Como muchos podrán adivinar si han leído reseñas pasadas, entre mis bandas predilectas del Siglo XXI seguro que incluiría a los suecos Avatar, ya sea por el hecho de que los he seguido desde sus orígenes y les guardo un cariño especial, o porque siento que hay pocas bandas que propongan un Metal tan diverso tanto en sus álbumes de estudio como en sus ya consagrados directos.
Como en breves meses verá la luz “Dance Devil Dance”, un LP que espero con gran ilusión, he querido que la primera reseña del año 2023 tenga a este quinteto sueco liderado por un vocalista incendiario como Johannes Eckerström como principales protagonistas. Dicho esto, mi reseña elegida ha sido “Black Waltz”, la cuarta aventura discográfica del grupo.
Corría el año 2012. Con tres lanzamientos a sus espaldas, lo cierto es que era realmente difícil encasillar a estas jóvenes promesas en un solo género musical, aunque la mayoría haya optado por incluirlos dentro del Death Metal Melódico (no es una mala opción). La buena recepción que había tenido su homónima obra en 2009 puede que motivara la entrada del grupo en el estudio con el aclamado productor sueco Tobias Lindell a modo de dar al siguiente LP una mayor calidad sonora en términos de producción y masterización, pero también para intentar ampliar sus horizontes sonoros un poco más, si es que eso era posible. El resultado, como ahora podrás comprobar en el análisis musical, fue tan grande que permitió a nuestros protagonistas irrumpir con fuerza en la escena metalera mundial.
Las hostilidades se inician con un pesadísimo corte
llamado "Let Us Die" en el que encuentro momentos de gran similitud
con Marilyn Manson (aunque siempre prefiera a los suecos que al polémico
cantante americano) en sus versos, pero que termina por derivar en un
estribillo más Death sobre el que Johannes siempre termina desgañitándose.
Tras un opener espectacular, se erigirá ante
nosotros un cañonazo de índole industrial titulado "Torn Apart", cuya
base sonora debe mucho a nuestros queridos Rammstein. Johannes juega con sus
cuerdas vocales, las retuerce y desgarra en cada verso y estribillo…¡tremendo
cantante! Recomiendo, además, el curioso videoclip filmado en reverse (marcha
atrás):
Si ustedes me lo permiten, "Ready For The
Ride" y "Blod" son dos piezas que me gustaría analizar juntas ya
que, en ambas, podremos encontrar unas guitarras mucho más complejas y técnicas
(la dupla que conforman Jonas Jarlsby y Tim Öhrström es de las mejores que
existen dentro del Metal Contemporáneo), una batería atormentada (ese doble
pedal es absolutamente escandaloso), así como un colosal Eckerström tras el
micrófono que llega a registros similares a los de la ya archiconocida
"Hail The Apocalypse".
Me gusta mucho “In Napalm” por sus elementos más melódicos y experimentales, sin por ello renunciar a la distorsión, que parecían presagiar la evolución sonora que el grupo experimentaría en álbumes venideros. Johannes juega con su versatilidad de registros, incrustando algunos rugidos en líneas vocales limpias. El solo de guitarra, pese a su brevedad, cuenta con un imperdible duelo de tapping por parte de ambas hachas. Numerazo de esos que crecen con las escuchas.
“Black Waltz”, el tema-título, combina el Metal más
asesino con las tradicionales melodías circenses, un fenómeno que también
sucedería en su siguiente obra, “Hail The Apocalypse”, con el tema “Puppet
Show”. Su inicio más lento, donde las guitarras y el bajo crean una melodía suave
y diabólica al mismo tiempo, se ve violentamente pausado por los crudos
guturales de Johannes (¡qué vozarrón!).
Tres minutos de caos y destrucción es la certera
propuesta de “Blod”, número en el que siento la necesidad de destacar el
pegadizo y violento punteo principal que las guitarras repiten constantemente
durante los versos. Su estructura es simple, pero funciona a las mil
maravillas.
Seguramente uno de los temas más conocidos del disco
es "Let It Burn", el cual se ha convertido, con los años, en un hit
inamovible en los repertorios en vivo del grupo 0allá donde tocan. Su riff
principal suena retador y menos distorsionado en primeras instancias, mientras
que Johannes llama muchísimo la atención por moverse en diferentes registros
(en un inicio parece nuevamente imitar a Manson, para luego terminar por
aniquilar al oyente con nuevos gritos solo accesibles para los grandes del
género). Palabras mayores.
De "One Touch" destaco su curioso regusto a
White Zombie en esas guitarras más distorsionadas y punzantes, sin por ello dejar
de lado la personalidad de nuestros queridos Avatar. Ha quedado como una pieza
olvidada con el paso de los años, pero no desmerece en absoluto.
"Paint Me Red" tiene un tono más accesible,
teniendo en cuenta la mala hostia con la que por aquellos tiempos tocaba el
quinteto. El estribillo es radiofónico y europeo, pero no por ello menos convincente
que otros del disco. Buena canción que, una vez más, parecía pronosticar lo que
años después haría el grupo en otras obras.
El otro corte que todo fan medianamente fiel a Avatar
conoce es "Smells Like A Freakshow", una canción que reconozco que en
sus primeras escuchas no me terminó de parecer tan buena, pero que los años han
terminado por enamorarme (¡es de mis favoritas!). Riffs y ritmos más bien
rápidos con el ADN ya inconfundible de los de Gotemburgo que siempre es
rematada en un puente-estribillo memorable.
Finalmente, y de manera más que curiosa, el grupo se
lanza a la piscina con "Use Your Tongue", una pieza de más de nueve
minutos de extensión donde la ambición de estos muchachos no conoció límites.
En este ejercicio de experimentación hay mucho Death Metal, pero también guitarras
sureñas sobradas de técnica, coros operísticos y algunas atmósferas
blueseras…¿a qué esperas para escucharla? Espectacular
Sin desmerecer el alto nivel mostrado en sus tres
referencias discográficas previas, "Black Waltz" es el primer gran LP
de Avatar, la joya que les abrió las puertas de la escena metalera mundial y
que sirvió como modelo para crear el inolvidable “Hail The Apocalypse”, que
para muchos es el álbum más grande lanzado por este grupo.
Para mí “Black Waltz” es digno merecedor de un notable
alto ya que, sin ser la obra cumbre del grupo, marcó un antes y un después en
su discografía, por no decir que contiene una colección de canciones estelares.
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