Sería un gravísimo error negar la importancia y el alto nivel que, durante más de 20 años ha mantenido Trivium, el afamado grupo liderado por el carismático Matt Heafy, uno de esos músicos que rebosa, además de talento, una personalidad agradable y alegre que le ha hecho conectar con su fanaticada de una manera más fuerte.
El año pasado nos
regaló en pleno confinamiento por la pandemia un destacadísimo “What The Dead Men
Say” donde el grupo dio continuidad al no menos destacable “The Sin And The
Sentence” de 2017 y obtuvo críticas realmente positivas. Solo hemos tenido que
esperar poco más de un añito para que podamos sentarnos a escuchar (y reseñar)
un nuevo lanzamiento del cuarteto que han titulado “In The Court Of The Dragon”
y que conforman 10 canciones completamente nuevas que procederemos a analizar a
continuación.
Antes de entrar en la
materia puramente musical, hay que quitarse el sombrero ante la vistosa y preciosa
portada del álbum, siendo esta un cuadro del artista francés Mathieu Nozieres
(recomiendo mucho ver su obra ya que tiene un par de pinturas interesantes),
pero también ante la producción de Josh Wilbur.
Ahora sí, ¡hablemos de
música!
Tras el brevísimo intro
orquestal titulado “X” (compuesto por el legendario líder de Emperor, Ihsahn),
sin duda ideal para inyectarnos la máxima adrenalina posible desde el inicio, arrancan
las hostilidades con el tema título, el cual nos invitan a adentrarnos en una
tormenta sónica con un salvaje Matt desgañitándose
a través de unos peligrosos screams mientras las guitarras escupen fuego. Tras
unos versos muy propios del grupo, emerge un estribillo tremendo, donde la
agresividad y la electricidad van de la mano. La sección intermedia nos trae un
instrumental con varios breakdowns, alteraciones
rítmicas y varios solos de guitarras acojonantes (especialmente el que emerge
sobre el minuto 3:32) que nos harán perder la cabeza (¡y esto no ha hecho más
que empezar!). Los de Florida vienen a por todas con su nueva obra y eso solo
puede ser sinónimo de alegrías.
Thrash Metal
contemporáneo y de indudable categoría. “Like A Sword Over Damocles” es una
canción violenta (el hecho de que Alex Bent es uno de los mejores baterías de
la actualidad es un hecho, no una opinión) que, aunque en los versos tenga
algunos matices de los últimos Slipknot, a mí me recuerda más a los últimos
trabajos de Anthrax, especialmente en ese épico estribillo que funciona a las
mil maravillas. Sin duda, un acierto más
para los americanos que podría encajar sobradamente en cualquiera de los dos
últimos trabajos que han lanzado. Honor para la dupla Corey-Matt tras las
guitarras, quienes nos regalan un auténtico festín instrumental (atentos al
4:14) donde hay bellos momentos melódicos que combinan con otros más técnicos
que, en algunos instantes, vienen acompañados de arreglos orquestales
absolutamente épicos.
“Feast Of Fire” fue
elegida, con todas las de la ley, como segundo sencillo del disco, algo que se
justifica y entiende a través del pegadizo estribillo que posee y que puede
acercar a más gente a su Metal tan personal. De esta canción resaltaría
especialmente, además del mencionado chorus, la poderosa sección instrumental
que posee, con unas guitarras groovies que, además de rompernos los tímpanos
con el punteo principal, nos obsequiarán después con un par de solos breves
pero de buena técnica.
No creo que sea el
único que ha viajado en el tiempo al escuchar los riffs de guitarra de “A
Crisis Of Revelation” (más cercano a los del “Ascendancy”) y, al mismo tiempo,
sentir esta canción como una pieza con reminiscencias sonoras al “The Defiant”
de su más reciente álbum. Unos versos más salvajes dan paso a un melódico y
cálido estribillo sobre el que, a mi gusto muy acertadamente, incluyen algunos screams de fondo. Justo cuando piensas
que la banda no ha innovado o incluido algún matiz sorprendente van y te rompen
los esquemas con un nuevo riff pesado y agresivo (casi como si de un breakdown) para dar paso a dos de mis solos
favoritos del trabajo: primero con guitarras gemelas bajo efectos de distorsión
y, en segundo lugar, con uno más complejo y, si me lo permiten, progresivo
donde, por si alguien lo dudaban, nos dejan claro el porqué de su
reconocimiento actual.
Más directo a la yugular y al grano avanza “No Way Back But Through”, otra de mis preferidas, donde destaco la voz de Heafy, la cual suena brillante (un poco a lo Corey Taylor), así como las guitarras dobladas, un bajo galopante y el monstruoso trabajo tras los parches de Alex Bent (esta canción está hecha para su lucimiento sin duda). Con cada nueva escucha, sube posiciones en mi ranking personal de este álbum.
“Fall Into Your Hands”,
la segunda de las tres canciones de más de siete minutos en la que, nos trae
una auténtica exhibición de bajo y batería cortesía de Paolo y Alex en una
pista acelerada e incendiaria donde Matt se deja las cuerdas vocales por el
camino entre tanto scream (pasan los
años y no pierde las mañas….¡y la voz!), descansando únicamente durante el más
suave estribillo (extremadamente pegadizo) y diversos interludios musicales,
alguno más largo que otro, que vuelven a dejarnos la mejor versión del cuarteto
en este plano que tanto dominan
Empezamos a acercarnos
al final con un número no menos logrado, ni machacón, como “From Dawn To
Decadence”, una canción cuya pista de batería me tiene perdidamente enamorado,
así como las diferentes capas de voz grabadas por el grupo, donde combinan la
faceta más salvaje de Matt con la moderada antes de endulzarnos con un nuevo
estribillo agradable y cumplidor.
Personalmente me ha gustado mucho la parte final del número, con unas líneas
más bien repetitivas que funcionan la mar de bien. Tremenda.
La obra termina por
todo lo alto con una ambiciosísima pieza titulada “The Phalanx” que pudimos
escuchar como tercer single del disco solo una semana antes del lanzamiento
oficial del LP. Esta pieza puede presumir de concentrar en sus más de siete
minutos de música (la tercera, y última, vez que pasa durante el LP) un
riquísimo abanico de riffs y veloces punteos sobrados de inspiración, una
actuación vocal sublime de Matt y Corey (este último acompaña con unos screams
letales), una base de bajo y batería que recuerda los mejores tiempos del grupo
(¿no serán, acaso, estos sus mejores tiempos?) y constantes cambios
estructurales que lo convierten, seguramente, en uno de los mejores temas de
toda la producción (aspira a futuro clásico).
Si los tres últimos
álbumes de Trivium son obras magistrales de Metal en toda su amplitud, se dice
y no pasa nada. “In The Court Of The Dragon” trae un nuevo sobresaliente para
un grupo que, desde hace ya unos años, puede presumir de ser uno de los mejores
y más brillantes del milenio en materia de Metal. Con cada nueva entrega que
nos dan parecen ampliar sus horizontes con detalles nunca antes escuchados (en
esta ocasión noto más ambición por lo progresivo, con algunas orquestaciones y
pistas más extensas) que se unen, por supuesto, a todos los elementos que hacen
grande a Matt Heafy y compañía.
La nueva genialidad de Trivium
se llama “In The Court Of The Dragon” y, si no lo has hecho, estás tardando en
escucharlo.
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