Recuerdo como si fuera ayer aquella curiosa tarde en la que, tras pasarme horas buscando bandas contemporáneas que sonaran similares a Led Zeppelin y/o a Deep Purple, dos de mis bandas preferidas de siempre, se cruzó en mi camino el homónimo debut que había lanzado un par de semanas antes un supergrupo que se hacía llamar Black Country Communion y que estaba conformado por auténticos genios como el soberbio teclista Derek Sherinian (ex - Dream Theater), un maestro de la guitarra como Joe Bonamassa, el atronador Jason Bonham a la batería (teniendo por padre al mejor batería de la historia, raro sería que no “despuntara” con este instrumento) y, por supuesto, mi siempre adorado Glenn Hughes, ese eterno joven que sigue defendiendo con creces el cariñoso apodo de “The Voice Of Rock” que sus fans le han puesto desde hace décadas. Tampoco puedo olvidar mi fascinación al escuchar por primera vez canciones como “Beggarman”, “One Last Soul” o “Song Of Yesterday”, en las cuales, para mi fortuna, lograban traer de vuelta los sonidos de antes gracias a una brillante amalgama de composiciones que bebían del Hard-Rock principalmente, aunque también se aprecian pinceladas de Funk o Soul muchas de estas.
Así pues, en un periodo
de tiempo más o menos breve, y lejos de tratarse de un proyecto sin planes de
futuro, el cuarteto decidió reunirse cada cierto tiempo para contentar a su
legión de seguidores con nueva música y extensas giras que siempre se tradujeron
en un éxito de ventas.
Después de la gira
promocional del más reciente “BBCIV” (2017), el conjunto no volvería a reunirse
en más de seis años debido a la imposibilidad de “cuadrar las agendas” entre
todos sus miembros. Glenn Hughes, por ejemplo, se convirtió en el nuevo vocalista
de The Dead Daisies y grabó dos álbumes de estudio con estos (los motivos de su
salida nunca quedaron muy claros), mientras que Joe Bonamassa, además de
mantener vivo su proyecto colaborativo con Beth Hart, ha seguido lanzado obras
solistas (¡qué bien le quedó “Time Clocks”!).
Siete años después de su
última obra, por fin podemos celebrar la salida de su quinto álbum de estudio,
titulado sencillamente como “V”. A la hora de componer las diferentes canciones
aquí incluidas, la propia banda afirmó que han intentado mantener el estilo
clásico que definió a sus primeros LPs.
¡Empezamos a desgranar el
álbum!
Nuestra andanza se inicia
por todo lo alto gracias a la poderosa "Enlighten" y su fusión de
Blues con esas melodías funkies que Glenn Hughes borda con sus superdotadas
cuerdas vocales. El estribillo le aporta al número un ADN más propio de un
single, grabándose en seguida en tu mente. Quiero aquí destacar también el
distorsionado solo de Joe, quien surfea con elegancia sobre un mar de efectos
al mismo tiempo que nos demuestra su clase tras las seis cuerdas. Algo que sale
a relucir desde este primer número es el elevadísimo nivel de la producción
sonora, permitiéndonos disfrutar de una experiencia sonora de lo más completa, sin
perder detalles alguno de los diferentes instrumentos.
Elegida por derecho
propio como primer single del disco, "Stay Free" es una de las
grandes joyas de este LP con su Funk-Rock decibélico que, al menos a mí, me
recuerda muchísimo a "Trampled Under Foot" de Led Zeppelin (mucha
culpa de ello tienen esos arreglos de teclados), aunque también a la etapa de
Hughes con Deep Purple. Precisamente, el cantante y bajista aquí nos entrega un
puente-estribillo de primerísimo nivel en el que saca a relucir sus mejores
agudos, como si el tiempo no hubiera pasado por sus cuerdas vocales. La guinda
al pastel la pondrá Joe Bonamassa con un solo catedralicio y con algún que otro
efecto que me ha encantado. Numerazo.
Sin perder de vista la
consistencia rítmica que distingue a este cuarteto, "Red Sun" se
erige como un corte más cercano al Soul en su estructura y en la descomunal
exhibición vocal del maestro Hughes, quien vuelve a entregarnos una
interpretación de lo más sentido tras el micrófono. La guitarra y el bajo van
trazando con calma una soberbia base melódica que nos acompañará durante todo
el tema. Me llama la atención el hecho de que fuera escogida como single,
cuando presenta una estructura algo menos directa que los otros dos adelantos y
se adentra en terrenos más desérticos.
Desde esa primera nota
que nace de la guitarra de Joe, sabes que "Restless" es una canción
que te va a dejar sin palabras desde la primera escucha. Este Blues decadente y
lacrimógeno podía haber sido parido en su momento por el eterno Gary Moore,
pero con la maravillosa peculiaridad de contar con la bellísima voz de Glenn
Hughes, quien firma una interpretación sobresaliente y que me ha tocado la
fibra sensible (enorme ese giro vocal a tonos más agudos que ejecuta momentos
antes del estribillo). La guinda al pastel la pondrá el emotivo solo de
Bonamassa, que puede estar entre los mejores del LP.
Aunque en la escucha
general del LP puede que se sienta como un número secundario, me gustan las
buenas vibras sonoras que emanan de "Letting Go", un corte de Rock
sincero y sin grandes cambios estructurales que cuenta con un buen puente y un
estribillo "de manual" que convence con más intensidad cuanto más lo
escuchas.
Otra secundaria bastante
cumplidora es la seductora "Skyway", una pieza lenta y pegajosa en
sus versos que termina derivando en un estribillo algo menos inspirado. Me
gusta mucho el repetitivo y caótico riff de Joe en esos versos que Glenn borda
tras el micrófono.
"You're Not
Alone" cuenta con una sección de guitarras y de batería que parece volver
a querer resucitar a sus amados Led Zeppelin. Cada nueva escucha a esta canción
me ha permitido disfrutarla como merece. Una vez más, y sin desmerecer en absoluto
el enorme trabajo instrumental del grupo, no puedo sacarme de la cabeza la
enorme interpretación vocal de Glenn Hughes, quien juega al máximo con sus
diversos registros, firmando un puente de lo más interesante. Mucha atención al
pequeño "duelo" de solos que nos ofrecerán los teclados de Sherinian,
la guitarra y la batería antes de llevarnos al estribillo final.
También encuentro
reminiscencias a Led Zeppelin y Deep Purple en la posterior "Love And
Faith", una pieza que te engancha desde la primera escucha gracias a ese
acompasado ritmo que firman al unísono tanto la guitarra como los teclados. Su
colorido estribillo suena algo más sureño, pero es un número que se siente
clásico y, por donde, enormemente convincente.
La banda eleva ahora la
propuesta decibélica en la enorme "Too Far Gone", una canción
eléctrica y cargada de malas intenciones que pone de manifiesto la enorme
química existente entre todos los miembros de la banda, así como el enorme
estado vocal de Glenn. Ciertamente no es una canción innovadora, pero tampoco
necesita serlo para convencer a cualquiera.
Mucha atención al enorme
final que nos propone la banda a través de "The Open Road", una
canción que se inicia Funky (hay muchos momentos que recuerdan al “Come Taste
The Band” de Deep Purple), con un ritmo agradable y juguetón donde el bajo y la
guitarra cobran un mayor protagonismo, pero que en su intermedio se endurece y
se vuelve más oscura gracias a la magistral irrupción de los teclados y a la
fuerza que Jason ejerce tras su batería. Es en ese momento exacto cuando
Bonamassa se marca otro sobresaliente solo lleno de técnica sobre una no menos
destacable pieza de bajo, llevándonos por todo lo alto hasta un final
absolutamente épico.
CONCLUSIÓN
Definitivamente, mereció
la pena esperar tanto tiempo para escuchar de nuevo a este supergrupo. “V” es
un disco que logra mantener la esencia sonora de anteriores lanzamientos, con 50
minutos de propuestas variadas en las que la instrumentación y el vozarrón de
Glenn Hughes captan nuestra atención en todo momento.
El tiempo nos permitirá
decir si es mejor que “este” o “aquel” álbum, pero de momento ya tenemos claro
que Black Country Communion sigue a un nivel sonoro devastador y eso, amigos
míos, es la mejor noticia que puedo contaros hasta ahora.
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