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Mastodon - Hushed And Grim (2021)

Calificación: ***** (9,5)

No me gustaría empezar una reseña de Mastodon, la primera que escribo por estos lares, sin confesaros previamente que necesité un tiempo más o menos considerable para acostumbrarme al sonido de sus dos últimos trabajos (“The Hunter” ya hacía presagiar este cambio), estando más acostumbrado a disfrutarlos siempre en la tesitura del “Leviathan” (tengo un extenso análisis de este disco a medio camino, por cierto), “Remission”, “Black Mountain” o del progresivo “Crack The Skye”, pero en el último año he aprendido a valorar correctamente sus dos obras más recientes y hay que reconocer que este cuarteto sigue en plena forma. De hecho, probablemente los americanos necesitaban realmente acercarse, compositivamente hablando, a tesituras algo más mainstream (jamás empleo este término como algo peyorativo) y la fórmula ha terminado funcionando con éxitos instantáneos como “The Motherload” o “Show Yourself”. Por ende también os recomiendo los álbumes “Once More ‘Round The Sun” y “Emperor Of Sun”. No es difícil quererles, ya os lo aviso.  

 

Se ve que la pandemia sirvió para que Troy Sanders, Brent Hinds, Bill Kelliher y Brann Dailor dieran rienda suelta a su inspiración y se sacaran de la chistera el primer doble álbum de su trayectoria, el cual han bautizado como “Hushed And Grim, y cuyos primeros adelantos hacen presagiar sorpresas muy gratas. El título vendría a traducirse como “silencioso y sombrío”, dos sentimientos que parecen definir los últimos tiempos para un grupo que, hace solo un par de años, tuvo que lamentar la pérdida de su querido mánager, Nick John, a quien han dedicado el disco y el estilo musical/lírico de la obra. Troy lo reflejó de la siguiente manera durante una entrevista con Consequence:

 

‘El álbum es sobre perder a nuestro manager, Nick John, hace tres años debido a la batalla con el cáncer de páncreas. Su existencia era monumental para nosotros. Era más importante que solo ser un manager de la banda, era nuestro querido amigo. Siempre lo llamé mi amigo antes de ‘Oh, es nuestro manager’. Así es como funcionaba nuestra relación, no solo conmigo si no con los cuatro de la banda. Llegó en 2004 y sin comprometernos a nada nos llevó a ser cada vez más grandes y tener mejores escenarios en todo el mundo, no tendríamos esta carrera si no fuera por él.

 

Por mucho que Hushed And Grim es uno de nuestros periodos más oscuros de la banda, brilla a través de una manifestación completa de no solo lo que todo ha sido Mastodon, si no lo que Mastodon puede ser y más’.


Unos golpes distorsionados y acelerados de batería anuncian el inicio de las hostilidades por parte del grupo. Llegó la hora de adentrarnos de lleno en “Hushed And Grim” y como bienvenida tenemos “Pain With An Anchor”, un corte cortante, de voces corales y ritmos constantes durante gran parte del mismo. No faltan las alternancias al micrófono (tremendos tanto Dailor como Sanders en su labor), además de unos solos marca de la casa que aportan,  aun si cabe, más oscuridad al conjunto de la pista. Sobre el minuto 3:48 se produce una pequeña alternancia rítmica de la mano de un riff más veloz y tormentoso que no logro quitarme de la cabeza. Apertura ideal para resumir lo que se nos viene encima.

Tras varias escuchas al álbum en su plenitud, “The Crux” es una de mis preferidas. Empezando por la exhibición de redobles de batería que posee (¡más reconocimiento para Brann Daylor!) y que se mantiene fija durante toda la canción, hay que rendirse ante la voz quebrada de mi apreciadísimo Troy Sanders bordando los estribillos (I feel the pressure!!!!!) y el posterior parón atmosférico que nos tienen preparados, con unos estelares Brent y Bill regalándonos un par de solos limpios y casi progresivos, así como una nueva sección vocal de Sanders más suave. Futuro clásico, señorías.

“Sickle And Peace” avisa con esas iniciales voces robóticas, las hipnóticas líneas de guitarra bien empastadas y con una jazzística batería de Dailor de que Mastodon han vuelto a coquetear con su faceta progresiva que tan bien supieron desarrollar en “Crack The Syke”, con estructuras lentas y de mayor extensión (más de seis minutos de música), donde nos da la sensación de habernos tocado de lleno con un monolito que amaga con subir la intensidad en algunos instantes, pero que no termina de romper, algo que en este caso no es sinónimo de algo negativo. Para mí es un número logrado, aunque no hecho para los amantes de canciones de “fácil digestión”.

Otra pista de alta gama es “More Than I Could Chew”. Tras una apertura de sintetizadores, rompe un malintencionado riff sobre el que la voz aguda de Brann (¡una maravilla!) inicia el despliegue de hostilidades antes de dar paso a la de Troy. Y cuando piensas, tras varios minutos girando sobre una misma idea, que no van a sorprenderte más en la misma pista, se produce un giro de 180 grados y entra un interludio progresivo donde las voces se van fusionando sobre un aura mística de distorsión absolutamente perfecta (para el recuerdo esos “"I have, I have lost my way reaching, reaching for today”).

Brent toma el mando del micrófono y firma una bella pieza titulada “The Beast” en la que algún otro reseñista ha visto ciertas similitudes con las de Chris Cornell. No sé si llega a tanto nivel de esplendor, pero es innegable que el guitarrista ha logrado madurar su voz y darle un tono más melódico que de costumbre amoldándose a la perfección a esta propuesta. Para elevar al alza el número, hay un solo suave y limpio (noto influencias blueseras aquí, ¿eh?) esperándote a la vuelta de la esquina.  Hablado del corte en cuestión, creo que este número da buena cuenta de la densidad musical y lírica que impregna cada rincón del disco. Mastodon suenan creativos a más no poder y eso me encanta.

“Skeleton Of Splendor” vuelve a volarnos la mente y transportarnos al experimental “Crack The Skye”. Canción lenta y triste hecha para el lucimiento coral sobre una dramática base de arpegios y sintetizadores. Estos últimos, por cierto, gozan de un sorprendente momento solista que dejan con buen sabor de boca a cualquiera (bueno, salvo que esperes encontrar a los Mastodon del “Leviathan”), aunque yo me quede, personalmente, con el breve y emotivo solo de guitarra posterior. La letra es cruda, pero una delicia al mismo tiempo, con ese luto imperante tras la muerte de su mánager. Tal vez, incluso, esta sea la letra donde más explicitan el dolor tras su muerte.

 

"Vivimos y respiramos todas tus mil palabras.

Ahora que duermes terminaremos tu trabajo"

 

No fue difícil engancharse a “Teardrinker”, el segundo adelanto que vio la luz para promocionar el disco. Este corte apuesta por un mayor peso de lo melódico (especialmente durante los versos), con algunos pequeños zarpazos de rabia que duran poco, además de algún destello instrumental más rompedor como puede ser el solo de bajo bien distorsionado que nos regala el bueno de Troy. No será la canción que más agrade a los fans de sus primeros álbumes, pero sí a los de sus obras contemporáneas. A mí, que he disfrutado de lo lindo de ambas etapas, me parece otro tema sensacional. La letra, por cierto, habla sobre el error de no estar al lado de una persona que aprecias en un momento de necesidad. 

Elegido estratégicamente como primer single, “Pushing The Tides” es un auténtico disparo a la sesera a partir de un ritmo malintencionado durante esos versos tan bien dramatizados por el señor Sanders que solamente amaga con suavizarse en unos melódicos estribillos donde el bueno de Dailor saca su siempre efectivo registro. Tres minutos y medio de mala hostia que se complementan con un no menos plausible videoclip donde rajan contra la clase política y su poder para devorar al ciudadano corriente.

 

El primero de los dos CDs  ha llegado a su fin y a mí me parece que estamos, de momento, ante una obra que roza lo maestro. Mi duda es si mantendrán el nivel con la segunda parte del LP. Vamos a comprobarlo… 

Adoro las guitarras iniciales de un numerazo como “Peace And Tranquility”, con un nivel de técnica que me ha recordado por momentos a algunos instrumentales presentes en el “Rust In Peace” de Megadeth (¡casi nada!). Tras un comienzo fulgurante, sobre el primer minuto, las guitarras cambian por completo y se mueven con una no menos lentitud serpenteante sobre la que las diferentes secciones vocales se van entretejiendo formando un todo perfecto, o casi perfecto. No faltará un nuevo interludio más atmosférico y de voces roncas (Sanders siempre en mi equipo) que vuelve a dejar clara la evolución progresiva del cuarteto. Los últimos dos minutos del número incluyen un par de solos calmados absolutamente acojonantes (tampoco se ha valorado al dúo Brent-Bill como se merece), así como una nueva interpretación del estribillo tan chulo que posee.

Los muchachos siguen dejando volar su creatividad hasta lugares poco explorados por otros grupos. Un ejemplo claro de esto es “Dagger”, pieza absolutamente exótica que tiene como principales protagonistas a un seductor sitar y unas percusiones tribales que crean una atmósfera nunca antes escuchada en un disco de Mastodon sobre la que, por cierto, Troy Sanders clava una interpretación majestuosa en la que sus rugidos suenan más distorsionados que de costumbre. La canción va in crescendo hasta que la batería, como era previsible, entra con más fuerza, creando un paisaje misterioso de inconfundible inspiración oriental al que pronto le añadirán, por si todavía era posible mejorar la cosa, unos sintetizadores dramáticos. ¡Qué número tan bueno! ¡Diferente a más no poder!

Y seguimos por la senda de la innovación. En este caso con otra rompedora “Had It All” en la que las voces siguen sonando con un extra de distorsión, mientras acoplan en sus diversos efectos de sintetizador. Los arpegios de guitarra son una delicia caminando lentamente, así como el más árido solo que ha grabado el mismísimo Kim Thayil (Soundgarden) como invitado estrella, mientras Troy acapara el micrófono para él solo y clava una sentida interpretación que tiene como colofón el sencillo pero lacrimógeno estribillo.

¿Quieres algo más movido? Prepárate para una buena sacudida de la mano de “Savage Lands” y su trepidante ritmo en forma de cabalgada. Brann hace una aportación tremenda tras la batería, dando especial peso a los pedales, por no mencionar su siempre efectiva voz más colorida que tanto contrasta con la del rebelde Sanders. Número cargado de mala hostia que no dudan en bordar, como grandes expertos en música más agresiva que son.

“Gobblers Of Dregs” se convierte con sus más de ocho minutos de extensión en el número más largo de “Hushed And Grim”. En esta nueva entrega encontramos, hasta la mitad del corte,  un menor número de alteraciones rítmicas donde mandan las guitarras extremadamente densas, así como los habituales juegos vocales y consistentes baquetazos de Daylor. En el cuarto minuto se inicia una especie de interludio (¡escuchen el bajo de Troy!), que termina desembocando en una base de batería jazzística y de guitarras más arregladas que se mantienen hasta un gran final sónico con sus trepidantes solos y una batería ardiente. Recomiendo escucharla con frecuencia para saber apreciarla como merece. Tiene demasiados detalles que merecen ser apreciados.

Estamos casi llegando al final y siento que el grupo no ha bajado el listón en ningún segundo de la obra. Solo queda sentarse y disfrutar de lo que queda. De hecho, es el turno de uno de los números más emotivos y técnicos de toda la obra. Los arreglos de guitarra te atrapan desde el inicio, con arpegios bañados en un mar de efectos, sobre el que, una vez más, Troy nos regala unos versos teatralizados que erizan el vello a cualquiera, justo antes de que Brann se una a la fiesta y entone un estribillo sobrecogedor que crece con cada repetición a la que va introduciendo diferentes fills de batería. Pero espera que aún queda más que destacar. Y es que hay un par de secciones diferentes (una sobre la mitad y otra que actúa como cierre) reservadas para el lucimiento de unas guitarras que firman, a mi modo de ver, dos de los mejores solos de todo el álbum (ojo que en el primero hay, inclusive, un pequeño momento donde introducen twin guitars)

Es la hora de cerrar la obra y, manteniendo el elevadísimo nivel de entrega que han demostrado durante los catorce números previos, “Gigantium” no decepcionará a nadie. Todo lo contrario. Ni siquiera el hecho de encontrarse al final de un doble CD, al que es posible que el oyente llegue, aunque muy satisfecho, algo cansado, puede impedir que esta canción termine destacando. En sus casi siete minutos proponen un número alegre y más bien pausado, donde vuelvo a sentirme atrapado por un aura espiritual muy agradable de escuchar. Tal vez un cambio de ritmo o la introducción de un riff algo rompedor hubiera dado más galones a esta pieza, aunque es probable que sean locuras mías.  ¿El mejor momento? El GLORIOSO solo de guitarra que se inicia en el 5:08 junto al posterior outro orquestal. De lo mejor del disco.

 




CONCLUSIONES

Con la cautela que exige cualquier reseña a un material novedoso, me sobran los argumentos para afirmar que “Hushed And Grim” es uno de los álbumes del año y, por ende, uno de los grandes trabajos del cuarteto de Atlanta. Solo el tiempo dirá si llega a las mismas cotas de grandeza que sus mejores LPs. Hace tiempo que quedó atrás el espíritu Sludge que impregnó “Leviathan” o “Black Mountain” y que, en definitiva, les hizo grandes, algo que no todos los puristas sabrán perdonar (cada cual a lo suyo), pero Mastodon jamás se ha ceñido a un solo estilo y muestran como pocas bandas una facilidad envidiable para abarcar tantos subgéneros como ellos.

 

Si la composición y grabación de semejante disco nació como una vía de escape o de superación del dolor y el recuerdo tras la muerte de su mánager, puede decirse que no se me ocurriría mejor manera de encontrar algo de consuelo.

 

“Hushed And Grim” es el trabajo más maduro e introspectivo de una banda que no deja de sorprendernos. La musicalidad de sus 15 canciones, sin olvidar las cuidadas voces de ese infalible trío de vocalistas, lo convierten en una escucha obligada para cualquier amante de la buena música.

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