No es sencillo hablar
detenidamente de una de las bandas de Heavy Metal más grandes e influyentes de
la historia, pero en este artículo hemos tratado de hacerlo desde el respeto y
el cariño que sentimos por este grupo.
Para hablar con propiedad
de Metallica debemos remontarnos a 1980, año en el que un joven danés llamado
Lars Ulrich, hijo del tenista profesional Torben Ulrich, se muda a Los Ángeles
junto a su familia por motivos deportivos del patriarca de la familia. Desde
muy pequeño Lars desarrolló una afición casi enfermiza por las bandas de Heavy
Metal que comenzaron a sobresalir en la década de los 70s, como Motörhead o
Diamond Head, dos grupos que influirían posteriormente en el sonido de
Metallica.
Tras un par de años de
práctica con la batería que habían comenzado durante su estancia en Dinamarca,
Ulrich publica anuncio en la revista Recycler para encontrar un guitarrista con
el objetivo de fundar una banda con influencias de NWOBHM, centrándose concretamente
en Diamond Head, Motörhead, Budgie y Iron Maiden. No tardaría en recibir la
respuesta de otro joven melenudo llamado James Hetfield.
Pronto Lars se trasladó a
vivir al local de ensayos que James compartía junto a un joven Ron McGovney, convirtiéndose
este último en el bajista del grupo. El siguiente objetivo fue contratar a un
guitarrista. Este puesto fue ocupado en un primer momento por Lloyd Grant, un
joven guitarrista afroamericano que figuró en la primera demo de Metallica
titulado "Hit the Lights" (1981). Lloyd abandonaría el grupo poco
tiempo después, cediendo el testigo a un futuro icono del Thrash Metal que,
durante su breve estancia, definiría junto a sus compañeros el estilo de
Metallica: Dave Mustaine. Con la banda al completo Lars logró, a partir de
varios contactos, garantizar la inclusión de un tema de su nueva banda para el
primer recopilatorio del por aquel entonces nuevo sello Metal Blade Records,
que llevaría el nombre de Metal Massacre.
“Metal Massacre” fue
publicado, conteniendo entre sus canciones “Hit The Lights”, tema grabado por
la banda y que databa de los tiempos de James Hetfield en Leathern Charm. Como el resultado no convenció del todo al
grupo, estos no tardaron en comenzar a grabar la que sería su primera maqueta
oficial (No Life ‘Til Leather). Siete temas formarían parte de esta maqueta,
entre las que se encontraba, como era de esperar, una versión mucho más potente
y acelerada de “Hit the Lights”.
El 14 de marzo de 1982 se
produjo en el club Radio City de Anaheim el primer show de la banda, un
concierto que no pasaría a la historia precisamente por su gran ejecución (todo
lo contrario, pero que sirvió como bautismo de fuego. Con el paso de los meses
la máquina comenzó a estar cada vez mejor engrasada, teniendo el privilegio de
abrir para Saxon durante dos noches en el Whiskey-A-Go-Go de Los Ángeles.
Justo cuando todo parecía
marchar bien en el grupo fue cuando comenzaron los verdaderos problemas. La
conflictiva relación de Ron McGovney Dave Mustaine comenzó a costarle poco a
poco el puesto al primero, quien, al verse con pie y medio fuera de la banda,
decide renunciar a su puesto, siendo sustituido rápidamente por Cliff Burton,
un bajista superdotado que había despertado la atención del grupo durante sus
conciertos junto a una banda local llamada Trauma. Aunque en un primer momento
había declinado la oferta, la falta de entendimiento con el resto de
componentes de Trauma le llevó a aceptar la oferta de Lars y compañía, pero con
la condición de que la banda se trasladara a San Francisco, donde el Thrash
Metal comenzaba a coger fuerza. Aún con McGovney en Metallica el grupo grabó el
29 de noviembre del mismo año una demo en directo en el The Waldorf de San
Francisco, que recibiría el nombre de Live Metal Up Your Ass y en la que
estrenarían el tema “Whiplash”.
A principios de 1983 el
manager y promotor de conciertos Johnny Zazula contacta con Metallica para
ofrecerles un posible traslado a Nueva York con el objetivo de organizar una
pequeña gira por la Costa Este y, si todo salía correctamente, grabar un álbum.
The Music Building, un edificio en el que cohabitaban con varias bandas de
Metal como Anthrax, se convirtió en la nueva residencia del grupo. Desde unos
meses atrás la relación con Dave Mustaine se había vuelto insostenible por la
profunda adicción a las drogas del “colorado” y su complicado carácter,
produciéndose algunas situaciones de extrema violencia entre James y Dave.
Cuenta la leyenda que el factor que fue finalmente decisivo para la expulsión
de Dave vino a raíz del accidente de furgoneta que éste provocó al conducir
ebrio en el trayecto que llevó al grupo de San Francisco a Nueva York. Esto
llevó a Lars y James a comenzar a establecer contactos con Kirk Hammett, un prolífico
guitarrista que había comenzado a llamar la atención de los músicos cuando este
tocaba en Exodus. Una mañana, al despertarse, Dave encontró todo su equipaje
recogido y fue informado de su expulsión, iniciando así una de las rivalidades
más clásicas en la historia del Metal que, afortunadamente, parece haberse
suavizado con los años, haciendo posible la celebración de algunas reuniones y
encuentros entre ambas partes. Mustaine abandonaría Metallica para fundar su
propio proyecto (¿a alguien le suena de algo Megadeth? ¡Pedazo de banda!)
Hammett se convirtió en
el nuevo guitarrista del grupo, debutando en en el club neoyorquino Showplace
abriendo para The Rods. Solo un mes después la banda entra en los Music America
Studios para grabar su primer álbum. El tracklist, si se mira detenidamente,
sería prácticamente igual que el de “No Life 'til Leather”, pero con la
inclusión de algún tema adicional como “Whiplash”. Tras seis semanas de intenso
trabajo, “KILL ‘EM ALL” salía a la venta en julio. Ante la negativa de
numerosas discográficas para publicarlo por su título (“Mátalos a Todos”),
Zazula optó por crear una nueva discográfica, Megaforce Records. En solo dos
semanas Metallica lograría vender la escalofriante cifra de 17.000 copias (unas
cifras alucinantes tratándose de una banda underground) y recibiendo un
buen puñado de críticas favorables por parte de la prensa musical, que
comenzaba a presentarles como nuevas revelaciones dentro del Metal.
1. Hit The Lights: Un
fade in descomunal nos adentra en la canción con la que todo empezó. Tras ese
repentino estallido de salvajes punteos que circulan a una velocidad endiablada
queda bastante claro el papel que jugaron los primeros álbumes de Motörhead o
Diamond Head en el sonido del cuarteto americano. La primera versión que
pudimos escuchar de este tema estuvo incluida en el recopilatorio Metal
Massacre, apareciendo posteriormente en la demo “No Life ‘Til Leather” y, por
último, en el archiconocido debut “Kill ‘Em All”. La letra habla sobre el
subidón de adrenalina que provoca un concierto de Rock, tanto para los
fanáticos como para la banda.
2. The Four Horsemen: Una
canción compuesta fundamentalmente por Dave Mustaine. Tiempo después de ser
expulsado de Metallica, el “colorado” la regrabó para el debut de Megadeth bajo
el título de “The Mechanix”, iniciando un debate que sigue vivo en nuestros
días acerca de qué versión es mejor. Sea cual sea, es otro tema impactante en
el que se alude a la llegada de los cuatro jinetes del apocalipsis que vienen a
ejecutar a la humanidad.
3. Anesthesia / Pulling
Teeth: El bueno de Cliff Burton, quien entró en la banda cuando casi todo el
material del “Kill ‘Em All” estaba compuesto, quiso aportar su granito de arena
en el trabajo de la banda, por lo que creó esta pista que básicamente consiste
en un solo de bajo...aunque eso de "básicamente" tratándose de este
malogrado genio de las cuatro cuerdas es hablar más de la cuenta. En este
momento inolvidable del LP, Burton decide meterle bastante distorsión a su
bajo. A los dos minutos Lars aparece en la batería para acompañar al músico
hasta el final.
4. Whiplash: Todo un
trallazo de Thrash Metal puro. Ulrich se luce en la batería, demostrando que,
pese a las críticas, fue y sigue siendo un gran batería. El estribillo es breve
pero efectivo. La temática de la letra trata la locura que se desata en un concierto
de Metal. Fue el último tema en ser compuesto. Como curiosidad cabe añadir que
en el último verso la banda se autoreferencia diciendo eso de "We will
never quit ‘cause we’re Metallica"
(“Nunca nos rendiremos porque nosotros somos Metallica”). Hay una
versión 100% recomendable que grabó Motörhead hace unos años, por si algún
curioso quiere echarle un ojo.
5. Seek & Destroy: Es
muy raro que falte en un concierto en vivo del grupo debido a su condición de
“clásico” (¡no es para menos!). Para mí es la pieza clave dentro de este puzzle
titulado "Kill `Em All". La introducción, toda una perla en la
guitarra, ya nos avisa de que se viene un corte de los buenos. Realmente no es
compleja en la guitarra (a excepción de los solos, claro está). En su sección
intermedia se inicia una sucesión de cambios de ritmo que nos acompañarán hasta
ese enorme final. Por cierto, la letra habla sobre el deseo de salir a matar
gente, algo que todos hemos sentido alguna vez.
6. Phantom Lord: El Speed
Metal y el Thrash siempre han ido de la mano (ambos bebieron de las mismas
influencias, a fin de cuentas) y buena prueba de ello la encontramos en esta
composición de Dave Mustaine que, en el plano lírico, narra la historia de una
bestia que está en guerra contra la humanidad. Hace unos años, durante un
concierto de Megadeth, Dave invitó al escenario a Jason Newsted para
interpretar esta canción, marcándose una versión espectacular al micrófono el
que fuera bajista del grupo tras el fallecimiento de Cliff Burton.
7. Metal Militia: Extraño
es que esta canción quedara olvidada durante muchos años por la banda cuando
cumplía todas las condiciones para convertirse en un himno del Metal. La letra,
a modo de grito de rebeldía, describe cómo la "Milicia del Metal"
está conquistando a paso agigantado el mundo, una realidad en aquellos tiempos,
donde la fanaticada Heavy estaba en aumento masivo. Me recuerda mucho al sonido
del primer disco de Anthrax, el "Fistful of Metal".
Tras finalizar su primera
gira europea, titulada “Seven Dates Of Hell, y que se inició el 3 de febrero de
1984, Metallica entraría el 20 de febrero en los Sweet Silence Studios de
Copenhague para grabar su segundo álbum, siendo esta vez Fleming Rasmussen, el
encargado de su producción. Ramussen, a día de hoy, goza de una gran reputación
gracias a su labor en este disco, así como en otros trabajos reseñables con
Rainbow, Mercyful Fate o Sepultura, entre otros. La falta de presupuesto de
Zazula, así como otros inconvenientes que surgieron, hicieron que el disco se
grabara únicamente en un mes. La filtración de algunas canciones comenzó a
generar críticas negativas por parte de los fans, quienes temían que el sonido
más violento de “Kill ‘Em All” había quedado atrás. No obstante, “Ride the
Lightning”, título del álbum, pese a optar por un sonido más melódico que su
predecesor, está considerado a día de hoy uno de sus mejores trabajos.
Una vez dados una serie
de conciertos para promocionar su nuevo álbum, el sello Elektra comienza a
negociar con el cuarteto acerca de un contrato discográfico, firmándose el
mismo el 12 de septiembre y otorgándole, por tanto, el control artístico
absoluto sobre su carrera. Solo dos meses después, Elektra reeditaría “Ride the
Lightning” y pondría en circulación el single Creeping Death, que contendría,
además, las versiones de “Am I Evil?” de Diamond Head y “Blitzkrieg” del grupo
del mismo nombre.
8. Fight Fire with Fire:
Primera vez que el grupo opta por la estructura “introducción melódica +
destrucción masiva a base de puro Thrash”, fórmula que repetirían en los
siguientes dos álbumes. Podría considerarse como una de las canciones más
extremas que nos ha brindado el cuarteto a lo largo de las décadas, con un
James Hetfield desatado al micrófono y una sección instrumental elaboradísima
que, si me permiten la opinión, cuenta con uno de los solos “a cuatro manos”
más complejos que esta banda ha firmado en su trayectoria.
9. Ride The Lightning:
Canción que daba nombre al álbum y, también, justificaba su inmejorable
portada. A través de riffs potentes, solos con una técnica superior a los del
álbum anterior y de la voz de un dramático James, la banda logra recrear el
dolor y la agonía que sufre el protagonista de la letra, quien ha sido
condenado a morir en la silla eléctrica por un crimen que no ha cometido, algo
más que habitual en los “corredores de la muerte” americanos. Palabras mayores
también para el sobresaliente solo que el amigo Kirk Hammett se saca de la
chistera aquí. Un temazo como una catedral.
10. For Whom the Bell Tolls: Aquí encontramos una
de las introducciones más famosas del Heavy Metal debido a la sorprendente
línea de bajo que se sacó el malogrado Cliff Burton mientras las campanas
doblan (¡qué escena!). Pronto llegarán los muteados y los punteos, la furiosa
voz de James y su letra inspirada en la novela "For Whom the Bell
Tolls?" de Ernest Hemingway (1940) en la que se critica a la guerra a
partir de las vivencias de un combatiente en la Guerra Civil española y sus
reflexiones sobre la cercanía de su muerte en una batalla que no tendrá ni
vencedores ni vencidos. Más de 40 años después sigue manteniéndose en los
repertorios de la banda como el hit que es.
11. Fade to Black: Sencillamente podría definirla
como una de las baladas más bonitas del Metal, y la primera que hicieron estos
chicos. La dulce apertura de guitarras acústicas da entrada a la voz de un
dramático James Hetfield (no será jamás el mejor de la historia cantando, pero
tiene una serie de canciones maravillosas al micrófono). Pronto se romperá la
emotividad para dar paso a una sección más eléctrica que termina de bordar la
canción. La letra, aunque se suele pensar que habla del suicidio, realmente
hace referencia a la pérdida de todo, estando inspirada en el robo que sufrió
la banda por aquellos tiempos de todo su equipo musical en Boston.
12. Creeping Death: Si atendemos a las
estadísticas, esta es una de las canciones más interpretadas en vivo por parte
del grupo, por lo que nadie duda de su trascendencia y su importancia en la
trayectoria profesional del grupo. De hecho, diría que la canción suena aún
mejor en vivo que en la versión de estudio (para gustos los colores). En
resumidas cuentas es una canción de Thrash, con numerosos cambios de ritmo y
unas guitarras que cortan el aliento. La letra narra la historia de las plagas
de Egipto, de matar al Faraón y liberar a los judíos, básicamente. En todo
momento la electricidad está presente en este corte.
13. The Call of Ktulu: Para cerrar el álbum por
todo lo alto, Metallica creó una genialidad de canción instrumental inspirada
en el libro de mismo título escrito por H.P. Lovecraft, uno de los genios de la
novela de terror. Cliff Burton se convierte en el gran protagonista del tema,
volviendo a brillar con su bajo gracias a una inspiradísima línea que se sacó
de la chistera. Curiosamente, esta composición comenzó a gestarse durante la
estancia de Mustaine en el grupo, apareciendo el mismo en los créditos compositivos.
De hecho, dos canciones de Megadeth, “Hangar 18” y “When” (la segunda
especialmente) tomaron como inspiración, en mayor o menor medida, esta canción.
Con el paso de las
semanas, la popularidad de Metallica no dejaba de crecer, algo que se hacía
patente en las presentaciones en vivo del grupo allá donde iban. Aprovechando
este tirón volvieron a Copenhague para crear un disco histórico como “Master Of
Puppets”, un álbum legendario en el que se puede comprobar la madurez que el
grupo había alcanzado en aquellos años. Lars y James llevaban desde el año
anterior preparando una serie de nuevas composiciones para este tercer
lanzamiento discográfico del grupo. Cada canción contenida en sus álbumes previos
había sido completamente cuidado y trabajado hasta el más mínimo detalle y en
este nuevo álbum no iban a cambiar su tendencia. La producción de “Master Of
Puppets” fue realizada por Flemming Ramussen, quien terminó recibiendo la ayuda
en las mezclas finales de Michael Wagener.
Si algo caracteriza a este trabajo es que
puede percibirse como el resultado que obtendrías si en una batidora mezclaras
el Heavy-Punk explosivo del "Kill 'Em All" y el Heavy más melódico
del "Ride The Lightning". El cuarteto supo aprovechar bien sus armas
y sus capacidades individuales y conjuntas a la hora de tocar.
14. Battery: al igual que ocurrió con "Fight
Fire With Fire", Metallica abrió el álbum con una salvaje explosión de
Thrash Metal precedida por una introducción acústica que prepara nuestro cuerpo
para la que se nos viene encima. Un tema 100% thrasher donde la banda mostraba
su madurez compositiva y nos daba la bienvenida a un LP legendario. A destacar
aquí la furia vocal de la que Hetfield hace gala de principio a fin,
desgañitándose especialmente en el coral estribillo que este corte nos ofrece. La
letra, que narra los pensamientos de una persona obsesionada con matar a todo
el que se le ponga por delante, es una clara declaración de intenciones del
cuarteto donde nos dejan claro que la fuerza y la adrenalina van a imperar en
este LP.
15. Master of Puppets: ¿Es necesario que la
presente? Sinceramente, no lo creo. Estamos ante un himno del Metal, un icono
cultural…es “Master Of Puppets”. Y es que todo en esta canción e absolutamente
perfecto: Desde la introducción instrumental, esa que todo guitarrista amateur
desea aprender a tocar en algún momento, hasta el sencillo pero crudo
estribillo, pasando por el emocionante interludio melódico que ambas guitarras
crean hacen de esta pieza de 8 minutos y 35 segundos de duración un
indiscutible himno del Heavy Metal.
16. Welcome Home (Sanitarium): podría ser una
continuación sonora de “Fade To Black” y una antesala de lo que sería “One”.
Poderosa balada del cuarteto americano, de ritmo e intensidad cambiantes en la
que la locura se convierte en el tema a tratar por el grupo. Imposible no
sentir un considerable aumento de adrenalina en nuestro cuerpo con la llegada
del intermedio, su ascenso de velocidad e intensidad y la entrada de uno de los
mejores solos que recuerdo de Kirk “The Ripper” Hammett. Como en “Fade To Black”
es justo y necesario quitarse el sombrero ante la interpretación teatral de
James Hetfield, quien deja a cualquiera boquiabierto cuando suelta ese
asfixiante “Just Leave Me Alone!”.
17. Orion: Se suceden los clásicos. No podía
faltar en nuestra selección de grandes canciones que marcaron la carrera de
Metallica la que probablemente sea su mejor canción instrumental, así como la
última composición de ese genio melenudo llamado Cliff Burton. Cierto que toda
la banda suena enorme, pero es Burton quien se luce en “Orion” y sus alocados
solos a las 4 cuerdas. Una pena que jamás pudimos disfrutar de su
interpretación en vivo con el propio Cliff al bajo, aunque hay que reconocer
que Robert Trujillo al bajo lo hace realmente bien. Poco después, como ahora
relataré, Burton nos dejaría demasiado pronto, dejándonos aquí su última
aportación al legado de Metallica.
18. Damage, Inc. : A título personal he de
admitir que esta es mi canción preferida de “Master Of Puppets”. “Damage Inc.”
Trae consigo una tormenta perfecta de Thrash Metal demoledor que vuelve a nacer
de una introducción atmosférica que, para fortuna del oyente, deriva en el más
absoluto caos. Tras unas estrofas agresivas, Hetfield escupe con ira el famoso
“Blood Will Follow Blood, Dying Time Is Here”, para susurrarnos con un encanto
malévolo ese “Damage Incorporated”.
Tan pronto como la gira
promocional de “Master Of Puppets” dio inicio la banda tendría que pasar por la
mayor tragedia que han vivido en su historia. Todo sucedió en la fatídica noche
del 27 de septiembre de 1986. Cuando el autobús de la gira se encontraba
circulando por las gélidas carreteras suecas para dar un concierto en
Copenhague al día siguiente, Cliff Burton se encontraba durmiendo en la litera
de Kirk Hammett debido a que este había ganado una apuesta jugando a las cartas.
En un momento dado, y debido a las placas de hielo que había en la carretera,
el autobús volcó y provocó que el cuerpo del bajista saliera despedido por la
ventana, causándole la muerte instantánea al quedar aplastado por el vehículo.
Este suceso provocó la
esperable suspensión de la gira de la banda y sembró la duda en el seno del
grupo sobre su continuidad o no. Tras meditarlo seriamente, y no sin recibir la
bendición de la familia de Cliff Burton, la banda recluta al bajista Jason
Newsted, quien había militado en Flotsam and Jetsam.
En 1987 vió la luz un
pequeño EP de versiones de algunos de los grupos que más influyeron en
Metallica titulado "Garage Days Re-Revisited", algo que pone de
manifiesto la enorme gratitud que la banda siempre ha tenido hacia aquellos
músicos que jugaron un papel fundamental en su propio desarrollo como banda.
Un año más tarde vio la
luz el oscuro y denso "...And Justice for All", una obra marcada por
las composiciones dramáticas y críticas contra la sociedad del momento, así
como por la enorme polémica que existe en la desequilibrada producción del LP: el
bajo no se escucha (el pobre Newsted tuvo un debut amargo) y la batería de Lars
suena, en algunos momentos, excesiva de volumen.
19. Blackened: Nueva apertura épica (¡y ya van
4!). “Blackened” muestra a una banda seria, madura y con ganas de plantarle
cara a la sociedad de aquel momento. En esta crítica a la destrucción del
planeta (algo demasiado actual, ¿no creen?), se suceden numerosos cambios de
ritmo (mi predilecto es el del 2:33) que hacen del tema un peligroso cocktail
de riffs, solos, baquetazos de ensueño y otros elementos que lo convierten en uno
de los grandes temas de Metallica. Inolvidables son las interpretaciones de este
tema en las aperturas de los shows “Live
Shit” de Seattle de 1989 o del “Français Pour Une Nuit” grabado en Nimes (2009)
20. Harverster of Sorrow: La densidad de este
corte, aunque está presente en casi todo el álbum, engancha desde la primera
escucha y, a decir verdad, funciona aún mejor en directo. Además de su enorme
estribillo (facilón pero inolvidable), cuenta con un solo de Hammett oscuro y
que me parece excelente. La letra no expresa un mensaje claro, pero las teorías
que mayor fuerza tienen son aquellas que afirman que se centran en las
vivencias de Hetfield con su padre y/o del aborto.
21. One: Casi a la mitad de este especial
dedicado a Metallica llegamos a uno de sus himnos, de sus temas emblema y, a
nivel personal, a la que probablemente es mi canción preferida de Metallica.
Pocas presentaciones necesita a estas alturas “One”, una semibalada titánica
que prueba porque la banda con base en San Francisco es una de las más grandes
de la historia. El sonido de disparos iniciales y la épica introducción de
guitarras arpegiadas anuncian por todo lo alto la llegada de semejante obra
maestra. Hetfield se marca una actuación brillante al micrófono con su voz
ligeramente doblada. La letra está inspirada en la desoladora película “Johnny
Cogió Su Fusil” de Dalton Trumbo (no se la recomiendo a personas sensibles) en
la que se critica la crueldad de la guerra a través de la agonía de un herido
de guerra tras pisar una mina que, yaciendo inmóvil, suplica a Dios que le
quite la vida al no sentir su cuerpo. Si esta primera parte es buena, prepara
tu cabeza y tus oídos para lo que se nos viene encima a partir del 3:50, con
uno de los mejores instrumentales que un servidor ha escuchado a lo largo de su
vida. En el minuto 4:18 la batería de Lars, con el doble pedal a un ritmo
frenético, y luego seguido por las guitarras en el 4:35, simulan el sonido de las
ametralladoras abriendo fuego, para cambiar el tempo. El broche final a este
tema lo pondrá el inolvidable solo de Hetfield y Kirk, quienes firman un enorme
punteo al unísono que se encuentra entre los más soberbios de su trayectoria.
22. …And Justice For All: El nivel de complejidad
que mostraba el álbum aumentó a niveles de escándalo con el tema que
precisamente le dio nombre. Metallica se
sacó de la manga una composición de casi 10 minutos de duración que combinó
partes melódicas con momentos de mayor garra. Llama la atención el hecho de
que, pese a su extensa duración y la poca variación musical que la banda ofrece
aquí, se ha terminado convirtiendo en una pieza inmortal. Lo mejor de este tema
es su sangrante letra, denunciando sin censura la supremacía del dinero por
encima de la justicia corrompida.
23. Dyers Eve: Como era de esperar, el disco
finaliza con una auténtica exhibición de velocidad y técnica por todos los
costados. El tono amargo sigue presente en la letra, con una clara crítica a la
sobreprotección paterna y materna. Lars clava una ejecución salvaje de batería,
mientras Kirk y James tampoco se quedan atrás con las guitarras, dejando fluir
la creatividad y la magia que les quedaba en la recámara. ¡QUÉ CIERRE!
Fue necesario esperar
hasta 1991 para recibir algo nuevo por parte del cuarteto, año en el que vio la
luz su trabajo homónimo, mejor conocido como “The Black Album”, que contó con
Bob Rock como productor. La elección de este afamado personaje no era
casualidad. Pocos años antes había hecho de oro a bandas como Aerosmith y
Mötley Crüe, gracias a su enorme labor como un “músico más” en las sesiones de
grabación. La banda estaba algo preocupada por la poca difusión radial que su
música tenía, pese a la buena acogida de sus trabajos. Bob Rock y el grupo
comenzaron a componer nueva música bajo la premisa de que estas serían más
accesibles y breves que las que habían creado en sus trabajos previos. Fue un
proceso de creación realmente largo, necesitando más de 10 meses para darle
forma e invirtiendo un millón de euros durante este tiempo.
Este fue un auténtico
éxito, vendiendo en su primera semana más de 500.000 copias solamente en
Estados Unidos. Según las cifras de la RIAA, son más de 14 millones las copias
vendidas por todo el mundo de este álbum (es el más vendido en la carrera del
grupo). Este suele ser calificado como el mejor del grupo, así como uno de los
más influyentes en las últimas décadas.
24. Enter Sandman: ¿Qué decir de “Enter Sandman”?
Ese riff inicial compuesto por Hammet (sí, ese al que tan injusto se le ha
tratado en los últimos años) está ya en el Asgard o el Olimpo de los dioses del
Heavy. No hay ser humano en la tierra que no haya escuchado alguna vez esa
veloz pero sutil sucesión de notas escupidas por una guitarra no demasiado
distorsionada para que, un par de compases después, la tormenta estalle sobre
nosotros y los golpes de la dupla Lars-Jason haga su primera aparición en el trabajo.
Con la melodía principal de la canción ya en nuestra mente, aparece un
magnánimo James Hetfield al micrófono y nos ruge como el animal que es,
alternando versos que llaman a la furia con un puente más reposado justo antes
de que entre ese “EXIT LIGHT, ENTER NIGHT, TAAAAKE MY HAND…OFF TO NEVER NEVER
LAND!!!” o, en otras palabras, uno de los estribillos insignes del género.
Tampoco hay que olvidarse del gran solo del señor Kirk Hammett y el posterior
interludio más distorsionado y místico en el que James solapa su voz con la de
un niño, que es, curiosamente, el hijo del propio Bob Rock, en una especie de
oración. Tras repetir el poderoso estribillo parece que la canción termina,
pero nada más alejado de la realidad, ya que este se convierte en un falso
final anunciado por la reanudación del riff principal tocado un poco más grave.
25. Sad But True: Como ya os avisé, y el que
avisa no es traidor, como estamos hablando de un disco imprescindible para
entender el Metal, lo normal es que estemos ante una sucesión de clásicos. Unos
inconfundibles riffs pausados anuncian la llegada de “Sad But True”, otro hit
absoluto del conjunto cuyo ritmo más árido, su estribillo coreable a los cuatro
vientos y el papelón tras el micrófono de James, se ha convertido en reclamo de
los fans en todas las giras del grupo. La instrumentación es pesada, destruyendo
cual apisonadora todo lo que se pone a su paso, con un Lars especialmente
presente tras los tambores, mientras Newsted serpentea con su bajo sobre las
líneas de guitarra tan reconocibles en este grupo.
26. Holier Than Thou: uno de los trallazos más
agresivos del “álbum negro”. Pese a su poca presencia en los repertorios
durante las extensas giras de los 90s (en las últimas giras, afortunadamente,
parece haber sido rescatada), siempre ha estado considerada una de las más
destacables del mencionado LP. Puede considerarse, si me lo permiten, uno de
los pocos acercamientos que en esta década harán a su pasado más thrasher.
27. The Unforgiven: Como buen discazo de Metallica no podía
faltar una balada de las que lo hicieron grandes. Esta pieza devuelve la
limpieza a las guitarras del grupo, con unos armónicos preciosos que aportan
solemnidad a la canción para que, una vez más, podamos reivindicar a James
Hetfield como un vocalista de gran nivel. El por aquellos tiempos melenudo nos
regala grandes momentos tras el micrófono, así como el bueno de Hammett está
pletórico tras el solo.
28. Wherever I May Roam: La historia ha sido más
o menos justa con esta pieza y ha terminado obteniendo la condición de “clásico”.
Y es que ya desde el inicio de ese enigmático sitar tocado por Kirk sabes que
la canción va a romper tus esquemas. El riff corrosivo que aparece poco
después, y que terminará tomando velocidad, te recuerda que estás tratando con
Metallica (hay detalles que me recuerdan a “The Call of Ktulu”), pero realmente
se trata de un cuarteto hambriento por no ceñirse a uno u otro género musical
(eso que tantas críticas les trajo después). Newsted suena épico con el bajo
(por cierto, esta fue la única vez que usó uno con 12 cuerdas), mientras que
Lars también nos regala uno de sus habituales acompañamientos cumplidores tras
la batería. Hetfield ruge como en pocas piezas del trabajo, sacando su arsenal
de recursos vocales y llevándolos al máximo nivel de expresión y potencia. La
letra se mueve por el canto a la libertad de caminos que ofrece la vida y la
valentía de aquellos que optan por ser nómadas y vivir por todos lados, algo
que Metallica, como grupo, vivió en primera persona. Algunos dicen que el
cuarteto optó por escribir algo así ya que durante la grabación del trabajo
todos sus miembros menos James se divorciaron de sus esposas (sentían que su
hogar estaba en numerosos lugares y no solo en uno).
29. Through the Never: A nivel personal es una de
mis predilectas del disco, aunque siempre quedó relegada a un segundo plano.
Curiosamente esta dio nombre a la película que lanzaría el grupo en 2013.
Afortunadamente, en el reciente Worldwired Tour fue recuperada con ejecuciones
de gran nivel. Un tema de buen Metal creado a partir de un amenazante riff y
que nos ofrece, por si fuera poco, un estribillo machacón y que no encontrará
detractor alguno.
30. Nothing Else Matters: Creo que, como me
sucede con “Enter Sandman”, todo está dicho sobre “Nothing Else Matters”, una
de las canciones que siempre vendrán a
tu cabeza cuando alguien te pregunte por las mejores baladas de la historia.
Este número tiene todo lo necesario para ser inmortal, aunque tal vez lo que
más haya trascendido es el archiconocido arpegio de guitarra y el posterior
punteo grabado originalmente por Hetfield (¡realmente Kirk no grabó nada de
esta pieza, aunque en directo sea él quien hace ese primer solo!), para que
pronto se una la voz de James, regalándonos una de sus interpretaciones más
conmovedoras, además de uno de sus mejores solos de guitarra.
Hetfield, por tanto, es
el genio tras esta pieza. El mencionado arpegio nació durante una llamada
telefónica con su novia. Cuenta la historia que, mientras hablaba, empleó la
mano que tenía libre para arpegiar la guitarra, obteniendo la famosa melodía
que terminaría convirtiéndose en eterna. Sobre el título hay que señalar que
toma inspiración de las últimas palabras que dijo su abuelo antes de fallecer.
La letra, por su parte, trata sobre la importancia de confiar en tus seres
queridos, quienes te salvan de la incomprensión absoluta.
Las giras de Metallica
eran sinónimo de éxito, aunque tampoco quedaron exentas de accidentes. Durante
un concierto en Montreal un fuego artificial explotó debajo de James Hetfield
durante la interpretación de “Fade To Black”, provocándole quemaduras graves en
los brazos y la cara. Los tatuajes que James tiene en los brazos actualmente,
según cuentan varios medios, se los hizo para ocultar las cicatrices que le
quedaron tras el incidente.
Fue después del “Black
Album” cuando comenzaron las verdaderas turbulencias para Metallica.
"Load" (1996) y "Reload" (1997) revolucionaron por completo
el sonido del grupo hacia vertientes menos thrashers y, aparentemente, más
accesibles para una sociedad que cada vez reclamaba un sonido más alternativo.
Esto acompañado del cambio de look del grupo (se cortaron sus melenas y
cambiaron su logo) originaron una oleada de críticas y odio por parte de un
importante porcentaje de sus seguidores que acusaban al grupo de venderse y
olvidar sus orígenes. El nivel de ventas de ambos álbumes, como era de esperar,
se redujo considerablemente entre los fans más clasistas del grupo, pero,
curiosamente, aumentó entre millones de adolescentes que daban con su nuevo
sonido sus primeros pasos en el género. A nivel personal confieso que soy un
gran aficionado al “Load” (más de uno me debe odiar por esta confesión) y no
tan fan de “Reload”.
31. Ain’t My Bitch: Cierto que no es una
apertura con la misma intensidad que la de los anteriores álbumes, pero tampoco
puede negarse que el grupo puso toda la carne en el asador con este tema. Sus
arreglos más orientados hacia lo alternativo reflejaban los cambios que el
grupo estaba experimentando en estos tiempos. Siempre reivindicaré el curioso
solo de Kirk, quien se ayuda del slide, para desplazarse por el mástil.
32. Until it Sleeps: Para mí una canción que no
puede tener detractores (me encanta), aunque tristemente tuvo que sufrir
constantes críticas por su apertura al mundo radiofónico. Este fue el primer
single de “Load” y, por tanto, el que anunció al mundo la nueva versión de
Metallica, por lo que causó tanto odio. Afortunadamente, el paso de las décadas
se ha tornado en una especie de redención para este número que ha vuelto a las
giras más recientes del cuarteto.
33. King Nothing:
Mi preferida de “Load”. La introducción de bajo (honor para el amigo
Newsted aquí), la rebeldía vocal de Hetfield y el flipante estribillo lo
convierten en una parada obligatoria para todo metalero que quiera introducirse
en la banda. A destacar aquí el in crescendo constante que la banda va
tejiendo hasta llevarnos al mencionado estribillo que ha terminado sometiendo
hasta el seguidor más clasista.
34. Bleeding Me: Ocho imponentes minutos de mucha
calidad que, unos años más tarde, sería rescatada y reivindicada en el
sinfónico directo “S&M” del que más tarde os hablaré (la banda le haría
justicia aquí). Muchos no lo entenderán, pero Metallica acertó al tratar de
innovar y no ceñirse a un solo estilo y, gracias a este acto de valentía,
pudimos disfrutar de una canción de tanto nivel como esta.
35. Mama Said: Lo que nació como una canción que
Hetfield compuso sin intención alguna de incluirla en ningún trabajo del grupo,
terminó por convertirse en uno de los cortes más reseñables de “Load” y de los
que más aceptación recibió. La letra habla de la relación que mantuvo con su
madre, fallecida un par de años antes. Hay algunos matices de Country tras esta
pista, género con el que los de San Francisco no habían coqueteando tanto,
saliendo bien parados.
36. The Outlaw Torn: Casi 10 minutos de la más
absoluta gloria. Como en la homónima “…And Justice For All” (no estoy
comparándola a nivel sonoro, ¿eh?), la banda apuesta aquí por una pieza
monolítica y poco cambiante que, pese a ello, no se siente en ningún momento
repetitiva. Además, quiero destacar la interpretación vocal de Hetfield, así
como el festival de riffs sólidos y densos que, en algunos momentos parecen
inspirados en los primeros Black Sabbath.
37. Fuel: Si bien “Reload” no alcanzó el nivel de
“Load”, este contiene uno de los mayores pelotazos del grupo en las últimas
décadas. Y es que “Fuel” es una oda incendiaria a la conducción desenfrenada a
través de un corrosivo “Gimme fuel gimme fire gimme that which i desire” que
Hetfield emplea en numerosos momentos de la canción, por no hablar del salvaje
riff principal que emerge seguidamente. Estamos ante una de las canciones que
mayor histeria colectiva genera en cada directo.
38. The Memory Remains: Como “Fuel”, es otro hit
indiscutible que, a decir verdad, brilla por su sencillez y el ritmo pegadizo
que la banda impone desde el primer segundo. Además, es otra pieza que goza de
gran efectividad siempre que es incluida en los repertorios en vivo del grupo
por su sección coral que emerge en la zona intermedia de la canción
(originalmente cantada por Marianne Faithfull).
"Garage Inc.",
un doble LP únicamente de versiones de grandes artistas que influyeron en su
sonido, vio la luz en 1998. En el primer disco el grupo presentó covers nunca
antes escuchados, mientras que en el dos estuvieron incluidas todas las versiones
publicadas anteriormente, más una serie de canciones de Motörhead que el grupo
regrabó para honrar a una de sus bandas preferidas. Solo un año después
Metallica tuvo el placer de tocar junto a la Orquesta Sinfónica de San
Francisco, dirigido por Michael Kamen, quedando este espectáculo filmado para
el posterior lanzamiento titulado “S&M”. “No Leaf Clover” y “Human”, fueron
dos composiciones que la banda compuso para esta ocasión tan especial,
incluyéndolas dentro de un repertorio de grandes clásicos del grupo.
39. Whiskey In The Jar: En
la primera versión que escribí de este artículo obvié “Whiskey In The Jar”,
algo que me parece digno de tortura si tenemos en cuenta el hecho de que es la
versión de Metallica que más ha trascendido a lo largo de todas estas décadas.
Aunque Thin Lizzy la hicieron suya en la década de los 70, lo cierto es que
este número procede del folclore tradicional irlandés. A diferencia de la
versión más sofisticada y lenta de Phil Lynnot y compañía, los de San Francisco
apostaron por un festival de distorsión y un tono más contemporáneo que no
dejaría de sonar en las estaciones de radio de todo el mundo.
40. No Leaf Clover: si te gusta la música
clásica y el Metal, este es tu tema. Metallica aprovechó el talento del eterno
Michael Kamen y de la Orquesta Sinfónica de San Francisco para crear este
llamativo corte que, por cierto, también ha sido rescatado en las giras más
recientes del grupo.
El 17 de enero de 2001
Jason Newsted dejaba Metallica debido a las constantes discusiones que había
mantenido con el resto de sus compañeros, quienes, según se ha contado en
varios medios, siempre le tuvieron como el miembro más apropiado para recibir
todo tipo de bromas. Este factor y otros, como la negativa a que Jason lanzara
un disco junto a su proyecto alternativo llamado Echobrain, provocaron la
inminente salida del talentoso músico y la consecuente búsqueda de un nuevo
miembro que supliera esta baja tan importante. Tras un extenso casting, fue
Robert Trujillo el elegido. El artista de ascendencia mexicana había tocado ya
para Ozzy Osbourne, Black Label Society y Suicidal Tendencies.
La banda regresó con
nueva música en 2003, con un álbum extremadamente criticado: el infame “St.
Anger”. De nuevo, el cuarteto optó por evolucionar su sonido, esta vez hacia
algo similar al Nu-Metal, género muy popular por aquellos tiempos y que estaba
encabezado por nombres como Korn o Slipknot. El sonido de la caja de la
batería, así como la falta de extensos solos de guitarra, generaron,
probablemente, la mayor oleada de críticas de su historia.
41. Frantic: Una de las canciones que siempre
reivindicaré de este álbum es “Frantic”, número con el que abría el disco y que
presentó en sociedad esta faceta tan rompedora de la banda de San Francisco. En
todo caso, me parece una pista enormemente disfrutable, especialmente en el
plano de las guitarras y la bestial interpretación de Hetfield al micrófono. El
estribillo, además, es de los que se graban a fuego desde la primera escucha.
42. St Anger: Esta canción muestra perfectamente
el cambio sonoro de Metallica encaminado hacia un tipo de Metal que no se
identificaba con lo que habían acostumbrado hasta aquel momento. Como puedes
comprobar, querido lector, Lars Ulrich hizo algo extraño con la caja de su
batería (nunca he escuchado una batería con peor sonido…y no es por falta de
técnica precisamente) sonando más cercana a un bidón de aceite que a un kit de
batería como tal.
Un año después de “St.
Anger” sale a la luz el documental "Some Kind of Monster", que narra
la producción y grabación del mencionado disco y las numerosas discusiones y
problemas que surgieron durante este difícil periodo, destacando especialmente
el creciente alcoholismo de Hetfield que le condujo a tener que rehabilitarse.
Puede destacarse de este film la aparición de Dave Mustaine, quien tiene una
emotiva, y aparentemente sincera, conversación con Lars sobre su despido y su
posterior carrera con Megadeth.
Durante los siguientes
años Metallica se enroló en diversas giras mundiales, así como aprovechó para
lanzar materiales retrospectivos como una compilación de todos sus videolcips
(“The Videos”), o la grabación del cover de “The Ecstasy Of Gold” de Ennio
Morricone que apareció en el disco tributo "We All Love Ennio Morricone".
En 2008 vio la luz “Death
Magnetic”, un álbum que serviría de redención para el grupo tras el aparente
fracaso de “St. Anger”. Para esta ocasión Metallica cuenta con Rick Rubin en la
producción, resultando un trabajo acertado del cuarteto donde son más los
aciertos que los números prescindibles. Tres de sus temas fueron nominados a
diferentes categorías dentro de los Grammy, siendo “My Apocalypse” la ganadora
del Best Metal Perfomance.
43. Broken Beat & Scarred: un tema redondo con el que el grupo
presentaba claros síntomas de volver por sus fueros. Sin duda uno de los
mejores temas del “Death Magnetic”, cargado de buenos momentos instrumentales,
especialmente en ese intermedio que da pie a un buen duelo de solos y una
enorme sección de percusión por parte de Lars Ulrich.
44. The Day that Never Comes: Si bien es cierto
que fue vista como un intento de volver a repetir la fórmula ganadora de otras
Power Ballads como “One” o “Fade to Black” (eso son palabras mayores…), también
ofrece grandes momentos instrumentales que se concentran, fundamentalmente, en una
segunda mitad de canción absolutamente instrumental en la que James y Kirk
ponen nuevamente de manifiesto su enorme química. Esta es una de esas canciones que suenan aún
mejor en directo por lo que, si me lo permiten, comparto una versión que data
de la gira promocional del LP.
45. All Nightmare Long: Sin duda alguna, mi
preferida del disco. No sé si hay algo de los Metallica de los años ochenta
aquí (tal vez en momentos puntuales de su segunda mitad), pero el derroche
técnico que la banda ofrece de principio a fin merece todo tipo de honores.
Además de la extensa sección instrumental que inicia la canción y la que
también desarrollan en su segunda mitad, creo que es menester deshacerse en
elogios ante la solvencia vocal de Hetfield en ese exigente estribillo que
borda.
Tras ocho años sin publicar
nada nuevo, sin contar obviamente el proyecto (tal vez mejor no recordarlo…)
junto a Lou Reed que derivó en un horrible “Lulu” o la película “Through The
Never”, Metallica volvió a la carretera con “Hardwired…To Self-Destruct”, un
disco doble, a mi parecer, bastante logrado, en el que el grupo es capaz de
combinar su sonido contemporáneo con el de sus primeros álbumes. En general
fueron buenas las críticas que despertó el LP, viéndose reflejado en la buena
aceptación que todos los temas nuevos recibieron tras su inclusión en los
repertorios del Worldwired Tour.
46. Lords Of Summer: Realmente esta canción salió
a la luz en 2014 en forma de demo, pero en la edición deluxe de “Hardwired…To
Self-Destruct” el grupo la regrabó de una manera más profesional y atractiva.
Hay quienes prefieren la versión original pero voy a optar por la segunda
edición. Honor aquí a Lars Ulrich, ese al que tanto se ha infravalorado durante
todos estos años, quien usa el doble pedal como una ametralladora. Trallazo de
nivel.
47. Hardwired: Recuerdo perfectamente mi sorpresa
cuando escuché por primera vez este tema. Puse los altavoces a todo volumen con
cierto miedo de lo que podría encontrarme, pero, para mi sorpresa, los
americanos habían venido con la escopeta bien cargada. Este trallazo de Thrash
Metal demostró que Metallica jamás se separó del todo de sus raíces, algo que
muchos ponían en cuestión. Este fue el tema elegido para abrir el Worldwired
Tour (¡gran acierto!).
48. Atlas, Rise!: En la noche de Halloween de
2016 la banda lanzó este tema como tercer single promocional del álbum. He de
decir que las primeras escuchas no me convencieron del todo, pero con el paso
del tiempo se terminó convirtiendo en una de mis composiciones preferidas del
LP. Metal con sello de identidad propio de la banda que destaca en el
instrumental que se inicia en el intermedio del tema.
49. Moth Into Flame: Uno de los mejores temas del
disco, sin duda alguna. El cuarteto creó una criatura de casi seis minutos de
duración y de poderoso Metal en el que nos avisaban de los peligros de la fama.
Cabe decir que la letra surgió de la mente de James Hetfield tras ver el
documental “Amy” sobre la cantante Amy Winehouse. El amplio despliegue de riffs
alcanzará su cúspide durante el espectacular solo de Kirk Hammett y la
posterior exhibición a los parches de Lars, ese tantas veces criticado por su
forma de tocar (para mí bastante injusto). ¡TEMAZO!
50. Spit Out The Bone:
Muchas veces hay que escuchar frases como “Metallica se vendió”, “se olvidó de
hacer Thrash” y otras burradas que nunca he terminado de entender (creo que
Metallica tiene una fanaticada muy diversa y extraña, con respeto) cuando cada
uno es libre de apostar por diferentes estilos (si has alcanzado la fama
justamente, como fue su caso, creo que están en su derecho a crear y a correr
riesgos). De lo que estoy seguro es de la cantidad de bocas que tuvo que cerrar
“Spit Out The Bone”, el tema de Thrash Metal más acojonante (me disculpo por
hablar tan mal) publicado por Metallica en varias décadas. Desde el primer
segundo la banda avisaba de que se nos iba a romper el tímpano. No solo son
siete minutos de puro salvajismo, sino que también hay un hueco reservado para
que entren en juego riffs más pesados, otros más técnicos y hasta un breve pero
deslumbrante solo de bajo de Robert Trujillo.
Tras la celebración de
los conciertos sinfónicos, y con un tour mundial programado a lo largo de 2019,
las alarmas se encendieron cuando un comunicado del grupo anunciaba que James
Hetfield estaba lidiando nuevamente con el alcoholismo y, por ende, necesitaba
entrar urgentemente en un centro de desintoxicación para lidiar con su
adicción. Lo cierto es que, si bien su voz no se había visto aparentemente
afectada en los últimos años, el aspecto físico del talentoso cantante cambió a
lo largo del Worldwired Tour, engordando notoriamente con el paso de los meses
y mostrándose más cansado que de costumbre en numerosas fechas (sin perder su
buena actitud, por supuesto).
Esta nefasta noticia,
unida a la pandemia del Covid-19 que en 2020 hizo imposible cualquier gira,
mantuvo alejado al conjunto de los escenarios durante más de dos años. Sin
embargo, esto no significó que los cuatro músicos se quedaran de brazos
cruzados (ahí tenemos como prueba la versión acústica de “Blackened”
rebautizada como “Blackened 2020”). En este tiempo de aislamiento, y en cuanto
Hetfield terminó su rehabilitación, la banda comenzó a reunirse a través de
Meet para comenzar a dar forma a lo que sería su próximo LP de estudio. La
propia banda ha revelado en varias entrevistas que la situación pandémica
permitió una mayor participación en el proceso creativo online tanto de Kirk
Hammett como de Robert Trujillo, quienes no suelen gozar de la misma presencia
que James Hetfield y Lars Ulrich.
“72 Seasons” nació de
esas sesiones de grabación pandémicas y, aunque mucha gente así lo cree, no es
un álbum conceptual, aunque algunas de sus letras parecen narrar vivencias que
el propio James Hetfield experimentó a lo largo de su atormentada infancia. De
hecho, en varias entrevistas promocionales este ha reconocido que, líricamente
hablando, estamos ante uno de los trabajos más personales de toda su
trayectoria.
Con Greg Fidelman de
nuevo a los mandos, la banda grabó un total de 12 canciones completamente
nuevas que sumarían la friolera de más de 70 minutos de extensión. Para nuestra
fortuna, las críticas serían mayoritariamente positivas. Cabe señalar que la
gira promocional de este LP tuvo una enorme peculiaridad: Metallica tocaría dos
noches en cada ciudad, ofreciendo dos sets absolutamente diferentes y contando
con teloneros específicos para cada noche.
51. 72 Seasons. Un inicio
glorioso para el álbum. El tema-título nos metía de lleno en esta experiencia
sonora de la mano de una amenazante línea de bajo de Robert Trujillo a la que pronto
se uniría el resto de la banda con un riff espídico firmado al únisono por
Hetfield y Hammett. Aunque hay un par de momentos que no cumplan al 100% con
sus cánones, estamos ante un número de inspiración thrasher que por momentos me
hace pensar en los mejores momentos del “Death Magnetic”. Seguro que cualquier
posible duda sobre el estado vocal de Hetfield tras haber lidiado con el alcoholismo
terminó disipándose en cuanto el cantante escupió ese inicial “Feeding on the
wrath of man”.
52. Lux Aeterna. Esta fue
la pieza escogida como single anunciador del álbum y que, en líneas generales,
obtuvo el beneplácito de sus seguidores. ¿El motivo de esta aceptación? El
retorno a los riffs sucios y veloces que beben notoriamente de los eternos
Diamond Head, banda que tanto influyó en los primeros Metallica. De hecho, en
el punteo principal de la canción, cortesía de un siempre hiriente Hetfield, no
es difícil encontrar semejanzas con temas de "Kill 'Em All"
(especialmente con "Hit The Lights").
Voz e instrumentación cabalgan a una velocidad endiablada durante los
versos para, pocos segundos después, terminar de abalanzarse sobre nosotros con
un no menos cumplidor estribillo.
53. Sleepwalk My Life
Away. En pocas palabras el tema puede definirse como el vástago que resultaría
de noche apasionada entre “King Nothing” y la más contemporánea “Now That We’re
Dead”. Empiezo destacando la inesperada introducción de bajo de Robert, quien
acapara el protagonismo con lo que parece ser unos golpes de slap, sobre una
percusión tribal cortesía de Lars. Además, me tengo que detener también en el
buen hacer de las guitarras y de James al micrófono durante los más de seis
minutos de duración. Como elemento novedoso debo destacar el contemporáneo breakdown
que la banda incluye al final de los solos.
54. You Must Burn!. Una
de las grandes sorpresas del LP. Como si no hubieran pasado más de 30 años
desde su publicación, los de San Francisco recuperarían aquí la agresividad y
pesadez mastodóntica que definió a la legendaria “Sad But True”. Además del
ritmo martilleante (el riff principal te destruye cual apisonadora) que propone
el cuarteto a través de sus más de siete minutos, es necesario rendirse ante el
trabajo demencial de Mr. Hammett tras los solos (también se saca de la chistera
un punteo magnánimo que repite junto a James en numerosas secciones de la
canción) y, por supuesto, de un siempre excelente James Hetfield en sus tareas
vocales. Un tema que, aunque sé que ha levantado disparidad de opiniones, a mí
me ha volado la cabeza.
55. Inamorata. Nuestra
recopilación, a falta de que lancen nueva música y tengamos que actualizar
nuevamente el artículo, llega a su fin con “Inamorata”, pieza que cerraba el
álbum y que se convertiría con sus más de 11 minutos de extensión, en la
composición más larga en la historia del grupo. Su desarrollo lento y denso,
presenta pocas variantes a lo largo de la escucha, aunque en su intermedio
esconde un minuto sorprendente gracias a un interludio completamente
atmosférico (minuto 5:20) que parece homenajear la histórica “Planet Caravan”
de Black Sabbath (de hecho, Robert Trujillo declaró en la premiere que,
a la hora de componer su línea de bajo en dichos compases, se inspiró en su
querido Geezer Butler). A nivel compositivo estamos ante un corte que tiene
cositas de “The Outlaw Torn”, pero sin caer en la repetición de patrones.
Guste o no, Metallica es
una institución dentro del Metal. Sus álbumes más laureados han influido en miles
de grupos y han acompañado en la vida a millones de fanáticos que han crecido
con su música.
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