Allá por 1975, los
canadienses Rush, sin haber inventado nada nuevo con su sonido hasta aquel
momento, se habían convertido en una banda de gran importancia en la escena
americana gracias a sus dos interesantes álbumes lanzados hasta la fecha, especialmente
debido al sobresaliente “Fly By Night”, un álbum que no dudaría en poner entre
mis preferidos de este entrañable grupo por el que tanta admiración siento.
No obstante, en las
inquietas mentes de nuestros protagonistas había comenzado a circular la idea
de desprenderse poco a poco del Hard-Rock de sus primeras obras para iniciar
una ambiciosa aventura hacia el lado más experimental, progresivo y complejo
del Rock, siguiendo los pasos de otros grandes iconos de este género como Pink
Floyd, Yes, Genesis o King Crimson. “Caress Of Steel” era el inicio de una
nueva etapa para Rush, la primera parada antes de sacarse de la chistera el
inmortal “2112”, una de las joyas del Rock Progresivo.
La grabación de este
álbum duró 21 días, 11 más de los que necesitaron para “Fly By Bight, lo que
hacía presagiar que la banda se estaba tomando muy en serio esta evolución
sonora. Personalmente, la portada me encanta por sus colores y por todo lo que
parece transmitir, pero, sin quitarle méritos a su diseñador, que fue Hugh Syme
(diseñador de muchas portadas de Rush y de otros nombres propios como Dream
Theater o Whitesnake), hay que añadir del dato de que los colores de la portada
no eran los que Rush había planeado originalmente, surgiendo de un problema de
impresión que, finalmente, pareció no importar mucho a los canadienses ya que
decidieron dejarla tal y como había
quedado.
Sin muchos detalles
previos que añadir, empiezo ya a analizar un álbum del que tenía muchas ganas
de hablaros.
El álbum comienza con “Bastille
Day”, que es, probablemente, una de las canciones más duras de la banda en su
extensa trayectoria. Un riff agresivo y duro escupido por la guitarra de
Lifeson inicia las hostilidades sobra
una sólida sección rítmica (Geddy siempre haciendo magia con el bajo y Neil
exhibe su inconfundible técnica a la batería). Además, el bueno de Geddy nos
regala una actuación perfecta al micrófono tanto en los versos como en el épico
estribillo que posee. Es reseñable la melodía central de guitarra acústica que decidió
añadir Lifeson al tema para darle un poco más de fuerza al tema, antes de
firmar un solo a la altura del rubio. La letra, como el propio título deja
caer, habla sobre la toma de la Bastilla durante la Revolución Francesa.
Más cercano al sonido sencillo y rockero-festivo de
los dos primeros álbumes es “I Think I’m
Going Bald” una canción que, como dato curioso, se inspiró en el estribillo de
un gran tema de Kiss como “Goin’ Blind”. Se nota que las giras de los
canadienses con Paul Stanley, Gene Simmons, Ace Frehley y Peter Criss fueron
algo más que una anécdota. La canción es si es puro Rock And Roll, con una
estructura sencilla, un papel cumplidor de Geddy con el micrófono y un gran
solo de Lifeson. La letra, si bien es un poco tonta y deja un poco que desear
si la comparamos con algunas de las grandes letras que nos ha dejado el grupo,
nació de la preocupación que Alex Lifeson tenía de perder su pelo, una
pesadilla que todo rockero melenudo siempre tiene y que, en muchos casos, acaba
convirtiéndose en realidad (¡el rock se lleva dentro!).
Se respira, en el plano lírico, un tono más nostálgico por parte de Neil Peart
en “Lakeside Park” al recordar algunos lugares y momentos importantes de su
adolescencia. Rock alegre, con un buen puente-estribillo más melódico, una
guitarra suave durante toda la canción (y otro gran solo) y, nuevamente, un
acertado Geddy a la voz. No pasaría a la historia de Rush, pero no es una mala
canción ni mucho menos.
La primera cara del vinilo comenzaba ya a mostrar a
los Rush más interesados en comenzar a evolucionar su sonido hacia el Rock
Progresivo. Bajo el nombre de “Necromancer” encontramos esta pista de más de
doce minutos de duración que se divide en tres secciones diferentes. Toda la
historia se inspira en el Nigromante del Señor de los Anillos y, lejos de
quedarse un pequeño guiño, también se ha dicho que en la canción se alude a
tres viajeros que serían Frodo, Samsagaz y Gollum, aunque yo soy de los que
piensan que se refiere a los propios miembros del grupo ya que hablan de los
“hombres de Willowdale” (barrio de Toronto del que proceden estos genios). Otro
dato curioso de la letra es que regresa el personaje de By-Tor, que aparecía en
el álbum “Fly By Night”, solo que esta vez convertido en héroe y no en villano. La primera parte de la canción, titulada
“Into The Darkness”, se basa en una narración hipnótica que nos pone en
situación de lo que nos vamos a encontrar mientras se suceden ritmos oscuros y
muy progresivos (me encantan los primeros punteos de Lifeson distorsionados
sobre arpegios previamente grabados), antes de que Geddy comience a cantar. Pero
si la cosa ya iba bien, con “Under The Shadow”, el segundo movimiento, el nivel
aumenta aún más con una pieza que me atrevería a calificar de ser uno de los primeros
ejemplares de Metal Progresivo. Un riff muy crudo y distorsionado
complementados por unos bestiales Geddy y Peart con sus respectivos
instrumentos (a eso le llamo yo compenetración) que muestran la faceta más
salvaje del trío, especialmente tras la llegada del inhumano solo de Alex
Lifeson, un guitarrista, para mí, injustamente olvidado a la hora de hacer esos
Tops y clasificaciones. Finalmente, poco antes de alcanzar el noveno minuto, se
inicia el tercer “movimiento”, que lleva el título de “Return Of The Prince” y
que tiene un riff clavado al de “Sweet Jane” del eterno Lou Reed. Soy muy
defensor del álbum en líneas generales y, más concretamente, de esta canción
porque tiene de todo y hacía presagiar lo que estos canadienses nos iban a
regalar poco tiempo después.
Si el final de la cara A parecía progresivo, espera
a escuchar la segunda cara. “The Fountain Of Lamneth”, pista que roza los
veinte minutos de duración y que ocupaba la cara B al completo, confirmaba que
estos tres maestros tenían muy claro el sonido que tendrían sus próximos
álbumes. La histroai narra el ciclo vital de un hombre y la búsqueda de la
fuente de Lamneth que este emprende. Esta vez son seis las partes que componen
esta extensa pieza. La inicial “In The Valley” abre muy melódica, siendo
probablemente el momento más progresivo del trabajo, pero no tardará en entrar
la distorsión y unos buenos instantes de interpretación al micro de Geddy. La
segunda parte, como buena pieza progre, consiste en un breve solo de batería
del increíble Neil Peart titulado “Didacts And Narpets”, antes de proseguir la
historia con la oscura “No One At The Bridge” (mucha atención a la
sobresaliente interpretación vocal de Geddy) que podría ser, fácilmente mi
parte preferida. “Panacea” se torna más suave y podría ser calificada como una
“balada medieval”, mientras que “Bacchus
Plateau” muestra un tono más optimista y rockero, teniendo nuevamente como
protagonista a Peart y su despliegue en la batería, para volver a los ritmos
iniciales de la canción de la mano de “The Fountain”. En definitiva, es un tema
muy logrado (ya me gustaría a mí crear algo así), con una calidad bastante
notable de todas sus partes, aunque, en mi opinión, las partes podrían estar
mejor conectadas. Obviamente pronto se vendrían piezas extensas mucho mejores
(a “2112” me remito) y épicas, pero como
primer plato “The Necromancer” y “The Fountain Lamneth” (especialmente la primera) iban más que
sobradas de calidad y clase.
“Caress Of Steel” para mí es un GRAN álbum de Rush y
no siento que sea anecdótico. No obstante, no me atrevería a compararlo con sus
obras cumbres (especialmente con mi adorado “2112”). Este LP era necesario para
la banda y para encontrar el sonido experimental que les marcaría por siempre y
que haría de Rush una de las bandas más grandes de la historia del Rock.
Seguramente lejos de las perspectivas de la banda,
este disco fue un auténtico fracaso comercial
(algo que no entiendo). Tampoco la posterior gira, de breve duración, pasaría
a la historia gloriosa de la banda, teniendo una aceptación más bien escasa. De
hecho, como dato curioso, Rush terminó nombrando a la gira “Down The Tubes
Tour” que podría traducirse como “caer bajo”. La discográfica, viendo los malos
resultados de los canadienses, les pidió que dejaran a un lado las
composiciones extensas y recuperaran el sonido más “facilón” y con gancho de
sus dos primeras obras. Afortunadamente, Alex, Neil y Geddy hicieron caso omiso
a cualquier consejo y siguieron fieles a sus ideas con la vista puesta en su
siguiente álbum. El resultado ya lo sabéis. Cuatro estrellas bien puestas para
este soberbio álbum.
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