Stormhold, Lechery, The Black Marbles, Svartanatt,
Thundermother, Spiders, Mad Hatter, Hypnos, The Cruel Intentions, Electric
Boys, The Riven, Heavy Feathers, , Children Of The SÜN, VA Rocks, Transport League, Elden,
Lykantropi, Sienta Root,…seguramente muchas de estas bandas citadas no te
suenen demasiado (todas son recomendables), pero he querido citarlas al inicio
del escrito porque, como los verdaderos protagonistas del mismo (aunque ya les
contaré una curiosidad en breves líneas), proceden de Suecia, un país en el
que, como puede comprobarse en este párrafo, está dando a luz a un número
considerable de grandes bandas de Rock y Metal que, curiosamente, comparten,
además de la nacionalidad ya mencionada, el hecho de que su estilo se basa,
salvo en determinadas excepciones, en traernos de vuelta los sonidos del ayer.
De evocar a Led Zeppelin, a Black Sabbath, a Blue Öyster Cult, a AC/DC, a
Motörhead,…a todos los grandes y eternos iconos sin caer por ello en el tópico
tan usado actualmente de “banda revival”. En este extenso listado de nuevas
agrupaciones, el cual podría haber ampliado más sin problema alguno,
probablemente Lucifer ocupen un puesto privilegiado.
En muy pocos años esta banda formada en Berlín (sí,
salvo su cantante, que es alemana, todos los componentes son realmente suecos)
y afincada rápidamente en Estocolmo se ha convertido en uno de los grupos más
llamativos dentro de esa segunda fila de grandes bandas que podemos encontrar a
continuación. Cada nuevo lanzamiento de estos chavales en un regalo para todo
amante de los sonidos de antes, tal y como puede comprobarse en la gran acogida
que han tenido “Lucifer I” (2015) y “Lucifer II” (2018), sus dos primeros
álbumes de estudio, cuya escucha os recomiendo encarecidamente.
El caso es que, dado que se están haciendo poco a poco
un huequito en el negocio de la música, nuestros queridos suecos no han tardado
en ponerse manos a la obra y lanzar su tercer LP, el cual, tal y como su título
(“Lucifer III”) indica, convierte su discografía en una trilogía (¡uno más y se
marcan un Led Zeppelin!). Y como en sus predecesoras la banda tiene su
planteamiento muy claro: si la cosa funciona, ¿para qué cambiarla? Dicho de
otra forma. “Lucifer III” no va a mostrar grandes evoluciones ni variaciones
respecto a los Lucifer que ya hemos conocido en el pasado, pero sinceramente
tampoco las necesitan.
¡Me dejo de introducciones y nos ponemos a saco con el
disco!
Hay que ver lo bien que empieza esto. “Ghost” es un
caramelito para nuestros oídos. Sobre una línea de bajo sencilla pero
omnipresente, la guitarra, los teclados y la voz de Johanna se erigen y nos dan
un primer zarpazo con notables reminiscencias de Blue Öyster Cult. Tras varias
escuchas al material entero, sin duda, esta es una de mis preferidas del
conjunto. Como entrante es ideal.
“Midnight Phantom” me recuerda mucho a canciones
grabadas anteriormente por estos músicos, como “Purple Pyramid” por ejemplo.
Normal que este haya sido escogido como uno de los singles del disco, ya que
tiene un estribillo tan pegadizo y enganchón como setentero.
Mucha atención a continuación. “Leather Demon” es otro
highlight del disco. Baladón que intercala guitarras acústicas (esos arpegios
hacen llorar a cualquiera) con otras eléctricas mientras Johanna firma una de
las mejores interpretaciones al micrófono que le recuerdo. No falta, por
supuesto, ese toque ocultista y pesado que la banda imprime a cada segundo de
tema. Los punteos que podemos encontrar en la pieza también son sobresalientes,
aunque tal vez puedan saber a poco.
Una cabra balando (¿se consideraría a esto una
“balada”? jajajaja) abre la homónima Lucifer en la que por momentos me han
hecho sentir que me encontraba escuchando a los Coven del Siglo XXI. Tema
cañero pero con ese regusto a brujería que tanto me gusta.
Desde que escuché las guitarras gemelas que puntean al
inicio de “Pacific Blues” sabía que esta canción me iba a gustar. Un medio
tiempo bueno (no excelente) que gana con cada compás hasta desembocar en un
estribillo donde Johanna vuelve a sacar su mejor versión y se atreve con unos
agudos de primera categoría.
Por primera vez en el disco (¡estaban tardando!) creo
que la banda hace su tradicional guiño a Black Sabbath a través de la densa
“Coffin Fever”. No puedo dejar de imaginarme a Ozzy Osbourne cantando esos
versos mientras, a sus espaldas, Tony Iommi puntea y nos hechiza con sus riffs.
Gran canción.
Una de mis favoritas de la obra ha sido, con
diferencia, “Flanked By Snakes”, porque muestra las capacidades guitarreras de Martin
y Linus y su enorme creatividad. Tema machacón, rápido y que con cada escucha
te deja algún matiz nuevo que alabar. Temazo.
Encaramos la recta final con “Stay Astray” (medio
tiempo ganador que no podrás borrarte de la cabeza) y el cierre solemne de
“Cementery Eyes” que redondea al alza un disco al que, sinceramente no le
encuentro "pero" alguno. Esta banda se supera con cada entrega y eso es algo que
creo que, además de en la nota que he considerado ponerle al álbum, merece un
reconocimiento mayor en lo que a ventas y promoción se merece.
¡Enormes Lucifer!
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