No es “moco de pavo” hablar de Tobias Sammet, a
quien no dudaría en describir como uno de los mejores compositores que ha
tenido el Power Metal (el primer puesto se lo reservo al dúo Hansen-Weikath de
mis adorados Helloween) y del género en general. Ya han pasado dos décadas
desde que el alemán se dio a conocer con Edguy y con álbumes de primera
categoría como “Vain Glory Opera”. No obstante, como el genio que es, nuestro
protagonista no estaba satisfecho con tener una única banda, por lo que decidió
crear Avantasia, un proyecto personal que podría calificarse de “supergrupo”
por haber contado en cada álbum con un amplio elenco de artistas consagrados en
la escena metalera y hardrockera. Y es que cuando reúnes tanto talento en un
solo disco, es difícil no triunfar.
Tres años después de su última referencia musical,
el rubio vuelve a la carga aplicando el “método Sammet”: la esencia sonora que
ha caracterizado al grupo se mantiene intacta y vuelve a contar con un extenso
número de celebridades del género (¡y vaya celebridades!).
Aunque los recientes “The Mistery Of Time” (2013) y
“Ghostlights” (2016) son grandes discos (especialmente el segundo), es cierto
que mostraron una evolución sonora clara del grupo si lo comparamos con sus
primeros trabajos, pasando de un Power Metal más sinfónico a un Rock más
accesible y teatral. No obstante, como la matería, la esencia de Avantasia ni
se crea ni se destruye, algo que es de agradecer para quienes disfrutamos de
cada nueva entrega de este proyecto.
Con “Moonglow”, el octavo esfuerzo discográfico del
grupo, vuelve Tobias completamente renovado y con ganas de seguir sorprendiendo a su fiel fanaticada.
Además, es el primer trabajo publicado junto al sello Nuclear Blast, el cual,
según reveló el propio músico, no le metió ninguna prisa durante el proceso de
composición, permitiéndole descansar tras la desgastadora gira promocional de
“Ghostlights”, así como explotar toda su imaginería, la cual queda plasmada
desde la portada, que fácilmente podría ser el cartel de alguna película de
todo un referente del cine fantástico como Tim Burton.
Como cabía esperar, en este nuevo trabajo Tobias
vuelve a presentarnos una historia conceptual, usando, eso sí, un único
personaje como protagonista. El propio Sammet lo explica de la siguiente forma
para Mariskal Rock: “Quería situar la
historia en un tiempo y una localización muy lejana de la actual, esa época del
final del romanticismo, en donde una criatura sensible, con gran capacidad de
percibir muchas sensaciones, se encuentra en un mundo en el que se siente
incomprendida, donde es incapaz de encontrar su lugar. Se vuelve entonces hacia
la oscuridad para encontrar una puerta a través de la imaginación, una puerta
en la oscuridad para escapar de su situación miserable. Hay mucho de mí mismo
en esa historia, a pesar de que he tratado de tomar distancia con lo que he
escrito. Por eso imaginé otra época y otro mundo, y en ese sentido me he
inspirado mucho en los grandes literatos de esa época, como Edgar Allan Poe o
Algernon Blackwood, y en esas misteriosas y brumosas calles de Londres de
finales del siglo XIX. Pero si analizas bien la historia no todo es grotesco y
oscuro, también hay sentido del humor, hay colorido, no todo es deprimente. Por
eso me ha hecho gracia que se me comparase con Tim Burton, es un creador que me
encanta y me siento muy identificado con su forma de reflejar sus ideas en el
cine”.
“Ghost In The Moon”, la primera pieza del álbum, nos
adentra en el universo Moonglow a través de una agradable apuesta sinfónica de
casi diez minutos de duración con un sonido similar a los trabajos más
recientes del conjunto alemán en el que la melodía se impone a la contundencia
por momentos. Una apertura realmente buena para este esperadísimo álbum.
Tras este gran comienzo, toca abrocharse el cinturón
y disfrutar de la montaña de emociones que nos ofrece “Book of Shallows”, una
de las mejores canciones de todo el álbum. Avantasia pone el piloto automático
y tira por la infalible combinación de Power Metal (excelente la sección de
batería) y muchos arreglos melódicos, mientras empiezan a sucederse auténticas
exhibiciones vocales firmadas por Tobias, Hansi Kursch (soberbio,
especialmente, en el interludio del tema) o Ron Atkins, justo antes de que la
canción experimente un épico cambio en el minuto 2:28 y cambié a una sección
cercana al Thrash sobre la que se elevará pocos segundos después el mismísimo
Mille Petrozza, la inconfundible voz de Kreator, rugiendo con su registro crudo
y salvaje. Un éxito asegurado en directo, así como una de las pistas más
perfectas de todo el trabajo.
Las revoluciones bajan notablemente, pero no la
calidad (en absoluto), con la homónima “Moonglow”, un medio tiempo melódico en
el que Tobias comparte micrófono con la dulce voz de Candice Night, cantante de
Blackmore’s Night y esposa del legendario Ritchie Blackmore, cuajando otra de
las composiciones más grandes del LP. Los tintes góticos de su sonido se
mezclan con un Hard-Rock sencillo y efectivo a partes iguales, que recuerda, en
ocasiones, a los Scorpions más contemporáneos.
A continuación nos topamos con el primer adelanto
que pudimos escuchar de este álbum. “The Raven Child” es otra apuesta ganadora,
así como la más extensa de todo el plástico. Sus once minutos de duración están
cargados de secciones tan diferenciadas como sobradamente épicas, entre las que
destacaría las secciones acústicas (con laúd incluido), los posteriores ascensos
de intensidad que derivan en un estribillo sobresaliente, el solo de guitarra y
el apoteósico final. Lo único que no cambia durante toda la canción es la clase
que atesoran Tobias y Hansi durante toda la canción, exhibiendo sus diferentes
registros en una canción que roza la perfección absoluta.
La banda pone la quinta marcha con “Starlight”, una
composición de manual que no decepciona y que podría pertenecer a cualquier
disco de Edguy. Los riffs y los teclados se compenetran a la perfección,
creando una atmósfera alegre y bastante eléctrica que alcanza su momento de
mayor fuerza con la entrada del sencillo estribillo que este posee. No es el
mejor corte del disco, pero está bastante bien.
Sale a escena Geoff Tate, uno de los colaboradores
que más han dado que hablar en este álbum por sus grandes intervenciones. “Invincible”
es una dulce balada melancólica en la que Geoff juega con su riqueza de
registros en un duelo de gargantas con el gran Tobias que se traduce en un
disfrute asegurado de esta gran canción. Esta parece unirse con “Alchemy”,
segunda pieza en la que aparece el señor Tate y una de las más poderosas en lo
que a riffs pesados se refiere. Además, esta posee un estribillo efectivo,
marca de la casa, y un posterior desarrollo instrumental de primerísimo nivel
(cuando la sección de cuerda emula el riff principal la canción alcanza
proporciones épicas). Un solo de guitarra remata una de las canciones más
logradas del trabajo. En la gira de este álbum sería interesantísimo poder
escuchar a esta dupla en acción cantando ambas canciones.
¿Un poquito de Power Metal? Vuelve la velocidad con
“The Piper at the Gates of Dawn” (un título con cierto sabor a Pink Floyd, ¿no
creen?) y sus adictivos teclados. Una canción realmente interesante en las
estrofas y en su estribillo gracias a la cantidad de grandes voces que se dan
cita en esta (Tobias, Jorn, Eric Martin,
Tate, Atkins y, por primera vez en el álbum, Bob Catley), así como por el
atractivo que posee la pista instrumental.
Precisamente “Lavender”, tiene a Bob como protagonista absoluto,
interpretando a la perfección una vibrante pieza de Rock Sinfónico (vuelvo a
encontrar similitudes con Meat Loaf), y hasta de Góspel en el estribillo, en la
que se pone de manifiesto la inmensa creatividad de Sammet y su banda.
Abran paso al rey que va a hacer acto de presencia
en “Requiem For A Dream”. El disco cierra por todo lo alto con la actuación de
Michael Kiske, la voz del Power Metal, quien no puede faltar a su cita en cada
lanzamiento de Avantasia. Unos primeros instantes de solemnidad creados por el
teclado preceden a la entrada del gigante teutón, quien batalla en el micrófono
con su amigo Tobias, en una canción hecha a su medida en la que alcanza algunas de las notas más
agudas de todo el trabajo. Tengo que destacar la sección instrumental del
intermedio, con un solo de bajo incluida,
y los posteriores agudos del magistral Kiske, quien está viviendo un
momento muy dulce en su carrera profesional en estos momentos con la reunión de
Helloween.
Los Bonus Track también merecen ser escuchados en
innumerables ocasiones. Primero nos encontramos con una lograda versión de la
clásica “Maniac” de Michael Sembello que todos conocerán por la película
“Flashdance”, y que cuenta con la colaboración, nuevamente, de Eric
Martin. El segundo tema extra es
“Heart”, una creación original de Tobias más fiel al sonido más propio de la
banda, mezclando la riqueza de la melodía con la distorsión metalera.
Dos décadas después, Tobias Sammet sigue siendo
capaz de sorprender a su audiencia gracias al don para la composición que este
posee. “Moonglow” es un trabajo sobresaliente, variado, con colaboradores de
primera división y con un par de canciones que apuntan seriamente a convertirse
en futuros himnos del grupo (todo a su tiempo). Una hora de gloria musical que
gana más y más enteros con cada escucha. Te guste más o menos, querid@ lector@,
hay que reconocer que Tobias Sammet es uno de los mayores genios del Metal
europeo, que siempre se ha mantenido fiel a su propia imaginería y que nunca ha
decepcionado con sus lanzamientos. “Moonglow” es digno de un 8,5.
Bravo Mr. Sammet.
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