Desde sus inicios en la escena del blues rock británico a finales de los años 60 hasta su consolidación como una de las bandas más influyentes del rock progresivo y folk rock, Jethro Tull ha construido un legado inigualable. Bajo el liderazgo de Ian Anderson, el grupo ha explorado una amplia gama de estilos, desde los conceptos elaborados de “Thick as a Brick” (1972) hasta la calidez pastoral de “Songs from the Wood” (1977) o la dureza de “Crest of a Knave” (1987), sin olvidar el icónico “Aqualung” (1971), con el que muchos los descubrimos.
Sin embargo, tras un largo período sin novedades
discográficas desde “The Jethro Tull Christmas Album” (2003), parecía que la
historia de la banda en estudio había llegado a su fin. Todo cambió con el
inesperado regreso en 2022 con el disfrutable “The Zealot Gene”, seguido de un
sobresaliente “RökFlöte” en 2023, dos álbumes que confirmaron que Anderson aún
tenía mucho que decir. Ahora, en 2025, Jethro Tull vuelve con “Curious
Ruminant”, un trabajo que mantiene la esencia sonora del grupo, pero se desmarca
de sus predecesores apostando por un enfoque más variado y una producción aún
más ambiciosa.
Este álbum no solo reafirma la vitalidad y creatividad de la
banda en su sexta década de existencia, sino que también demuestra que Ian
Anderson sigue siendo un narrador excepcional, capaz de combinar historia,
filosofía y su inconfundible toque satírico con una instrumentación exquisita.
Mientras “The Zealot Gene” y “RökFlöte” giraban en torno a temáticas
mitológicas (la bíblica y la nórdica, respectivamente), “Curious Ruminant” deja
atrás esa estructura para presentarse como una colección de relatos independientes,
cada uno con su propia identidad.
La esencia de Jethro Tull se percibe desde la inicial
“Puppet and the Puppet Master”, un corte cautivador de principio a fin, con
guitarras melódicas y un ritmo cambiante donde la icónica flauta de Anderson
juega un papel crucial (ojo a su pequeño duelo de solos con la guitarra y los
teclados). Los arreglos de acordeón aportan un tono más europeo y luminoso a
una canción que no dejará de crecer con el paso de las escuchas. La letra,
además, destaca con una soberbia metáfora sobre el control y la libertad a través
de la relación entre titiritero y marioneta.
El tema que da título al álbum presenta una estructura
compleja que se despliega a lo largo de seis elegantes minutos. En contraste
con el dinamismo cálido del número inicial, aquí la banda saca a relucir su
faceta más progresiva e introspectiva para demostrar que aún son capaces de
firmar composiciones arriesgadas y ambiciosas. Aunque predominan las
influencias folk, las guitarras distorsionadas añaden un matiz más contundente.
“Dunsinane Hill” nos transporta al medievo y a escenarios
míticos con su sonido pausado y envolvente. La flauta de Anderson (sin olvidar
su voz, que conserva intacta esa cualidad de narrador) se funde con los
arreglos de teclado y acordeón, trasladándonos a otra época. No es una sorpresa
dentro del repertorio de Jethro Tull, pero siempre resulta bienvenida.
La propuesta se torna más ligera con “The Tipu House”, una
pieza en sintonía con los últimos trabajos del grupo que, si bien aporta un
ritmo más dinámico tras un par de composiciones pausadas, no logra sobresalir
dentro del conjunto del álbum.
Los amantes de la música celta encontrarán un auténtico
deleite en “Savannah of Paddington Green”, donde las guitarras bucólicas y su
pegajosa melodía se roban el protagonismo. Destaca nuevamente el excelso
trabajo de Andrew Giddings, quien enriquece el tema con sutiles matices gracias
a su acordeón.
La escucha se vuelve más intrincada con “Stygian Hand”, una
pieza densa y de tono oscuro en la que Ian Anderson brilla con una
interpretación vocal magistral, cargada de teatralidad para acentuar el
misterio. Quizás carece de momentos memorables, pero su ejecución vocal
justifica la escucha.
Algo más efectiva resulta “Over Jerusalem”, donde el
espíritu progresivo se entrelaza con una base predominantemente folk. A medida
que avanza, su estructura se torna más compleja hasta desembocar en un
interludio instrumental riquísimo, en el que flauta y guitarra despliegan solos
de primer nivel.
Si alguien aún tenía dudas sobre la vigencia de la banda,
“Drink from the Same Well” debería despejarlas por completo. Con más de 16
minutos de duración, esta composición se erige como la pieza central del álbum
y una de las más destacadas de los últimos años. Alternando pasajes acústicos
íntimos con secciones de alta intensidad, encapsula a la perfección los
distintos estilos que Jethro Tull ha cultivado a lo largo de su trayectoria.
¿Pasará a la historia? Quizás no, pero nos recuerda por qué Ian Anderson y su
grupo ostentan el estatus de leyendas.
El disco cierra con “Interim Sleep”, una suerte de outro
instrumental de poco más de dos minutos que funciona como epílogo y deja una
sensación de calma tras un viaje sonoro más que satisfactorio.
CONCLUSIÓN
“Curious Ruminant” es una prueba de la vigencia de Jethro
Tull en pleno siglo XXI. Como en sus dos trabajos previos, la banda logra
equilibrar su legado con la incorporación de ideas frescas, ofreciendo un álbum
capaz de cautivar tanto a sus seguidores de siempre como a nuevas audiencias.
Por supuesto, está lejos de sus grandes clásicos (y en mi opinión, un escalón
por debajo de “RökFlöte”), pero la diversidad de sus composiciones y la calidad
con la que están ejecutadas hacen que merezca todos los honores.
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