Cuando hacemos referencia a las bandas de culto en lo que al Heavy Metal
respecta, Judas Priest no escapa de ninguna lista ni ranking. Los británicos
tuvieron y siguen teniendo un peso fundamental para la escena, aggiornandose al
metal de la época, pero jamás dejando de lado sus raíces y aquel sonido que
bien supo definirlos allí por fines de los setenta. Los metal gods han tenido
décadas muy peculiares, cada una definida por innovar bastante dentro de su
estilo. Los años setenta se destacaron por tener mucho de hard-rock. Sin
embargo, con la llegada del “Screaming for Vengeance”, el conjunto comenzó a
virar hacia un rock duro bastante más poderoso (ni hablar lo que vendría con el
“Painkiller”). El siguiente paso lógico fue el “Defenders of the Faith”, disco
que intensificó lo que había comenzado a plantear su antecesor dos años atrás.
Aquí podemos escuchar y disfrutar de los Judas Priest con un sonido plenamente
definido. Contamos con las baterías clásicas de Dave Holland, los bajos
contundentes con ese estilo “pared” por parte de Ian Hill, los riffs metálicos
y solos melódicos a dos guitarras por parte de K.K. Downing y Glenn Tipton, y
por supuesto, los agudos inexplicables del dios del metal, el señor Robert John
Arthur Halford.
Judas Priest siempre ha sido una banda que nunca dejó de luchar por el
verdadero espíritu del heavy metal. Esto es algo que jamás se cansan de decir y
recalcar en sus entrevistas. El Heavy Metal es lo que es hoy en día gracias a
las bandas que continúan llevando adelante la bandera de este género, y de los
fanáticos incansables, quienes brindan su apoyo a todas estas legendarias
agrupaciones de este hermoso estilo musical. Es por eso que los ingleses
titularon este disco “Defenders of The Faith”, en honor a todos aquellos que
defienden al Metal.
Freewheel Burning
Fede: Velocidad. Este
disco comenzó a darle a la audiencia los primeros guiños del estilo que,
progresivamente, iría adoptando Judas Priest. Tema con un up-tempo muy
preponderante, con riffs alternando púa y diferentes florituras. El estribillo
de esta canción, como el de tantas otras de este disco, están pensados para que
la gente coree a diestra y siniestra en los shows en vivo de la agrupación. Las
melodías del solo son de otro nivel, y ni hablar del final con el grito
apoteósico de Halford. Vaya manera de comenzar con un disco.
Diego López: “Electric
Eye”, “Rapid Fire”, “Victim Of Changes”, “Painkiller”…los Judas tienen grabada
a fuego en sus mentes la premisa de “abrir el disco dejando al oyente sin
cabeza” y este trabajo es buena prueba de ello. Tras dos años sin lanzar nada
nuevo, los británicos volvían a la carretera con ganas de volarnos la cabeza.
Esta canción tiene demasiados puntos a destacar (espero no dejarme ninguno en
el tintero). Lo primero es el muteado
inicial de las dos guitarras (aviso que voy a ahogar en elogios a Glenn y a KK
Downing en esta reseña), que prepara el cuerpo para recibir un grito de Halford
en el horizonte y, en milésimas de segundo, la entrada del “Metal God” en un
registro agudo de los que crean escuela. El rubio (ahora ya más bien calvo)
escupía cada frase con esa rabia característica hasta que las guitarras marcan
el cambio de ritmo y la velocidad de los versos acelera y Rob termina de
encumbrarse cantando a una velocidad nunca antes escuchada en el Metal.
Posteriormente es el turno de las dos hachas, midiéndose en un duelo de solos
en el que ambos vencen (también incluiría en este grupo de vencedores al
oyente). La canción finaliza con un último rugido de Halford. Bienvenidos al
infierno…bienvenidos a “Defenders Of The
Faith”.
Jawbreaker
Fede: Seguimos con los
riffs potentes esta vez de la mano de “Jawbreaker”. Una canción que se
construye muy bien hasta llegar al estribillo, donde la tensión vuelve a bajar
después de la gran nota del metal god. Un solo con mucha palanca por parte de
K.K., para que luego Tipton entre con sus shreds más característicos. Uno de
los temas más simples del disco, pero es de esas canciones que hay día de hoy
sigue siendo un clásico de aquellos. Mucha atención al endemoniado Halford del
final.
Diego: Si alguien
pensaba que los Judas levantarían el pie del acelerador surge de la nada
“Jawbreaker” y silencia cualquier tipo d eduda. Cañonazo guitarrero (pocas
bandas suenan tan contundentes como los Judas de aquellos tiempos), una gran
pista también de Holland, pero, amiguetes, es Halford nuevamente quien se lleva
el mayor número de elogios. Y es que es escuchar ese inicial “Deadly as the
Viper, peering from its coil, the poison there is coming to the boil” y pensar
para mis entrañas “¡el maldito Halford nunca decepciona!”. Tampoco me puedo
olvidar de hablar del estribillo, simple pero a la vez perfecto, con gritos
inhumanos de Rob (me remito especialmente al último, que debe ser fácilmente
uno de sus mejores rugidos).
Rock Hard, Ride Free
Fede: Una canción digna
de haber sido lanzada en la década del ochenta. Los judas dejan un momento de
lado el metal para vapolear a los oyentes con una excelsa demostración de Hard
Rock puro y duro. Los acordes entrecortados de las estrofas sirven para
enfatizar la voz de Halford, con riffs que progresan en los puentes para luego
llegar a un estribillo sumamente melódico y mágico. La sección instrumental de
este tema es brillante, por sobre todas las cosas los fraseos de guitarra. Seré
algo redundante con la cuestión de los estribillos, pero este es uno difícil de
quitarte de la cabeza.
Diego: ¡Adoro esta
canción! Probablemente más sencilla y menos espídica que las dos anteriores,
pero con el mismo nivel de calidad y con el sello tan especial de los
británicos. Con la magia de “Metal Gods” o la actitud de “United”, esta “Rock
Hard, Ride Free” nace de una estructura maravillosa de las guitarras (ese riff
entrecortado es sublime) y la progresión del puente (es necesario arrodillarse
ante Halford en este instante) hasta arribar en el pegadizo estribillo de la
canción marcado por unos enormes coros. Nuevamente, los punteos y las bases
rítmicas de Glenn y Ken vuelven a clarificar el porqué de su grandeza. He de
decir que para mí, y para muchos seguidores de los Priest, la dupla formada por
esta guitarrista, además de ser la mejor que ha tenido esta banda (creo que eso
no lo duda nadie, con el debido respeto a Faulkner), es una de las más grandes
del Metal (solamente podría a la misma altura a Adrian Smith y a Dave Murray de
Maiden).
Fede: : Cuarto y mejor
tema del disco. Una canción única dentro de la discografía de Priest, y
probablemente una de las mejores. El riff del comienzo cuenta con algunos
matices progresivos, así como algunas partes del instrumental. Uno de los
mejores papeles de Halford, sin lugar a ningún tipo de dudas. Es muy
interesante ver como la canción se rompe en un minuto y, después de tanta
intensidad, disminuye la tensión con una parte hablada. No hay mucho más para decir
acerca de esta canción que te patea la cabeza.
Diego: Me tengo que
poner en pie con la mano en el pecho. Esta es otra de mis canciones preferidas
de los Judas. Todo es perfecto es en esta canción. Tras una intro de guitarra
única en su esencia, con una acojonante solemnidad lograda a través de la
delicadeza de los punteos de Ken y Glenn, nace un riff extremadamente eléctrico
y surge Rob Halford en la que, ojo, puede ser una de las interpretaciones más
grandes de toda su carrera, algo que no es fácil de decir tratándose de una de
las voces más grandes que ha dado la humanidad. Rob hace auténticas virguerías
con la voz durante los versos, pero es en el puente y en el estribillo donde
alcanza el cielo (o el infierno), con esos agudos insuperables que le han
distinguido del resto de cantantes y le han convertido en un Dios.
Love Bites
Fede: Otra de mis
favoritas. Un tema bastante distinto a los que venía deparándonos el disco
hasta el momento. “Love Bites” es una canción a mid-tempo, de esas donde las
guitarras y la voz tienen la misma preponderancia. Prevalece mucho también el
bajo potente y contundente de Hill, marcando con fiereza las notas del tema.
Estribillos completamente simples, pero efectivos. Hay que prestar atención a
como las guitarras imitan a lo que Halford está cantando. Al igual que con
“Rock Hard Ride Free” (canciones que no son muy distantes en lo que proponen),
el tema se despide con un fade out acompañado del riff de las estrofas, con
Halford chillando sus últimos alaridos magníficos.
Diego: A estas alturas
del disco (solamente llevamos cuatro canciones y todas son obras maestras), los
Judas podían haber decidido dejar de grabar y lanzar el disco, porque ya era
suficiente para hacer historia, pero eso no iba con la ambición de los
británicos y, para nuestra fortuna, todavía nos quedan por escuchar temas como
“Love Bites”. El in crescendo de esta canción, la forma en la que Halford
canta, el buen trabajo de Ian Hill al bajo, los diferentes riffs que facturan
las guitarras (ojo al pasaje instrumental del intermedio en el que ambos
guerreros vuelven a mostrar su potencial y su compenetración), los acertados
baquetazos de Holland, la malévola risa final de Rob…todo encaja y conforma un
tema pegadizo y extremadamente convincente que toma cierta inspiración del
álbum “Point Of Entry”. Solamente me
queda decir algo así como “in the dead on night ...Love Bites”.
Eat
Me Alive
Fede: Después de un Re mayor y unos segundos que nos
hacen dudar de en lo que se convertirá la canción, entra un apabullante riff
acompañado de una veloz batería. Los laureles en “Eat me Alive” se les
atribuyen a ambos guitarristas, cada uno autor de brillantes solos. Este tema
es muy similar al track que abre este LP. Aunque no esté a la altura de
“Freewheel Burning”, la canción cumple con su cometido y logra golpear al
oyente con una nueva dosis de velocidad.
Diego: Aunque no sea precisamente una canción
especialmente conocida del sacerdote, “Eat Me Alive” deja buenas sensaciones
con su sonido rápido, un estribillo directo y una nueva batalla de guitarras,
sencillamente, épica.
Fede: Esta es una de las más interesantes del disco.
Nunca logré comprender muy bien el principio de la canción, pero con los años
me fui acostumbrando a escuchar esos primeros segundos del tema y ya prepararme
para lo siguiente. Es un track muy clásico. Estrofa riffera, puente con el
mismo riff en otra tonalidad, pre-estribillo con notas altas y estribillo
pegadizo, clásica estructura para los Judas. Pero hay veces que en lo clásico
está lo bueno. “Some Heads are Gonna Roll” sigue sonando en los conciertos de
la banda hoy en día. Y la gente lo canta hasta su último aliento.
Diego: Las revoluciones bajan notablemente con este
tema construido desde la solidez y un sonido 100% ochentero de los británicos,
aunque la composición fuera de Bob Halligan Jr., quien ya había creado
anteriormente otro gran tema del grupo como “Take These Chains”. La progresión
de esta canción gana enteros con otra soberbia actuación de Halford al
micrófono.
Night
Comes Down
Fede: La balada del disco. No soy una persona muy
fanática de las baladas, pero aquellas bien trabajadas y compuestas logran
llegarme plenamente. Este tema puede cantarse perfectamente de comienzo a fin.
Los acordes que acompañan al tema son muy sencillos, pero están adornados
perfectamente, sirviendo de escolta para la voz de Halford, a quien podemos oír
casi todo el tiempo cantando con su voz de pecho o chest voice, sin irse mucho
al falsete que lo caracteriza.
Diego: Una power ballad de alto nivel. Como ya había
ocurrido con “Fever” en el “Screaming For Vengeance”, la banda saca su lado más
emotivo y firma este increíble número que, sin duda, es el más suave de este
trepidante álbum. Mención especial, una vez más, para las guitarras, siendo el
momento del solo mi preferido del conjunto.
Heavy
Duty/Defenders Of The Faith
Fede: Dos temas que, a su vez, convergen para
conformar uno solo. Quizás uno de los temas más flojos del disco, pero creo que
la banda lo quiso así. El track cuenta con dos mitades, pero que básicamente no
poseen diferencia alguna. Es el clásico outro de un disco que ha entregado todo
lo que tenía para ofrecer, y se despide con este tema, prácticamente ambiental,
puesto que no tiene nada que lo destaque.
Diego: El álbum llega a final (siempre me apena que
se acabe) con estas dos canciones unidas que conforman el que yo me atrevería a
definir como el “himno definitivo del Metal”. Con ese ritmo machacón pero sin
pausas, los británicos, encabezados por la inhumana voz de Rob Halford, declaran la dominación del Metal sobre
nuestro planeta, invitándonos a formar parte de los “defensores de la fe”. Un
broche de oro para este disco.
Conclusiones:
Fede: “Defenders of the Faith” es el último gran disco de la
época dorada de Judas Priest. Con una formación ya consolidada, los ingleses
lograron tomar todo lo que habían comenzado a plasmar con el “Screaming for
Vengeance”, potenciarlo y proyectarlo en este discazo. De principio a final,
este LP es una obra maestra. Es cierto que no ha dejado tantos clásicos, como
“Breaking the Law” o “Living After Midnight”, es un disco que no te invita a
saltarte ninguna canción. Cada vez que le des play a este álbum querrás
escucharlo por completo. Muy completo por donde se lo mire, muy diverso, muchos
estilos dentro de un mismo trabajo. Simplemente magnificente.
Diego: Tristemente en 1984 todavía no vivía, pero
imagino que los metaleros tuvieron que quedar más que saciados con los
lanzamientos de aquel año. Maiden facturaba “Powerslave” y los Judas nos
regalaban esta maravilla de disco que tenía ganas de traer de una vez por todas
al Blog con mi gran amigo, y colaborador, Fede, quien ha hecho, además de un
análisis de los temas increíble, una introducción perfecta para darnos cuenta
de que este LP no es “uno cualquiera” en la carrera de JP. “Defenders Of The
Faith” es una de las obras maestras de la banda (de ahí que le pongamos la
máxima calificación) junto a “Screaming For Vengeance”, “British Steel”,
“Painkiller” y “Sad Wings Of Destiny” (cada fan tiene su preferencia) y
reivindica el respeto que el nombre de Judas Priest genera cuando este es
pronunciado. Obra maestra, sin duda alguna, del Heavy Metal más clásico. Añadir
solamente que la producción de Tom Allom es una auténtica gozada para el oyente
y que la portada del genio Dough Johnson
es ya todo un clásico con el colorido The Metallian, ese híbrido entre
un tigre y un carnero con forma de tanque, nacido para defender el Heavy Metal.

Te felicito, muy bueno coincido en la mayoría en mi blog heavy rock bootlegs hay muchos piratas de esa gira muy interesantes, te animo a echarle un vistazo
ResponderEliminarEste disco es de lo mejor de Judas Priest
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