CALIFICACIÓN: *****
Ya han pasado
unos cuantos años desde que, por casualidad, me topé con el disco que en esta
reseña trataré de analizar lo mejor posible (no es fácil, ¿eh?). Era una tarde
veraniega y me dispuse a visitar la mejor tienda de música que puede
encontrarse en mi isla y comencé a ojear, como suelo hacer siempre que voy, la
sección de vinilos de segunda mano, percatándome en poco tiempo de que alguien
había vendido a los dueños del local una serie de álbumes de Ted Nugent. Allí
estaban el “Cat Scratch Fever”, el homónimo “Ted Nugent” y el “Double Live
Gonzo” (tres obras que ya tengo en mi poder), así como otro par de trabajos del
de Detroit que no había llegado a oír por aquel entonces como “Spirit Of The
Wild” o “Penetrator”. Fue entonces cuando descubrí la poderosa portada de
“Weekend Warriors” y quedé fascinado al instante. Por aquel entonces ya sabía
lo polémico que “uncle Ted” era, pero no podía imaginarme que una portada podía
definir con tanta exactitud a este músico. Así que ese mismo día (con el vinilo
también en mi poder), lo puse en mi tocadiscos y quedé, como comprobaréis
gratamente satisfecho.
Dejando a un
lado mi vida (que a poca gente le interesará) hay que entrar en materia
rockera. Y es que allá por 1978 nuestro protagonista se había convertido en un
auténtico titán de la escena americana gracias a sus tres obras magnas de
estudio (los citados “Ted Nugent” y “Cat Scratch Fever” + “Free-For All”) y,
por supuestísimo, a mi adorado “Double Live Gonzo”, que siempre defenderé que
es uno de los mejores álbumes en vivo del género. Después de estos trabajos
mucha gente le perdió la pista a este lunático, bien por su comportamiento cada
vez más polémico, o por un aparente bajón creativo. Sea como fuere, tengo que
reconocer que hay un par de joyas en el catálogo de Mr. Nugent que han sido
tristemente ignorados por el público general. Una de esas obras es “Weekend
Warriors”. Este trabajo, lanzado en la segunda mitad del año 78, tuvo la mala
fortuna de ser la primera obra que el americano lanzó tras habernos regalado
obras maestras como las ya mencionadas, por lo que las expectativas de la
prensa musical y de los seguidores del americano estaban por las nubes y, al
escuchar el resultado final, seguramente no quedaron tan satisfechos. De hecho,
muchos medios musicales describen este LP como el principio del declive del
americano. Probablemente sí lo fue en lo que a ventas se refiere, pero no
comparto la idea en lo relacionado con el nivel compositivo. También hay que
señalar que este es el primer esfuerzo discográfico del americano tras la
partida del vocalista y guitarrista Derek St. Holmes, quien fue sustituido por
Charlie Huhn, un músico que, curiosamente, tenía un tono de voz muy similar al
de Holmes.
¿Por qué
defiendo “Weekend Warriors”?
Ted Nugent tiene
un estilo musical muy definido, algo que no es malo (todo lo contrario) y en
“Weekend Warriors” encuentro esa esencia plasmada con una calidad altísima. Es
un trabajo que se escucha y se disfruta del tirón, con ese carácter provocador
y chulesco que Nugent suele emplear y con unas secciones instrumentales de
primera categoría.
Y sí, otra vez
voy a detenerme en la señora portada que adorna este disco, porque es de esas
que logra que un LP entre por los ojos a cualquier mortal. Esta fue creada por
Jeff Cummins y consiste en un dibujo de Ted Nugent empuñando una guitarra cuyo
mástil finaliza en un cañón que llena todo de humo y balas. Ted tiene apoyado
el pie derecho sobre un amplificador Fender (hay otro detrás de este). Sin
duda, creo que esta es la portada que mejor define al “prota” de esta reseña:
un tipo aguerrido, amante de las armas, maestro de la guitarra y un tanto loco.
Aprovecho este momento para presentar una teoría que tengo. No sé si la portada
y el título del disco son un homenaje al “Electric Warrior” de T-Rex, la banda
de Marc Bolan, cuya mitiquísima portada también mostraba al líder tocando la
guitarra delante de un amplificador. Creo que no es una teoría muy alocada,
pero tampoco estoy seguro.
¿Seguro que el “tío Ted” había iniciado su declive? Siempre
se me presenta esa duda cuando escucho la poderosa apertura trabajo de este
álbum. “Need You Bad” muestra una estructura de Blues-Rock sincera, sin grandes
sorpresas, aunque con una buena actuación vocal de Charlie y, obviamente, con
muchos adornos guitarreros con el sello de nuestro protagonista, destacando
especialmente en las líneas del estribillo y, por supuesto, en el solo de
primerísimo nivel que tiene esta canción. John Sauter también hace una gran labor
al bajo (un ritmo básico pero con una presencia vertebral para el conjunto).
Temazo indiscutible.
Y seguimos por la buena senda con “One Woman”, pieza con la
que Ted muestra su lado más bluesero y su habilidad para desenvolverse en este
género con las seis cuerdas como el magno guitarrista que es. Cabe señalar que
el riff principal de esta canción recuerda bastante al de su más que famosa
“Cat Scratch Fever”. El solo de guitarra de este lunático es para ponérselo en
bucle durante todo un día. Monstruoso inicio que tiene continuación gracias a
la directa “I Got The Feelin’” y su clásico feeling propio del Boogie Woogie
Rock setentero, ese estilo que tan bien se le da al señor Nugent. De nuevo
tengo que alabar la pista de bajo y, por encima de todo, el incendiario solo
del melenudo, destruyendo las cuerdas con su famoso instinto asesino (contempla
la portada de este álbum mientras escuchas el solo y entenderás a lo que me
refiero).
Con un riff con cierto sabor sureño abre “Tights Spots”, un
medio tiempo pegajoso, sencillo y accesible con una buena actuación de Huhn y,
aunque suene repetitivo (y solo vamos por la cuarta canción), con un papel
soberbio del diestro a la guitarra. Mucho más interesante y compleja es “Venom
Soup”, una balada oscura y cercana al Metal (especialmente en los versos) que
se inicia a partir de unos arpegios muy emotivos que enganchan desde la primera
“Smokescreen” es la clásica “canción made in Nugent”. Riff
machacón (es inconfundible el sonido que este monstruo le saca a su guitarra),
una estructura sencilla y una posterior sección reservada para un solo de
guitarra de primer nivel. Una pena que esta canción no llegara a tiempo para
aparecer en el mítico “Double Live Gonzo” (¿he dicho ya que es uno de los
mejores álbumes en vivo que se han grabado?). Me imagino perfectamente a Ted
tocando este tema, alargándolo hasta los 10 minutos como mínimo entre solos e
improvisaciones, subido a un escenario adornado con escopetas y toda esa
parafernalia que tanto le mola a nuestro “colega”.
Turno de la canción que da nombre al disco. Otro tema alegre
y que habla, como podéis imaginaros, sobre lo genial que es la llegada cada
semana del “finde”. La canción, siendo objetivos, no muestra nada diferente en
el estilo del músico, pero es igual de disfrutable que cualquier otra canción
de su catálogo. “Cruisin’” es mucho más rápida y original, ofreciendo emociones
fuertes al oyente a partir de un ritmo veloz y constante, un estribillo simple
pero sobradamente pegadizo y, como no podía ser de otra forma, con otra
exhibición guitarrera.
La fiesta hardrockera se mantiene con la directa “Good
Friends And A Bottle Of Wine”, la cual se cimenta en riffs y acordes que
recuerdan a AC/DC o a los primeros Kiss. Un tema tan agradable como pasar un
momento entre amigos y un par de botellas de vino.
La última bala disparada por la guitarra-escopeta de nuestro
protagonista en este disco lleva el título de “Name Your Poison” y es, sin
lugar a duda, una de las mejores canciones del disco. Pese a tener una
estructura básica y muy propia de Ted, en esta canción encuentro siempre
ciertas similitudes con el sonido de los primeros éxitos del señor Alice Cooper
(“Under My Wheels”, “I’m Eighteen”,...), un músico admiradísimo por muchos de
nosotros.
Seguramente “Weekend Warriors” saldría perdiendo si lo
comparamos con el debut homónimo de Nugent o con los posteriores “Free-for-All”
o “Cat Scratch Fever”, pero no por ello el disco que he tratado de reseñar debe
ser infravalorado. La popularidad musical ganada en el pasado con total
justicia era reafirmada con este notable trabajo en el que se respiraba la
esencia sonora aún intacta del de Detroit, así como esa actitud políticamente
incorrecta que queda reflejada desde la portada. Abrió el año 1978 regalándonos
el “Double Live Gonzo” y lo cerró con este LP que os invito a escuchar y a
disfrutar.
Comentarios
Publicar un comentario