Diez años después del
lanzamiento de su primer disco, los angelinos están de vuelta con un nuevo trabajo, lo que siempre es sinónimo
de despertar curiosidad entre aquellos que nos reconocemos amantes del
Hard-Rock setentero.
Antes de analizar el
álbum, creo que no está de más recordar quiénes son estos chavales.
Aunque necesitamos un
par de años más para conocerlos en nuestro país, estos americanos facturaron su
primer álbum en 2009 bajo el título de “Before The Fire”, un trabajo
autoeditado que no tardó en despertar el interés del público americano y que
les abrió las puertas de ser teloneros de gigantes como AC/DC y Alice Cooper.
No obstante, es con “Pressure And Time” (2011) cuando la banda da su primer
golpe sobre la mesa y se da a conocer fuera de los Estados Unidos. Rápidamente
la prensa musical, como ha sucedido en los últimos tiempos con Greta Van Fleet,
no tardaron en vendérnoslos como “los hijos de Led Zeppelin” debido a sus
similitudes compositivas y sonoras. Seguramente Greta Van Fleet sea aún más
similar que nuestros “protas” en esta reseña, pero fueron muchos los que no
tardaron en rechazar a los Rival Sons por este hecho (cada uno es libre de
hacer lo que le plazca, aunque en este caso me cueste creerlo).
Posteriormente vendrían
buenos álbumes con su firma, como “Head Down” y, por supuesto, los dos LPs más
aclamados por la crítica y con mayor éxito de ventas: “Great Western Valkyrie” (2014) y “Hollow Bones” (2016). Cabe
señalar que este último, si bien mantenía más o menos la esencia de la banda,
sí mostró cierta intencionalidad en complejizar un poco más su sonido. A la
hora de describir este nuevo disco, titulado “Feral Roots”, el guitarrista
Scott Holiday ha dicho:
“Creo que ofrece algunas cosas que nunca antes
habéis escuchado de la banda y que probablemente queréis escuchar. Es más
expansivo, pero no tenéis que preocuparos porque hayamos firmado por Atlantic y
eso suponga que hayamos vendido nuestras almas. (…) Nos dejaron hacer el disco
que queríamos hacer”.
Como habéis podido
comprobar, este es el primer trabajo que el grupo edita bajo el sello de Low
Country Sound, que pertenece a Atlantic Records. Por añadir un par de datos
adicionales, el disco ha sido grabado en Nashville (esa ciudad es música en si
misma) y en el Muscle Shoals Sound Studio de Alabama bajo la producción de Dave
Cobb.
Dicho esto, es el turno
de entrar en materia musical.
“Do Your Worst” fue el
primer aperitivo que la banda ofreció, allá por septiembre de 2018, y hay que
reconocer que logró engancharme fácilmente. Electricidad y contundencia a
quemarropa, sin asumir grandes riesgos, pero no por ello cediendo a la
repetición. El riff principal de la canción es adictivo, así como la poderosa
voz de Jay Buchanan (se nota madurez
en esas cuerdas vocales). También tengo que rendirme ante el gran
puente-estribillo que esta pieza posee, complementado con aplausos y otros
efectos. El solo de guitarra, aunque bastante breve, termina de redondear al
alza este primer tema.
“Sugar On The Bone” es
una pieza un tanto extraña. Una guitarra difusa, extremadamente distorsionada,
compite por el papel de protagonista con una batería ruidosa, construyendo una
base instrumental comercial, muy accesible y que gana enteros cuantas más
escuchas recibe ya que posee un ritmo realmente pegadizo (si a eso le sumamos
la presencia del cowbell…). Más cercana a los cánones de los Rival Sons es la
salvaje “Back In The Woods”, una pieza que nos atrapa desde los baquetazos
iniciales. Su estructura está inspirada en el Rock más clásico y resultón
(mucha atención a ese estribillo), lo cual siempre es garantía de convencer
cuando son estos tipos quienes empuñan los instrumentos y el micrófono. Una vez
más tengo que destacar a un más que asombroso Buchanan a la voz y, por otra
parte, tengo que lamentar la ausencia de un solo de guitarra más extenso (hay
uno pero dura un par de segundos). La cosa por ahora pinta bastante bien
Fieles a su promesa de expandir sus
posibilidades como músicos, los Rival Sons nos traen un par de creaciones más
novedosas que realmente convencen. “Look Away” se inicia acústica, creando una
atmósfera propia de un buen Western, antes de que la distorsión haga acto de
presencia y traiga consigo un medio tiempo sentido, con Buchanan en plena forma
y con otro estribillo facilón. Mucho más “rompedora” es la pieza que da nombre
a este trabajo, orientada en su totalidad al Folk. “Feral Roots” es una pista
ganadora. Las guitarras, tanto en las secciones acústicas como en las eléctricas,
dibujan paisajes campestres (¡y hasta fantásticos diría yo!) que encajan
perfectamente con la emotividad que Jay añade con su voz. “All Directions”
sería la otra composición arriesgada ya que presenta unos primeros minutos extremadamente
atmosféricos y con tintes baladísticos, hasta que llegamos a la mistad
del mismo y las guitarras suben la apuesta un poco en favor del Rock algo más
duro.
Un par de piezas como “The End Is Forever” y “Too
Bad”, aunque ambas gustan y convencen más que sobradamente (especialmente la
segunda), no tienen nada especialmente reseñable (si eso el solo de “Too Bad” y
su emotividad que no hayamos destacado en otras piezas. No obstante, no dejo de
recomendaros su escucha.
“Imperial Of Joy”, octava pieza del trabajo, llama la
atención por la cantidad que cambios que presenta. Hay Rock duro, secciones
cercanas a la música negra y momentos en los que la voz de Jay suena hasta
dramática. El solo de guitarra, esta vez sí, es muy bueno y tiene una extensión
algo más decente.
Grata sorpresa han sido las pistas “Stood By Me” y
la final “Shooting Stars”. La primera presenta influencias claramente funkies
en su ritmo y en su sonido (¿he hablado ya acerca de lo bien que canta
Buchanan?), mientras que la segunda tiene influencias de la música negra hasta
tal punto, que la banda echa mano de un increíble coro góspel que los acompaña
durante este dulce número final que se fusiona con el Rock construyendo una de
las canciones que más me han gustado del conjunto, pese a romper un poco con los
esquemas de la banda.
Un disco de mucha calidad musical que demuestra una
madurez cada vez mayor en esta banda que no deja de crecer y crecer. Cada
canción tiene una identidad propia, aunque sus estructuras, salvo en contadas
excepciones, no sean extremadamente novedosas. Es de agradecer el hecho de que
el cuarteto se haya atrevido a experimentar con otros sonidos, sin por ello
dejar de lado el Rock (hay bandas que no miden y se hunden en críticas
negativas) que tan buena fama las de ha dado. En ese sentido se nota que la
banda atraviesa un momento muy dulce en el plano creativo. Además, y es la
última vez que lo digo (prometido), Buchanan canta a las mil maravillas durante
todo el LP, lo que es otro punto a favor de este nuevo LP.
Si no has escuchado nada de Rival Sons hasta ahora,
“Feral Roots” es una carta de presentación más que ideal para adentrarte en su
recomendable catálogo. Hay variedad, mucha energía, pero también mucho
sentimiento y, en ocasiones, hasta melancolía. Por todo ello, así como por lo
anteriormente expuesto, este disco se gana un ocho.
Comentarios
Publicar un comentario