Antes del 26 de marzo de 1991, los californianos Mr. Big se encontraban en un ascenso progresivo de fama gracias a la buena acogida que su debut homónimo de 1989 había tenido. No podía considerarse un éxito de masas, pero las críticas positivas que comenzaban a recibir, sumadas a la exitosa gira como teloneros de Rush por Estados Unidos y Canadá, así como las positivas cifras de entradas vendidas en su gira individual por Asia había permitido que Mr. Big irrumpiera progresivamente en una escena musical cada vez más orientada al Grunge.
No era de extrañar que
una propuesta como la de este cuarteto captara rápidamente la atención de la
hinchada rockera. Y es que, si te detienes a pensarlo con calma, una banda que
tiene a auténticos virtuosos de sus respectivos instrumentos como Paul Gilbert
a la guitarra, Billy Sheehan al bajo y a Pat Torpey (D.E.P.) tras la batería,
junto a Eric Martin, una de las mejores voces del Hard-Rock, no puede ser “del
montón”. No hay más que escuchar temas del mencionado debut como “Addicted To
That Rush”, “Blame It On My Youth” o “Wind Me Up” para llegar a la conclusión
de que estos tipos venían a rejuvenecer de nuevo el Rock con una propuesta
ambiciosa como pocas en aquel momento de decadencia para el género.
Con el viento a favor, la
banda entró rápidamente en el estudio para dar a luz al que sería su segundo LP
de estudio. “Lean Into It” documenta fielmente un momento realmente dulce para
el grupo, en el que la compenetración entre los miembros no podía ser mejor,
así como su afán de experimentación y de llevar su técnica individual al mayor
nivel de dificultad posible.
La portada, con ese tren
completamente destrozado tras sufrir un accidente, también tiene una historia
de lo más curiosa ya que, aunque goza de bastante reconocimiento dentro del
género, no había sido la idea original del grupo. El propio Sheehan lo explica
así a Guitar World: "Fuimos a un restaurante para la gran revelación de
ver la foto de la portada, ¡y era simplemente horrible! Presentaba a una chica
vistiendo un traje de baño de los años 50, usando zapatos con un tacón corto
que usaría una enfermera. Estamos mirándolo y diciendo, '¿Qué diablos es esto?
¡Cualquier cosa será mejor que esto!' En la pared estaba la foto del accidente
de tren, así que dije 'Eso sería mejor'. Terminamos usando eso".
¡Dicho esto comenzamos a
desgranar cada canción de este álbum tan grandioso!
El Hard-Rock enérgico de
“Daddy, Brother, Lover, Little Boy” inicia las hostilidades por todo lo alto
gracias a esta propuesta llena de gancho y de técnica que, como todos sabrán,
terminaría convirtiéndose en uno de los grandes temas de este cuarteto. Sobre
una estructura más o menos accesible en la que cada músico va incluyendo
pequeños detalles técnicos, Eric Martin canta con esa enorme seducción que
siempre le ha distinguido. Por supuesto, también tenemos aquí el famoso solo de
Gilbert y Sheehan que avanza a un ritmo absolutamente inhumano gracias al uso
de una taladradora con púas incorporadas (algo que nunca podía faltar en los
directos del grupo). Así pues, el disco arranca de la mejor manera posible.
El nivel se mantiene por
todo lo alto gracias a la sobresaliente “Alive And Kickin’”, una canción más
cercana al Blues que tiene como principal atractivo el serpenteante riff
principal que Gilbert se saca aquí de la manga y que impone un ritmo más delicado
y, como decimos, bluesy, aunque tampoco hay que dejar de alabar el
fenomenal acompañamiento de bajo de Billy (escuchen esas líneas temblorosas que
persiguen en la sombra a Gilbert cuando este último firma su solo) y de Pat a
la batería, así como el gran trabajo vocal de Eric . Este es otro
clásico inmortal del grupo y, como tal, creo que es complejo encontrarle algún
tipo de pega.
Seguimos por la senda de
los clásicos de la mano de "Green-Tinted Sixties Mind", una canción
cargada de melodía que, como cabía esperar, fue elegida como segundo single del
disco. La manera en que Gilbert abre la canción con ese punteo enamora a
cualquiera (¿no les recuerda a la de “Spirit Of Radio” de Rush?), pero es que
los coros que todos los miembros firman aquí para acompañar a un estelar Martin
al micrófono tampoco merecen. Estamos ante una pieza de Hard-Rock melosa y
agradable que, aunque data de 1991, parece sacada de la década de los ochenta
por su estilo.
Sin alejarnos mucho del
concepto sonoro del tema anterior, “CDFF – Lucky This Time” consiste en una
versión de una de las canciones más populares de Jeff Paris, un popular músico
de sesión que trabajó para bandas tan diversas como Cinderella, Vixen o Y&T,
entre otras. Estamos ante una pieza de AOR que nos permite volver a disfrutar
de un gigantesco Eric Martin, quien lleva su voz a los más exigentes agudos en
un estribillo que se graba a fuego en tu mente. Aunque sea breve, disfruto
enormemente del solo de Gilbert y, como siempre, de la base de bajo y batería
que Sheehan y Torpey construyen de principio a fin.
La faceta bluesera del
grupo que tanto nos había enamorado en “Alive And Kickin’” vuelve a emerger en
otra grandísima canción como es “Voodoo Kiss”, pista que se inicia acústica
pero que termina ebullendo en un número más movido gracias a un pegajoso riff
cortesía de la dupla Gilbert-Sheehan que pueden repetir hasta la saciedad que
nunca se sentirá repetitiva (por momentos me recuerda al de “Unskinny Bop” de
Poison). Temazo y punto.
Otro riff de categoría
inicia la adictiva “Never Say Never”, una canción llena de pegada y que enamora
gracias a su ritmo medio facilón y cumplidor que funciona a las mil maravillas.
El estribillo es ochentero a más no poder, con esos coros in crescendo que tan
buenos resultados dieron en a tantas bandas en aquellos tiempos. No me parece
casual que tras la composición de esta canción estuvo presente Jim Vallance,
uno de los grandes compositores de los 80 y los 90 que, además de trabajar con
artistas de renombre (Alice Cooper, Bryan Adams,…) fue uno de los responsables
de la resurrección de Aerosmith, componiendo algunas de las mejores canciones
de su catálogo más contemporáneo. Y es que ese riff de Gilbert y el desarrollo
posterior de la canción, podía haber formado parte de las obras de los “chicos
malos de Boston” en las que Vallance participó (“Permanent Vacation”, “Pump” Y
“Get a Grip”), aunque tampoco desentona con el concepto sonoro de este disco.
El éxito que tuvo la
archiconocida “To Be With You” (luego tocará reseñarla), ayudó mucho a la
enorme aceptación que tuvo “Just Take My Heart”, tercer single del álbum y otro
hit del grupo. Balada de manual elaborada a través de unos solventes
arpegios de guitarra y de una interpretación conmovedora por parte del bueno de
Eric Martin. Siempre que escucho el LP, me resulta agradable volver a esta
canción.
Paul Gilbert y su
guitarra deciden volver a elevar los decibelios del álbum de la mano de “My
Kinda Woman”, un corte de Rock callejero que a muchos nos podrá recordar a
aquellos primeros Whitesnake o Def Leppard, con una propuesta simple en cuanto
a estructura pero que esconde un gran número de pequeños arreglos (enorme
Sheehan en este apartado) que elevan la calidad de la propuesta. Una vez más
creo que sale a relucir la capacidad de Eric Martin para enfrentarse a todo
tipo de composiciones con su envidiable voz que ya es eterna. Además, necesito
aquí destacar al inmortal Pat tras su kit, quien marca el ritmo combinando una
precisión de cirujano con altas dosis de mala hostia.
¡Que todos los amantes
del Blues pinchen “A Little Too Loose! Si “Alive And Kickin’” y “Voodoo Kiss”
parecían transportarnos al Delta del Mississippi, espera a escuchar esta joya
algo desconocida del grupo y que no dudaría en incluir entre mis predilectas
del LP. Un tributo explícito a las raíces del género a través de un corte
denso, machacón (¡grande Pat!) y que desprende cierto olor a Jack Daniels a
través de esas voces corales y los constantes licks que van introduciendo
Gilbert y Billy desde sus respectivos instrumentos.
La posterior “Road To
Ruin” mantiene viva la esencia rockera predominante en el LP gracias a una
propuesta sólida donde la batería goza de un mayor protagonismo, mientras el
bajo y la guitarra disparan desde las trincheras. La actuación vocal de Eric y,
posteriormente, de los coros (muy logrado ese puente) garantizan la
inmortalidad de esta canción en nuestra mente. Pista de enorme valor sonoro
que, por cierto, se le acredita también a Jeff Paris. La guinda al pastel la
pondrá Gilbert con un veloz solo. Otro temazo.
Como decíamos
anteriormente, probablemente el éxito de este disco se deba a la aceptación
global que tuvo “To Be With You”, el tema que catapultó definitivamente al
grupo, convirtiéndose en un fenómeno mundial rápidamente y que, a día de hoy,
creo que sigue siendo la canción más escuchada de este cuarteto (solamente en
Spotify veo que ya tiene 350 millones de reproducciones). Baladón atemporal
cantado a las mil maravillas por parte de Eric, quien vuelve a ser acompañado
por sus compañeros de banda a los coros y que cuenta con unos delicados
arreglos instrumentales (¡cómo resuenan esas guitarras!) que aportan mayor
luminosidad a esta pieza legendaria.
CONCLUSIÓN
“Lean Into It” terminó
por confirmar el buen hacer que el grupo había demostrado en su homónimo debut
a través de una poderosa colección de once canciones que combinaban la
diversidad de estilos con un talento musical abrumador, dos elementos que, en
definitiva, siempre han caracterizado a Mr. Big y que le han permitido
convertirse en una de las bandas más atractivas de los últimos 30 años.
Puede que “To Be With
You” ayudara al reconocimiento del álbum y del grupo a mayor escala, pero soy
fiel defensor de que “Lean Into It” debe ser apreciado por su suma de grandes
canciones y no por la grandeza de una sola. De hecho, y soy consciente de que
habrá mucha gente que difiera aquí conmigo, para mí hay canciones aquí mucho
mejores que la mencionada balada, o al menos yo las disfruto más.
Pronto, y no sin antes
sacar la segunda parte de su saga de directos “Raw Like Sushi” y otro directo
de nivel como “Mr. Big Live”, podríamos disfrutar de otro LP de altura como
“Bump Ahead” (1993), pero esa es otra historia que me comprometo a contaros más
pronto que tarde.
¡Discazo!
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