Pocas personas hubieran apostado un duro por el regreso de Atomic Rooster en 2025, aquella banda británica fundada por el teclista Vincent Crane allá por 1969 que, aunque siempre quedó relegada a un segundo plano en la historia del Rock, firmó en sus primeros años obras fundamentales para el desarrollo del proto-metal y el Rock Progresivo, con discos imprescindibles como “Death Walks Behind You” (1970), “Made In England” (1972), “Nice ‘N’ Greasy” (1973) o el salvaje “Atomic Rooster”, que sin dudar incluiría entre mis álbumes predilectos de la célebre NWOBHM.
Aunque esta resurrección cuenta
con la aprobación de la viuda de Crane, lo cierto es que algunos seguidores no
se han mostrado del todo conformes con que el proyecto mantenga el nombre de
Atomic Rooster cuando solo queda un miembro original en sus filas: el
guitarrista y vocalista Steve “Boltz” Bolton. Le acompañan Adrian Gautrey
(teclados/voz), Shugg Millidge (bajo) y Paul Everett (batería). No seré yo
quien dictamine si el grupo debe o no conservar la firma del “Gallo Atómico”,
pero puedo aseguraros, tras varias escuchas, que esta obra honra con creces el
legado de la banda, apostando por un Rock de alma setentera, riffs contundentes
y un Hammond fulminante que dista mucho de ser un mero ejercicio de nostalgia.
¿Quién podría resistirse a la
magia que desprende el Hammond en la inicial “Fly or Die”? El álbum arranca de
la mejor manera posible, con un corte directo y actitud desafiante, que exhibe
un groove contagioso y remite inevitablemente a los primeros éxitos del grupo.
Basta una escucha para sentir que no ha pasado tanto tiempo desde su último LP.
El tema que da nombre al disco,
“Circle the Sun”, tampoco se queda atrás a la hora de atrapar al oyente.
Melodías con gancho, coros memorables y una densidad clásica reforzada por los
riffs graves, el omnipresente órgano y una percusión martilleante que sostiene
la energía del conjunto.
Tras dos piezas más dinámicas,
“Never 2 Lose” despliega una estructura expansiva e intrincada, alternando
pasajes atmosféricos, varios solos técnicos y una producción notablemente
moderna, aunque el Hammond, siempre protagonista, impone de nuevo ese tono
inconfundiblemente clásico.
La velocidad y el Funk-Rock se
apoderan de la vibrante “Walk With Me”, un tema que desprende energía incendiaria
desde el primer compás gracias al trabajo instrumental afilado de toda la
formación y a la potencia vocal de Gautrey, que brilla con luz propia.
“Rebel Devil” parece guiñar un
ojo con intención a su clásico “Devil’s Answer”. Sea como fuere, la banda
entrega un tema sólido y directo que gana cuerpo con cada escucha. Rock
atemporal que convence a oyentes de cualquier generación.
El proto-metal que caracterizó al
grupo, con esos arreglos progresivos tan distintivos, emerge en la tétrica “No
More”. Aquí el órgano y el bajo marcan el pulso con especial firmeza, mientras
la voz aporta un dramatismo envolvente. Una vez más, la banda logra
transportarnos a la época de sus obras más emblemáticas, lo cual nunca puede
ser negativo.
Es probable que la caja de ritmos
que se escucha al inicio de “Pillow” descoloque a algún oyente, ya que no era
un recurso habitual en el Atomic Rooster de antaño. Sin embargo, el órgano
envolvente y el tratamiento de guitarras limpias que Bolton desarrolla
progresivamente terminan conquistando con cada nueva reproducción.
Otro momento irresistible del LP
llega con la efectiva “Last Night”, una pieza ligera y encantadora desde la
primera escucha gracias a su enorme gancho melódico, sus coros accesibles y los
destellos de teclado que arropan la voz. Sin duda, uno de mis temas favoritos
de este gran álbum.
Lejos de anclarse en la
nostalgia, el grupo también apuesta por una sonoridad más actual en la
progresiva y camaleónica “First Impression”, pieza de aires futuristas gracias
a sus teclados de Ciencia Ficción y una sólida sección rítmica. No es el corte
más destacado del disco, pero funciona francamente bien.
“Blow That Mind” pone el broche
final de la forma más digna posible, combinando intensidad y unas vibrantes
armonías de órgano que, junto a una voz adornada con leves ecos, nos despiden
con un Blues Progresivo a la altura del Rooster original.
CONCLUSIÓN
“Circle The Sun” cumple con
creces como regreso a la carretera de Atomic Rooster. No es un álbum que
revolucione la historia del Rock, pero consigue algo quizás más valioso en
estos tiempos: reavivar un nombre histórico con dignidad, coherencia y relevancia.
Es más, me gustaría pensar que su publicación servirá para acercar a nuevos
oyentes a los álbumes clásicos del grupo.
Por supuesto, hay margen de
mejora y no todos aceptarán escuchar a Atomic Rooster sin Vincent Crane, pero
el conjunto se percibe auténtico, vibrante y con espíritu propio, lo que otorga
verdadero valor a un trabajo que vence y convence.
El gallo atómico sigue cantando,
honrando su pasado con maestría.

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