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David Gilmour - Live At Pompeii (2017)

Calificación:
Octubre de 1971. Unos jóvenes Roger Waters, Richard Wright, Nick Mason y David Gilmour llegan al anfiteatro romano de Pompeya para, bajo la dirección de Adrian Maben, grabar durante tres días algunos de sus temas más conocidos hasta la fecha para una película que, un año después, llegó a la gran pantalla como “Pink Floyd: Live At Pompeii”, espectáculo que a la larga llegó a considerarse uno de los más memorables de la historia del Rock.

Julio de 2016. Con motivo del 45 aniversario de la mencionada grabación, un nostálgico David Gilmour, ante la imposibilidad de reunirse con sus antiguos compañeros (Richard murió en 2008, Nick Mason está alejado de los escenarios y su relación con Roger Waters no es precisamente buena), desembarca de nuevo en Pompeya para ofrecer el primer concierto con público celebrado en el mítico anfiteatro en más de 2000 años. Bajo su dirección, nada más y nada menos que 10 músicos le acompañan en un show que quedaría en la memoria de todos los presentes, en la historia del anfiteatro y en el corazón de los miles de fans que pudimos revivir este concierto en la gran pantalla un año más tarde.

Con medio siglo de carrera, no era de extrañar que Gilmour optara, además de meter los clásicos de Pink Floyd, por introducir canciones que el legendario guitarrista británico grabó fuera del conjunto. Además, habiendo publicado un disco de tanta calidad como “Rattle That Lock”, siempre es de agradecer toparse con un par de temas de esta cosecha individual. “Live At Pompeii” no es solamente un tributo a lo que sucedió 45 años antes en aquel recinto, sino que es una celebración de la vida y carrera de uno de los músicos más ingeniosos y habilidosos que han existido y  que han dignificado aún más lo que es el Rock. 

Tras una breve previa en la que Gilmour presenta a su nuevo ejército de músicos, muestra algunos de los ensayos y expresa el cruce de sentimientos que surgen en su mente cuando regresa a Pompeya y recuerda la figura de su amigo y compañero de fatigas, el gran Rick Wright.

Un aspecto que siempre hace de las grabaciones en vivo algo mejor es el recinto donde este se celebra. Si el anfiteatro de Pompeya ya era bonito hasta aquel momento, la cantidad de elementos lumínicos y pirotécnicos que se incorporaron en el antiquísimo edificio terminaron de lograr crear la atmósfera necesaria para albergar un concierto de semejantes características.

Sin grandes adornos previos (ni vídeos, ni megafonía,…) el veterano músico se sube a las tablas y comienza a exhibir su grandeza con dos referencias directas a su último disco de estudio. “5 A.M.” es breve pero extremadamente elegante. Un preludio perfecto para la explosión de “Rattle That Lock”, tema más vivo y pegadizo en el que pueden comenzarse a ver los primeros destellos de calidad de la nueva alineación de David. La calidad de imagen, filmado en 4K, y de sonido no podían ser mejores.

Durante la gira que David realizó durante 2016 uno de los regresos al setlist más sorprendentes fue “What Do You Want from Me” del “Division Bell”. Gilmour comienza a desmadrarse en la guitarra marcándose el primer solo mayúsculo de todo el concierto (pronto llegarán más y mejores). 

En un sentido homenaje a Rick Wright, Gilmour y su banda interpretan “The Great Gig In The Sky”, uno de los temas más sublimes de “The Dark Side Of The Moon” (ese álbum es sublime en su totalidad) que fue compuesto por el propio Rick, y la más reciente “A Boat Lies Waiting”, canción que David y su mujer dedicaron a este gran amigo en su último disco. En ambas, aunque el pedal steel de Gilmour suena imponente, es el coro el que se lleva el premio mayor, con unas voces muy compenetradas que se defienden a la perfección pese al exigente reto que suponen ambos temas. 

“Wish You Were Here” siempre es sinónimo de emociones fuertes para el oyente. La balada más famosa de Pink Floyd, y que dio nombre a uno de sus discos más queridos, suena tan melancólica , como siempre. El público se entrega en cuerpo y alma a Gilmour, cantando junto a él cada verso de este eterno clásico.

Tal vez a las personas que les disgustó “Rattle That Lock” (no es mi caso), la inclusión de varios temas en la película les haya provocado un sarpullido. Disfruté en su momento de ese disco y creo que en esta película “In Any Tongue” sonó incluso más espectacular que en la versión de estudio. Mantiene la emotividad del disco, con una ejemplar actuación de Gilmour cantando con tanta frescura como hace décadas y rematándolo con un soberbio solo.

El segundo, y último, tema de “The Division Bell” no podía ser otro que “High Hopes”, otro de los platos fuertes de aquella noche. No me quedaría con un solo músico en este momento del show. Es aquí donde podemos darnos cuenta de la calidad y la solidez del bloque que David construyó para semejante oportunidad.


“One of These Days” es la única canción de todo el repertorio que fue interpretada 45 años antes en la grabación de Pink Floyd en el anfiteatro. Sin temor a equivocarme, afirmaría que Gilmour y sus pupilos se marcaron una interpretación que poco tiene que envidiar a la primera grabación (exceptuando los baquetazos de Nick Mason en la película…tremenda bestialidad).

Si tuviera que quedarme con un solo tema del concierto, una labor un tanto complicada, creo que sería con “Shine On You Crazy Diamond” por la ejecución que hace la banda. A día de hoy creo que este temazo dedicado a Syd Barrett pocas presentaciones merece. Tras una elegante introducción de piano, Gilmour comienza a desplegar uno de sus solos más conocidos y de mayor duración, hasta que los versos comienzan a sucederse y, con estos, el estribillo es acompañado por el canto de los miles de aficionados allí presentes. Tampoco faltará el solo de saxofón que podía escucharse en la versión original, en esta ocasión interpretado por Joao Mello.

El único guiño en todo el concierto a “A Momentary Lapse Of Reason” llega con “Sorrow”, a nivel personal mi tema preferido de aquel gran disco de 1987 en el que Pink Floyd en horas bajas y con la reciente marcha de Roger Waters, tira de orgullo y se marca un LP de mucho nivel. En general todo el tema suena espectacular pero, y si no lo escribo no me siento bien, es el momento del solo de Gilmour uno de los mejores de toda la película. No voy a descubrirle nada nuevo a ningún rockero si digo que este artista es uno de los mayores genios que ha tocado alguna vez una guitarra. Cuando David puntea no necesita velocidad para enamorar. Le es suficiente con un par de segundos para cautivarte con sus bendings y su siempre acertada elección de la nota perfecta.  En el solo inicial hay varios planos de cámara muy chulos en los que puede verse la silueta de Gilmour entre una cortina de humo en forma de triángulo que recuerda mucho a la que estuvo reflejada en el “lado oscuro de la luna”.

El anfiteatro se tiñe de todos los colores posibles tras la entrada del punteo “Run Like Hell” (¡vaya tema!). De hecho, es tal la fuerza de la iluminación, que toda la banda, incluyendo a David, necesita ponerse gafas de sol para poder ejecutar una versión bastante fiel a la original. 

El constante sonido de cientos de relojes proyectados en las pantallas del anfiteatro anuncia la llegada de “Time”, otro clásico del “Dark Side Of The Moon”. Steve DiStanislao hace una gran labor a la percusión durante la introducción del tema, emulando fielmente al bueno de Nick Mason. Otro músico que hace una gran labor es Greg Phillinganes (¡vaya concierto que hace al piano!), quien se encarga de cantar los versos que, en su momento, llevaban la voz de Rick Wright. Gilmour no decepciona y resucita el gran solo de este temazo. El tema cierra con un pequeño extracto de “Breathe”.

Para cerrar por todo lo alto el espectáculo llega “Comfortably Numb”. El anfiteatro comienza a llenarse de juegos de luces con los colores del arcoíris que forman triángulos y que iluminarán la, ya de por sí, brillante interpretación de la banda. En el papel vocal original de Roger Waters está en esta ocasión Chuck Leavell (otro que está sembrado en todo el show), quien canta con algo más de dramatismo la sentida letra de uno de los hits de Pink Floyd que estaban en el segundo disco de “The Wall”. Tanto en la versión original como aquí el momentazo de mayor adrenalina y emoción se lo lleva el maestro Gilmour con el segundo solo de guitarra, esa obra maestra musical, esa sucesión de punteos cada vez más intensa que a día de hoy presume de ser, con todas las de la ley, una de las mejores de todos los tiempos. El público en pie despide a un veterano curtido en mil escenarios y a sus pupilos en una noche que será recordada en Pompeya como el primer espectáculo en más de 2000 años celebrado en su anfiteatro.

En la película se omitieron temas como "Faces of Stone", "The Blue", "Money", "Fat Old Sun", "Coming Back to Life", "On an Island" y "Today", los cuales son incluidos posteriormente en el lanzamiento en DVD, CD y vinilo.

5 estrellas se quedan cortas para semejante espectáculo audiovisual firmado por una leyenda.


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