Esta reseña va dedicada a la memoria de Dusty Hill, ídolo recientemente caído al que debo, junto al resto de miembros de ZZ Top, una parte importante de mi amor por el Rock. Aunque “Fandango!” tenía que haber aparecido antes por estos lares al tratarse de una de sus obras más logradas y de mis preferidas, la muerte de Dusty ha sido el desencadenante definitivo para lanzarme ya mismo a escribir. Dicho esto, empiezo a reseñar ya mismo…
Nos desplazamos al año 1975. Nuestros barbudos
tenían en el mercado por aquel entonces tres grandes discos como “ZZ Top First
Album” (1971), “Rio Grande Mud” (1972) y el mítico “Tres Hombres”. Este último
larga duración les abrió las puertas del Top 10 de Billboard, alcanando la
octava posición. Con una discografía hasta el momento tan interesante, era
mayor la expectación hacia lo que sería su cuarto trabajo de estudio. Para ello,
los tejanos romperían los esquemas de su propia discográfica al proponer un
disco no solo peculiar en su título, sino en su planteamiento musical, con una
cara A grabada íntegramente en vivo y con versiones de otros artistas (extraída
de la gira promocional del “Tres Hombres”) y una cara B más esperable con
canciones de estudio.
Comienzo hablando de la primera cara:
Si no te ha quedado claro el estado de gracia en el
que se encontraba el power trío, espera a escuchar su versión del archiconocido
“Jailhouse Rock” de Elvis Presley. No llega a los dos minutos y me parece, con
respeto a Elvis, la mejor grabación que se ha hecho de esta canción. Es Dusty
el encargado de llevar la voz cantante (¡qué gran voz tenía!) para que Billy se
encargue de lanzar grandes solos de guitarra desde el fondo.
Y el lado A del disco termina con un no menos
sorprendente medley de canciones bautizado como “Backdoor Medley”. En él la
banda arranca con “Backdoor Love Affair” de su primer disco (un Blues-Rock de
escándalo), para no tardar en venirse arriba con el “Mellow Down Easy” de
Willie Dixon y el “Long Distance Boogie” de John Lee Hooker (no eligieron nada
mal a sus ídolos, ¿eh?). Siempre que escucho ambos covers me deja sin palabras
el duelo de voces que mantienen Dusty y Billy al micrófono, retándose a cantar
cada vez más rápido o, en el caso del segundo tema-tributo, superponiendo sus
diferentes voces. En medio de ambas versiones, para dejarnos exhaustos, la
banda nos ofrece una especie de jam instrumental de las que ya no se hacen
titula “Backdoor Love Affar nº2”.
A partir de aquí solo tendremos grabaciones propias
del estudio y que, para este que escribe, es una de las mejores listas de
canciones de los años 70. Empezamos con mi amada “Nasty Dogs And Funky Nights”,
un corte sureño y tremendamente árido que nos trae de vuelta al Billy Gibbons
más serpenteante tanto en guitarras y voces, aunque no debo dejar de mencionar
a Frank con una compleja línea de batería que suena exigente como “Master Of
Sparks”, una joyita olvidada de estos muchachos que figuró en el “Tres
Hombres”. De hecho esta canción podría ser el “Master Of Sparks” de
“Fandango!”. Tremenda joya
instrumental.
¿Por qué este disco tiene cinco estrellas? Porque
cada canción es una sorpresa absoluta. “Blue Jean Blues” es un baladón de Blues
a la altura de los mejores Lynyrd Skynyrd, con una interpretación colosal de
cada músico. Escuchen, por favor, esa línea de bajo solemne de Dusty, ese
acompañamiento de batería o, tal vez como mayor atractivo, los arreglos
melódicos, licks y solos de un Billy Gibbons absolutamente desatado también en
el micrófono.
El cachondeo guarrete también ha estado presente en
toda la discografía del grupo. “Fandango!” , además del tema final del que
luego os hablaré largo y tendido, tiene una canción llena de connotaciones
sexuales y con cierto tono humorístico llamada “Mexican Blackbird” y que habla
sobre una prostituta apodada como el título de la canción que tiene ascendencia
mitad mejicana, mitad negra. La canción constituye un medio ritmo suave, con
muchos arreglos de slide tras la guitarra de Billy, quien también sorprende por
su voz más grave y reflexiva.
Las voces intercaladas de Dusty y Billy se
reencuentran en “Heard It On The X”, un clásico setentero del grupo en el que
el ritmo se desmadra y los barbudos firman una actuación completamente perfecta
de la que resalto, además de las mencionadas voces, el arsenal de arreglos de
guitarra de Gibbons, incluyendo un solo con slide sobre un acompañamiento de
aplausos que me encanta.
Parece que los ZZ Top estaban dejando lo mejor, o más famoso al menos, para el final. La fiesta cierra por todo lo alto con la trascendental “TUSH” (se traduce como “culo”, así que ya puedes imaginar de que van a hablarnos jejejeje), canción que no faltaba en cada presentación del grupo en vivo y que sembraba la euforia colectiva con su inconfundible riff (el “No Class” de Motörhead es deudor de este) o la estelar actuación al micrófono de Dusty Hill (seguramente la mejor que nos dejó). Este himno con el que la fiesta llega a su final ha sido versionado en innumerables ocasiones por bandas tan grandes como Iron Maiden, Joan Jett, Girslchool o Whitesnake.
“Fandango!” volvió a meter al grupo en el Top 10 de Billboard y vino acompañado de una enorme gira por todo Estados Unidos que resultó ser un éxito. Solo un año después vería la luz “Tejas”, un disco también recomendable aunque la crítica en su momento no fuera del todo justo con este, y que les terminó abriendo las puertas del éxito a nivel mundial con el famoso Worldwide Texas Tour que les permitió presentar su música por todo el globo terráqueo. Para mí estamos ante un trabajo perfecto, sin pega alguna, que todo rockero clásico debería escuchar, como mínimo, una vez en sus vidas. Si no tenías clara la importancia de ZZ Top y/o de Dusty Hill para el desarrollo del género, aquí tienes una prueba esclarecedora de toda duda.
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