Irreverentes, originales, con sentido del humor y sin pelos en la lengua. Con el paso de las décadas Alestorm ha terminado convirtiéndose en una banda muy querida dentro de la escena metalera mundial. Estos iconos del Pirate Metal son capaces de liar una buena fiesta ante cualquier audiencia, valiéndose siempre de un repertorio de canciones tan memorables y eléctricas, como hechas por y para el cachondeo. De hecho, en los últimos años este proyecto liderado por el siempre genial Christopher Bowes se ha llegado a autodefinir como una banda que interpreta “Party Metal” (creo que nos imaginamos perfectamente a qué suena una banda que se define así).
Soy de los que piensa que no tienen un disco malo. Me ha
gustado mucho la evolución que han experimentado con cada nuevo álbum, pasando
de unos orígenes más “serios” (si es que se puede usar ese adjetivo para hablar
de Alestorm) y centrados en hablar de la vida pirata con temas épicos y
agresivos, a una etapa contemporánea donde han ido introduciendo canciones más
radiofónicas (sin perder su esencia) y dando rienda suelta a sus locuras
mentales.
Tras el recomendable “Curse Of The Crystal Coconut” y del LP
en directo “Live In Tilburg”, este último es ideal para hacerse una idea del
tipo de artistas del que os estoy hablando, tenemos ahora la suerte de poder
hablar de “Seventh Rum Of A Seventh Rum”, su séptimo álbum de estudio, cuyo
título es una parodia del “Seventh Son Of A Seventh Son” de Iron Maiden. Y ya
os digo yo que este es un álbum que entra no solo por los oídos (ya os adelanto
que me ha gustado), sino también por los ojos con una portada tan vistosa y
llena de referencias a canciones y álbumes pasados.
¿Tienes ganas de reírte? ¿Tienes ganas de corear
estribillos? ¿y de aprender alguna “batallita” del pasado? ¿y de escuchar
canciones que hablan sobre beber mucha (pero que mucha) cerveza? ¡Pues no lo
dudes y súbete al barco de Alestorm!
Todo arranca con la estelar “Magellan’s Expedition”, una
canción que, como ya sucederá con alguna otra de este mismo disco, nos
retrotraerá a referencias discográficas del pasado (concretamente a sus tres
primeros LPs). La tripulación de Bowes realiza un golpe certero con un número
donde logran encontrar el equilibrio perfecto entre las melodías de los
teclados, con la solidez y mala baba de la guitarra y la batería. Una vez más,
y con un tono más serio que de costumbre (parecen más Sabaton que Alestorm), la
banda rememora un acontecimiento histórico para la navegación. En esta ocasión
han elegido la primera vuelta al mundo
realizada por la expedición de Magallanes y Elcano, centrándose en el primero,
quien capitaneó esta expedición hasta su muerte.
“The Battle At Cape Fear River” combina momentos de
auténtica furia musical con otros más accesibles (ese estribillo medianamente
festivo fue creado para que nadie pudiera olvidarlo). Sobre la letra, Bowes
encarna en primera persona al temido Barbanegra, quien se dirige a los oyentes
una vez que este fue asesinado y degollado por el británico Robert Maynard,
anunciando su regreso como un fantasma o un zombie. Lo curioso es que el título
alude a una gesta que en español se ha traducido como la Batalla de los Bancos
de Arena, en la cual no intervino el mencionado pirata (lo que sí es cierto es
que tanto su fallecimiento como dicha contienda sucedieron en 1718). Muy buena
canción, todo sea dicho.
Con una introducción con efectos de 8 bits al estilo de su
reconocida “Mexico” abre la alocada “Cannonball”, número muy metalero en sus
versos y 100% pirata en uno de mis estribillos preferidos de todo el disco. En
definitiva, una canción con el sello de estos corsarios bien impreso.
Si bien reconozco que soy más de los Alestorm rudos, creo
que con “P.A.R.T.Y.” la banda ha dado en el clavo. Sin grandes arreglos, ni
fórmulas realmente complejos, se han marcado un número fiestero que tiene tanto
de Rock y Metal como de Pop discotequero, con uno de los estribillos más
pegadizos que he escuchado en años. Por supuesto, muchos de sus seguidores más
antiguos se pueden sentir escandalizados (la primera vez que lo escuché me
quedé algo descolocado), pero tampoco creo que les resulte tan “traumático” si
han escuchado sus dos previos LPs (desde el “No Grave But The Sea” empezaron a
introducir este tipo de sorpresas). Antes de escucharla, si no lo has hecho ya,
te reto a no bailar una vez empiece a sonar en tu reproductor de música.
La primera mitad del disco llega a su fin con la pegadiza y
rápida “Under Blackened Banners”, donde mezclan golpes de guitarra cercanos al
Metalcore (siempre pirata, no se asusten) con una estructura memorizable desde
la primera escucha y un estribillo sobradamente disfrutable (otro de mis
predilectos). Tampoco faltarán los guturales del bueno de Elliot Vernon, un
recurso que en los últimos álbumes ha ido usando con más y más frecuencia. No
obstante, si hay algo a destacar en este número es el interludio instrumental,
algo más ambicioso que de costumbre.
Tratándose de una banda tan peculiar como esta, era raro que
en algún momento no aprovecharan los orígenes húngaros de su guitarrista, Mateo
Bodor, para escribir una canción cuyo estribillo estuviera escrito en dicha
lengua. Además, el propio músico ha ayudado también en las tareas vocales,
interviniendo en un par de momentos puntuales. Si Alestorm ya tenían
reconocimiento en Hungría, esta canción terminará de consagrarlos. En si es una canción más de ese Party Metal que
tan bien practican.
Turno del tema que da título a este disco. Ya os aviso que
más allá del título no hay ninguna referencia o parecido a Iron Maiden. Lo que
sí encontraremos, y de manera muy gratificante, son riffs arrolladores y épicos
que, como ya había sucedido con el primer número, transportarán a sus
seguidores a sus primeros, y más alabados, discos (podría haber formado parte
del “Captain Morgan’s Revenge” o “Back Through Time” sin problema). Los
teclados no paran de crear líneas Folk y marineras de primera clase, atrapando
a todo oyente desde la primera cata (lo mismo sucederá con el estribillo).
Me hace mucha gracia el título de “Bite the Hook Hand That
Finds”, ya que se traduciría como “muerte el garfio que te da de comer”
(parodia del dicho “nunca muerdas/escupas la mano que te da de comer”).
Musicalmente no presenta nada nuevo, pero desprende una actitud eléctrica que
es difícil que no guste a alguien. Buena pieza.
Para aquellos seguidores que no supieron valorar como
merecía a la ya popular “Tortuga” de su anterior álbum (ciertamente no todo el
mundo estaba listo para escuchar una canción tan rompedora), parece que
Alestorm compuso “Return To Tortuga”. Y es que esta canción mantiene íntegramente
la letra de la versión original, pero presenta una instrumentación completamente
nueva y muy Heavy. Solo a ellos se les ocurre hacer algo así.
A modo de broma, “Come To Brasil” debe su título a los
millones de comentarios de seguidores brasileños que invaden las redes sociales
y vídeos musicales de cualquier banda popular para pedirles que vayan a tocar a
su país (algo que ha terminado por convertirse en un meme dentro del universo
metalero). Instrumentalmente hablando estamos ante una de las canciones más
rompedoras de sus últimos discos, dejando a un lado gran parte de su piratería
(solo esos “hey hey hey” del estribillo nos recuerdan que estamos escuchando a
Alestorm) para explotar su faceta más Punk. La letra no tiene desperdicio
alguno. Ya me imagino a estos muchachos interpretándola en Brasil y sembrando
el caos (¡ojalá vivirlo en directo!).
Como colofón final, el quinteto también da cierre a la
trilogía de canciones tituladas “Wooden Leg”. En esta asistiremos al entierro
del pobre protagonista de la saga, quien en capítulos anteriores, había decidido
cortarse la cabeza de madera que había desarrollado por culpa de una antigua
maldición española. Si la primera parte sonaba Punk y la segunda tiraba por lo
épico, en este desenlace han preferido optar por una especie de balada con
momentos de Power y de Folk que ha terminado resultado bastante chula, especialmente
en su puente coral (el estribillo se mantiene casi igual que en las dos
entregas previas) y en el duelo de guitarra y teclados que se desarrollará en
su parte intermedia. También debe señalarse que vuelven a contar con secciones
cantadas en español y japonés, tal y como sucedió en la segunda parte. Visto lo
visto, no descartaría una cuarta parte (¡son Alestorm, señorías!). Para mí un
broche de oro para una historia que ha mantenido a sus fans intrigados.
Para quienes disfrutamos con cada nuevo álbum de la
tripulación escocesa, este “Seventh Rum Of A Seventh Rum” no será una
excepción. Todo lo contrario. Con su nuevo LP el quinteto logra dar continuidad
a una discografía llena de éxitos y vuelve a dar motivos a sus seguidores para
intentar verles en vivo en sus posteriores giras. Habrá quien diga que es “más
de lo mismo”, pero creo que todo el mundo sabe qué va a encontrar en un disco
de Alestorm a estas alturas: mucha cerveza, bromas de todo tipo y un sonido más
o menos definido.
¡Tranquilos que hay Alestorm para rato!
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