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Judas Priest - Invincible Shield (2024)

Calificación:*****(9)

No todos los días podemos hablar de un nuevo álbum de los mismísimos Judas Priest, una de esas bandas adoradas y respetadas por toda la comunidad Heavy debido a su magnánima trayectoria llena de grandes álbumes y temas inmortales que se han convertido en la BSO de nuestras vidas. Es por ello que este 8 de marzo de 2024, uno no pueda evitar sentirse como un niño en la mañana del día de Navidad.

Si a esto le sumamos el listón tan alto que impuso su predecesor “Firepower” (¿cómo es posible que ya hayan pasado seis años desde su publicación?) gracias a canciones tan buenas como “Lightning Strike”, “Rising From Ruins”, “Traitor’s Gate” o “Evil Never Dies”, entre otras, creo que es normal sentirse emocionadísimo. Y sí…puedo entender a aquellos que reniegan de esta formación nueva de la banda sin KK Downing y, prácticamente, sin Glenn Tipton (cada vez menos presente en los directos del grupo debido a su complicada enfermedad), aunque soy fiel defensor del excelente trabajo que ha hecho Ritchie Faulkner hasta la fecha (es un guitarrista asombroso).

UNA OBRA MARCADA POR SU COMPLICADA GRABACIÓN

Parece que no fue sencillo grabar y dar forma a “Invincible Shield”, el decimonoveno álbum de estudio del grupo que aquí me dispongo a analizar. Y es que, según cuenta el propio grupo, en varias entrevistas lanzadas en las últimas semanas, los contratiempos no dejaron de sucederse, retrasando el lanzamiento unos tres o cuatro años.

Cuando en 2020 la banda entró en el estudio por primera vez para comenzar a dar forma a una serie de ideas y descartes que habían quedado apartadas en las sesiones de grabación de “Firepower”, la pandemia del COVID-19 provocó la postergación de cualquier grabación hasta que la situación mejorara. Después llegó la gira de 2021 (imposible grabar mientras tocas alrededor del mundo) y, como muchos sabrán, el oscuro show del grupo en el Louder Than Life Festival (26 de septiembre), en el que Ritchie Faulkner sufrió un gravísimo infarto mientras tocaba el solo de “Painkiller” (¡no falló ni una sola nota!) que estuvo a nada de costarle la vida, de no ser por la rápida actuación de los servicios sanitarios que le salvaron la vida.

Con Faulkner ya en forma, la banda al completo se reunió en el estudio con su ya inseparable Andy Sneap, quien lleva años también acompañando al grupo en directo, ocupando la vacante que dejó el insuperable Glenn Tipton hace ya unos años, cuando salió a la luz su diagnóstico de Párkinson. Precisamente el bueno de Glenn ha participado activamente en el proceso compositivo de las nuevas canciones, acompañando a sus compañeros en el estudio siempre que su condición física se lo permitió. De hecho, se le acreditan íntegramente las composiciones de dos canciones de esta nueva obra: “Escape From Reality” y “Sons Of Thunder”.

Fue durante el show de la banda en el ya histórico Power Trip Festival, donde anunciaron la salida de “Invincible Shield”, un álbum que, como he dicho, se presenta como uno de los más esperados de 2024 y, personalmente, uno de los que más tiempo llevo aguardando. 

La tormenta perfecta se abalanza sobre nosotros con la épica “Panic Attack”, pieza que llegó a nuestros oídos como primer single del LP y que, sin duda alguna, no dudaría en ubicar entre las grandes canciones de los británicos lanzadas en este milenio. Es difícil resistirse a la transición que experimenta la pista, pasando de una intro de sintetizadores con un claro guiño a la etapa ochentera de la banda a una apocalíptica pista de Metal salvaje en la que la banda avanza firme con un ritmo bastante veloz (ojo al trabajo de batería de Scott Travis en esta canción y, más concretamente, en la sección de doble pedal que se marca durante el estribillo). El maldito Halford está en plena forma, rugiendo como un poseso en cada verso y estribillo (llega a notas bastante altas) y demostrando que, aunque nadie puede negar que no tiene la potencia de antes, sigue estando en un estado de forma impresionante. No puedo dejarme en el tintero el excelente solo de Faulkner, donde convergen técnica y velocidad. El listón, ahora sí, lo han dejado por las nubes.

Palabras mayores merece “The Serpent And The King”, otra canción que debo ubicar entre las mejores de Judas Priest en este nuevo milenio. Un riff demente nos adentra en una canción que avanza a la velocidad de la luz (honor, nuevamente, a Scott Travis) y que tiene como principal protagonista al mismísimo Rob Halford, quien recupera esos agudos que crearon escuela y que a uno, inevitablemente, le transportan a los de la legendaria “Painkiller”. No sé si hay algún truco tras la producción de Sneap, pero lo cierto es que la ejecución de Halford es una puta burrada (con perdón de la expresión), alcanzando notas que a sus 72 años rozan lo utópico. Como guinda a este pastel tan placentero, Faulkner toma las riendas del solo y vuelve a sacarse de la chistera un punteo demencial. No sé si estará presente en las futuras giras del grupo (Halford es capaz de salir airoso si la interpretan), pero los británicos nos han presentado aquí una canción con papeletas a convertirse, en unos años, en un clásico.

¡Espera que se niegan a bajar el listón! Desde que en algunas ruedas de prensa Scott Travis se había deshecho en elogios hacia este, reconozco que tenía grandes expectativas puestas sobre el tema-título, pero, ahora que lo he podido escuchar, debo reconocer que la banda ha vuelto ha dejarme sin palabras. Manteniendo el ritmo ametrallador de batería del tema previo (¡qué bueno eres Travis!) la banda ejecuta un tema de Metal lleno de detalles que necesito nombrar. Para empezar, y aunque en general se respira un tono más contemporáneo, creo que nadie pasará por alto ese puente coral con reminiscencias de Queen que evoca a los primeros álbumes de los Judas (me evoca a cortes como “Exciter” o “Sinner”) y que es rematado por un estribillo impresionante. Otro aspecto en el que debo detenerme es en la monstruosidad de solos de guitarras gemelas que Faulkner y Tipton (no sé si Glenn habrá podido tocar algo de los solos dada su enfermedad) nos entregan aquí (particularmente me quedo con el que se marcan casi al final del tema). Aunque lo haya dejado para el final, creo que nadie podía dudar del nivelazo de Halford, nuevamente. Temazo que, a buen seguro, sonará en los futuros directos del grupo.

Tras un inicio fulgurante se agradece un medio-tiempo hecho y derecho como el que la banda propone con “Devil In Disguise”. Estamos ante una pieza cimentada sobre un riff duro como el acero que avanza con el contoneo de una serpiente y que solamente parece ofrecernos un respiro en el luminoso puente que, unos segundos después, volverá a ebullir en un estribillo poderoso que no logro quitarme de la cabeza.  Por si fuera poco, Faulkner nos está esperando al doblar la calle para ponernos a sus pies con otro solo de primerísimo nivel. Esto es Metal ochentero en toda regla. Solamente se puede aplaudir.

¿Puede existir algún detractor de la épica introducción de guitarras superpuestas que nos propone el grupo con “Gates Of Hell”? No es una canción que innove, pero es que Judas Priest no necesitan salirse de sus moldes de cuero para dejarnos satisfechos. Metal a raudales gracias a unas guitarras muteadas y a una sublime interpretación de Halford, que se mueve a placer sobre esta pieza sobradamente convincente, aunque me temo que pueda acabar entre las olvidadas del LP.

No es de extrañar que Ritchie Faulkner presente “Crown Of Horns” como la canción de la que más orgulloso se siente. Y es que estamos ante una canción creada por y para el lucimiento de las guitarras, como ya se puede uno imaginar desde que la guitarra de este introduce el tema con un bello punteo que nada por un mar de efectos. Posteriormente también las hachas brillarán con mucha presencia tanto en el solo como en ese pegadizo estribillo en el que añaden unos fraseos melódicos altamente efectivos. No obstante, la canción tiene mucho más que ofrecer. Me gusta mucho aquí la sólida base de bajo de Ian Hill, así como el excelente trabajo vocal, una vez más, de Halford, quien no necesita optar por agudos o por un tono más agresivo para dejarnos boquiabiertos. Se entiende que fuera seleccionada como single.

Y tras dos temas más lentos…¡PUM! Faulkner se abalanza sobre nosotros con un riff incendiario y cargado de veneno para dar inicio a otro de los grandes títulos de este LP: “As God Is My Witness”. Metal musculoso y de un ritmo frenético que me sirve de excusa para volver a reivindicar a Scott Travis como el que, al menos para mí, es el mejor batería que ha tenido la banda. Halford está especialmente bien, rugiendo con rebeldía y sin la necesidad de recurrir a sus tan queridos agudos. El estribillo también ha ido creciendo en mí, así como el no menos destacable solo de guitarra “marca de la casa”. Por momentos me siento escuchando el álbum “Painkiller”. ¡QUÉ TEMAZO HALFORD MÍO!

“Trial By Fire” es otra canción que, con el tiempo, se ha ganado muchísimo mi cariño. Un single fiel a los Judas Priest más modernos (me recuerda ligeramente a “Spectre”), con un riff machacante que va taladrando tu mente con su medio-tiempo y que hace de base perfecta para que Rob Halford cante como los ángeles con mucha furia y cierta actitud desafiante (adoro la manera en que encara el puente y ruge ese “In my innocence”) que mantiene durante todo el corte. Un acierto absoluto.

Turno ahora de la primera de las dos composiciones acreditadas a nuestro adorado Glenn Tipton. Gratísima sorpresa la que el guitarrista nos tenía escondida cn la macabra “Escape From Reality”, una pieza densísima en la que el bajo de Ian Hill goza de un gran protagonismo en numerosas secciones y que cuenta con unas depresivas guitarras que crean un aura idónea para que Halford cante en un tono más teatral (otro tipo de registro que él domina). Puede que de buenas a primeras pueda sentirse algo extraña, pero a mí, con el paso de las escuchas, me ha terminado enamorando.

La segunda composición de Tipton es “Sons Of Thunder”. Aquí el maldito dios de la guitarra se saca de la chupa de cuero un himno de carretera más veloz y sucio que combina elementos más contemporáneos (los versos) con otros que evocan a los Judas más clásicos (el puente coral termina ebullendo en un estribillo de inconfundible autoría que va directo al grano). Pero ojo, que aquí el bueno de Glenn, que es un valiente como pocos, se aventura a marcarse también un solo de guitarra de mucho nivel…¡pero si tiene Párkinson! ¿Cómo demonios lo hizo? Solamente puedo quitarme el sombrero ante semejante despliegue y fuerza de voluntad. Muy buen tema.

La edición estándar llega a su fin de la mejor manera posible gracias a la bluesera “Giants In The Sky”, un corte de Metal denso donde la banda, como ya hizo en cortes temporáneos como “Crossfire”, también muestra sus influencias del mejor Blues. Estamos ante una pista que destaca por su despliegue guitarrero, del que rezuma una actitud callejera que termina de confirmar el inquebrantable Halford con su impoluta voz. Por si fuera poco, una vez alcanzada a mitad del tema el ritmo se ralentiza considerablemente para adentrarnos en un interludio acústico de ensueño, en el que ambas guitarras suenan impresionantes, así como, una vez más, Halford, quien aquí tira de su faceta más teatral para sobrecogernos antes de que la canción vuelva a su estado original. Con un alargado agudo, Halford pone el broche de oro al tema y al disco.

¿Cómo no vamos a analizar los tres bonus tracks que la banda ha incluido en diferentes versiones del LP? No todos los días podemos celebrar la salida de un nuevo disco de estos genios del Heavy Metal.  ¡Seguimos, pues, con la reseña!

El primer extra me ha volado la cabeza. “Fight Of Your Life” nos manda con su riff principal a los años 70 de una patada, evocando a los Judas de “Sad Wings Of Destiny” o “Sin After Sin”, con una canción con riffs macizos y callejeros que Halford eleva a la máxima potencia con una nueva combinación de agudos punzantes y otras secciones más reposadas (pocos cantantes con la mitad de edad pueden hacerlo tan bien como Halford a sus 72). Trallazo que podía haber sido incluido en la edición estándar del LP.

Rock sin adornos excesivos y con la actitud metalera que ha definido al grupo. Así de simple podría describir la atractiva “Vicious Circle”, una canción de poco más de tres minutos en la que Travis y Hill imponen un ritmo machacón desde su base rítmica y que Faulkner da continuidad desde su guitarra. Como ya me ha pasado en otras canciones del LP, me siento como si estuviera esucchando el “Painkiller”. Como punto a favor hay que mencionar que Glenn Tipton vuelve a atreverse aquí con un solo más reposado que el de “Sons Of Thunder”, apostando por un punteo doblado que se siente épico aunque mucho más comedido.

La última canción del LP en su edición Deluxe opta por bajar el telón de manera cinematográfica y dramática. Muchísimos honores para “The Lodger” y su curiosa mezcla de orquestaciones y sintetizadores que permiten al eterno Rob Halford sacar, como en anteriores ocasiones, sus registros más teatrales, ofreciendo secciones realmente sobrecogedoras como ese “Vengeance is miiiiine!”.

 CONCLUSIÓN

Recuerdo cuando, tras escuchar “Firepower”, tenía muy claro que Judas Priest habían lanzado su mejor obra desde el monumental “Painkiller”. Sin embargo, y aunque pudiera parecerme una locura hace un tiempo, para mí “Invincible Shield” está un par de peldaños por encima de “Firepower” y, por ende, me resulta la obra más completa y atractiva de los británicos desde 1990.

Pocas bandas se han mantenido fieles a sus propios ideales sonoros como lo han hecho los Metal Gods, una banda ejemplar tanto a nivel artístico como personal (se me ocurren muy pocos grupos de tanta reputación que cuidan tanto a sus seguidores) que siempre ha orientado su carrera a mantener el Heavy Metal vivo y en alza, plantándole cara a cualquier detractor. De hecho, el propio Halford ha comentado que el título del LP, que se traduciría como “Escudo Invencible”, pretende describir la figura de Judas a lo largo de las décadas, como una especie de gran protector de este género musical. Razón no le falta.

En definitivas cuentas, “Invincible Shield” propone a lo largo de sus 63 minutos de duración un viaje sonoro de altísimo nivel por el pasado más glorioso del grupo, pero sin por ello abandonar esa faceta más contemporánea que tan buenos resultados les ha dado en sus últimas referencias discográficas. Además de los cuatro sencillos (me quedo especialmente con “Panic Attack” y “The Serpent And The King”), la banda nos presenta aquí una colección de canciones compactas en las que es imposible encontrar algún tipo de relleno. Es más. Para mí cualquier bonus track podía haber formado parte de la versión estándar y viceversa. Honor a Tipton y al ya consagrado Faulkner por el trabajo de guitarras (Glenn, eres un ídolo personal), a Travis y a Hill por esa base rítmica inquebrantable y, por supuesto, a ese fenómeno sobrenatural originario de Birmingham llamado Rob Halford, quien a sus 72 años sigue sentando cátedra con esa inagotable fuerza vocal.

Para mí, y siendo consciente de que estamos todavía en marzo, creo que Judas Priest se han marcado el mejor álbum de 2024. 

Comentarios

  1. Obra Maestra:
    No hay duda, los Judas se han marcado la obra maestra de esta década, yo, con mas de 50 años, me sigo emocionando escuchando este disco igual que lo hacia en los 80 con el screaming, el turbo o el painkiller (si, del 90, pero para mi todavía en la hornada de obras maestras de los 80s).
    La crítica magnífica, comparto casi todo, solo un pequeño apunte, y es que aunque para mi Tipton también es un dios de la guitarra ( y soy guitarrista), es inocente pensar que, con su enfermedad, ha podido tocar algo en el disco, y mucho menos un solo del nivel de lo que se escucha aquí, como ya ha dejado caer Faulkner, todas las guitarras están grabadas por el y la aportación de Tipton, por desgracia, a dic de hoy se reduce a la composición únicamente.

    Uh saludo y a seguir con esta magnífica página

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    Respuestas
    1. ¡Estimado amigo lector! Muchísimas gracias por tu comentario. Nos ha encantado, como a ti, el álbum de Judas. Sin duda alguna, es un trabajo de muchísimos quilates.

      Sobre lo que dices de Glenn Tipton, yo también creo sinceramente que se ha limitado al ámbito más puramente compositivo (en directo solamente puede tocar canciones sencillas como "Breaking The Law", "Metal Gods" y "Living After Midnight"). Sin embargo, cuando en la reseña menciono que Glenn toca dos solos de guitarra, es porque la propia banda lo ha nombrado, así como varios medios británicos y americanos. A mí, ciertamente, también me cuesta creerlo.

      Dicho esto, agradecido por tus palabras llenas de buen rollo y de amor por Judas.

      Eliminar
  2. Excelente reseña, (por distintos motivos) he tenido la oportunidad de leerlo en tres ocasiones y en cada ocasión lo he disfrutado, soy un gran fan de Judas y esta nueva producción, me ha parecido genial poniendo cátedra y este artículo no deja dudas en por que.

    Un saludo y que siga la pasión por el metal

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