En 1980, el Reino Unido estaba inmerso en la New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM), un movimiento del que hemos hablado largo y tendido en este Blog por la revolución que supuso para el Hard Rock y el Heavy Metal, llevando ambos géneros a terrenos más veloces, afilados y juveniles. Junto a nombres como Iron Maiden, Saxon o Angel Witch, surgía un quinteto de Sheffield que mantenía un pie en la tradición setentera de Thin Lizzy o UFO y otro en un sonido más melódico y accesible, rumbo que, con el tiempo, los llevaría a la cima mundial.
Formados
en 1977, Def Leppard eran todavía adolescentes cuando entraron al estudio para
registrar On Through The Night (1980), obra que este año alcanzó la friolera de
45 años y que, por ello, merecía un homenaje de nuestra parte. Con Joe Elliott
(voz), Steve Clark y Pete Willis (guitarras), Rick Savage (bajo) y un
jovencísimo Rick Allen (batería, apenas con 16 años), el grupo ya mostraba
ambición y un enfoque distinto al de la mayoría de sus contemporáneos: querían
sonar tan potentes como AC/DC, tan melódicos como Queen y con la pegada de
Judas Priest.
Producido
por Tom Allom (responsable de trabajos de Judas Priest como British Steel o el
directo Unleashed in the East), el álbum destila energía juvenil, riffs
cargados de adrenalina y estribillos coreables, con letras que alternan la vida
en la carretera, la fiesta y la fantasía escapista. Aunque más tarde la banda
criticaría algunos aspectos de la producción, On Through The Night puso de la
noche a la mañana a Def Leppard en el mapa y les abrió las puertas del mercado
estadounidense, donde comenzarían a labrarse una reputación que explotaría con
High ‘N Dry (1981) y, sobre todo, con Pyromania (1983) e Hysteria (1987).
Vamos a
desgranar las canciones de este auténtico discazo de los británicos.
Si querías
convencer a los heavies de la época de tu valía, Rock Brigade era la carta de
presentación perfecta. La voz de Joe suena fresca y juvenil, con un tono
callejero que encaja a la perfección con ese riff sólido que captura el
espíritu de la NWOBHM y añade pinceladas melódicas que anticipaban la mezcla de
contundencia y accesibilidad que sería marca registrada del grupo.
Hello
America generó opiniones encontradas entre los fans británicos, pues suponía un
giro descarado hacia terrenos comerciales con la clara intención de conquistar
el mercado estadounidense. Musicalmente, es un corte sólido en el plano
rítmico, rematado por un estribillo tan pegajoso como memorable.
La
influencia de Thin Lizzy y otros grandes británicos de la época se percibe
claramente en la excelente Sorrow Is a Woman, un tema con un plus melódico y un
tono más oscuro, gracias a un soberbio trabajo de guitarras dobladas. Uno de
los primeros cortes sobresalientes del grupo.
La faceta
más punk del quinteto emerge en It Could Be You, una composición de poco más de
dos minutos impulsada por un riff efectivo y endemoniado que justifica de sobra
su inclusión en la NWOBHM. Def Leppard también sabían sonar crudos y directos.
Aunque aún
buscaban su sonido definitivo, en Satellite ya asoman los coros en versos y
estribillos que acabarían siendo un pilar de su propuesta. Hard Rock compacto
con pequeños toques atmosféricos que alegran cualquier oído.
Especial
atención merece la peculiar When the Walls Came Tumbling Down y su ambicioso
planteamiento. Tras una inusual introducción narrada, la banda se adentra en
terrenos más progresivos, con cambios de intensidad, efectos sonoros y un final
realmente potente. Una joya escondida del disco.
El gran
momento del álbum llega con mi adorada Wasted, probablemente la canción más
Heavy que Def Leppard ha creado en toda su trayectoria. En tres minutos y
cuarenta segundos desatan el caos con un riff antológico fiel a la NWOBHM,
desembocando en un estribillo simple pero devastador. Honor para Joe Elliott y
sus rugidos tras el micrófono. Por suerte, este himno rara vez ha estado
ausente en sus giras.
La
velocidad se mantiene con la festiva Rocks Off, un tema cargado de actitud y
matices de Rock clásico en sus guitarras distorsionadas. El solo central
desprende aroma de bar rock, pero con la fuerza de 1980. Otra pieza
injustamente olvidada.
Sin ser de
las más recordadas, It Don’t Matter cuenta con un groove marcado y enérgico
(escuchen con atención la poderosa base de batería de Rick Allen) que culmina
en un estribillo que, personalmente, adoro. Siempre me evoca a los primeros
álbumes de Kiss.
Nos
acercamos al final con Answer to the Master, una descarga de Metal clásico en
la que destaca el dramatismo interpretativo de Joe Elliott, acompañado por
excelentes coros, un punteo de guitarras gemelas tras cada estribillo y un
glorioso interludio instrumental (atención al solo) que revela la gran química
que ya existía entre los músicos.
El cierre
no podría ser más épico: Overture es una epopeya de más de siete minutos que
alterna pasajes suaves con explosiones eléctricas, demostrando que Def Leppard,
incluso en su debut, podían pensar en grande. Una composición ambiciosa como
pocas en su catálogo.
CONCLUSIÓN
On Through
The Night sigue sonando igual de potente 45 años después. Es el testimonio de
una banda joven que, aunque todavía buscaba su identidad definitiva, ya poseía
una fórmula única: riffs poderosos, ganchos melódicos y una energía inagotable.
No es su álbum más sobresaliente, pero sí un debut que captura a la perfección
el espíritu de la NWOBHM y anticipa el sonido masivo que los convertiría en una
de las bandas más grandes del planeta.
Hoy,
escucharlo es regresar a un momento en el que Def Leppard eran una banda
hambrienta, mirando al otro lado del Atlántico con la certeza de que podían
conquistarlo todo… y vaya si lo hicieron.

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