Linkin Park podrá no ser una banda para todos, pero el lanzamiento de su esperado álbum “From Zero” ha marcado un renacimiento que pocos veían venir para una de las agrupaciones más queridas del rock alternativo contemporáneo. La banda había quedado profundamente afectada tras la trágica muerte de su vocalista Chester Bennington en 2017, y el dolor de esa pérdida provocó una pausa indefinida que muchos asumieron sería el final definitivo. Sin embargo, el regreso de Linkin Park, ahora liderado exclusivamente por Mike Shinoda, ha sido toda una sorpresa, especialmente con la incorporación de una nueva voz principal. Esta decisión inicial generó un escepticismo considerable, sobre todo entre los seguidores más devotos, e incluso uno de los hijos de Chester expresó públicamente su decepción con la elección de Shinoda. Fue en un concierto sorpresa el pasado 5 de septiembre cuando la banda disipó toda duda al presentar oficialmente a Emily Armstrong, la energética vocalista de Dead Sara, como su nueva voz principal. Con su incorporación, no solo la dinámica de Linkin Park cambió de manera audaz (pocos habrían imaginado una voz femenina en el grupo), sino que también reavivó debates sobre autenticidad y fidelidad al legado de Bennington. La controversia se intensificó cuando algunos recordaron el apoyo pasado de Armstrong a la Cienciología, una organización polémica y ligada a escándalos. Sin embargo, en este espacio preferimos concentrarnos en lo que de verdad importa: la música.
A la ausencia irremplazable de Chester se suma la
salida del baterista y miembro fundador Rob Bourdon, quien se mostró reacio a
continuar sin su amigo y colega. Su lugar ha sido ocupado por Colin Brittain,
un baterista experimentado con un historial junto a bandas como Papa Roach y 5
Seconds of Summer. Aunque Brittain tuvo un rol activo en la grabación y
composición del álbum, el guitarrista original Brad Delson tampoco participa en
las primeras fechas de la gira, con Alex Feder cubriendo temporalmente su puesto.
“From Zero” explora una identidad nueva sin renunciar
a la intensidad emocional que ha definido a Linkin Park durante más de dos
décadas. Es un álbum que mira al pasado y a la vez se proyecta hacia el futuro,
y sin duda despertará opiniones diversas entre los fans. Tras una breve
introducción instrumental, “From Zero,” la experiencia sonora comienza de lleno
con la pegajosa “The Emptiness Machine,” el sencillo que dio a conocer la
reestructuración del grupo y la primera muestra pública de Emily Armstrong. La
canción evoca el sonido más reciente de Linkin Park, con un rock melódico que,
sin pretender grandes hazañas, logra conectar de inmediato. Armstrong, desde su
primera línea, se distancia de cualquier intento de imitación y aporta su
propio estilo, un gesto respetable. La letra de este tema, que habla sobre la
pérdida de identidad en el afán de agradar a los demás, resulta particularmente
significativa, pues refleja el camino que la banda ha decidido tomar pese a la
resistencia de algunos seguidores.
El disco continúa con “Cut The Bridge,” un tema de
inclinación alternativa que destaca el papel de Brittain en la batería con
ritmos sólidos y contundentes. A pesar de su sencillez, la pieza es fresca y
remite a la época de “Meteora”. Armstrong, nuevamente, se amolda con
naturalidad a la estética sonora de Linkin Park, aportando una potencia vocal
que refresca la esencia de la banda.
Por otro lado, “Heavy is the Crown” evoca
inevitablemente a los primeros Linkin Park y a álbumes como “Meteora” o “Minutes
To Midnight”. Con versos rapeados a cargo de Shinoda, Armstrong sorprende con
registros ásperos que traen a la mente a otra gran vocalista, Lzzy Hale. El
clímax del tema llega cuando Armstrong sostiene un grito de más de 15 segundos,
un guiño al tema “Given Up” de Bennington, lo cual añade un toque nostálgico al
corte. Esta canción, con elementos de punk y un puente comercial, se convirtió
en el segundo sencillo del álbum.
Sin embargo, “Over Each Other,” una balada pop en la
que Armstrong asume completamente el rol vocal, deja una sensación algo fría y
artificial pese a la calidad interpretativa de la cantante.
“Casualty” es sin duda una de las grandes sorpresas
del álbum, consolidándose como uno de los temas más pesados de la discografía
de Linkin Park. La pieza es un auténtico torbellino de energía con gritos
desgarradores, riffs y percusiones industriales de gran intensidad, y rapeos
agresivos que se combinan en un caos musical tan adictivo como innovador.
Aunque la faceta electrónica de Linkin Park nunca ha
sido mi favorita, “Overflow” nos muestra el estilo característico de Shinoda,
con efectos difusos y rap, logrando una pieza única que seguramente será
valorada por otros oyentes, aunque en mi caso no logre conectar del todo.
En “Two Faced” regresan los Linkin Park más
contundentes con un riff que evoca a “One Step Closer” con un toque de
distorsión al estilo Korn o Seether. La interpretación de Armstrong,
especialmente en el dramatismo de algunas líneas, parece un homenaje al estilo
de Jonathan Davis. Shinoda brilla aquí, mientras Joe Hahn aporta sus
característicos scratches. Un corte que crece con cada escucha, especialmente
gracias a su breakdown energético.
La canción “Stained,” influenciada por el pop-rock
comercial, no termina de convencerme, con un estribillo que podría encajar en
el panorama eurovisivo, aunque encaja con la variedad de estilos que la banda
ha explorado. Probablemente este tema tenga sus seguidores, pero en mi opinión
resulta prescindible.
Para los fanáticos del sonido más pesado, “IGYEIH”
(siglas de “I Give You Everything I Have”) es un deleite: un tema cargado de
energía donde Armstrong se desgarra en cada línea. Con riffs contundentes y
letras intensas, esta canción encarna la esencia de la banda en su máximo
esplendor.
El cierre del álbum, “Good Things Go,” nos deja con
buen sabor gracias a su tono melódico y a una interpretación sólida de
Armstrong, quien demuestra su versatilidad al abordar composiciones más
comerciales.
CONCLUSIÓN
“From Zero” ha superado mis expectativas. Afirmar que
iguala a obras icónicas sería exagerado, pero este es un álbum compacto, con
grandes momentos que, sin buscar únicamente la nostalgia, retoman la esencia de
trabajos previos de la banda. La actuación de Armstrong en el plano vocal ha
resultado sorprendente, adaptándose con naturalidad a los códigos estilísticos
de Linkin Park sin tratar de emular a Bennington.
He leído por ahí que, de tratarse de una banda
underground, este álbum estaría recibiendo muchos elogios, pero siendo Linkin
Park, parece que las expectativas siempre lo comparan con el nivel de “Meteora”
o “Hybrid Theory”, un nivel que incluso la banda en sus últimos años con
Bennington difícilmente alcanzó. Algunos quizás consideren esto una herejía,
pero estoy seguro de que, si Chester Bennington pudiera escuchar “From Zero”,
estaría orgulloso del trabajo que su banda ha logrado.
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