El icono del Grunge acaba de lanzar uno de los trabajos más variados y logrados del año, con un elenco de primer nivel, invitados de lujo y un buen puñado de canciones que terminarán quedando grabadas en la mente de su inmensa fanaticada.
Cuesta
demasiado no escribir esta reseña sin de lado el lado fanático de uno hacia
Eddie Vedder, uno de los mejores cantantes de la historia, así como un letrista
excepcional y un tipo socialmente comprometido frente a las injusticias
sociales.
Desde
hacía ya unos años era sabida la intención de Vedder de dedicarle más tiempo a
su proyecto solista, no solo publicando un nuevo álbum, sino organizando
diversos shows rodeado de grandes amigos. Este deseo del vocalista ha alarmado
a numerosos medios hasta el punto de describirlo como un indicio del fin de
Pearl Jam (ya se sabe que vivimos en un mundo donde los periodistas y prensa
musical están ansiosos por generar titulares), algo que el propio Eddie ya ha
desmentido al confirmar los planes del grupo de entrar en un futuro en el
estudio junto a toda la banda para dar luz a lo que será el sucesor de
“Gigaton”.
Lo
que sí llama la atención es lo tan en serio que se ha tomado nuestro querido Ed
este proyecto, algo que queda demostrado en la incorporación del popular
productor Andrew Watt, quien, además de trabajar en el último trabajo de Ozzy
Osbourne, está siendo contratado por varios artistas Pop del momento. Si a este
profesional (que hay que reconocer que trabaja de lujo), le sumamos el hecho de
que Eddie ha contado con algunos músicos de categoría como sus amigos Chad
Smith (Red Hot Chili Peppers), para mí uno de los baterías más destacables de
los últimos años por su feeling y su variedad de técnicas a la hora de tocar, y
el guitarrista Josh Klinghoffer (ex – Red Hot Chili Peppers), sin olvidarme de
las colaboraciones especiales de los mismísimos Elton John, Stevie Wonder y
Ringo Starr en un par de canciones, creo que nos queda muy claro que para
Vedder este “Earthling” no es un álbum más en su larga trayectoria.
De hecho, si me permites la opinión, creo que este es el primer álbum solista realmente rockero de esta leyenda, teniendo en cuenta que sus anteriores referencias discográficas de esta índole son una banda sonora, concretamente la de la película “Into The Wild”, y un anecdótico trabajo llamado “Ukelele Songs”. Cuidado que con esto no le estoy quitando importancia a este último LP con canciones grabadas usando el mencionado instrumento. Solamente me refiero al sonido que encontraremos en el mismo.
Por
ende os invito a escuchar a continuación el álbum entero y, si os parece, leer
este humilde análisis tema a tema que aquí os dejo.
Nuestro
viaje comienza con “Invincible”, un cariño himno optimista en el que puedo
encontrar paralelismos con los U2 de finales de los 80-principios de los 90.
Eddie empieza con un tono vacilón, dirigiéndose a los oyentes y a su propia
banda, preguntándoles si están listos para un poco de “Echo Victor”, una
especie de acrónimo con las iniciales de su propio nombre. La canción suena
cálida, con una letra pacifista en la que deja claro que “cuando amamos, somos
invencibles”. Puede gustarte o no (a mí
me ha encantado, sinceramente), pero lo que está claro es que el vocalista ha
apostado fuertemente por este álbum, con una calidad sonora de primer nivel.
El
feeling rockero surge en “Power Of Right”, una canción más cercana al catálogo
más reciente de Pearl Jam, con un sonido directo, percusiones tratadas
electrónicamente en algún instante (aunque Chad Smith se hace notar con o sin
efectos), guitarras saturadas y un estribillo que se graba en la sesera de
cualquiera.
Lo
bueno de hacer un álbum por tu cuenta es que puedes jugar con diferentes
estilos y, ya de paso, homenajear musicalmente a algunos de tus referentes. Es
imposible escuchar “Long Way” y no pensar en el eterno Tom Petty, uno de los
mayores iconos de la música americana (¿realmente necesitaba presentarle?) y
buen amigo de nuestro protagonista. Canción con sabor a poesía, a paraísos
bucólicos donde los teclados y las guitarras acústicas allanan el camino para
que Eddie nos deleite con una nueva exhibición vocal. Por cierto, por si había
dudas sobre su guiño a Petty, tras el órgano de esta canción está Benmont
Tench, quien tocaría para los Heartbreakers durante toda su existencia.
Una
de mis canciones favoritas de la obra es “Brother The Cloud”, número con
variaciones entre versos melódicos y estribillo más distorsionado (un poco al
estilo “The Fixxer” del “Backspacer”), con buenos cambios estructurales, una
voz increíble y una sentida letra en la que Eddie se dirige a su hermano
fallecido en 2018 en un trágico accidente de escalada. Hay quienes afirman que
la letra también alude a su íntimo amigo Chris Cornell, a quien también dedicó
la letra de “Come Then Goes”, una preciosa balada ubicada en el “Gigaton”. Sea
como fuere, estamos ante un número lleno de pegada y esa magia narrativa y
vocal que solo tiene Vedder.
El
Pop-Rock con ciertos retazos de Folk emerge en la dulce “Fallout Today”, número
en el que Vedder nos recuerda la importancia de “compartir y sacudir el dolor”
con alguien, describiendo una tormentosa relación de pareja que, en definitiva,
termina conformando una especie de balada alegre y vitalista de la que destaco
especialmente el logrado solo de guitarra, así como el punteo acústico
principal.
“The
Dark” habla de reencuentros en la oscuridad, a través de un tono enérgico y muy
enganchón que podría pertenecer a los trabajos ochenteros de otro grande como
Bruce Springsteen. Número sencillo, sin grandes rupturas de esquemas y con la
voz del veterano Eddie siempre en primer plano.
Turno
de la balada del disco. “The Haves” nos trae, en un tono bello y lacrimógeno,
al Eddie más comprometido con el mundo actual. En esta ocasión decide abordar
la brecha cada vez mayor que existe entre los ricos y los pobres, con una letra
tan real como cruda que tan bien termina encajando con la dulce y limpia
propuesta instrumental que realiza su banda. Vedder canta con maestría,
logrando emocionar hasta al corazón más frío…por ello es uno de los más grandes
de la historia, ¿no?
Y
cuando pensabas que Vedder no incluiría alguna canción más cruda, va y se saca
de la chistera, en primer lugar, “Good And Evil”, un número que nos transporta
de una cachetada al “Vitalogy” de Pearl Jam. Corte punkarra y malintencionada,
donde guitarras y voz suenan saturadas, mientras el bajo y la batería conforman
una inmejorable base rítmica.
Pero
ojo que la cosa no termina ahí. “Rose Of Jericho” también apuesta por los
sonidos distorsionados con un Rock punzante y vibrante (Chad está tremendo tras
los parches) que también recuerda a la música de los de Seattle, solo que en
esta ocasión a sus LPs más recientes. Ritmo veloz y de innegable calidad sobre
el que Vedder no duda en cantar con una no menor marcha. Me encanta el momento en que el cantante se
queda a solas cantando el estribillo sobre la batería de Smith, dándole al tema
un tono casi de Jam que me flipa (esto sucede sobre el segundo minuto de
canción).
Tampoco
bajan las revoluciones en “Tyr”, un número desenfadado y festivo cuya armónica
es interpretada por el mismísimo Stevie
Wonder, una colaboración variopinta pero que termina dándole un tono más alegre
al número. Eddie también aporta luminosidad a la pista con una voz más vacilona
y cómoda. Una inyección de buen rollo en un momento histórico donde necesitamos
más que nunca vibras positivas.
Sir
Elton John aparece en escena para interpretar a dúo con Eddie la elegante
“Pictures”, una canción donde el piano del “Rocket Man” se hace notar, así como
su todavía conservada voz, empastando a la perfección con el estilo de Vedder.
Es una canción más cercana al estilo de Elton, con un claro sentimiento vintage
escondido tras cada nota que, sin duda alguna, termina convenciendo a cualquiera.
Y
atención porque en “Mrs. Mill”, una canción muy melódica al más puro estilo
Beatles, es el propio Ringo Starr quien se sienta tras la batería. El piano y
Eddie abren el número para que “el Beatle divertido” haga su aparición tras la
percusión con solemnidad. Pronto se unirán arreglos orquestales que aportarán,
aún si cabe, más magia a un número que va calando en el alma con cada escucha.
Vedder suena sensacional, masticando los versos y estribillos con la clase que
le ha distinguido desde sus inicios.
Llegamos
al final de la obra con la peculiar “On My Way”, número que hace de outro del
disco, combinando melodías de “Long Way” e “Invisible” que son interpretadas
con algo más de velocidad y a las que se les termina uniendo, atención, la voz
del padre biológico de Eddie Vedder, quien falleció antes de que el propio
cantante naciera y que, como muchos sabrán, dio inspiración a una de las
mejores canciones de la década de los 90 y de Pearl Jam: “Alive”. Os invito a
escucharla y a buscar, por si no la conocen, la historia tras el clásico aquí
citado (la personalidad de Vedder quedó marcada para siempre por su orfandad,
especialmente cuando descubrió que aquel señor que salía con su madre no era su
padre en realidad). Honor aquí para Andy
tras la producción, quien supo aprovechar una vieja grabación de voz del padre
cantando, para arreglarla e introducirla en bucle durante este hipnótico
número.
“Earthling”
es un álbum tan variado que puedes llegar a sentirlo como inconexo ya que no se
ciñe a un solo concepto u estilo. Pero, a fin de cuentas, estamos hablando de
un álbum solista, lo cual siempre dota de cierta (o total) libertad creativa a
quien se aventura a grabarlo. Vedder nos invita a amar, a recordar a los caídos
y a luchar por la justicia en un mundo cada vez más revuelto y polarizado.
Ojalá sigamos recibiendo placas solistas de este icono de la música
contemporánea, así como no descuide nunca su compromiso con Pearl Jam.
Pase lo que pase, tremendo disco acaba de sacar el bueno de EDDIE VEDDER.
Comentarios
Publicar un comentario