¿Qué fan de Iron Maiden no manifestó una alegría incalculable cuando en el año 1999 la banda anunciaba el regreso a la familia de dos hijos pródigos como Bruce Dickinson y Adrian Smith para, un año después, firmar un álbum de primera categoría como “Brave New World”? Y eso sin hablar de la posterior gira que les llevó por todo el mundo con un nivel de sus presentaciones prácticamente insuperable tal y como se constata en el “Maiden In Rio”.
Con semejante situación
lo normal era que se crearan grandes expectativas cuando el grupo volvía al
estudio para grabar un nuevo trabajo. Alguno quedaría un poco traumatizado al
ver la portada tan terrible que representaría este LP, pero cualquier duda
desaparecería rápidamente al escuchar el contenido sonoro y lírico de un disco
que poco tiene que envidiar a su predecesor y que nos dio la sensación de que “la
doncella” se encontraba viviendo en una segunda juventud.
Antes de entrar a
analizar cada canción por separado, sí llama mucho la atención el hecho de que
todos los miembros del grupo, incluido por primera vez Nicko McBrain,
participaran en la composición de canciones. Harris daba un paso atrás para que
sus compañeros también tuvieran su protagonismo en ese sentido y esta idea
resultó un éxito.
¿Listos para escuchar un
álbum de muchos quilates? ¡Vamos allá!
Nicko cuenta hasta cuatro para anunciar la irrupción
de un amistoso riff de guitarra que no tardaría en convertirse en imborrable.
“Wildest Dreams” es atractiva y cumple con los parámetros esperables de una
canción digna de “single” que, si bien saldría perdiendo en comparación con la
mayoría de los “openers” de otros discos del grupo (era muy difícil hacer
frente a “Aces High”, “Where Eagles Dare”, “Be Quick Or Be Dead”, “Invaders” o
el más reciente “The Wicker Man”), a mí me parece más que cumplidor. Entra
mejor con las escuchas, sin duda, aunque no dudaría en catalogarlo como el tema
más simplón y, seguramente, flojo del disco, lo cual es buena señal ya que no
es ni mucho menos malo. Aunque sea breve, rescato el solo de guitarra, así como
el pequeño paréntesis atmosférico, así como os recomiendo escuchar la versión
en vivo de esta canción que el conjunto empleó para iniciar su “Death On The
Road”. Cabe señalar que, a la hora de escribir la letra, Adrian Smith y Steve
Harris querían que el corte se impregnara de ese tono vitalista de “Wasted
Years” (un “Carpe Diem” como una catedral), pero también cuenta la leyenda que
tras la el texto se esconde la experiencia de Steve Harris al romper con su
mujer por aquellos años (“voy a exorcizar algunos demonios de mi pasado”).
“Voy
a organizar algunos cambios en mi vida
Voy
a exorcizar los demonios de mi pasado
Voy
a tomar el auto y entrar al camino abierto
Me
siento listo para ir sólo hacia adelante”
Como os venía diciendo, a partir de aquí no
dejaremos de subir en lo que a calidad se refiere. Buena cuenta de ello da la
melódica “Rainmaker”, pieza con ciertas reminiscencias a “Deja Vu” del
“Somewhere In Time” creada a partir de una estructura también accesible que
terminó por convertirlo en el segundo single promocional del disco (¡tremendo
videoclip!). Ese estribillo es oro puro, sin grandes adornos y orientado a las
masas, pero manteniendo la esencia de Maiden bien viva. Las guitarras, ahora
sí, hacen un mayor acto de presencia no solo en el inconfundible riff
principal, sino en el logrado solo que facturan los muchachos. La base de bajo
y batería (la factoría Harris-McBrain no necesita presentaciones a estas
alturas) funciona, como siempre, a la perfección. La letra de “Rainmaker” es
algo compleja de interpretar, pero pienso que hace una alegoría de la vida
donde la lluvia representa el motor de cambio con sus gotas de agua que riegan
nuestros “desiertos” y de los que brotan cosas nuevas (algunas malas hierbas
también).
“Tú
me dices que podemos iniciar la lluvia
Tú
me dices que todos podemos cambiar
Tú
me dices que podemos encontrar algo para borrar las lágrimas”
“Un
tiempo apresurado sin desgracia
En
vez de correr hacia una conclusión
Y
deseando toda mi vida
Nadie
puede detenerme ahora”
Y seguimos por los caminos de la epicidad.
“Montségur” nos trae de vuelta a los Maiden críticos con la Iglesia Católica y
sus crímenes históricos. Musicalmente estamos ante un corte rabioso (el más
crudo de toda la producción) que inyecta mala hostia desde el primer riff (como
tiembla mi aparato de música con la línea de bajo de Harris). Dickinson está
desatado, cantando con un plus de ira y con un registro, al principio, bajo
para, después, dejarnos sin habla con un agudo estribillo que solo está al
alcance de un tipo como él, con esa clase y esa facilidad para llegar a
cualquier nota y no perecer en el intento. Como os venía contando, Bruce nos
canta acerca de un crimen de la Iglesia que data del Siglo XIII y que tiene
como víctimas a los Cátaros, un novedoso movimiento religioso de aquel momento
que no tardó en ser perseguido por los inquisidores bajo las órdenes del papa
Inocencio III. La fortaleza de Montségur constituía el último bastión de los
cátaros, quienes terminaron sucumbiendo y siendo torturados hasta la muerte. Estamos, en definitiva, ante otro corte de
puro caviar, aunque espera a escuchar el número que se viene a continuación… .
“Aún
arden herejes bajo nuestros cielos
La
religión aún arde por dentro”
“Y
bailé y brinqué y canté con ellos
Todos
tenían la muerte en sus ojos
Figuras
inánimes, todos ellos eran no-muertos
Habían
ascendido desde el infierno”
No todo el mundo siente el mismo cariño por “Gates
Of Tomorrow”. A mí me gusta por lo diferente que suena, con esas voces dobladas
y una estructura extremadamente más sencilla que la mayoría de las que
encontrarás en este disco, haciendo la labor de otras tantas pistas que en
álbumes previos y posteriores han tenido y que consiste en aportar un poco más
de velocidad al corte. Entre tanto corte colosal, ciertamente, se queda un poco
en segundo lugar, pero no por ello diría que es mala (¡ni mucho menos!), ya que
tiene elementos como la propia interpretación de Bruce o el pegadizo estribillo
que le dan galones al conjunto. La letra es algo confusa, pero me arriesgaría a
decir que los británicos hablan de un ser sobrenatural que, por un lado, engaña
a los humanos para llevarlos al pecado, pero al mismo tiempo se interesa por
salvar algunas almas aprisionadas.
“Sufres
maldad cuando pagas el precio de la fama
No
hay un Dios que te salve si no te salvas tú mismo
No
puedes culpar a un lunático si te vuelves loco
Dame
la fuerza para continuar”
Seguimos surcando mares más movidos con la rockera
“New Frontier” y su tono enérgico y hasta alegre que tiene su estructura
(especialmente los versos) amoldándose a las demandas vocales de un
omnipresente Dickinson. El gran momento del tema se esconde en un
puente-estribillo más dramático, con alguna voz doblada adicional y un feeling
épico que me encanta y que hace que me pregunte por qué no tuvo presencia
alguna en las giras. Líricamente la banda habla de los riesgos que conlleva
jugar a ser Dios o a tratar de domar aquellas fuerzas espirituales que
desconocemos. Hay que reconocer que en este plano me siento algo descolocado ya
que Maiden siempre ha sido bastante crítico con la religión, pero en esta
canción raja contra los que viven ajenos a ellos (esos que se sienten
superiores al resto).
“Más
allá de la nueva frontera
Jugando
a ser Dios sin piedad, sin miedo
Crear
una bestia, hacer un hombre sin un alma
¿Vale
la pena el riesgo de una guerra entre Dios y el hombre?”
El último tema de ese conjunto que definí un par de
párrafos más arriba como “épicos” es la mismísima “Paschendale”, una de las
mejores canciones que se han escrito sobre la I Guerra Mundial y, en general,
sobre esa lamentable parte de nuestra historia como seres humanos. Passchendale
es el nombre de la ciudad belga donde se libró una de las mayores masacres de
“La Gran Guerra”. Maiden nos mete en el cuerpo de uno de los soldados que
recuerda de una manera traumática aquella experiencia en la que vio a numerosos
amigos perecer sobre un campo de batalla al que fueron destinados por
obligación. Adrian Smith es el genio tras esta pieza, pero también quiero
destacar a un Nicko McBrain siempre brillante que abre el tema, curiosamente,
con unos golpes de hi-hat que simulan el código morse que tan buenos resultados
dio en aquellas guerras cuando los soldados necesitaban comunicarse entre ellos
(bastaba con dar golpes de corto y largo plazo). Bruce vuelve a tomar el rol de
narrador de historias que tan bien se le da y nos regala otro momento para la
historia. El estribillo es otro punto álgido del corte, así como el
instrumental posterior con unos arreglos de cuerda ya empleados en “Dance Of
Death” que vuelven a aportar ese sabor gótico que ellos saben desarrollar con
elegancia. No me cansaré de decir que no hay profesor de Historia mejor que
Iron Maiden.
“En
el humo, en el lodo y el plomo
Huelo
el miedo y el sentimiento de temor
Pronto
será hora de ir sobre la pared
Fuego
rápido y el fin de todos nosotros
Silbidos,
disparos y más fuego de armas
Cuerpos
sin vida cuelgan del alambre de púas
El
campo de batalla no es otra cosa más que una sangrienta tumba
Me
reuniré con mis amigos pronto”
“Face In The Sand” abre lenta y cautivadora con
mucha presencia de teclados (un pequeño anticipo de lo que vendría en el
posterior “A Matter Of Life And Death”), pero no tarda en romper con un
enfurecido Harris tras el bajo (¡qué bueno eres!) y el doble pedal de Nicko
palpitando en nuestro estómago. Y esta canción bastante desconocida del grupo
(que alguien me lo explique) nos trae, por si fuera poco, una de las
interpretaciones más agudas que le recuerdo a Sir Bruce Dickinson en ese glorioso puente antes de tomarse un respiro
en un sobradamente convincente estribillo.
Líricamente estamos ante una joya con una temática cercana a la que
desarrollaron en “Brave New World”, poniendo a la sociedad occidental en tela
de juicio. El egoísmo (“todo el mundo
busca pero nadie está escuchando”), la necesidad de titulares (“mirando la muerte desde el cielo”) y
noticias descaradamente modificadas dependiendo de la ideología de quien lo
edite, una sociedad morbosa y sin escrúpulos que camina hacia su propia
destrucción y parece no sentir pena o miedo por ello ("Pero nunca llegó y estamos cavando nuestras tumbas y recargando
las armas para la matanza").
“Las
pesadillas de todos están por suceder
Todos
se están rasgando la máscara de los ojos
Todos
están rezando pero nadie está creyendo
Los
héroes de todos cuentan las mentiras de todos”
Es una verdadera pena que “Age Of Innocence” también
quedara en un segundo plano (son tantos los temazos infravalorados que ha
lanzado Maiden en el nuevo milenio…). Me apena el escaso reconocimiento de esta
canción no ya por la riqueza musical que posee, con un inicio suave que
recuerda al “Doctor, Doctor” de sus amados UFO con una ración extra de
teclados, para luego embestirnos con un crudo tema de Heavy Metal
impresionante. Hay más que música en esta canción. Y es que Steve Harris, que
para mí merece el título de “poeta”, se muestra socialmente comprometido con su
Inglaterra natal y advierte de los altos índices de criminalidad que Inglaterra
y Gales experimentaron a inicios del S.XXI pidiendo mayores medidas a unos
políticos a los que considera ciegos y cómplices…y es que el sistema judicial
no funciona en ningún lugar del mundo, señorías. Tema que no debes dejar pasar.
“Una
vida de crimen insignificante es castigada con vacaciones
La
mente de la victimas es marcada de por vida casi todos los días
Los
atacantes saben qué tan lejos pueden ir
Sabes
que las leyes son suaves y las oportunidades de condena bajas”
Tremendo cierre eligió “la doncella” para este
álbum. “Dance Of Death” tiene el honor de bajar el telón con un tema
completamente acústico al más puro estilo “Tears Of A Dragon” de Bruce en
solitario que el vocalista, como siempre, lleva a la máxima expresión de
grandeza posible, sacando por última vez en este LP esa faceta interpretativa
tan única, iluminando cada verso con su inimitable voz. “Journeyman” es una de las
canciones suaves más grandes grabadas por el grupo y que, como pudimos
comprobar en los posteriores conciertos promocionales, despertó mayor interés y
respeto cada vez que la interpretaban. La paz sonora que crean va acorde con el
significado de su letra, hablando de la importancia de vivir la vida, de
convertirnos en jornaleros especializados únicamente en aprovechar cada
instante de nuestra instancia por este planeta.
“Sé
lo que quiero
Y
digo lo que quiero
Y
nadie puede quitarme eso”
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