Han pasado casi 20 años desde que The Darkness irrumpió en la escena musical con el ya histórico “Permission To Land”, un trabajo que trajo de vuelta el Hard-Rock de la vieja escuela (todos los reseñistas creo que aludiríamos a AC/DC en algún momento si nos detuviéramos a analizarlo), con riffs duros, estribillos pegadizos y, como sello de identidad personal, la peculiarísima voz de su líder, Justin Hawkins, cuyos agudos provocaron todo tipo de opiniones (soy de quienes lo defendieron desde el principio, aunque reconozco haber flipado mucho las primeras veces que escuché la famosa “Get Your Hands Of My Woman”).
En los posteriores años
el grupo ha seguido publicando discos buenos, aunque creo que nunca con el nivel
y reconocimiento del debut. Salvando el “One Way Ticket To Hell…And Back” (2005),
que lo considero su propuesta más floja, algo que me ha gustado de los LPs
posteriores al citado punto más álgido del grupo, es el hecho de que parece que
su apuesta sonora ha comenzado a abarcar algunos detalles más sofisticados y
rompedores que recuerdan en ocasiones, salvando las distancias, a Queen (no es
casualidad que el hijo de Roger Taylor toque la batería en este grupo). Algunos
ejemplos que apoyan esta afirmación pueden ser los coros más cuidados, la
inclusión muy ocasional de algún instrumento de viento o de cuerda más
tradicional (mandolina, por ejemplo) o ciertos coletazos más teatrales que
podemos encontrar en números como “Rock And Roll Deserves To Die”, “All The Pretty
Girls”, “Deck Chair” (¡este es
tremendo!), aunque no por ello han dejado de practicar un Hard-Rock de alto
voltaje (muy recomendables “Open Fire”, “Babarian” o “Southern Trains”). Otro
elemento que me ha gustado de estos muchachos es que han sabido explotar su
faceta más cómica no solo en el plano lírico, sino también en sus videoclips y
conciertos en vivo, sabiendo, eso sí, poner unos límites que lo alejan de
llegar a ser cansinos, como sí les ha sucedido a Steel Panther.
Hoy tenemos la suerte de
poder escuchar una nueva placa. En esta ocasión se trata de “Motorheart”, disco
encargado de suceder a un buen “Easter Is Cancelled” en el que pudimos saborear
momentos de alto nivel, pero también algunos síntomas de repetición en diversas
piezas menos plausibles. Veamos que han traído los ingleses…
Comenzamos con "Welcome
Tae Glasgae", un número que desde el título nos hace presagiar cierto tono
humorístico. El primer elemento realmente rompedor surge de las melodías de
unas gaitas (se ve que el término “glasgae” es una forma paródica de decir Glasgow)
sobre las que emerge un Justin, en un inicio, comedido para pronto rompernos
los tímpanos con uno de sus agudos y dar paso a unas poderosas guitarras que
escupen un crujiente riff principal. Los coros funcionan bien en el estribillo,
compartiendo con Justin, unos momentos en los que suenan cómicamente rudos, en
alusión directa al tono bruto que usan los escoceses a la hora de hablar. La
estructura es más bien caótica (no sabes muy bien qué te vas a encontrar al
cabo de cinco segundos), pero con las escuchas la he terminado entendiendo y
apreciando.
“It’s Love, Jim” es una
canción elegida, muy acertadamente, como single. Me gusta mucho el riff
principal, así como el despliegue vocal de Justin durante los versos y el
puente-estribillo. Por momentos creo volver a escuchar a los Darkness más
agresivos y convincentes del “Permission” y eso me encanta. Otro punto a favor del
tema es el divertido videoclip (han
sacado varios…¡todos buenísimos!), grabado con un estilo vintage y con altas
dosis de humor.
El tema título es puro
cachondeo. Una letra sobre enamorarse de una persona robótica (una mujer en
este caso concreto) construida a base de veloces líneas de guitarra en los
versos que, de manera inesperada, detienen su avance en un festivo estribillo
muy en la onda de Queen al que solo puedo declarar mi amor. Por momentos he
encontrado ciertas similitudes con un número que siempre me gustó de su “Last
Of Our Kind” titulado “Mudslide”.
Nuevamente podríamos
nombrar a AC/DC al escuchar el riff que abre “The Power And The Glory Of Love”
y su posterior desarrollo. Aunque su título nos hace pensar en sus clásicas “I
Believe In A Thing Called Love” y “Love Is Only A Feleing”, no se parezcan demasiado en lo musical. No es
un número memorable, pero funciona bien. Sin lujos.
Seguramente en “Sticky
Situations” es donde más matices de Queen podemos encontrar. Aquí hay buenas
voces por parte de Justin y de los operísticos coros, así como un tono
comercial que puede recordar a la etapa más radiofónica de Freddie Mercury y
compañía. No es una joya, pero está bien.
Se agradece, tras unos
números algo más suaves, la inclusión en el tracklist de un número algo más
movido (tampoco sin pasarse) de “Nobody Can See Me Cry” donde podemos encontrar
también un estribillo “popero”, pero también un par de arreglo de guitarra más
veloces, especialmente en la parte final, donde aceleran progresivamente la
velocidad para desembocar en un último estribillo. Desde que leí el título por
primera vez me sorprendió por su originalidad…lo que no esperaba es que el
videoclip consistiera en una sola toma donde aparecen los miembros del grupo
haciendo todo lo posible por no romper a llorar (me gustaría saber de dónde
salen todas estas ideas jajajaja).
Creo que “Eastbound” es
la canción más floja de la obra. Cierto que hay Hard-Rock más clásicote, pero
no hay nada de magia. Es como si la banda pusiera el piloto automático y
firmaran una canción fiel a su estilo, pero sin un factor sorpresa o algo
memorable.
Finalmente tenemos “Speed
Of The Nite Time”, una canción cuyo inicio incluye sintetizadores que, sumados
a las guitarras, crean una atmósfera más propia de Rock Alternativo que,
sorpresa, se mantendrá durante toda la pieza. El invento no les ha quedado nada
mal. La estructura es extremadamente previsible, eso es innegable, pero la
inclusión de algunos instantes más teatrales (buenísimo Justin aquí), así como
la inclusión, como digo, de sintetizadores y arreglos más contemporáneos me han
terminado convencido.
Antes de escuchar “Motorheart”
sabía perfectamente lo que terminaría encontrándome: una banda experimentada y
fiel a su esencia lírica y musical que, en ocasiones, da continuidad a la mayor
experimentación que pudimos paladear en su anterior LP (en este aspecto salen
airosos), pero también mostrando algunas lagunas compositivas que suenan a
refritos del pasado. Es un disco bueno, con algún número (los singles y el
último tema) que aspira a quedarse fijo en el repertorio en directo del grupo,
pero ni de lejos perfecto. También os digo que, tras una pandemia mundial que
no termina de marcharse y tantas malas noticias, pienso que es de agradecer un
disco vacilón como este, con letras, música y vídeos promocionales que solo
buscan el divertimento del oyente. Sea o no un discazo, muy grandes siempre
estos muchachos.
Comentarios
Publicar un comentario