Después de varias semanas sin apenas tiempo, he retomado mi misión de reivindicar álbumes y bandas de Hard Rock y Heavy Metal que, por diversas razones, quedaron relegados a un segundo plano en la historia del género. En esta ocasión, me dispongo a rescatar el álbum debut homónimo de Fastway, una banda británica de Heavy Metal fundada en 1983 por dos grandes figuras: Eddie “Fast” Clarke, el mítico guitarrista de Motörhead, y Pete Way, célebre bajista de UFO durante su etapa de mayor esplendor. De hecho, el nombre de la banda es un juego de palabras con sus propios nombres (“Fast-” proviene del apodo de Eddie, mientras que “-Way” hace referencia al apellido de Pete). Ambos músicos, tras cansarse de sus respectivas bandas, decidieron unir fuerzas y reclutaron al baterista Jerry Shirley (Humble Pie) y a un vocalista irlandés desconocido en ese entonces, Dave King, cuya calidad vocal es digna de destacar. Sin embargo, Pete abandonó el proyecto en una fase muy temprana, debido a problemas contractuales con Chrysalis Records y a una atractiva oferta de Ozzy Osbourne. Esto dejó a Eddie como el líder absoluto de un proyecto aún en sus inicios.
Lejos de abandonar, Clarke decidió seguir adelante y
entró en el estudio junto a sus compañeros para dar forma al primer álbum de la
banda. Para sustituir a Pete Way, el bajista Mick Feat se unió como músico de
sesión, aunque pronto sería reemplazado por el talentoso Charlie McCracken, una
figura clave en Taste. Además, Eddie contó con el legendario productor Eddie
Kramer, quien impregnó cada rincón del álbum con su sello personal.
El disco arranca con “Easy Livin’” (sin relación con
el clásico de Uriah Heep), una canción cargada de actitud y energía. Este tema
de Hard Rock con influencias clásicas, tanto por la voz de Dave King como por
el sonido global, evoca reminiscencias de Led Zeppelin y su legendaria “Rock
and Roll”. La base rítmica, con un bajo y una batería potentes, añade cuerpo a
la pista, mientras que Eddie Clarke despliega su inconfundible magia con la
guitarra.
Sin dar tregua, el álbum prosigue con “Feel Me, Touch
Me (Do Anything You Want)”, cuyo riff principal parece un eco de los días de
Eddie en Motörhead, con una distorsión más afilada y cruda, aunque sin perder
el sonido desenfadado y festivo que caracteriza a Fastway. El solo de guitarra
de Clarke, en un pequeño duelo con una armónica bien lograda, es sencillamente
brillante.
“All I Need Is Your Love” destaca por su agresividad y
esos riffs pesados que se fusionan perfectamente con la voz de King, de claro
tinte “zeppeliano”. La combinación de la sección rítmica de Jerry Shirley y
Mick Feat es impecable, mientras que Eddie aprovecha cada oportunidad para
brillar con sus intensos riffs y solos electrizantes.
El ritmo decae ligeramente con “Another Day”, que
comienza con melodías más suaves (donde el trabajo vocal de Dave es notable),
pero pronto se transforma en una de las piezas más potentes del disco, gracias
a los riffs sólidos de Clarke y la enérgica interpretación vocal de King.
“Heft!” es otra joya del álbum, un tema serpenteante y
enigmático de más de cinco minutos que atrapa con su atmósfera opresiva y
distorsionada. La densidad del bajo de Feat es fundamental aquí, mientras que
Clarke firma uno de los mejores solos del disco, con una distorsión
característica que fluye a lo largo del mástil de la guitarra.
El siguiente tema, “We Become One”, mantiene la
intensidad con un cambio de ritmo efectivo. Comienza con un tono pesado y luego
evoluciona hacia una segunda mitad más rápida, donde la guitarra de Clarke, al
estar doblada, añade aún más densidad a la pieza. King, por su parte, brilla
nuevamente con una interpretación vocal impresionante.
“Give It All You Got” ofrece un respiro de la
distorsión, con riffs más ligeros y una voz alegre que nos invita a dejarnos
llevar por la vibra positiva del tema. Es un corte vibrante que se destaca por
su energía.
Probablemente, el único tema de Fastway que podría ser
considerado un éxito en sentido comercial es “Say What You Will”. Este corte se
construye sobre un riff principal crudo y directo, complementado por un solo de
guitarra escandaloso y una base rítmica sólida. La interpretación vocal de King
aquí es sublime, con unos agudos rasgados que recuerdan a figuras como Kevin
Dubrow de Quiet Riot o Blackie Lawless de W.A.S.P.
El álbum culmina con dos temas enérgicos, “You Got Me
Runnin” y “Give It Some Action”, en los que el espíritu del Hard Rock primitivo
de bandas como Led Zeppelin o Slade se hace sentir claramente. El cierre llega
con “Far Far From Home”, una pieza con tintes de blues que pone fin al disco
con el lucimiento vocal de King y uno de los mejores solos de Clarke en todo el
álbum.
CONCLUSIÓN
El debut homónimo de Fastway es una auténtica joya del
Hard Rock y el Heavy Metal. No es de extrañar que recibiera elogios de la
crítica y gozara de un notable éxito comercial, lo que permitió a la banda
realizar giras internacionales. Sin embargo, la formación de Fastway sufrió
continuos cambios y nunca logró repetir el éxito de este primer trabajo, aunque
discos como “All Fired Up” o “Trick or Treat” también merecen reconocimiento.
Aunque su éxito fue efímero, Fastway sigue siendo recordada por muchos
fanáticos del rock duro de los años ochenta.
Esta reseña es, además, un humilde homenaje a Eddie
Clarke, un verdadero maestro de la guitarra.
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