Corría el año 1965. Por aquellos tiempos, cualquier
mortal con dos oídos y una radio que no conociera a los Beatles era “un bicho
raro”. Y es que el cuarteto de Liverpool ya se había consolidado como un
fenómeno de masas, como una banda de moda que cautivaba con su música y su
sonido, con cuatro jóvenes que revolucionarían por los siglos de los siglos la
música. Como el Rey Midas, todo lo que los Beatles publicaban no tardaba de
transformarse en un éxito (todos los discos que habían lanzado hasta la fecha habían
alcanzado el primer puesto en las listas británicas).
Si uno se para a escuchar cronológicamente los
discos comprendidos entre “Please Please Me” (1963) y “Help!” (1965) puede
percibir una evolución del sonido de la banda, en favor de composiciones cada
vez más elaboradas, aunque sin perder la esencia Beatle.
Cuando Paul, John, Ringo y George decidieron entrar
en el estudio pocas semanas después de publicar “Help!”, todos fueron
conscientes de que, en los tres años de fama mundial que llevaban a sus
espaldas, habían acumulado mucha experiencia y técnica, por lo que el siguiente
disco debería mostrar a una banda más madura y valiente. Lennon afirmó tiempo
después que en aquel momento de su carrera “nos estábamos volviendo mejores,
técnica y musicalmente, eso era todo. Por fin fuimos capaces de dominar el
estudio. Al principio, hacíamos lo que se nos decía: ni siquiera sabíamos cómo
subir el bajo. Aprendimos las técnicas en Rubber Soul. Fuimos más precisos
sobre cómo grabar un disco. Y lo controlamos todo, hasta la portada”.
A la hora de elegir el momento de mayor riqueza y
variedad compositiva por parte de los Beatles la crítica suele hablar siempre
de “Revolver” y, un peldaño por encima, del “Sgt. Pepper”. Cierto es que ambos
discos muestran el lado más progresivo del cuarteto, pero no se debe olvidar
jamás la riqueza musical y compositiva de “Rubber Soul”, disco que analizo en
esta reseña, y la influencia de este sobre los dos álbumes que nombré
anteriormente. De hecho, me atrevería a decir que de no ser por el “soul de
caucho” jamás habríamos disfrutado del “revólver” y del “sargento pimienta” y
su “club de los corazones rotos”.
La portada de “Rubber Soul” es uno de los primeros
detalles que mostraban a una banda diferente. Las corbatas y los trajes habían
cedido su lugar a una ropa más callejera, los peinados no estaban tan cuidados
como antes, el logo de la banda no aparecía por ningún lado y la llamativa tipografía
título del disco (siempre me ha recordado al que años después usaría Black
Sabbath para su “Master Of Reality”), que parece más propia de una banda de
Rock Progresivo que de los Beatles, fueron algunos de los primeros indicios de
que algo había cambiado.
“Drive
My Car” abre el disco con una buena fusión de soul y Rock
británico. Compuesta principalmente por Paul, aunque el Riff principal es de
George y parte de la letra de Lennon, es un tema en el que brillan
fundamentalmente las voces conjuntas de Paul y John, aunque los arreglos de
piano, también cosa de McCartney, y la contundente percusión de Ringo, también
merecen ser resaltados. Una letra cargada de doble sentido, mezclando el mundo
automovilístico con claros guiños al sexo (como hizo Megadeth con “The
Mechanix”), mostraba a una banda que, pese a su evolución, no había olvidado de cómo llamar la atención y
grabar grandes temas que quedarían para la historia
Con influencias llamativas del folk americano y de
Bob Dylan, una fuente de inspiración para tantos artistas de la época, Lennon
compuso “Norwegian Wood”, una
canción muy elegante y dulce, capaz de transportarte a paraísos desconocidos
para el ojo humano. La aportación del sitar por parte de George Harrison, según
cuentan muchos medios especializados, fue la primera aparición de este
instrumento en un disco de Rock. Es una canción poco conocida pero que a mí
siempre me logra enganchar. La letra, pese a la dulzura del sonido, cuenta la
historia de un hombre que conoce a una joven, quien le invita a pasar la noche
en su casa de madera. Cuando el protagonista despierta se encuentra con que la
chica se ha marchado y el opta por prender la casa en señal de venganza (esta
última idea se le ocurrió a Paul).
“You Won’t See Me”
tiene un sabor más popero, pero del de calidad. Esta composición de Paul,
también encargado de cantar, también cuenta con unos coros sublimes de John y
George. En “Nowhere Man”, creada por Lennon, destacan las armonías vocales,
pausadas y muy elaboradas, así como el pequeño intermedio de guitarra muy
relajante.
“Think
For Yourself” no presenta nada nuevo en el sonido de
los Beatles, exceptuando la distorsión, o “fuzz”, del bajo de Paul. Esta es una
de las dos composiciones de Harrison que pueden escucharse en todo el LP.
Disfrutable canción, todo sea dicho.
Me encanta “The
Word”, uno de los temas más trabajados del disco. Esta composición conjunta
de John y Paul tiene claras influencias psicodélicas en el Rock que se
desarrolla en sus casi 3 minutos de duración. Buenos Riffs y punteos, unos
versos repetitivos pero extremadamente pegadizos, buenos arreglos de piano y
una letra que habla de amor desde un punto de vista casi religioso, algo
novedoso y atractivo.
Cerramos la cara A con la clásica “Michelle” (¡qué preciosidad!), una
balada acústica de temática romántica. McCartney canta especialmente bien esta
canción, sacando su lado más dulce y bonachón. Cuenta la leyenda que Paul y
Lennon querían parodiar con esta canción algunas composiciones románticas
francesas, y hay que reconocerles que tiene cierto sabor europeo. Algo que se
sabe a ciencia cierta es que solamente un mes después de publicarse el álbum,
comenzaron a lanzarse versiones grabadas por otros artistas de diferentes
países que obtuvieron gran fama, como fue el caso de The Overlanders.
“What
Goes On”, compuesta en su mayoría por Lennon, aunque también
recibió serios retoques por parte de Paul y Ringo, es la única de todo el LP
por este último. El batería hace una buena labor cantando este curioso tema más
orientado hacia la música Country. Podría ser la canción más floja de todo el conjunto, pero no deja de sonar
aceptable.
Siempre he sido gran admirador de las voces de Paul
y John, por lo que “Girl” siempre es
para mí sinónimo de disfrute. Lennon toma el rol de cantante principal,
mientras que Paul y Ringo hacen unos cómicos coros en los que continuamente
repiten la palabra “tit” (teta). Otro aspecto llamativo que ha generado
división de opiniones es la respiración de John en muchos momentos de la
canción. ¿Simula una calada de un porro? ¿es un suspiro de amor?...se aceptan
opiniones y/o más propuestas.
Con “I’m
Looking Through You” el cuarteto vuelve a fusionar el Rock y el Country de
una manera muy acertada. Paul, compositor de este tema, se luce con el
micrófono, cuajando una actuación soberbia. Buena actuación de la que pueden
rescatarse también los punteos de guitarra que aparecen durante diferentes
momentos del tema.
“In My Life” es otro clásico
de los Beatles. Esta pequeña joyita fue compuesta por Lennon y McCartney,
quienes cantarán de manera muy sentida la elaborada letra de esta canción. El
solo de piano barroco fue grabado por George Martin, histórico mánager de la
banda.
Aunque fue descartada de “Help” por diversos
motivos, “Wait”
no desentona con lo que puede escucharse en “Rubber Soul”. Una canción
acelerada, rockera y disfrutable, que nos anticipa la llegada de “If I Needed Someone”, la segunda
composición de George Harrison. Esta nueva entrega mantiene el sonido
característico de los de Liverpool y del Rock Británico. No descubre nada
nuevo, pero garantiza dos minutos y medio de buen nivel musical.
La encargada de cerrar el disco es la reconocida “Run For Your Life”, otra
imprescindible de la dinastía “beatleliana”. Rock americano pegadizo y bailable.
Curiosamente Lennon, compositor de la canción, quedó descontento con esta
canción. Los punteos de guitarra son de
lo más apreciable de este último corte de “Rubber Soul”.
Podría decirse que esta fue la verdadera primera
gran obra. “Rubber Soul”, además del esperado éxito que tuvo (repitió número 1
por varios países y vendió más de 3 millones de copias en poco tiempo ), dio
inicio a la etapa madura, y más brillante, de esta entrañable banda. Pronto
vendrían, entre otros, “Revolver”, “Sgt. Pepper”, mis endiosados “White Album”
y “Abbie Road”, además del gran final que fue “Let It Be”.
En un primer momento no sabía si ponerle el 10 a
este discazo, puesto que “Abbey Road” y el “White Album” ocupan un puesto
preferente en mi corazón de cuero, pero si no lo hago creo que sería injusto y
hasta una profanación para una banda que hizo del Rock un sinónimo de cultura,
además de influir en todo lo que vendría después. Máxima puntuación para
“Rubber Soul”, por su calidad y por su trascendencia.
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