que aparece dibujado en el interior del álbum, que tiene ciertas
semejanzas con la luna y que hace una serie de señales con sus gestos.
No existe mejor apertura para este trabajo que
"21st Century Schizoid Man". Los Crimson decidieron abrir el disco de una
forma más animada de lo normal, y se marcaron este auténtico clásico del Rock
Progresivo. Una fusión perfecta de Jazz y Rock, con un ritmo impredecible, a
veces más lento, a veces más rápido, y con unas aportaciones del saxofón
destacadísimas. La voz distorsionada de Greg Lake, quien también nos regala una
línea de bajo casi inigualable, es el broche de oro a esta obra maestra. Creo
que es el tema más "facilón" para los oyentes menos acostumbrados a
escuchar Rock Progresivo.
"I
Talk to the Wind" inicia ya el sonido más
característico de la banda. Un inicio marcado por los instrumentos de viento,
que no pararán de sonar en todo el tema, expresa la sensación de la más
absoluta calma y tranquilidad posible. 6 minutos de viaje por lugares idílicos
y pacíficos. Gran canción que mantiene de sobra el nivel que el primer corte
había logrado.
La canción más grande del álbum la encontraremos en
la exquisita "Epitaph".
Una introducción muy emotiva da paso a la batería de Giles, quien realiza una
labor sencilla pero precisa y perfecta para acompañar a un Greg que alcanza la
perfección con su voz, que me trae ciertos recuerdos a la de Ian Anderson
(Jethro Tull). Una canción preciosa donde la melancolía y el existencialismo
son la temática predominante. La instrumentación es perfecta, con muchos
arreglos sinfónicos que son capaces de emocionar al lector (conmigo lo han
logrado en varias ocasiones jajajaja)
"Moonchild", no confundir con el trallazo
de Iron Maiden, tiene la mala suerte de estar colocada justo después de
"Epitaph", lo que, en mi opinión, puede generar opiniones más
negativas, lo que me resultaría injusto completamente ya que los Crimson
vuelven a marcarse un gran tema pausado. ¿Cuál es el problema que tiene el
tema? Su larga duración es un motivo por el que mucha gente le quita valor al
tema. Cierto es que desde los 2 minutos hasta el final del tema, que dura 12
minutos en total, transcurren 9 minutos de sonidos casi inconexos y extraños.
Hay que entender que estamos ante un disco inmerso en plena etapa psicodélica,
por lo que este tipo de momentos instrumentales no son tan atípicos. Me parece
que es un gran retrato de la época de locura que atravesaba el Rock.
Para terminar con esta experiencia musical tenemos
la sobresaliente canción homónima "In The Court Of The Crimson King".
La voz de Greg en esta ocasión se me asemeja un poco a la del maestro Ian
Gillan. Los cambios de ritmo que se van produciendo en los que la música sube
de tono demuestran los dotes que estos genios tenían a la hora de crear
auténticas maravillas. Para mí el gran ganador en el tema es Michael Giles,
quien hace una interpretación en la batería, muchas veces completamente
improvisada, que puede ser comparada con las de los baterías más grandes de la
historia como son Bonham, Moon o Bill Ward. Para los más metaleros, Saxon grabó
una versión de este tema (disponible en internet) que poco tiene que envidiarle
a la original. Es más breve y la batería no suena tan elegante, pero no
desmerece en absoluto.
Cuando hayas escuchado un par de veces seguidas este
trabajo te darás cuenta del tesoro musical que acabas de descubrir. No es fácil
adentrarse en la música progresiva, o por lo normal es así, pero una vez que
comienzas a indagar en bandas como King Crimson, Pink Floyd o Genesis comienzas
a seguir investigando diferentes bandas, más o menos conocidas, que han
mantenido vivo el espíritu de este género.

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