La vida es una montaña
rusa. Un día puedes estar en la cima y, de la noche a la mañana, te encuentras
descendiendo a los infiernos. Algo así sufrió uno de los miembros de Rush allá
por 1997.
Tras haber finalizado
la gira promocional de “Test For Echo”, Neil Peart recibió un varapalo duro
como pocos: el fallecimiento de su hija Selena en un accidente de coche en agosto
de 1997. A este trágico suceso se sumó unos meces después la muerte de su
esposa Jackie Taylor de un cáncer que ella misma había decidido no tratarse con
quimioterapia debido al grave dolor que la pérdida de su hija le había
provocado. Ambos golpes llevaron a Neil a decirle a sus compañeros de banda
“consideradme retirado”. El batería, a modo de terapia, decidió emprender un
viaje de 88.000 km a lo largo de la geografía americana, el cual definió como "una
travesía sanadora". Esta experiencia fue descrita en el libro que el
músico lanzó años después bajo el título de Ghost rider: Travels on the healing road.
En este tiempo de incertidumbre,
Rush editó un triple CD en directo titulado “Different Stages” con la
dedicatoria especial a Selena y Jackie. Además, Geddy Lee aprovechó para grabar
y lanzar su primer álbum en solitario, “My
favourite headache”, en el año 2000.
Fue justo al inicio del
nuevo milenio cuando Peart decide contraer matrimonio con Carrie Nuttall. Este
hecho sumado a una importante visita al fotógrafo de la banda, Andrew
MacNaughtan, llevaron al batería a presentarse en el cuartel general de la
banda y expresarles su deseo de volver a reformar el grupo y seguir haciendo lo
que estos tres monstruos de la música sabían hacer: tocar música de alto nivel.
Fue en mayo de 2002 cuando vio la luz “Vapor Trails”, el regreso de una de las
bandas más importantes del conjunto. Si alguno de los que leen esta reseña
escuchó la primera versión del álbum, seguramente recuerden la terrible
producción que esta tuvo. Fue por ello que la banda decidió remasterizarlo unos
años más tarde, logrando sacar un sonido más pulido a una obra a la que, en mi
opinión, nunca se le ha hecho justicia.
"Vapor
Trails fue un disco hecho bajo circunstancias difíciles en lo emocional,
estábamos aprendiendo a ser Rush de nuevo, y como resultado, pudimos haber
cometido errores". Geddy Lee
Antes de analizar las
canciones de manera individual cabe señalar que esta es la primera obra de los
canadienses desde “Caress Of Steel” en la que no emplean ni teclados ni
sintetizadores, intentando avanzar hacia un tono algo más rockero que la mayor
parte de sus obras ochenteras.
“Vapor Tail”, aunque
sea un trabajo más directo y duro que las obras de los ochenta, no es un
trabajo fácil de escuchar (hay cosas que no cambian). Lo que está claro es que,
una vez escuchas “One Little Victory” te das cuenta de que estamos ante una
banda en plena resurrección. Neil Peart, protagonista absoluto por motivos
ajenos a la música, inicia las hostilidades con unos baquetazos llenos de rabia
concentrada, mientras Lifeson comienza a
hacer sus primeras cabriolas con la guitarra (impresionante el papel rítmico
del rubio) y Geddy nos vuela la cabeza con el bajo. Este último hace un papelón
tras el micrófono, usando capas en sus voces para aportar más profundidad a su registro (el falsete del estribillo me
parece de otro planeta). Con semejante carta de presentación es normal querer
seguir disfrutando al completo de esta entrega de los canadienses más queridos
del universo Rock. La letra habla de la superación de los obstáculos que se
interponen en nuestra vida y que son agravados cuando se posee depresión. En la
siguiente “Ceiling Unlimited”, la cual alude al cumplimiento de algunas metas
que en un principio parecían inalcanzables por barreras creadas por nuestra
propia mente, seremos partícipes de una de las más abrasivas piezas de bajo firmadas
por el siempre majestuoso Geddy Lee. Sigue “Ghost Rider”, el tema que mejor
parece describir la larga travesía en moto que Neil llevó a cabo por Estados
Unidos. La canción suena más melódica que sus predecesoras, pero sin perder la
garra. Este inicio enérgico es cerrado por una canción inspirada por los
terribles atentados del 11S, los cuales sucedieron en pleno proceso de
grabación de este disco. “Peaceable Kingdom” se presenta como un medio tiempo
sólido y con momentos de considerable contundencia logrados, fundamentalmente,
por el bajo de Geddy.
“The Stars Look Down”
trata el tema de sentirse abrumado a través de una estructura que solapa
momentos de mucha distorsión con otros completamente acústicos, mientras que “How
it is” (impresionantes los arreglos de mandolina grabados por Lifeson), habla
sobre la fatalidad de aquellas cosas que no podemos cambiar. En la línea de
estas dos canciones se presenta la homónima “Vapor Trails”, en la cual la banda
hace una interesante metáfora en la que relacionan la vida con el rastro de
vapor que dejan los aviones cuando vuelan (en unos segundos puede desaparecer
sin dejar rastro).
Con “Secret Touch” la
banda levanta un poco el pedal del acelerador y se saca de la manga un tema que
habla sobre sentirse aislado a través de pasajes diferenciados de guitarras
arpegiadas con otros más rápidos.
“Earthshine” y “Sweet
Miracle” son de lo mejorcito del álbum y, tal vez, de lo mejor lanzado por los
canadienses en el nuevo milenio. Ambas tienen como denominador común el
importante peso de las guitarras acústicas en la base del tema, aunque tengan
que compartir protagonismo con la eléctrica.
Al igual que la citada
“Sweet Miracle”, que trataba el tema de sentirse arrasado, “Nocturne” (necesité
un par de escuchas para apreciarla como realmente merecía) y Freeze (que es la
cuarta parte de “Fear”) tratan temas pesimistas como el insomnio o el miedo.
“Out of a Cradle”
cierra el disco con cierto optimismo a partir de una letra inspirada por un poema
de Walt Whitman en el cual se nos habla de renacer tras haber estado bajo la
oscuridad durante muchos años.
Como dije al inicio del
análisis de los temas, “Vapor Trails”, como todo buen disco de Rush que es, no
está hecho para todo tipo de oyentes. Son necesarias varias escuchas para darse
cuenta de la notable obra que esta banda fue capaz de facturar pese a las
dificultades emocionales que impregnaban el ambiente en aquellos tiempos. El
regreso de uno de los mejores grupos de la historia suponía “una pequeña
victoria” ante los golpes de la vida…un nuevo ascenso en la montaña rusa.
Comentarios
Publicar un comentario