Negar la influencia e importancia de Ace Frehley en el desarrollo del Hard-Rock a lo largo de sus más de cincuenta años de trayectoria sería un auténtico pecado capital. Además de haber formado parte del origen y la consagración de Kiss, el Spaceman se ha labrado una carrera como solista bastante aceptable, como bien atestiguan “Trouble Walkin’” (1989) o “Anomaly” (2009).
Aunque su patrimonio
económico es inmenso y podría dedicarse a vivir de las rentas, Ace siempre ha
optado por seguir lanzando música nueva a través de lanzamientos que, en su
gran mayoría, son bastante disfrutables. Además de los ya citados LPs, creo que
los dos volúmenes que lanzó bajo los títulos de “Origins”, donde grabó
versiones de otros artistas, se sienten cálidos y, de vez en cuando, me gusta
volver a ellos para disfrutarlos una vez más. Tampoco desmerecen “Space Invader”
(2014) y el más reciente “Spaceman” (2018), aunque por momentos puedan sentirse
menos conseguidos y repetitivos (cuestión de gustos).
Ya inmersos de lleno en
2024, y tras seis años de silencio discográfico, Ace vuelve a ser noticia por
su música y no por temas polémicos (ya cansaba un poco su pleito con sus ex
compañeros de Kiss y los rumores de su aparición en el último show del grupo).
En esta ocasión el disco ha sido titulado “10,000 Volts” y, como en otras
ocasiones, Frehley repite a Steve Brown como productor de confianza. Cabe destacar
la épica portada que preside el disco y que retrata a la perfección a Ace: un
torbellino eléctrico dentro y fuera de los escenarios.
Desde que el tema
homónimo, “10,000 Volts”, inicia las hostilidades con semejante riff callejero
creo que nadie puede dudar de la calidad de este primer tema del LP. Y no deja
de resultarme llamativo el hecho de que no estamos ante una pista realmente
innovadora, o que apueste con unas líneas de guitarra complejas, pero es que a
veces en la simpleza está la clave (y si no que se lo digan a grandes bandas
como AC/DC o los propios Kiss). Ese riff principal funciona la mar de bien (me
hace recordar en ocasiones al de la archiconocida “Jailbreak” de Thin Lizzy,
aunque luego sean dos canciones completamente diferentes), aportando pegada a
un corte que enamora desde la primera escucha. Honor también para su más que
pegadizo estribillo.
Menos convincente me ha
parecido “Walkin’ On The Moon”, segundo adelanto que pudimos catar de la obra.
Su riff principal no es ni mucho menos flojo (me gustan sus arrastres), pero
ese ritmo medio predominante se siente algo estancado cuando llevas más de un
minuto de canción y nada cambia.
¿De dónde demonios se
sacó Ace el riff de “Cosmic Heart”? Sobre un fondo de distorsión y efectos el
guitarrista irrumpe con un mastodóntico acorde de quintas arrastrado que se
repetirá posteriormente en el estribillo. Estamos ante un corte muy denso, pero
de una frescura envidiable. No entiendo cómo no fue escogida como single. De lo
mejor de la obra, sin duda alguna.
El tema más comercial del
álbum responde al título de “Cherry Medicine” y puede presumir de contar con un
estribillo pegajoso como pocos. No es una pieza que me apasione (como ya he
dicho en reseñas pasadas, la voz de Ace se siente cada vez más artificial por
el excesivo Auto-Tune que se aplica a su voz), pero tampoco decepciona. El solo
de guitarra, eso sí, merece mucho la pena.
Las revoluciones bajan con
la irrupción de “Back Into My Arms Again”, una canción rica en melodías en la
que Ace Frehley se nos pone meloso a nivel lírico, firmando una letra de amor
que encaja bastante bien con su solvente interpretación vocal. No presenta nada
novedoso, pero se deja escuchar.
Turno de una de las
grandes aspirantes a convertirse en las preferidas del álbum por parte de sus
seguidores. “Fightin’ For Life” es, posiblemente, la canción que los actuales
Kiss soñaron componer para los contemporáneos “Monster” o “Sonic Boom”, pero
que nunca lograron. Corte lleno de garra, con una actuación vocal furiosa y un
sonido general atemporal que me encanta. Además de destacar el pegadizo
estribillo, debo alabar como es debido el magnánimo solo que nos entrega aquí
nuestro protagonismo. De lo mejor que Frehley ha facturado en este milenio. Ojalá
sacara más piezas de este estilo.
Aunque su letra pueda
resultar simplona y el puente pueda amenazar con cargarse la canción, lo cierto
es que “Blinded” es una canción que crece mucho con cada nueva escucha que le
doy. Partiendo de un nuevo riff lleno de cuerpo, Frehley nos regala aquí unos
versos poderosos creados a partir de una sucesión de acordes a lo AC/DC y un
estribillo “marca de la casa” donde los coros vuelven a reinar. Muy
recomendable.
“Constantly Cute” es uno
de los puntos más flojos del LP. Además de su letra y su pobre interpretación
vocal, da la sensación de que estamos ante una canción de relleno donde nada
sorprende y todo se siente ya sobreexplotado. Ace sabe hacerlo mejor.
Como iba diciendo, Ace sabe
hacerlo mucho mejor. Un ejemplo de ello es la maravillosa versión de “Life Of A
Stranger”, canción compuesta y cantada por Nadia Kobelak para la primera entrega
de la saga de películas de “The Transporter”. Esta extraña elección nos permite
disfrutar de Ace coqueteando con el Blues. Hay que destacar la pista de piano
que aporta más profundidad a una canción que termina hipnotizando a cualquiera
de la mano de ese solo por parte de nuestro protagonista.
Una canción que en
seguida me trasladó a aquel álbum homónimo de Frehley (1978) fue “Up In The Sky”.
En líneas generales podría parecer “una canción más” dentro de su catálogo,
pero hay algo que me parece digno de todo honor: el punteo veloz que dispara su
guitarra en cada nuevo puente. Los años parecen no pasar por Frehley, quien no cesa
en su empeño por trabajar a fondo en cada nuevo solo, tal y como podemos
comprobar, precisamente, en el que esconde este corte (de mis preferidos del
disco).
Todo llega a su fin en
clave instrumental. Un minuto y 40 segundos de extensión son suficientes para
que Frehley nos atrape en su universo de punteos, de arpegios y de efectos que,
a fin de cuentas, han terminado conformando su personalidad artística. Lástima
que no dure más.
CONCLUSIÓN
No es que no tuviera
expectativas respecto a este “10,000 Volts”, pero lo cierto es que el icónico
Ace Frehley me ha sorprendido gratamente en este nuevo lanzamiento. Obvio que no
puede compararse con sus obras solistas más destacables (mucho menos con las
que grabó junto a Kiss), pero el hecho de que la escucha se sienta dinámica y
diversa (hay más variedad de propuestas que en el previo “Spaceman”), así como hayamos
podido disfrutar de un par de canciones innegablemente soberbias, me parece un
motivo más que suficiente para recomendar y calificar positivamente este LP de
un referente para muchos guitarristas.
Tremendo discazo de Ace
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