Llevo dos años intentando
escribir una reseña decente para este disco por el que profeso un inmenso
respeto, pero nunca he estado conforme al 100% con lo escrito. No obstante, con
más miedo que valor, me aventuro a analizar en este humilde Blog uno de mis discos
preferidos de la segunda etapa de Maiden con Bruce Dickinson.
Escribir sobre una obra
cualquiera de “la doncella” siempre me pone nervioso y ya que son tantos los
detalles que cada álbum esconde que es imposible no sentir cierto cosquilleo en
la barriga. Sí, como puede comprobarse, soy un fan acérrimo de Iron Maiden y es
por ello por lo que hablo con tanto respeto hacia ellos.
“A Matter of Life And
Death”…¿por dónde empezar?
Vamos a contextualizar un
poco este, a mi parecer, infravalorado trabajo de la que probablemente sea la
banda más grande de la historia del Heavy Metal.
Corría el año 2006. Iron
Maiden venía de publicar dos grandes álbumes como “Brave New World” y “Dance Of
Death” tras el regreso de Bruce Dickinson y Adrian Smith, en los que la banda
comandada por ese genio de las cuatro cuerdas y de la lírica llamado Steve
Harris (Dios para los amigos) mostraba una nueva faceta musical, algo más
moderna en cuanto al estilo si lo comparamos con la etapa ochentera del
conjunto, pero no por ello menos buena. El caso es que, como en su momento
sucedió con aquel “Seventh Son Of A Seven Son”, disco que no gustó a todo el
mundo (a mí no deja de fascinarme con cada nueva escucha), o con el infravalorado
(y hasta tristemente sepultado) “The X Factor”, Mr. Harris comenzó a barajar la
posibilidad de crear un nuevo LP de “la doncella” con toques progresivos y con
un tema central sobre el que giraría el mismo en su mayoría: la guerra.
Por ello, y tras unos
largos meses de composición, la banda entró en el estudio y comenzó a grabar
cada canción en una sola toma, con los músicos en la misma sala haciendo su
labor para terminar dando a luz a este “A MatterOf Life And Death”. Digamos
que, aunque el pasado reciente del grupo ayudaba mucho, se dieron una serie de
condiciones para que “A Matter Of Life And Death” se convirtiera en una obra
impresionante:
1)
El estado de voz de Dickinson: sin duda,
el británico volvió a sacar su mejor registro en este álbum, llegando a agudos
que parecían olvidados en las últimas placas del conjunto.
2) El hecho de abordar con tanta sensibilidad
y riqueza lírica un tema tan crudo como la guerra.
3)
Por supuesto, la portada, que a título
personal es mi preferida de toda la discografía de Iron Maiden. Esa legión de
soldados en plena batalla representados como futuros cadáveres es una auténtica
joya. De mis portadas favoritas en toda la historia de Metal.
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El disco comienza por
todo lo alto cumpliendo con la tradición de machacar desde el inicio. Eso sí,
“Different World” convence mucho más que la menos lograda “Wildest Dreams” que
abría el “Dance Of Death”. Maiden enseña los dientes en una de las canciones
más rápidas de toda la obra (no es la canción ideal para ejemplificar lo que se
nos viene encima en las próximas piezas), en la que toda la banda brilla,
aunque yo quiero destacar especialmente a Adrian Smith y ese solo tan propio de
Thin Lizzy que se saca de la manga. El protagonista de la letra es un ser
indeciso entre correr riesgos en su vida y a no encontrar un lugar en el que sentirse
confortable. Obviamente, las personas vemos el planeta de una forma diferente
(de ahí el título), lo que requiere de una tolerancia absoluta que permita la
convivencia mundial. Con la temática bélica del álbum, puede interpretarse que
la banda, indirectamente, lanza el mensaje de que las guerras son fruto de la
intolerancia hacia el resto frente a los principios de respeto.
“Dime qué puedes oír
Y dime qué puedes ver,
Todos tienen un camino
distinto,
Una forma de ver el
mundo.
Si pudiera entender como
tú,
Cuando ves las cosas
simples
O das gracias a la
vida...
No es demasiado tarde
para aprender.”
La crítica a la guerra
aparece por primera vez de forma explícita en un medio tiempo colosal como
“These Colours Don’t Run” y un mensaje claro: por muy diferentes que sean las
banderas que defiendan los bandos enfrentados, sus motivaciones o impulsos
patrióticos, no dejan de ser personas (seres humanos iguales que tienen derecho
a la vida). Dickinson clava su primera exhibición vocal, mostrando ese lado
dramático que tanto nos gusta y alcanzando algunos agudos de escándalo.
“Por la pasión, por la
gloria,
por los recuerdos, por el
dinero,
Eres un soldado, por tu
país
¿Cuál es la
diferencia?... todo es lo mismo
Lejos de la tierra donde
naciste,
Desplegamos una de una
tierra foránea
Navegamos lejos, como
nuestros padres lo hicieron antes
Esos colores no
funcionan, desde la maldita guerra fría”
Pero para lírica profunda
y un sonido colosal hay que hablar de “Brighter Than A Thousand Suns”. Casi
nueve minutos de una canción con la esencia de Maiden inyectada en vena, pero a
la vez con numerosos matices progresivos menos habituales. Dickinson en un tono
crítico, y a la vez, emotivo, carga con fuerza contra las armas nucleares, sus
creadores y el poder que algunos fanáticos poseen para destruir la Tierra
cuando se les antoje. De hecho, el título es una referencia directa al libro “Brighter
than a Thousand Suns: A Personal History of the Atomic Scientists” del escritor
austríaco Robert Jungk sobre el proyecto Manhattan y el desarrollo de armas
nucleares en la II Guerra Mundial. Exquisitez instrumental, llena de cambios y
de diversas estructuras que tienen como lazo de unión un tono de pesimismo
ante un tema tan gordo como el tratado en este tema.
“Entierra tus moralidades
y entierra tus muertos
Entierran su cabeza en la
arena
E = MC cuadrado, puedes
relacionarte como hizo Dios con nuestras manos
Independiemente de lo que
Robert dijo a su Dios
Sobre él hizo la guerra
con la E = MC cuadrado,
puedes relacionarte como
hizo Dios con nuestras manos
Todas las naciones se
elevan
Por los velos ácidos de
amor y odio
Las cartas encadenadas de
Satán
condujeron a todos
nosotros a esto
Todas las naciones se
levantan
Por los velos ácidos de
amor y odio
la fusión en Frio y la
Furia
Divídanse y conquisten
mientras puedan
Otros predican, otros se
caen y rezan
En los bunkers donde
moriremos
Ahí los verdugos yacen”
Janick Gers toma la batuta
a continuación para presentarnos “The Pilgrim”, un tema 100% Maiden, accesible
y atemporal en su catálogo con cierto sabor a “Nomad”. La apertura de batería
de Nicko logra captar nuestra atención y, pocos segundos después, la artillería
pesada y rápida del grupo vuelve a salir a la luz. Pero es a partir del 1:30
cuando, a mi modo de ver, la canción gana enteros ya que, de manera
sorprendente, comienzan a aparecer riffs de inspiración oriental que hacen
recordar a “Powerslave”. La letra, inspirada en la novela de John Bunyan
titulada The Pilgrim’s Progress from this world to that which is to come,
delivered under the similitude of a dream (1978), nos habla del largo y difícil
camino que emprende un peregrino llamado Cristiano que se somete a todo tipo de
obstáculos que tratan de poner en duda su fe. No obstante, este permanece
fuerte y está listo para plantarle cara el diablo Apolion.
“Luego, juzgan mi
parecer,
Un ángel falso no
resistiría aquí,
Pero sólo entonces me
confesaré,
Para mi infernal destino.
Ahora doy un signo
sangrado
Y listos para la eterna
lucha,
Entre crudos miembros y
almas débiles,
Sagradas batallas se
llevan a cabo.
Espíritus sagrados viven
eternos.
Levantándome, me dirijo a
casa.
El amanecer del peregrino
es el atardecer del pagano,
Siguiendo por el comienzo
viaje.”
Tal vez la anterior
canción se saliera un poco de los patrones bélicos del disco, pero cuidado, que
volvemos a hablar explícitamente de la guerra con la soberbia “The Longest
Day”, la cual, como muchos pueden imaginarse, habla de un momento clave en la
Segunda Guerra Mundial como fue el Desembarco de Normandía o el Día-D, el cual
aconteció el 6 de junio de 1944. Como la mejor película de guerra, Adrian Smith
dirige una canción llena de drama y sufrimiento en todos sus rincones y
compases. Bruce, como ya nos tiene acostumbrados, toma el rol de narrador y se
marca una serie de versos para enmarcar, que son rematados con agudos de
escándalo en un estribillo legendario. A partir del 4:30 podremos disfrutar de
un instrumental excelente que viene cargadito de riffs pesados, solos
inconfundibles y esas guitarras gemelas que tan feliz hacen a todo seguidor de
Maiden. Esta es otra de las canciones de “la doncella” que, primero, pueden
considerarse tesoros escondidos para el oyente que se ciñe a los hits, y,
segundo, que justifican la grandeza del grupo.
“Tantos veranos, para
preparar esta maquina
Para transformar a los
hombres de carne y hueso a puro metal
De soldados de papel a
cuerpos en la playa
De arenas de verano, a la
culminación del Armageddon
Overlord , tu señor pero
no tu Dios
La costa del enemigo,
amaneciendo gris rápidamente
Esas almas maltrechas,
vomitando, temblando de miedo
Para recibir una bala por
aquellos que les mandan venir”
Hagan paso a Bruce que
también trajo una composición para el álbum. “Out Of The Shadows” lleva,
inconfundiblemente, la firma del maestro, recordando a piezas del pasado con el
grupo (“Wasting Love” o “Journeyman”) y de Bruce en solitario (“Tears Of The
Dragon”). El contraste de guitarras eléctricas con una lograda sección de
acústicas es magnífico y le da un plus a la canción. La letra nos habla del
milagro de la vida, del nacimiento de las criaturas del futuro que salen de las
sombras para vivir antes de volver a las mismas y quedar en el olvido.
Dickinson nos invita a vivir con plenitud.
“Fuera de las sombras y
dentro del sol,
Sueños del pasado son
caminos que tenemos hoy,
Oh, qué bello es esto y
seguramente es dolor,
Pero tenemos que
aguantar, o vivir de nuevo.
Un hombre que no tiene
sombra, no tiene alma.”
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“Los demonios están
atrapados todos dentro de mi cabeza
Mis esperanzas se han
ido, quiero alcanzar el cielo desde el infierno
Mis pecados son muchos,
mi culpa es demasiado pesada
La presión de saber, de
tener lo que yo sé”
Y llegó el momento.
Amigos y amigas, es hora de hablar de la mejor canción del álbum y del nuevo
milenio. “For The Greater Good Of God”, la única canción compuesta en su
totalidad por Steve Harris (no es casualidad creo yo), representa la perfección
absoluta. Todas las etapas de Maiden se resumen en 9 minutos épicos en los que
no faltará un pletórico Dickinson (de mis interpretaciones preferidas), un bajo
omnipresente, las atmosféricas, y hasta orquestales, guitarras y el bueno de
Nicko soltando mamporros a la batería. La letra es impresionante, aludiendo al
dicho de “en la guerra no hay vencedores sino vencidos” y presentando el caos
que supone una guerra “por la gracia de Dios” y el sentido que la vida puede
tener para las personas que han sido víctimas de un conflicto de esta magnitud.
“Y mientras tratan de
encontrar los cuerpos en la arena
Encuentran que son
cenizas
Esparcidas a lo largo de
la tierra
Y mientras sus espíritus
parecen silbar en el viento
Un disparo en algún lugar
indica que comienza otra batalla
Y todo esto porque
pensáis que así aprenderemos
Pero aún así continúa el
recuento de cuerpos y el fuego en las ciudades
En algún lugar alguien
está muriendo
En una tierra extranjera
Mientras tanto el mundo
está llorando la estupidez del hombre
Dime por qué, dime por
qué
Por favor dime qué es la
vida
Por favor dime qué es el
amor
Por favor dime qué es la
guerra
De nuevo dime qué es la
vida
Por la gracia de Dios”
El premio al tema más
innovador del disco es para “Lord Of Light” y ese deje progresivo tan
sorprendente que, en gran parte, es mérito de un inspiradísimo Adrian Smith. Un
tema que sube y baja como una montaña rusa sonora en la cual no sabes qué
sucederá 10 segundos más adelante. Temazo como todos los de esta obra en la que
la letra habla sobre la existencia de numerosos lugares que se encuentran entre
el cielo y la tierra, así como el poder de un dios castigador y de Lucifer,
quien es el protagonista del tema (supuestamente el “ángel caído” es el
encargado de iluminar al hombre para que este se libere de la servidumbre
religiosa.
“Somos los expulsados por
las manos sangrientas de nuestro padre
somos desconocidos en
este solitario paraíso prometido
somos las sombras del
espíritu no santo,
en nuestro mundo de
pesadillas el único en el que confiamos
Libera tu alma y déjala
volar
Entrega tu vida al señor
de la luz
Mantén tus secretos,
llueve sobre mi
Todo lo que veo son
misterios”
Para acabar, porque toda
obra maestra también tiene un final, “The Legacy” echa el telón con la belleza
compositiva que siempre ha distinguido al grupo. Gers, de nuevo, firma la
composición. Esa introducción acústica recuerda a un tema que llegaría unos
años después bajo el título de “The Talisman” (otro hit), Los tres guitarristas
brillan con luz propia mientras trazan pasajes únicos que son rematadas por una
estructura cambiante que, por si no había motivos suficientes para ello,
terminan de poner el broche de oro a un disco único, al mismo tiempo que nos
hacen reflexionar sobre el legado que estamos dejando a las futuras
generaciones.
“Abandonamos a nuestros
chicos dorados
todo para alcanzar la paz
Pudiste haberles dado
una pequeña oportunidad...al
menos
Llevemos al mundo a un
mejor lugar
Démosles a todos ellos
una pequeña esperanza
piensa solo que un legado
como sabes...dejaremos”
Líricamente podríamos
hablar de la obra cumbre de Maiden, aunque, para ser ciertos, los británicos en
ese aspecto siempre están sobresalientes. En lo compositivo estamos también
hablando de un álbum diferente (olvídense de decir eso de “un disco más”),
fruto de la creatividad y la grandeza de una banda eterna. Para mí entraría en
el Top de mejores álbumes (obviamente los clásicos son inamovibles e
insuperables).
Obra maestra.
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