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La Carrera de Metallica en 55 canciones

No es sencillo hablar detenidamente de una de las bandas de Heavy Metal más grandes e influyentes de la historia, pero en este artículo hemos tratado de hacerlo desde el respeto y el cariño que sentimos por este grupo.

Para hablar con propiedad de Metallica debemos remontarnos a 1980, año en el que un joven danés llamado Lars Ulrich, hijo del tenista profesional Torben Ulrich, se muda a Los Ángeles junto a su familia por motivos deportivos del patriarca de la familia. Desde muy pequeño Lars desarrolló una afición casi enfermiza por las bandas de Heavy Metal que comenzaron a sobresalir en la década de los 70s, como Motörhead o Diamond Head, dos grupos que influirían posteriormente en el sonido de Metallica.

Tras un par de años de práctica con la batería que habían comenzado durante su estancia en Dinamarca, Ulrich publica anuncio en la revista Recycler para encontrar un guitarrista con el objetivo de fundar una banda con influencias de NWOBHM, centrándose concretamente en Diamond Head, Motörhead, Budgie y Iron Maiden. No tardaría en recibir la respuesta de otro joven melenudo llamado James Hetfield.

Pronto Lars se trasladó a vivir al local de ensayos que James compartía junto a un joven Ron McGovney, convirtiéndose este último en el bajista del grupo. El siguiente objetivo fue contratar a un guitarrista. Este puesto fue ocupado en un primer momento por Lloyd Grant, un joven guitarrista afroamericano que figuró en la primera demo de Metallica titulado "Hit the Lights" (1981). Lloyd abandonaría el grupo poco tiempo después, cediendo el testigo a un futuro icono del Thrash Metal que, durante su breve estancia, definiría junto a sus compañeros el estilo de Metallica: Dave Mustaine. Con la banda al completo Lars logró, a partir de varios contactos, garantizar la inclusión de un tema de su nueva banda para el primer recopilatorio del por aquel entonces nuevo sello Metal Blade Records, que llevaría el nombre de Metal Massacre.

“Metal Massacre” fue publicado, conteniendo entre sus canciones “Hit The Lights”, tema grabado por la banda y que databa de los tiempos de James Hetfield en Leathern Charm.  Como el resultado no convenció del todo al grupo, estos no tardaron en comenzar a grabar la que sería su primera maqueta oficial (No Life ‘Til Leather). Siete temas formarían parte de esta maqueta, entre las que se encontraba, como era de esperar, una versión mucho más potente y acelerada de “Hit the Lights”.

El 14 de marzo de 1982 se produjo en el club Radio City de Anaheim el primer show de la banda, un concierto que no pasaría a la historia precisamente por su gran ejecución (todo lo contrario, pero que sirvió como bautismo de fuego. Con el paso de los meses la máquina comenzó a estar cada vez mejor engrasada, teniendo el privilegio de abrir para Saxon durante dos noches en el Whiskey-A-Go-Go de Los Ángeles.

Justo cuando todo parecía marchar bien en el grupo fue cuando comenzaron los verdaderos problemas. La conflictiva relación de Ron McGovney Dave Mustaine comenzó a costarle poco a poco el puesto al primero, quien, al verse con pie y medio fuera de la banda, decide renunciar a su puesto, siendo sustituido rápidamente por Cliff Burton, un bajista superdotado que había despertado la atención del grupo durante sus conciertos junto a una banda local llamada Trauma. Aunque en un primer momento había declinado la oferta, la falta de entendimiento con el resto de componentes de Trauma le llevó a aceptar la oferta de Lars y compañía, pero con la condición de que la banda se trasladara a San Francisco, donde el Thrash Metal comenzaba a coger fuerza. Aún con McGovney en Metallica el grupo grabó el 29 de noviembre del mismo año una demo en directo en el The Waldorf de San Francisco, que recibiría el nombre de Live Metal Up Your Ass y en la que estrenarían el tema “Whiplash”.

A principios de 1983 el manager y promotor de conciertos Johnny Zazula contacta con Metallica para ofrecerles un posible traslado a Nueva York con el objetivo de organizar una pequeña gira por la Costa Este y, si todo salía correctamente, grabar un álbum. The Music Building, un edificio en el que cohabitaban con varias bandas de Metal como Anthrax, se convirtió en la nueva residencia del grupo. Desde unos meses atrás la relación con Dave Mustaine se había vuelto insostenible por la profunda adicción a las drogas del “colorado” y su complicado carácter, produciéndose algunas situaciones de extrema violencia entre James y Dave. Cuenta la leyenda que el factor que fue finalmente decisivo para la expulsión de Dave vino a raíz del accidente de furgoneta que éste provocó al conducir ebrio en el trayecto que llevó al grupo de San Francisco a Nueva York. Esto llevó a Lars y James a comenzar a establecer contactos con Kirk Hammett, un prolífico guitarrista que había comenzado a llamar la atención de los músicos cuando este tocaba en Exodus. Una mañana, al despertarse, Dave encontró todo su equipaje recogido y fue informado de su expulsión, iniciando así una de las rivalidades más clásicas en la historia del Metal que, afortunadamente, parece haberse suavizado con los años, haciendo posible la celebración de algunas reuniones y encuentros entre ambas partes. Mustaine abandonaría Metallica para fundar su propio proyecto (¿a alguien le suena de algo Megadeth? ¡Pedazo de banda!)

Hammett se convirtió en el nuevo guitarrista del grupo, debutando en en el club neoyorquino Showplace abriendo para The Rods. Solo un mes después la banda entra en los Music America Studios para grabar su primer álbum. El tracklist, si se mira detenidamente, sería prácticamente igual que el de “No Life 'til Leather”, pero con la inclusión de algún tema adicional como “Whiplash”. Tras seis semanas de intenso trabajo, “KILL ‘EM ALL” salía a la venta en julio. Ante la negativa de numerosas discográficas para publicarlo por su título (“Mátalos a Todos”), Zazula optó por crear una nueva discográfica, Megaforce Records. En solo dos semanas Metallica lograría vender la escalofriante cifra de 17.000 copias (unas cifras alucinantes tratándose de una banda underground) y recibiendo un buen puñado de críticas favorables por parte de la prensa musical, que comenzaba a presentarles como nuevas revelaciones dentro del Metal.

1. Hit The Lights: Un fade in descomunal nos adentra en la canción con la que todo empezó. Tras ese repentino estallido de salvajes punteos que circulan a una velocidad endiablada queda bastante claro el papel que jugaron los primeros álbumes de Motörhead o Diamond Head en el sonido del cuarteto americano. La primera versión que pudimos escuchar de este tema estuvo incluida en el recopilatorio Metal Massacre, apareciendo posteriormente en la demo “No Life ‘Til Leather” y, por último, en el archiconocido debut “Kill ‘Em All”. La letra habla sobre el subidón de adrenalina que provoca un concierto de Rock, tanto para los fanáticos como para la banda.

2. The Four Horsemen: Una canción compuesta fundamentalmente por Dave Mustaine. Tiempo después de ser expulsado de Metallica, el “colorado” la regrabó para el debut de Megadeth bajo el título de “The Mechanix”, iniciando un debate que sigue vivo en nuestros días acerca de qué versión es mejor. Sea cual sea, es otro tema impactante en el que se alude a la llegada de los cuatro jinetes del apocalipsis que vienen a ejecutar a la humanidad.

3. Anesthesia / Pulling Teeth: El bueno de Cliff Burton, quien entró en la banda cuando casi todo el material del “Kill ‘Em All” estaba compuesto, quiso aportar su granito de arena en el trabajo de la banda, por lo que creó esta pista que básicamente consiste en un solo de bajo...aunque eso de "básicamente" tratándose de este malogrado genio de las cuatro cuerdas es hablar más de la cuenta. En este momento inolvidable del LP, Burton decide meterle bastante distorsión a su bajo. A los dos minutos Lars aparece en la batería para acompañar al músico hasta el final.

4. Whiplash: Todo un trallazo de Thrash Metal puro. Ulrich se luce en la batería, demostrando que, pese a las críticas, fue y sigue siendo un gran batería. El estribillo es breve pero efectivo. La temática de la letra trata la locura que se desata en un concierto de Metal. Fue el último tema en ser compuesto. Como curiosidad cabe añadir que en el último verso la banda se autoreferencia diciendo eso de "We will never quit ‘cause we’re Metallica"  (“Nunca nos rendiremos porque nosotros somos Metallica”). Hay una versión 100% recomendable que grabó Motörhead hace unos años, por si algún curioso quiere echarle un ojo.

5. Seek & Destroy: Es muy raro que falte en un concierto en vivo del grupo debido a su condición de “clásico” (¡no es para menos!). Para mí es la pieza clave dentro de este puzzle titulado "Kill `Em All". La introducción, toda una perla en la guitarra, ya nos avisa de que se viene un corte de los buenos. Realmente no es compleja en la guitarra (a excepción de los solos, claro está). En su sección intermedia se inicia una sucesión de cambios de ritmo que nos acompañarán hasta ese enorme final. Por cierto, la letra habla sobre el deseo de salir a matar gente, algo que todos hemos sentido alguna vez.

6. Phantom Lord: El Speed Metal y el Thrash siempre han ido de la mano (ambos bebieron de las mismas influencias, a fin de cuentas) y buena prueba de ello la encontramos en esta composición de Dave Mustaine que, en el plano lírico, narra la historia de una bestia que está en guerra contra la humanidad. Hace unos años, durante un concierto de Megadeth, Dave invitó al escenario a Jason Newsted para interpretar esta canción, marcándose una versión espectacular al micrófono el que fuera bajista del grupo tras el fallecimiento de Cliff Burton.

7. Metal Militia: Extraño es que esta canción quedara olvidada durante muchos años por la banda cuando cumplía todas las condiciones para convertirse en un himno del Metal. La letra, a modo de grito de rebeldía, describe cómo la "Milicia del Metal" está conquistando a paso agigantado el mundo, una realidad en aquellos tiempos, donde la fanaticada Heavy estaba en aumento masivo. Me recuerda mucho al sonido del primer disco de Anthrax, el "Fistful of Metal".

Tras finalizar su primera gira europea, titulada “Seven Dates Of Hell, y que se inició el 3 de febrero de 1984, Metallica entraría el 20 de febrero en los Sweet Silence Studios de Copenhague para grabar su segundo álbum, siendo esta vez Fleming Rasmussen, el encargado de su producción. Ramussen, a día de hoy, goza de una gran reputación gracias a su labor en este disco, así como en otros trabajos reseñables con Rainbow, Mercyful Fate o Sepultura, entre otros. La falta de presupuesto de Zazula, así como otros inconvenientes que surgieron, hicieron que el disco se grabara únicamente en un mes. La filtración de algunas canciones comenzó a generar críticas negativas por parte de los fans, quienes temían que el sonido más violento de “Kill ‘Em All” había quedado atrás. No obstante, “Ride the Lightning”, título del álbum, pese a optar por un sonido más melódico que su predecesor, está considerado a día de hoy uno de sus mejores trabajos.

Una vez dados una serie de conciertos para promocionar su nuevo álbum, el sello Elektra comienza a negociar con el cuarteto acerca de un contrato discográfico, firmándose el mismo el 12 de septiembre y otorgándole, por tanto, el control artístico absoluto sobre su carrera. Solo dos meses después, Elektra reeditaría “Ride the Lightning” y pondría en circulación el single Creeping Death, que contendría, además, las versiones de “Am I Evil?” de Diamond Head y “Blitzkrieg” del grupo del mismo nombre.

8. Fight Fire with Fire: Primera vez que el grupo opta por la estructura “introducción melódica + destrucción masiva a base de puro Thrash”, fórmula que repetirían en los siguientes dos álbumes. Podría considerarse como una de las canciones más extremas que nos ha brindado el cuarteto a lo largo de las décadas, con un James Hetfield desatado al micrófono y una sección instrumental elaboradísima que, si me permiten la opinión, cuenta con uno de los solos “a cuatro manos” más complejos que esta banda ha firmado en su trayectoria.

9. Ride The Lightning: Canción que daba nombre al álbum y, también, justificaba su inmejorable portada. A través de riffs potentes, solos con una técnica superior a los del álbum anterior y de la voz de un dramático James, la banda logra recrear el dolor y la agonía que sufre el protagonista de la letra, quien ha sido condenado a morir en la silla eléctrica por un crimen que no ha cometido, algo más que habitual en los “corredores de la muerte” americanos. Palabras mayores también para el sobresaliente solo que el amigo Kirk Hammett se saca de la chistera aquí. Un temazo como una catedral.

10.  For Whom the Bell Tolls: Aquí encontramos una de las introducciones más famosas del Heavy Metal debido a la sorprendente línea de bajo que se sacó el malogrado Cliff Burton mientras las campanas doblan (¡qué escena!). Pronto llegarán los muteados y los punteos, la furiosa voz de James y su letra inspirada en la novela "For Whom the Bell Tolls?" de Ernest Hemingway (1940) en la que se critica a la guerra a partir de las vivencias de un combatiente en la Guerra Civil española y sus reflexiones sobre la cercanía de su muerte en una batalla que no tendrá ni vencedores ni vencidos. Más de 40 años después sigue manteniéndose en los repertorios de la banda como el hit que es.

11.  Fade to Black: Sencillamente podría definirla como una de las baladas más bonitas del Metal, y la primera que hicieron estos chicos. La dulce apertura de guitarras acústicas da entrada a la voz de un dramático James Hetfield (no será jamás el mejor de la historia cantando, pero tiene una serie de canciones maravillosas al micrófono). Pronto se romperá la emotividad para dar paso a una sección más eléctrica que termina de bordar la canción. La letra, aunque se suele pensar que habla del suicidio, realmente hace referencia a la pérdida de todo, estando inspirada en el robo que sufrió la banda por aquellos tiempos de todo su equipo musical en Boston.

12.   Creeping Death: Si atendemos a las estadísticas, esta es una de las canciones más interpretadas en vivo por parte del grupo, por lo que nadie duda de su trascendencia y su importancia en la trayectoria profesional del grupo. De hecho, diría que la canción suena aún mejor en vivo que en la versión de estudio (para gustos los colores). En resumidas cuentas es una canción de Thrash, con numerosos cambios de ritmo y unas guitarras que cortan el aliento. La letra narra la historia de las plagas de Egipto, de matar al Faraón y liberar a los judíos, básicamente. En todo momento la electricidad está presente en este corte.

13.  The Call of Ktulu: Para cerrar el álbum por todo lo alto, Metallica creó una genialidad de canción instrumental inspirada en el libro de mismo título escrito por H.P. Lovecraft, uno de los genios de la novela de terror. Cliff Burton se convierte en el gran protagonista del tema, volviendo a brillar con su bajo gracias a una inspiradísima línea que se sacó de la chistera. Curiosamente, esta composición comenzó a gestarse durante la estancia de Mustaine en el grupo, apareciendo el mismo en los créditos compositivos. De hecho, dos canciones de Megadeth, “Hangar 18” y “When” (la segunda especialmente) tomaron como inspiración, en mayor o menor medida, esta canción.

Con el paso de las semanas, la popularidad de Metallica no dejaba de crecer, algo que se hacía patente en las presentaciones en vivo del grupo allá donde iban. Aprovechando este tirón volvieron a Copenhague para crear un disco histórico como “Master Of Puppets”, un álbum legendario en el que se puede comprobar la madurez que el grupo había alcanzado en aquellos años. Lars y James llevaban desde el año anterior preparando una serie de nuevas composiciones para este tercer lanzamiento discográfico del grupo. Cada canción contenida en sus álbumes previos había sido completamente cuidado y trabajado hasta el más mínimo detalle y en este nuevo álbum no iban a cambiar su tendencia. La producción de “Master Of Puppets” fue realizada por Flemming Ramussen, quien terminó recibiendo la ayuda en las mezclas finales de Michael Wagener.

 Si algo caracteriza a este trabajo es que puede percibirse como el resultado que obtendrías si en una batidora mezclaras el Heavy-Punk explosivo del "Kill 'Em All" y el Heavy más melódico del "Ride The Lightning". El cuarteto supo aprovechar bien sus armas y sus capacidades individuales y conjuntas a la hora de tocar.

14.  Battery: al igual que ocurrió con "Fight Fire With Fire", Metallica abrió el álbum con una salvaje explosión de Thrash Metal precedida por una introducción acústica que prepara nuestro cuerpo para la que se nos viene encima. Un tema 100% thrasher donde la banda mostraba su madurez compositiva y nos daba la bienvenida a un LP legendario. A destacar aquí la furia vocal de la que Hetfield hace gala de principio a fin, desgañitándose especialmente en el coral estribillo que este corte nos ofrece. La letra, que narra los pensamientos de una persona obsesionada con matar a todo el que se le ponga por delante, es una clara declaración de intenciones del cuarteto donde nos dejan claro que la fuerza y la adrenalina van a imperar en este LP.

15.  Master of Puppets: ¿Es necesario que la presente? Sinceramente, no lo creo. Estamos ante un himno del Metal, un icono cultural…es “Master Of Puppets”. Y es que todo en esta canción e absolutamente perfecto: Desde la introducción instrumental, esa que todo guitarrista amateur desea aprender a tocar en algún momento, hasta el sencillo pero crudo estribillo, pasando por el emocionante interludio melódico que ambas guitarras crean hacen de esta pieza de 8 minutos y 35 segundos de duración un indiscutible himno del Heavy Metal.

16.  Welcome Home (Sanitarium): podría ser una continuación sonora de “Fade To Black” y una antesala de lo que sería “One”. Poderosa balada del cuarteto americano, de ritmo e intensidad cambiantes en la que la locura se convierte en el tema a tratar por el grupo. Imposible no sentir un considerable aumento de adrenalina en nuestro cuerpo con la llegada del intermedio, su ascenso de velocidad e intensidad y la entrada de uno de los mejores solos que recuerdo de Kirk “The Ripper” Hammett. Como en “Fade To Black” es justo y necesario quitarse el sombrero ante la interpretación teatral de James Hetfield, quien deja a cualquiera boquiabierto cuando suelta ese asfixiante “Just Leave Me Alone!”.

17.  Orion: Se suceden los clásicos. No podía faltar en nuestra selección de grandes canciones que marcaron la carrera de Metallica la que probablemente sea su mejor canción instrumental, así como la última composición de ese genio melenudo llamado Cliff Burton. Cierto que toda la banda suena enorme, pero es Burton quien se luce en “Orion” y sus alocados solos a las 4 cuerdas. Una pena que jamás pudimos disfrutar de su interpretación en vivo con el propio Cliff al bajo, aunque hay que reconocer que Robert Trujillo al bajo lo hace realmente bien. Poco después, como ahora relataré, Burton nos dejaría demasiado pronto, dejándonos aquí su última aportación al legado de Metallica.

18.  Damage, Inc. : A título personal he de admitir que esta es mi canción preferida de “Master Of Puppets”. “Damage Inc.” Trae consigo una tormenta perfecta de Thrash Metal demoledor que vuelve a nacer de una introducción atmosférica que, para fortuna del oyente, deriva en el más absoluto caos. Tras unas estrofas agresivas, Hetfield escupe con ira el famoso “Blood Will Follow Blood, Dying Time Is Here”, para susurrarnos con un encanto malévolo ese “Damage Incorporated”.

Tan pronto como la gira promocional de “Master Of Puppets” dio inicio la banda tendría que pasar por la mayor tragedia que han vivido en su historia. Todo sucedió en la fatídica noche del 27 de septiembre de 1986. Cuando el autobús de la gira se encontraba circulando por las gélidas carreteras suecas para dar un concierto en Copenhague al día siguiente, Cliff Burton se encontraba durmiendo en la litera de Kirk Hammett debido a que este había ganado una apuesta jugando a las cartas. En un momento dado, y debido a las placas de hielo que había en la carretera, el autobús volcó y provocó que el cuerpo del bajista saliera despedido por la ventana, causándole la muerte instantánea al quedar aplastado por el vehículo.

Este suceso provocó la esperable suspensión de la gira de la banda y sembró la duda en el seno del grupo sobre su continuidad o no. Tras meditarlo seriamente, y no sin recibir la bendición de la familia de Cliff Burton, la banda recluta al bajista Jason Newsted, quien había militado en Flotsam and Jetsam.

En 1987 vió la luz un pequeño EP de versiones de algunos de los grupos que más influyeron en Metallica titulado "Garage Days Re-Revisited", algo que pone de manifiesto la enorme gratitud que la banda siempre ha tenido hacia aquellos músicos que jugaron un papel fundamental en su propio desarrollo como banda.

Un año más tarde vio la luz el oscuro y denso "...And Justice for All", una obra marcada por las composiciones dramáticas y críticas contra la sociedad del momento, así como por la enorme polémica que existe en la desequilibrada producción del LP: el bajo no se escucha (el pobre Newsted tuvo un debut amargo) y la batería de Lars suena, en algunos momentos, excesiva de volumen.

19.  Blackened: Nueva apertura épica (¡y ya van 4!). “Blackened” muestra a una banda seria, madura y con ganas de plantarle cara a la sociedad de aquel momento. En esta crítica a la destrucción del planeta (algo demasiado actual, ¿no creen?), se suceden numerosos cambios de ritmo (mi predilecto es el del 2:33) que hacen del tema un peligroso cocktail de riffs, solos, baquetazos de ensueño y otros elementos que lo convierten en uno de los grandes temas de Metallica. Inolvidables son las interpretaciones de este tema en las aperturas de los shows  “Live Shit” de Seattle de 1989 o del “Français Pour Une Nuit”  grabado en Nimes (2009)

20.  Harverster of Sorrow: La densidad de este corte, aunque está presente en casi todo el álbum, engancha desde la primera escucha y, a decir verdad, funciona aún mejor en directo. Además de su enorme estribillo (facilón pero inolvidable), cuenta con un solo de Hammett oscuro y que me parece excelente. La letra no expresa un mensaje claro, pero las teorías que mayor fuerza tienen son aquellas que afirman que se centran en las vivencias de Hetfield con su padre y/o del aborto.

21.  One: Casi a la mitad de este especial dedicado a Metallica llegamos a uno de sus himnos, de sus temas emblema y, a nivel personal, a la que probablemente es mi canción preferida de Metallica. Pocas presentaciones necesita a estas alturas “One”, una semibalada titánica que prueba porque la banda con base en San Francisco es una de las más grandes de la historia. El sonido de disparos iniciales y la épica introducción de guitarras arpegiadas anuncian por todo lo alto la llegada de semejante obra maestra. Hetfield se marca una actuación brillante al micrófono con su voz ligeramente doblada. La letra está inspirada en la desoladora película “Johnny Cogió Su Fusil” de Dalton Trumbo (no se la recomiendo a personas sensibles) en la que se critica la crueldad de la guerra a través de la agonía de un herido de guerra tras pisar una mina que, yaciendo inmóvil, suplica a Dios que le quite la vida al no sentir su cuerpo. Si esta primera parte es buena, prepara tu cabeza y tus oídos para lo que se nos viene encima a partir del 3:50, con uno de los mejores instrumentales que un servidor ha escuchado a lo largo de su vida. En el minuto 4:18 la batería de Lars, con el doble pedal a un ritmo frenético, y luego seguido por las guitarras en el 4:35, simulan el sonido de las ametralladoras abriendo fuego, para cambiar el tempo. El broche final a este tema lo pondrá el inolvidable solo de Hetfield y Kirk, quienes firman un enorme punteo al unísono que se encuentra entre los más soberbios de su trayectoria.

22.  …And Justice For All: El nivel de complejidad que mostraba el álbum aumentó a niveles de escándalo con el tema que precisamente le dio nombre.  Metallica se sacó de la manga una composición de casi 10 minutos de duración que combinó partes melódicas con momentos de mayor garra. Llama la atención el hecho de que, pese a su extensa duración y la poca variación musical que la banda ofrece aquí, se ha terminado convirtiendo en una pieza inmortal. Lo mejor de este tema es su sangrante letra, denunciando sin censura la supremacía del dinero por encima de la justicia corrompida.

23.  Dyers Eve: Como era de esperar, el disco finaliza con una auténtica exhibición de velocidad y técnica por todos los costados. El tono amargo sigue presente en la letra, con una clara crítica a la sobreprotección paterna y materna. Lars clava una ejecución salvaje de batería, mientras Kirk y James tampoco se quedan atrás con las guitarras, dejando fluir la creatividad y la magia que les quedaba en la recámara. ¡QUÉ CIERRE!

Fue necesario esperar hasta 1991 para recibir algo nuevo por parte del cuarteto, año en el que vio la luz su trabajo homónimo, mejor conocido como “The Black Album”, que contó con Bob Rock como productor. La elección de este afamado personaje no era casualidad. Pocos años antes había hecho de oro a bandas como Aerosmith y Mötley Crüe, gracias a su enorme labor como un “músico más” en las sesiones de grabación. La banda estaba algo preocupada por la poca difusión radial que su música tenía, pese a la buena acogida de sus trabajos. Bob Rock y el grupo comenzaron a componer nueva música bajo la premisa de que estas serían más accesibles y breves que las que habían creado en sus trabajos previos. Fue un proceso de creación realmente largo, necesitando más de 10 meses para darle forma e invirtiendo un millón de euros durante este tiempo.

Este fue un auténtico éxito, vendiendo en su primera semana más de 500.000 copias solamente en Estados Unidos. Según las cifras de la RIAA, son más de 14 millones las copias vendidas por todo el mundo de este álbum (es el más vendido en la carrera del grupo). Este suele ser calificado como el mejor del grupo, así como uno de los más influyentes en las últimas décadas.

24.  Enter Sandman: ¿Qué decir de “Enter Sandman”? Ese riff inicial compuesto por Hammet (sí, ese al que tan injusto se le ha tratado en los últimos años) está ya en el Asgard o el Olimpo de los dioses del Heavy. No hay ser humano en la tierra que no haya escuchado alguna vez esa veloz pero sutil sucesión de notas escupidas por una guitarra no demasiado distorsionada para que, un par de compases después, la tormenta estalle sobre nosotros y los golpes de la dupla Lars-Jason haga su primera aparición en el trabajo. Con la melodía principal de la canción ya en nuestra mente, aparece un magnánimo James Hetfield al micrófono y nos ruge como el animal que es, alternando versos que llaman a la furia con un puente más reposado justo antes de que entre ese “EXIT LIGHT, ENTER NIGHT, TAAAAKE MY HAND…OFF TO NEVER NEVER LAND!!!” o, en otras palabras, uno de los estribillos insignes del género. Tampoco hay que olvidarse del gran solo del señor Kirk Hammett y el posterior interludio más distorsionado y místico en el que James solapa su voz con la de un niño, que es, curiosamente, el hijo del propio Bob Rock, en una especie de oración. Tras repetir el poderoso estribillo parece que la canción termina, pero nada más alejado de la realidad, ya que este se convierte en un falso final anunciado por la reanudación del riff principal tocado un poco más grave.

25.  Sad But True: Como ya os avisé, y el que avisa no es traidor, como estamos hablando de un disco imprescindible para entender el Metal, lo normal es que estemos ante una sucesión de clásicos. Unos inconfundibles riffs pausados anuncian la llegada de “Sad But True”, otro hit absoluto del conjunto cuyo ritmo más árido, su estribillo coreable a los cuatro vientos y el papelón tras el micrófono de James, se ha convertido en reclamo de los fans en todas las giras del grupo. La instrumentación es pesada, destruyendo cual apisonadora todo lo que se pone a su paso, con un Lars especialmente presente tras los tambores, mientras Newsted serpentea con su bajo sobre las líneas de guitarra tan reconocibles en este grupo.

 

26.  Holier Than Thou: uno de los trallazos más agresivos del “álbum negro”. Pese a su poca presencia en los repertorios durante las extensas giras de los 90s (en las últimas giras, afortunadamente, parece haber sido rescatada), siempre ha estado considerada una de las más destacables del mencionado LP. Puede considerarse, si me lo permiten, uno de los pocos acercamientos que en esta década harán a su pasado más thrasher.

27.  The Unforgiven:  Como buen discazo de Metallica no podía faltar una balada de las que lo hicieron grandes. Esta pieza devuelve la limpieza a las guitarras del grupo, con unos armónicos preciosos que aportan solemnidad a la canción para que, una vez más, podamos reivindicar a James Hetfield como un vocalista de gran nivel. El por aquellos tiempos melenudo nos regala grandes momentos tras el micrófono, así como el bueno de Hammett está pletórico tras el solo.

28.  Wherever I May Roam: La historia ha sido más o menos justa con esta pieza y ha terminado obteniendo la condición de “clásico”. Y es que ya desde el inicio de ese enigmático sitar tocado por Kirk sabes que la canción va a romper tus esquemas. El riff corrosivo que aparece poco después, y que terminará tomando velocidad, te recuerda que estás tratando con Metallica (hay detalles que me recuerdan a “The Call of Ktulu”), pero realmente se trata de un cuarteto hambriento por no ceñirse a uno u otro género musical (eso que tantas críticas les trajo después). Newsted suena épico con el bajo (por cierto, esta fue la única vez que usó uno con 12 cuerdas), mientras que Lars también nos regala uno de sus habituales acompañamientos cumplidores tras la batería. Hetfield ruge como en pocas piezas del trabajo, sacando su arsenal de recursos vocales y llevándolos al máximo nivel de expresión y potencia. La letra se mueve por el canto a la libertad de caminos que ofrece la vida y la valentía de aquellos que optan por ser nómadas y vivir por todos lados, algo que Metallica, como grupo, vivió en primera persona. Algunos dicen que el cuarteto optó por escribir algo así ya que durante la grabación del trabajo todos sus miembros menos James se divorciaron de sus esposas (sentían que su hogar estaba en numerosos lugares y no solo en uno).

29.  Through the Never: A nivel personal es una de mis predilectas del disco, aunque siempre quedó relegada a un segundo plano. Curiosamente esta dio nombre a la película que lanzaría el grupo en 2013. Afortunadamente, en el reciente Worldwired Tour fue recuperada con ejecuciones de gran nivel. Un tema de buen Metal creado a partir de un amenazante riff y que nos ofrece, por si fuera poco, un estribillo machacón y que no encontrará detractor alguno.

30.  Nothing Else Matters: Creo que, como me sucede con “Enter Sandman”, todo está dicho sobre “Nothing Else Matters”, una de las canciones que siempre vendrán  a tu cabeza cuando alguien te pregunte por las mejores baladas de la historia. Este número tiene todo lo necesario para ser inmortal, aunque tal vez lo que más haya trascendido es el archiconocido arpegio de guitarra y el posterior punteo grabado originalmente por Hetfield (¡realmente Kirk no grabó nada de esta pieza, aunque en directo sea él quien hace ese primer solo!), para que pronto se una la voz de James, regalándonos una de sus interpretaciones más conmovedoras, además de uno de sus mejores solos de guitarra.

Hetfield, por tanto, es el genio tras esta pieza. El mencionado arpegio nació durante una llamada telefónica con su novia. Cuenta la historia que, mientras hablaba, empleó la mano que tenía libre para arpegiar la guitarra, obteniendo la famosa melodía que terminaría convirtiéndose en eterna. Sobre el título hay que señalar que toma inspiración de las últimas palabras que dijo su abuelo antes de fallecer. La letra, por su parte, trata sobre la importancia de confiar en tus seres queridos, quienes te salvan de la incomprensión absoluta.

Las giras de Metallica eran sinónimo de éxito, aunque tampoco quedaron exentas de accidentes. Durante un concierto en Montreal un fuego artificial explotó debajo de James Hetfield durante la interpretación de “Fade To Black”, provocándole quemaduras graves en los brazos y la cara. Los tatuajes que James tiene en los brazos actualmente, según cuentan varios medios, se los hizo para ocultar las cicatrices que le quedaron tras el incidente.

Fue después del “Black Album” cuando comenzaron las verdaderas turbulencias para Metallica. "Load" (1996) y "Reload" (1997) revolucionaron por completo el sonido del grupo hacia vertientes menos thrashers y, aparentemente, más accesibles para una sociedad que cada vez reclamaba un sonido más alternativo. Esto acompañado del cambio de look del grupo (se cortaron sus melenas y cambiaron su logo) originaron una oleada de críticas y odio por parte de un importante porcentaje de sus seguidores que acusaban al grupo de venderse y olvidar sus orígenes. El nivel de ventas de ambos álbumes, como era de esperar, se redujo considerablemente entre los fans más clasistas del grupo, pero, curiosamente, aumentó entre millones de adolescentes que daban con su nuevo sonido sus primeros pasos en el género. A nivel personal confieso que soy un gran aficionado al “Load” (más de uno me debe odiar por esta confesión) y no tan fan de “Reload”.

31.   Ain’t My Bitch: Cierto que no es una apertura con la misma intensidad que la de los anteriores álbumes, pero tampoco puede negarse que el grupo puso toda la carne en el asador con este tema. Sus arreglos más orientados hacia lo alternativo reflejaban los cambios que el grupo estaba experimentando en estos tiempos. Siempre reivindicaré el curioso solo de Kirk, quien se ayuda del slide, para desplazarse por el mástil.

32.  Until it Sleeps: Para mí una canción que no puede tener detractores (me encanta), aunque tristemente tuvo que sufrir constantes críticas por su apertura al mundo radiofónico. Este fue el primer single de “Load” y, por tanto, el que anunció al mundo la nueva versión de Metallica, por lo que causó tanto odio. Afortunadamente, el paso de las décadas se ha tornado en una especie de redención para este número que ha vuelto a las giras más recientes del cuarteto.

33.  King Nothing:  Mi preferida de “Load”. La introducción de bajo (honor para el amigo Newsted aquí), la rebeldía vocal de Hetfield y el flipante estribillo lo convierten en una parada obligatoria para todo metalero que quiera introducirse en la banda. A destacar aquí el in crescendo constante que la banda va tejiendo hasta llevarnos al mencionado estribillo que ha terminado sometiendo hasta el seguidor más clasista.

34.  Bleeding Me: Ocho imponentes minutos de mucha calidad que, unos años más tarde, sería rescatada y reivindicada en el sinfónico directo “S&M” del que más tarde os hablaré (la banda le haría justicia aquí). Muchos no lo entenderán, pero Metallica acertó al tratar de innovar y no ceñirse a un solo estilo y, gracias a este acto de valentía, pudimos disfrutar de una canción de tanto nivel como esta.

35.  Mama Said: Lo que nació como una canción que Hetfield compuso sin intención alguna de incluirla en ningún trabajo del grupo, terminó por convertirse en uno de los cortes más reseñables de “Load” y de los que más aceptación recibió. La letra habla de la relación que mantuvo con su madre, fallecida un par de años antes. Hay algunos matices de Country tras esta pista, género con el que los de San Francisco no habían coqueteando tanto, saliendo bien parados.

36.  The Outlaw Torn: Casi 10 minutos de la más absoluta gloria. Como en la homónima “…And Justice For All” (no estoy comparándola a nivel sonoro, ¿eh?), la banda apuesta aquí por una pieza monolítica y poco cambiante que, pese a ello, no se siente en ningún momento repetitiva. Además, quiero destacar la interpretación vocal de Hetfield, así como el festival de riffs sólidos y densos que, en algunos momentos parecen inspirados en los primeros Black Sabbath.

37.  Fuel: Si bien “Reload” no alcanzó el nivel de “Load”, este contiene uno de los mayores pelotazos del grupo en las últimas décadas. Y es que “Fuel” es una oda incendiaria a la conducción desenfrenada a través de un corrosivo “Gimme fuel gimme fire gimme that which i desire” que Hetfield emplea en numerosos momentos de la canción, por no hablar del salvaje riff principal que emerge seguidamente. Estamos ante una de las canciones que mayor histeria colectiva genera en cada directo.

38.  The Memory Remains: Como “Fuel”, es otro hit indiscutible que, a decir verdad, brilla por su sencillez y el ritmo pegadizo que la banda impone desde el primer segundo. Además, es otra pieza que goza de gran efectividad siempre que es incluida en los repertorios en vivo del grupo por su sección coral que emerge en la zona intermedia de la canción (originalmente cantada por Marianne Faithfull).

"Garage Inc.", un doble LP únicamente de versiones de grandes artistas que influyeron en su sonido, vio la luz en 1998. En el primer disco el grupo presentó covers nunca antes escuchados, mientras que en el dos estuvieron incluidas todas las versiones publicadas anteriormente, más una serie de canciones de Motörhead que el grupo regrabó para honrar a una de sus bandas preferidas. Solo un año después Metallica tuvo el placer de tocar junto a la Orquesta Sinfónica de San Francisco, dirigido por Michael Kamen, quedando este espectáculo filmado para el posterior lanzamiento titulado “S&M”. “No Leaf Clover” y “Human”, fueron dos composiciones que la banda compuso para esta ocasión tan especial, incluyéndolas dentro de un repertorio de grandes clásicos del grupo.

39. Whiskey In The Jar: En la primera versión que escribí de este artículo obvié “Whiskey In The Jar”, algo que me parece digno de tortura si tenemos en cuenta el hecho de que es la versión de Metallica que más ha trascendido a lo largo de todas estas décadas. Aunque Thin Lizzy la hicieron suya en la década de los 70, lo cierto es que este número procede del folclore tradicional irlandés. A diferencia de la versión más sofisticada y lenta de Phil Lynnot y compañía, los de San Francisco apostaron por un festival de distorsión y un tono más contemporáneo que no dejaría de sonar en las estaciones de radio de todo el mundo.

40.   No Leaf Clover: si te gusta la música clásica y el Metal, este es tu tema. Metallica aprovechó el talento del eterno Michael Kamen y de la Orquesta Sinfónica de San Francisco para crear este llamativo corte que, por cierto, también ha sido rescatado en las giras más recientes del grupo.

El 17 de enero de 2001 Jason Newsted dejaba Metallica debido a las constantes discusiones que había mantenido con el resto de sus compañeros, quienes, según se ha contado en varios medios, siempre le tuvieron como el miembro más apropiado para recibir todo tipo de bromas. Este factor y otros, como la negativa a que Jason lanzara un disco junto a su proyecto alternativo llamado Echobrain, provocaron la inminente salida del talentoso músico y la consecuente búsqueda de un nuevo miembro que supliera esta baja tan importante. Tras un extenso casting, fue Robert Trujillo el elegido. El artista de ascendencia mexicana había tocado ya para Ozzy Osbourne, Black Label Society y Suicidal Tendencies.

La banda regresó con nueva música en 2003, con un álbum extremadamente criticado: el infame “St. Anger”. De nuevo, el cuarteto optó por evolucionar su sonido, esta vez hacia algo similar al Nu-Metal, género muy popular por aquellos tiempos y que estaba encabezado por nombres como Korn o Slipknot. El sonido de la caja de la batería, así como la falta de extensos solos de guitarra, generaron, probablemente, la mayor oleada de críticas de su historia.

41.   Frantic: Una de las canciones que siempre reivindicaré de este álbum es “Frantic”, número con el que abría el disco y que presentó en sociedad esta faceta tan rompedora de la banda de San Francisco. En todo caso, me parece una pista enormemente disfrutable, especialmente en el plano de las guitarras y la bestial interpretación de Hetfield al micrófono. El estribillo, además, es de los que se graban a fuego desde la primera escucha.

42.  St Anger: Esta canción muestra perfectamente el cambio sonoro de Metallica encaminado hacia un tipo de Metal que no se identificaba con lo que habían acostumbrado hasta aquel momento. Como puedes comprobar, querido lector, Lars Ulrich hizo algo extraño con la caja de su batería (nunca he escuchado una batería con peor sonido…y no es por falta de técnica precisamente) sonando más cercana a un bidón de aceite que a un kit de batería como tal.

Un año después de “St. Anger” sale a la luz el documental "Some Kind of Monster", que narra la producción y grabación del mencionado disco y las numerosas discusiones y problemas que surgieron durante este difícil periodo, destacando especialmente el creciente alcoholismo de Hetfield que le condujo a tener que rehabilitarse. Puede destacarse de este film la aparición de Dave Mustaine, quien tiene una emotiva, y aparentemente sincera, conversación con Lars sobre su despido y su posterior carrera con Megadeth.

Durante los siguientes años Metallica se enroló en diversas giras mundiales, así como aprovechó para lanzar materiales retrospectivos como una compilación de todos sus videolcips (“The Videos”), o la grabación del cover de “The Ecstasy Of Gold” de Ennio Morricone que apareció en el disco tributo "We All Love Ennio Morricone".

En 2008 vio la luz “Death Magnetic”, un álbum que serviría de redención para el grupo tras el aparente fracaso de “St. Anger”. Para esta ocasión Metallica cuenta con Rick Rubin en la producción, resultando un trabajo acertado del cuarteto donde son más los aciertos que los números prescindibles. Tres de sus temas fueron nominados a diferentes categorías dentro de los Grammy, siendo “My Apocalypse” la ganadora del Best Metal Perfomance.

 43. Broken Beat & Scarred:  un tema redondo con el que el grupo presentaba claros síntomas de volver por sus fueros. Sin duda uno de los mejores temas del “Death Magnetic”, cargado de buenos momentos instrumentales, especialmente en ese intermedio que da pie a un buen duelo de solos y una enorme sección de percusión por parte de Lars Ulrich.

44.   The Day that Never Comes: Si bien es cierto que fue vista como un intento de volver a repetir la fórmula ganadora de otras Power Ballads como “One” o “Fade to Black” (eso son palabras mayores…), también ofrece grandes momentos instrumentales que se concentran, fundamentalmente, en una segunda mitad de canción absolutamente instrumental en la que James y Kirk ponen nuevamente de manifiesto su enorme química.  Esta es una de esas canciones que suenan aún mejor en directo por lo que, si me lo permiten, comparto una versión que data de la gira promocional del LP.  

45.  All Nightmare Long: Sin duda alguna, mi preferida del disco. No sé si hay algo de los Metallica de los años ochenta aquí (tal vez en momentos puntuales de su segunda mitad), pero el derroche técnico que la banda ofrece de principio a fin merece todo tipo de honores. Además de la extensa sección instrumental que inicia la canción y la que también desarrollan en su segunda mitad, creo que es menester deshacerse en elogios ante la solvencia vocal de Hetfield en ese exigente estribillo que borda.

Tras ocho años sin publicar nada nuevo, sin contar obviamente el proyecto (tal vez mejor no recordarlo…) junto a Lou Reed que derivó en un horrible “Lulu” o la película “Through The Never”, Metallica volvió a la carretera con “Hardwired…To Self-Destruct”, un disco doble, a mi parecer, bastante logrado, en el que el grupo es capaz de combinar su sonido contemporáneo con el de sus primeros álbumes. En general fueron buenas las críticas que despertó el LP, viéndose reflejado en la buena aceptación que todos los temas nuevos recibieron tras su inclusión en los repertorios del Worldwired Tour.

46.  Lords Of Summer: Realmente esta canción salió a la luz en 2014 en forma de demo, pero en la edición deluxe de “Hardwired…To Self-Destruct” el grupo la regrabó de una manera más profesional y atractiva. Hay quienes prefieren la versión original pero voy a optar por la segunda edición. Honor aquí a Lars Ulrich, ese al que tanto se ha infravalorado durante todos estos años, quien usa el doble pedal como una ametralladora. Trallazo de nivel.

47.  Hardwired: Recuerdo perfectamente mi sorpresa cuando escuché por primera vez este tema. Puse los altavoces a todo volumen con cierto miedo de lo que podría encontrarme, pero, para mi sorpresa, los americanos habían venido con la escopeta bien cargada. Este trallazo de Thrash Metal demostró que Metallica jamás se separó del todo de sus raíces, algo que muchos ponían en cuestión. Este fue el tema elegido para abrir el Worldwired Tour (¡gran acierto!).

48.  Atlas, Rise!: En la noche de Halloween de 2016 la banda lanzó este tema como tercer single promocional del álbum. He de decir que las primeras escuchas no me convencieron del todo, pero con el paso del tiempo se terminó convirtiendo en una de mis composiciones preferidas del LP. Metal con sello de identidad propio de la banda que destaca en el instrumental que se inicia en el intermedio del tema.

49.  Moth Into Flame: Uno de los mejores temas del disco, sin duda alguna. El cuarteto creó una criatura de casi seis minutos de duración y de poderoso Metal en el que nos avisaban de los peligros de la fama. Cabe decir que la letra surgió de la mente de James Hetfield tras ver el documental “Amy” sobre la cantante Amy Winehouse. El amplio despliegue de riffs alcanzará su cúspide durante el espectacular solo de Kirk Hammett y la posterior exhibición a los parches de Lars, ese tantas veces criticado por su forma de tocar (para mí bastante injusto). ¡TEMAZO!

50. Spit Out The Bone: Muchas veces hay que escuchar frases como “Metallica se vendió”, “se olvidó de hacer Thrash” y otras burradas que nunca he terminado de entender (creo que Metallica tiene una fanaticada muy diversa y extraña, con respeto) cuando cada uno es libre de apostar por diferentes estilos (si has alcanzado la fama justamente, como fue su caso, creo que están en su derecho a crear y a correr riesgos). De lo que estoy seguro es de la cantidad de bocas que tuvo que cerrar “Spit Out The Bone”, el tema de Thrash Metal más acojonante (me disculpo por hablar tan mal) publicado por Metallica en varias décadas. Desde el primer segundo la banda avisaba de que se nos iba a romper el tímpano. No solo son siete minutos de puro salvajismo, sino que también hay un hueco reservado para que entren en juego riffs más pesados, otros más técnicos y hasta un breve pero deslumbrante solo de bajo de Robert Trujillo. 

Tras la celebración de los conciertos sinfónicos, y con un tour mundial programado a lo largo de 2019, las alarmas se encendieron cuando un comunicado del grupo anunciaba que James Hetfield estaba lidiando nuevamente con el alcoholismo y, por ende, necesitaba entrar urgentemente en un centro de desintoxicación para lidiar con su adicción. Lo cierto es que, si bien su voz no se había visto aparentemente afectada en los últimos años, el aspecto físico del talentoso cantante cambió a lo largo del Worldwired Tour, engordando notoriamente con el paso de los meses y mostrándose más cansado que de costumbre en numerosas fechas (sin perder su buena actitud, por supuesto).

Esta nefasta noticia, unida a la pandemia del Covid-19 que en 2020 hizo imposible cualquier gira, mantuvo alejado al conjunto de los escenarios durante más de dos años. Sin embargo, esto no significó que los cuatro músicos se quedaran de brazos cruzados (ahí tenemos como prueba la versión acústica de “Blackened” rebautizada como “Blackened 2020”). En este tiempo de aislamiento, y en cuanto Hetfield terminó su rehabilitación, la banda comenzó a reunirse a través de Meet para comenzar a dar forma a lo que sería su próximo LP de estudio. La propia banda ha revelado en varias entrevistas que la situación pandémica permitió una mayor participación en el proceso creativo online tanto de Kirk Hammett como de Robert Trujillo, quienes no suelen gozar de la misma presencia que James Hetfield y Lars Ulrich.

“72 Seasons” nació de esas sesiones de grabación pandémicas y, aunque mucha gente así lo cree, no es un álbum conceptual, aunque algunas de sus letras parecen narrar vivencias que el propio James Hetfield experimentó a lo largo de su atormentada infancia. De hecho, en varias entrevistas promocionales este ha reconocido que, líricamente hablando, estamos ante uno de los trabajos más personales de toda su trayectoria.

Con Greg Fidelman de nuevo a los mandos, la banda grabó un total de 12 canciones completamente nuevas que sumarían la friolera de más de 70 minutos de extensión. Para nuestra fortuna, las críticas serían mayoritariamente positivas. Cabe señalar que la gira promocional de este LP tuvo una enorme peculiaridad: Metallica tocaría dos noches en cada ciudad, ofreciendo dos sets absolutamente diferentes y contando con teloneros específicos para cada noche.

51. 72 Seasons. Un inicio glorioso para el álbum. El tema-título nos metía de lleno en esta experiencia sonora de la mano de una amenazante línea de bajo de Robert Trujillo a la que pronto se uniría el resto de la banda con un riff espídico firmado al únisono por Hetfield y Hammett. Aunque hay un par de momentos que no cumplan al 100% con sus cánones, estamos ante un número de inspiración thrasher que por momentos me hace pensar en los mejores momentos del “Death Magnetic”. Seguro que cualquier posible duda sobre el estado vocal de Hetfield tras haber lidiado con el alcoholismo terminó disipándose en cuanto el cantante escupió ese inicial “Feeding on the wrath of man”.

52. Lux Aeterna. Esta fue la pieza escogida como single anunciador del álbum y que, en líneas generales, obtuvo el beneplácito de sus seguidores. ¿El motivo de esta aceptación? El retorno a los riffs sucios y veloces que beben notoriamente de los eternos Diamond Head, banda que tanto influyó en los primeros Metallica. De hecho, en el punteo principal de la canción, cortesía de un siempre hiriente Hetfield, no es difícil encontrar semejanzas con temas de "Kill 'Em All" (especialmente con "Hit The Lights").  Voz e instrumentación cabalgan a una velocidad endiablada durante los versos para, pocos segundos después, terminar de abalanzarse sobre nosotros con un no menos cumplidor estribillo.

53. Sleepwalk My Life Away. En pocas palabras el tema puede definirse como el vástago que resultaría de noche apasionada entre “King Nothing” y la más contemporánea “Now That We’re Dead”. Empiezo destacando la inesperada introducción de bajo de Robert, quien acapara el protagonismo con lo que parece ser unos golpes de slap, sobre una percusión tribal cortesía de Lars. Además, me tengo que detener también en el buen hacer de las guitarras y de James al micrófono durante los más de seis minutos de duración. Como elemento novedoso debo destacar el contemporáneo breakdown que la banda incluye al final de los solos.

54. You Must Burn!. Una de las grandes sorpresas del LP. Como si no hubieran pasado más de 30 años desde su publicación, los de San Francisco recuperarían aquí la agresividad y pesadez mastodóntica que definió a la legendaria “Sad But True”. Además del ritmo martilleante (el riff principal te destruye cual apisonadora) que propone el cuarteto a través de sus más de siete minutos, es necesario rendirse ante el trabajo demencial de Mr. Hammett tras los solos (también se saca de la chistera un punteo magnánimo que repite junto a James en numerosas secciones de la canción) y, por supuesto, de un siempre excelente James Hetfield en sus tareas vocales. Un tema que, aunque sé que ha levantado disparidad de opiniones, a mí me ha volado la cabeza.

55. Inamorata. Nuestra recopilación, a falta de que lancen nueva música y tengamos que actualizar nuevamente el artículo, llega a su fin con “Inamorata”, pieza que cerraba el álbum y que se convertiría con sus más de 11 minutos de extensión, en la composición más larga en la historia del grupo. Su desarrollo lento y denso, presenta pocas variantes a lo largo de la escucha, aunque en su intermedio esconde un minuto sorprendente gracias a un interludio completamente atmosférico (minuto 5:20) que parece homenajear la histórica “Planet Caravan” de Black Sabbath (de hecho, Robert Trujillo declaró en la premiere que, a la hora de componer su línea de bajo en dichos compases, se inspiró en su querido Geezer Butler). A nivel compositivo estamos ante un corte que tiene cositas de “The Outlaw Torn”, pero sin caer en la repetición de patrones.

Guste o no, Metallica es una institución dentro del Metal. Sus álbumes más laureados han influido en miles de grupos y han acompañado en la vida a millones de fanáticos que han crecido con su música.

 


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