Parece mentira, pero ya han pasado casi dos décadas desde que viera la luz “Tyranny Of Souls” (2005), el que hasta esta fecha era la obra solista más reciente del legendario Bruce Dickinson, Dios del Metal mejor conocido por haber sido el cantante de Iron Maiden por excelencia (con permiso de Paul Di’Anno y Blaze Bayley).
Hoy, viernes 1 de marzo de 2024, podemos celebrar la
publicación del esperadísimo “The Mandrake Project”, una obra que durante mucho
tiempo se llegó a sentir como “utópica” en el sentido de que parecía que nunca
vería la luz. Y es que le ha llevado más de 10 años (la hemeroteca demuestra
que desde principios de 2014 Bruce se encontraba trabajando en este disco) dar
forma a una obra que se vio ralentizada por diferentes motivos: el diagnóstico
y la superación de un cáncer entre 2014 y 2015, los inamovibles compromisos con
Iron Maiden (sacar nueva música, varias giras mundiales,…), escribir y
presentar su autobiografía a escala mundial con una gira de monólogos,
representar y ganar la medalla de plata en el Campeonato Europeo de Esgrima por
Equipos de Veteranos,…¡no ha parado!
Por si fuera poco, la pandemia del Covid-19 también
pospuso la entrada en el estudio. No obstante, una vez pudo volver a
Norteamérica, el veterano cantante se reunió en el estudio con su inseparable
productor y guitarrista, Roy Z, para terminar de dar forma a una serie de ideas
que llevaban años en el cajón de “pendientes” y, ya de paso, grabar otro par de
canciones completamente nuevas. Es en estas sesiones de grabación donde la
obra, que originalmente había sido concebida como conceptual, terminó convirtiéndose
en un LP conformado por canciones que no están relacionadas entre sí a nivel
temático. Sin embargo, y por no quedarse con la espinita clavada, Bruce
acompaña el lanzamiento de este nuevo disco con una colección de 12 cómics que
irán viendo la luz progresivamente y que sí desarrollarán la trama
originalmente planificada por el cantante. En esta se contará la historia del
Doctor Necrópolis (volveré a este personaje más tarde). En palabras de Bruce:
"’The Mandrake Project’ es el nombre
del álbum. El cómic es una novela gráfica de 12 episodios, algo para adultos.
Hay un montón de cosas en él, hay mucho sexo y drogas y violencia y todo tipo
de cosas. Pero básicamente es la historia de un tipo que está buscando su
identidad, el Dr. Nécropolis. Es un huérfano, es un genio, y lo odia, y odia la
vida, pero está involucrado en el Proyecto Mandrágora (The
Mandrake Project). Y El Proyecto Mandrágora tiene como objetivo tomar el
alma humana en el momento de la muerte, capturarla, almacenarla y colocarla en
algo más. Y el tipo que dirige el proyecto, el Profesor Lázaro, tiene una
visión de lo que va a suceder con esta tecnología, y Necrópolis tiene otras
ideas. Y así continúa la historia".
¿Qué podemos esperar de “The Mandrake Project”?
Como toda obra de Bruce Dickinson en solitario, creo
que sería un error pensar que nuestro “Air Raid Siren” haya optado en esta
ocasión por vivir de las rentas compositivas de Iron Maiden y haya compuesto 10
canciones completamente carentes de inspiración y que se sienten como una
especie de “refrito” de ideas ya explotadas con Steve Harris y compañía.
De hecho, si algo ha definido a nuestro protagonista
en cada lanzamiento que ha hecho “ajeno” a “la doncella” es su sorprendente
abandono de la “zona de confort musical” a la que nos ha tenido acostumbrado.
Prueba de ello son obras especialmente rompedoras como “Skunkworks” (su disco
más peculiar y que tanta división de opiniones despertó en su momento) o el
llamativamente comercial “Tattoed Millionaire”. Cierto que hay otros LPs donde
se haya acercado más al Metal y, por ende, a Maiden, como “Accident Of Birth”,
“The Chemical Wedding” (ambos con Adrian Smith como guitarrista) o “Tyranny of
Souls”, aunque se hayan movido por un estilo más contemporáneo que cualquier
obra moderna de IM.
Por ende, “The Mandrake Project” se presenta como una
colección de canciones que han estado durante mucho tiempo guardadas en un
cajón y que, conociendo a su autor, pueden moverse por cualquier estilo.
La primera gran sorpresa no tardará en llegar. Y es
que desde los primeros segundos de “Many Doors To Hell”, donde los teclados con
ciertos matices eclesiásticos y unas guitarras hardrockeras imponen un tono más
radiofónico de lo habitual, la canción se siente como una especie de guiño a
los mismísimos Ghost, banda que ha pegado fuerte en la escena rockera
contemporánea y a la que Bruce en alguna que otra ocasión ha piropeado. Puede
que en la primera escucha alguno que otro se sienta ligeramente descolocado,
pero os puedo garantizar que no dejará de crecer en tu oído. Dickinson aquí
juega sabiamente sus cartas, decantándose por un tono más relajado en los
versos para poner toda la carne en ese puente-estribillo de altos vuelos. Una
canción que podía haber sido elegida como single promocional, pero que el
británico prefirió reservar.
Rompedora a nivel sonoro y visual. Así definiría “Rain
On The Graves”, el segundo adelanto que pudimos catar del LP y, a mi parecer,
uno de los puntos más álgidos de este. Con un trasfondo sonoro que evoca con
bastante éxito la esencia musical de las películas de terror de las primeras
décadas del Siglo XX, la batería, con especial presencia del bombo, y un
omnipresente bombo crean una base idónea para que Dickinson se nos abalance con
unos versos que interpreta cual narrador de novelas de terror. Mención especial
para ese riff que Roy dispara en el puente y a los numerosos arreglos de
teclado. El estribillo, con una pegadiza interpretación de nuestro querido
Bruce, también es un highlight absoluto de la obra, por no hablar del
técnico solo que nos entrega aquí Roy. Desde la primera escucha, y me parece
que a otros compañeros del gremio de “reseñistas” también les pasó, el tema me
recordó mucho, a nivel estilístico, a aquella curiosa “Vincent Price” que hace
unos años editaron los mismísimos Deep Purple para su LP “Now What?!”.
Bruce y Blake...¡amor del bueno! |
¡Ojito al tema que se viene a continuación! Y es que “Resurrection
Men” supone uno de los momentos más curiosos y diferentes en la trayectoria de
Bruce Dickinson, y eso que tiene en su haber un LP tan peculiar como “Skunkworks”.
A lo largo de seis minutos de extensión, el cantante y su grupo nos regalarán
una pista compleja y cargada de alteraciones rítmicas que van de un inicio con
sabor a Western (mucha atención a la línea de bajo acústica que emerge en los
primeros compases de tema), a una transición cada vez más dura (curiosa la
manera en que Bruce encara los versos con su voz) que termina mutando, más o
menos a mitad de canción, en una pista de Heavy Metal cavernario que recuerda a
los mismísimos Black Sabbath (el riff de Roy Z podía haber sido parido por Tony
Iommi, así como la poderosísima vibración del bajo disonante, que parece emular
al bueno de Geezer Butler ). Posteriormente, y tras un breve interludio más
dramático, la canción va regresando a su fase inicial. Auténtico sorpresón.
Soy consciente de que ya lo he dicho más arriba, pero
qué bueno me parece el hecho de que Bruce se aleje por completo de lo que ha
grabado con Iron Maiden para dejar fluir su torrente de imaginación. Un ejemplo
de ello es la bella y teatral “Fingers In The Wounds”, una pieza breve que en
su primera mitad parece una balada, pero que termina desembocando en una
monumental composición cargada de arreglos arábigos y orquestales para,
finalmente, volver al excelente estribillo que esta composición nos ofrece
(especialmente gracias a la cruda interpretación de nuestro eterno Dickinson).
Cuando en 2014 Bruce se encontraba componiendo el
disco, él tenía entre manos una canción titulada “Eternity Has Failed” con la
que el LP abriría y se presentaría al ya mencionado Doctor Necropolis
(recordemos que originalmente iba a ser un disco conceptual). Sin embargo,
cuando sus compañeros de Iron Maiden escucharon la demo original de la
composición, le rogaron a Dickinson que se la cediera al grupo para su próximo
álbum (recordemos que esto ya pasó en su momento con la famosa “Bring Your
Daughter To The Slaughter”, originalmente compuesta por Dickinson para la
quinta parte de la saga de “Pesadilla en Elm Steet” y que terminó incluida en
“No Prayer For The Dying”). Así pues, y tras varias modificaciones, la canción
llegó a nuestros oídos bajo el título de “If Eternity Should Fail” y se
encargaría de abrir el notable “The Book Of Souls. Lejos de renunciar a
incluirla en su disco, Bruce decidió rescatar nuevamente esta canción para “The
Mandrake Proyect” recuperando el título original y tratando de acercarse más a
la idea primitiva que él había tenido.
Lo primero que llama la atención es esa breve
introducción tribal (honor a los arreglos de flauta) sobre los que Bruce se nos
abalanza cantando esa ya famosa línea de “Here is the soul of a man…”. El resto
de canción es bastante similar a la de Maiden, aunque hay que matizar una serie
de cosas: tiene un ritmo más lento, dura menos y las guitarras se sienten más
distorsionadas que las de Maiden (en los solos, eso sí, extraño mucho a Dave,
Adrian y Janick). Sea como fuere, me parece un gran acierto por parte del
cantante que, pese a haber entregado la composición a sus compañeros de banda,
también quisiera incluir en su disco solista la versión original, mostrando así
la evolución de una canción que, particularmente, me cautivó cuando Maiden la
publicó.
El Groove que emana de esa incendiaria combinación de
bajo y guitarra nos manda de una patada a los tiempos de “Accident Of Birth”.
Palabras mayores este eléctrico “Mistress Of Mercy”, donde la voz de Dickinson
sigue mostrándose juvenil y ajena al paso de las décadas, escupiendo cada verso
y estribillo con la potencia de antaño mientras sus compañeros le acompañan con
una base instrumental compacta y sucia. Los seguidores más nostálgicos no
dejarán de sonreír a lo largo de la que es, sin duda, una de las canciones más
atractivas de este gran LP.
Seguimos viajando al pasado de la mano de “Face In The
Mirror”. Estamos ante una Power Ballad que evoca a títulos magnánimos como “Tears
Of A Dragon” o “Navigate The Seas Of The Sun”. Lejos de sentirse artificial y
sin alma, Bruce es un experto en inyectar emotividad y elegancia a este tipo de
canciones, amoldando su voz a cada verso y estribillo sin caer en excesos.
Punto a favor del trabajo acústico de Roy Z tanto en la guitarra como en el
bajo, así como de esos arreglos de piano tan efectivos y que aportan más
grandeza a otra canción tremendamente convincente.
Las emociones siguen en aumento con la llegada de la
épica “Shadow Of The Gods”, otro de los temazos indiscutibles de “The Mandrake
Project”. En sus primeros minutos nos topamos con el Bruce Dickinson más
dramático y frágil, cantando con una elegancia solo al alcance de los más
grandes del género (auténtica salvajada de interpretación sobre un piano
lacrimógeno). Con el paso de los segundos, la intensidad se va incrementando
considerablemente tanto en el apartado orquestal como de la percusión, permitiendo
a nuestro querido protagonista que eleve más sus registros hasta esos agudos
tan característicos. Llegados los cuatro minutos Roy cambia el rumbo de la
canción y se saca de la manga otro riff con ciertas reminiscencias “sabbathicas”,
pasando así de un inicio lacrimógeno a un desenlace de Metal duro y crudo
(atención al par de rugidos más graves que se marca aquí Bruce).
Nuestro viaje llega a su final con la peculiar “Sonata
(Immortal Belove)” y sus más de diez minutos de experimentación sonora en la
que, sobre una base instrumental sólida y que ofrece pocos cambios, Bruce va
jugando con su voz, pasando de un inicio más grave a unas posteriores secciones
más agudas y sentidas. Coincido con la opinión de algunos medios que dicen que,
por momentos, da la sensación de que el cantante va improvisando la letra, como
si estuviera dando forma poco a poco al texto. Honor para Roy Z y el extenso
solo que se marca durante los últimos minutos de canción. Un final de lo más
curioso.
CONCLUSIÓN
Si pretendes escuchas “The Mandrake Proyect” esperando
encontrarte con una colección de canciones que suenen similares a Iron Maiden,
mejor abandona esta reseña y desempolva tu vinilo de “The Number Of The Beast”.
Y es que la nueva obra de Bruce Dickinson es, como cabía esperar, un trabajo
complejo y rico por sus propuestas tan diversas y bien diferenciadas que ponen
de manifiesto la capacidad creativa de uno de los personajes más ambiciosos del
Heavy Metal.
No, no es una obra para todos los públicos. Pero hace
mucho tiempo que Bruce Dickinson decidió que su carrera en solitario jamás buscaría
el beneplácito de las masas, sino algo más íntimo: redescubrirse a si mismo
como el excelente compositor que es.
Tampoco descubro nada al decir que a sus 65 años se
mantiene en un estado vocal y físico absolutamente envidiable. Claro que no
tiene la potencia de hace 20 o 30 años, pero el paso de las décadas, y esto es
algo innegable, también ha permitido que nuestro ídolo adquiera una capacidad
interpretativa insuperable.
Tenía muchas expectativas respecto a este álbum y, con
una sonrisa dibujada en mi cara, puedo confirmar que las ha superado con
creces. Podemos estar ante uno de los pelotazos de 2024.
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