Tras la disolución
de Twisted Sister y el lanzamiento de un disco para olvidar como fue el extraño
“We Are The Ones” (2016), en el que los sonidos rápidos y crudos parecían haber
sucumbido ante un Rock comercial necesario para triunfar en los Estados Unidos,
pero poco agradable para el aficionado europeo, que suele ser más tradicional,
muchos pensamos que al señor Dee Snider solo le quedaba vivir de los clásicos
(incluyo aquí su cómico “Huevos con Aceite”) y de su imagen como frontman de
una banda mundialmente querida. Afortunadamente, cual Ave Fénix, el rubio ha
resurgido de sus cenizas con el lanzamiento de este “For The Love Of Metal” con
el que el músico se deja de experimentar y vuelve a ofrecernos una buena dosis
de música distorsionada y rabiosa.
Gran parte de la responsabilidad de esta “resurrección”
la encontramos en el hecho de que Snider se haya unido con un par de buenos
músicos como Mark Morton (Lamb Of God) a la guitarra, Joel Grind (Toxic
Holocaust) guitarra y coros, Nick Bellmore (Toxic Holocaust) a la batería y
Charlie Bellmore (Kingdom Of Sorrow) al bajo. Cabe destacar que este elenco de
músicos también se ha encargado de componer las diferentes canciones (Dee
Snider ha reconocido en varias ocasiones que ya no compone absolutamente nada).
Si te gustan los discos fuertes, con grandes
estribillos y estructuras efectivas, estoy seguro de que “For The Love Of Metal”
te dibujará una sonrisa en la cara.
Snider ha evolucionado o, más bien, ha vuelto a
adentrarse en el mundillo del Metal duro, algo que es de agradecerle tras el
frío “We Are The Ones” (¿he dicho ya que no me gustó?). Prueba de ello es la
trepidante apertura de este trabajo. “Lies Are a Business” es un asombroso
cañonazo marcado por una batería cercana a los cánones del Power Metal, sobre
la que emerge la cuidada e incendiaria voz de este inmortal artista que sigue
en plena forma. Mención especial para el gran solo de guitarra y el final
machacón. Las hostilidades siguen marcando este LP (aviso que todo el trabajo
se antoja similar en este sentido) tal y como puede comprobarse en “Tomorrow’s
No Concern”, en la que volveremos a ser partícipes de una pista de guitarra
soberbia que se empasta a la perfección con una nueva interpretación de máxima
calidad del señor Snider. Como podéis apreciar, tal y como ya os he ido
avanzando, no es un trabajo demasiado arriesgado y tira por una fórmula similar
prácticamente de principio a fin, pero, al menos, muy atractiva.
Algo que queda claro con “I Am The Hurricane” (una
pieza destructora) o las más comerciales “American Made” (inevitable vibrar con
el grito inicial del cantante) y “Become The Storm” es que nuestro protagonista
posee una habilidad innata para adaptar el sonido de sus composiciones a los
tiempos que corren. Todas las piezas de este trabajo suenan modernas, cercanas
al Metal más actual, algo que no todas las bandas clásicas del género muestran
en sus obras más actuales (tampoco es que lo necesiten, supongo).
Siempre que llego al estribillo de la efectiva “Roll
Over You” termino pensando en los Twisted Sister (unos coros “marca de la
casa”), aunque la canción siga moviéndose en unos terrenos más modernos. No es
tan salvaje como otras piezas del álbum, pero convence sobradamente. Mucho más
enérgica es “I’m Ready”, aunque tenga un estribillo bastante flojo a mi parecer
que termina condenándola a ser una de las composiciones menos alabables del
conjunto (¡y eso que el trabajo guitarrero mola bastante!). Menos mal que
pronto explota en nuestros oídos “Running Mazes” y la mala leche musical
regresa. Conforme los segundos pasan, esta pista se va haciendo más y más
efectiva. Los mismos sentimientos positivos experimenté desde la primera
escucha con “Mask” (más de lo mismo, pero para bien).
Tristemente, no todo pueden ser cosas positivas
(tampoco es que el álbum hasta el momento fuera magistral, aunque sí bueno). “The
Hardest Way” necesita unas cuantas (BASTANTES) escuchas para convencer. Y es
que la colaboración con Howard Jones (Light The Torch), con esa mezcla de
voces, no termina de enganchar, pese a tener una base instrumental decente. La
colaboración, en cambio, con la afamada Alyssa White-Gluz, vocalista de Arch
Enemy, banda que no me gusta mucho, me ha dejado sorprendido para bien. Esta
pieza, titulada “Dead Hearts (Love Thy Enemy)” llama la atención desde el
inicio por tirar hacia lo melódico (un medio tiempo de la vieja escuela) en el
inicio, que es cuando Alyssa tiene más protagonismo, hasta que entra Dee y la
cosa vuelve a caldearse.
Para finalizar tenemos una cita con la mejor canción
del disco (o mi preferida al menos), que es, precisamente, la que da nombre al
disco. “For The Love Of Metal” es una auténtica declaración de intenciones con
la que el rubio parece decirnos “señoras, señores…me merezco un jodido respeto
porque soy una eminencia del género”. Su amor por el Metal queda más que claro
en la instrumentación de esta pieza, en la voz tan explosiva de nuestro “prota”
durante toda la canción y, por supuesto, por su curiosa letra en la que nombra
los títulos de auténticos clásicos de nuestro querido Heavy como “Run To The
Hills”, “Painkiller”, “South Of Heaven”, “Victim Of Changes”, “The Last In
Line” o una pieza propia como “Under The Blade”. Tengo que rendirme ante los
diversos cambios de ritmo que suben más aún el nivel de este corte de cierre.
A mí el disco me ha gustado. Dee Snider parece
volver a saber lo que hace y me da la sensación de que sigue disfrutando del
negocio musical como el primer día. El veterano artista ha jugado bien sus
cartas y ha aprovechado el hecho de tener buenos músicos a su lado. No
obstante, hay que decir que, ni mucho menos, es un disco rico por su variedad.
Más bien, como ya se dijo, es una obra creada a partir de una fórmula bastante
repetida, pero, por suerte, también muy efectiva. Un nueve para esta
indiscutible leyenda que no deja de demostrar su “amor por el Metal”.
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