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Accept - Restless And Wild (1982)

Calificación:*****

Es posible establecer el 2 de octubre de 1982 como la fecha en la que Accept irrumpió en la escena musical definitivamente con la publicación de un álbum que, en términos musicales, poco (o nada) tenía que envidiar a las grandes bandas de Heavy Metal británico que por aquellos tiempos se habían encargado de engrandecer al género y de convertirlo en un fenómeno cultural. Fue ese día cuando veía la luz “Restless And Wild”, la cuarta obra de estos ambiciosos teutones, quienes habían comenzado a dar sus primeros pasos discográficos en 1979 con la publicación de su obra homónima, la cual había pasado sin pena ni gloria, como también sucedió con el posterior “I’m A Rebel” (1980), un álbum interesante pero que todavía nos mostraba a un grupo en búsqueda de su propia identidad musical. Sin embargo, con “Breaker” (1981), la banda comenzó a mostrar indicios de superación, logrando facturar un buen número de composiciones duras y convincentes que no puedo dejar de recomendar a aquellos que quieran adentrarse un poco más en la carrera de estos gigantes alemanes.

Aprovechando el momento de lucidez que “Breaker” parecía haber despertado en la banda, nuestros protagonistas no tardaron en encerrarse en los estudios de Dieter Dierks, uno de los grandes productores alemanes de la historia, para comenzar a dar forma a un total de 10 canciones completamente nuevas que conformarían “Restless And Wild”, su cuarto esfuerzo discográfico. La formación que grabaría el disco la compusieron Udo Dirkschneider a la voz (primer disco en el que cantaría todos los temas del disco sin excepción), el excelente guitarrista Wolf Hoffmann, Peter Baltes al bajo y el polivalente Stefan Kaufmann en la batería (recordemos que en las últimas décadas ha formado parte de U.D.O. como guitarrista). Cabe señalar que el bueno de Herman Frank, guitarrista de la banda recién llegado en aquellos tiempos, aparece acreditado en el disco, aunque no participó en la grabación del mismo, siendo Wolf el encargado de grabar todas las partes de guitarra del LP.  

Algo curioso de este LP es el hecho de que presente dos portadas completamente diferentes. Por un lado, tenemos la más popular imagen de las dos guitarras Flying V ardiendo sobre un fondo negro, mientras que otras ediciones nos presentan como portada una foto de la banda tocando en vivo.

Aunque a nivel comercial no fue un disco realmente popular (nunca obtuvo ninguna certificación en ningún país), podemos hablar de la primera obra maestra de una de las bandas más grandes que nos ha dado Alemania. Y si no me crees, solamente puedo invitarte a escuchar a continuación el disco y, de paso, leer el pequeño análisis que he preparado para la ocasión.

Tras esos primeros segundos en los que escuchamos la popular melodía alemana “Ein Heller und ein Batzen” (¿qué fan de Accept no ha cantado alguna vez ese ‘Ai Di Ai Do Ai Da…”?) sonando en un tocadiscos hasta que un una aguda lo ralla y, de la nada, el inmortal Udo emerge del inframundo para perforarnos los oídos con un agudo macabro, anunciando así el inicio de nuestro viaje. Y es que no hay mejor apertura para un disco de este calado que la que te ofrece “Fast As A Shark”, una de las canciones precursoras del Thrash y del Speed Metal (y quien lo niegue, sinceramente, no tiene ni idea de esto) por su ritmo devastador creado, fundamentalmente, a partir de un incendiario doble pedal que Stefan introduce aquí, aunque tampoco debemos obviar aquí la salvaje interpretación tras la guitarra de Wolf, quien firma mi solo preferido en toda su trayectoria, alargándolo considerablemente y rematándolo en unas líneas neoclásicas (recordemos el amor de este artista por la música clásica) antes de que los coros se nos abalancen rugiendo ese “Watch out!!!”. Uno de los grandes himnos de Metal alemán.

Sin tiempo para tomar aire llega el turno de la cruda “Restless And Wild”, una pieza que presenta un enorme trabajo instrumental (una vez más debo destacar a Stefan Kaufmann tras su batería) y un excelente Udo tras el micrófono, jugando con sus diferentes registros en esos versos más relajados antes de sembrar el caos en ese estribillo “marca de la casa” que fue concebido para triunfar en directo (¡y lo lograron!) donde, como viene siendo habitual, no faltaron esos inconfundibles coros. La guinda al pastel lo pondrá otro enorme solo de Mr. Hofmann.

“Ahead Of The Pack” se abre entre muteados y una percusión sobria que termina por desembocar en una canción de Heavy Metal ochentero (mucha influencia de la NWOBHM en este número) que cuenta con un estribillo sólido y un solo bastante dinámico, con diversos adornos y la esencia técnica de nuestro querido Wolf implícita.

Otro número donde podemos señalar las influencias de Judas Priest o Saxon en el nuevo sonido de Accept es “Shake Your Heads”, con su ritmo más denso y un talante más hímnico que nos permite disfrutar de los agudos más malintencionados de Udo en todo el LP (nadie negara que Udo debe mucho a Rob Halford a la hora de crear sus registros). Me gusta mucho el trabajo de pedal de Kaufmann en este número, aunque la producción del número no permita escucharlo con toda la nitidez que merece. Ojito aquí al solo de Hoffman, quien vuelve a ponerse la chistera de mago y nos hechiza con un solo más lento de lo habitual en el que, para nuestra fortuna, recuperará la faceta neoclásica que tanto nos gusta.

Nunca entenderé como “Neon Nights” quedó relegada a un segundo lugar en la historia de Accept (tal vez la presencia de varios clásicos en este LP tenga la culpa), cuando es una de las grandes canciones que nos han entregado los teutones. Pieza extensa y cambiante donde disfrutaremos de la faceta más “experimental” de estos referentes del Heavy Metal. Tras un inicio que siempre me retrotrae a los Scorpions de Uli Jon Roth, la banda juega sus cartas con sabiduría introduciendo un par de riffs lentos y pesados que van a predominar durante prácticamente toda la canción (también harán acto de presencia en el martilleante estribillo), menos en su minuto final donde el ritmo crecerá considerablemente. Tal vez el único solo de Wolf que pueda igualar al de la ya citada “Fast As A Shark” lo encontremos aquí, ofreciéndonos un magnánimo punteo con algo de efectos añadidos y apoyándose, por si fuera poco, en una base rítmica insuperable.

La batería de Kaufmann nos mete de lleno en la cara B de la mano de “Get Ready”, otra canción con sabor a Metal Británico de inicios de la década en el que Wolf nos inyecta en vena un riff pegadizo y sucio que no dejará de aparecer durante toda la canción. En líneas generales es una pista sencilla, con una estructura y un estribillo que podían haber firmado los AC/DC de Brian Johnson o Judas Priest (¿no les recuerda a “Devil’s Child”), que nos invita a dejarnos llevar por su tono festivo y compacto. Tras un breve pero muy convincente solo de guitarra volvemos a disfrutar por última vez del estribillo para dejarnos con un sabor de boca bastante gratificante.

La escucha prosigue con “Demon’s Night”, un corte que se inicia incierto con esa batería contundente y un riff que no termina de ebullir hasta pasados unos segundos (me gusta mucho el ascenso en el tempo que Hoffman impone durante los puentes con un riff simple pero lleno de mordiente). Tampoco hay que olvidarse de destacar aquí el enorme trabajo de Udo, quien encara esta canción con mucha rabia, desgañitándose con fuerza y clase en todo momento. Una secundaria de lujo, por supuesto.

Otra joya poco conocida de este LP es “Flash Rockin’ Man”, propuesta directa y de enorme pegada que se cimenta sobre un poderosísimo riff de guitarra y una base de bajo-batería no menos destructiva, por no hablar del despliegue de agudos que nos entrega en mano el amigo Dirkschneider, quien nos va preparando el cuerpo para el que es uno de los grandes puentes-estribillos de la banda (ese in crescendo previo a escupirnos un chorus directo pero inolvidable es digno de todo honor). En su sección intermedia, Wolf decide quedarse con parte del protagonismo y se arranca con un riff sucio y muteado que se termina tornando como un breve pasaje previo al distorsionado y acelerado solo que termina elevando la canción al máximo exponente de grandeza. 

Tras tantas dosis de contundencia, una pista más melódica como “Don’t Go Stealing My Soul Away” entra tan bien como una cerveza en un día de calor. Los tintes comerciales de su estructura y su instrumentación difieren un poco del trabajo vocal de Udo, quien sigue apostando firmemente por los agudos y los tonos más desgarradores de su voz. Una gran canción, aunque pueda no llegar al nivel de complejidad que otras canciones aquí incluidas puedan ofrecernos.

Todo termina en clave de clásico gracias a “Princess Of The Dawn”, una de las grandes, y más reconocidas, canciones de esta icónica banda. El celebérrimo riff principal se torna hipnótico desde el primer momento gracias a esas pequeñas pizcas de efecto que le añaden para que, pocos segundos después, nuestro querido Udo se arranque cantando en unos áridos tonos graves antes de elevar notoriamente sus registros y, finalmente, volarnos la cabeza con el legendario estribillo que aquí se nos presenta. Por si fuera poco, Hoffmann nos tenía reservado para el final un extenso solo creado para la ocasión en el que recorre el mástil conjugando velocidad y destreza a partes iguales antes de devolvernos al riff principal y, para alegría de todos, a un último estribillo. A modo de outro emerge un punteo final con tintes neoclásicos que el guitarrista grabó empleando guitarras acústicas, aunque durante años se creyó que lo que sonaban eran mandolinas.

CONCLUSIÓN

“Restless And Wild” no solamente confirmó las buenas sensaciones generales de “Breaker”, sino que terminó convirtiéndose, junto al posterior “Balls To The Wall”, en la obra más influyente y trascendental de estos alemanes. El estilo sonoro que tomaron prestado de diferentes bandas europeas, sumado al sello propio que esta banda encontraba en la voz de Udo y la destreza instrumental del resto de componentes, terminarían por convertirlos en una de las bandas más influyentes de la historia.

Tal vez “Balls To The Wall”, que un año más tarde sentaría cátedra en la escena europea, haya terminado convirtiéndose en su título más reconocido a nivel mundial, pero nadie puede ignorar la grandeza que se esconde tras las diez canciones que conformaron esta obra que tanto he disfrutado reseñando y que, sinceramente, siempre catalogaré como mi predilecta de los teutones.

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