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Roger Waters - Is This The Life We Really Want? (2017)

Calificación:*****
Echaba mucho en falta poder escuchar algo nuevo de uno de los compositores más grandes de la historia del Rock, Roger Waters, el que fuera bajista y cantante, junto a David Gilmour, de Pink Floyd. Y es que han tenido que pasar 25 años para que el veterano músico se decidiera a lanzar el sucesor del gran "Amused To Death". Es más que comprensible mi desesperación, y la de muchos, al esperar durante tantos años a escuchar un nuevo LP de Roger.

Es más famosa la ideología de izquierdas de este artista, quien ya en los tiempos de Pink Floyd compuso numerosas canciones contra la sociedad que le había tocado vivir. Álbumes como "Animals" (este especialmente) , "The Wall" o "The Final Cut" estuvieron impregnados de   crítica a numerosos ámbitos de la sociedad. En este nuevo capítulo de Waters en solitario, parece que el convulso momento que pasa nuestro mundo ha vuelto a tocarle la moral (por no hablar mal) y le ha llevado a crear este disco.  Su repudia ante el nombramiento del polémico Donald Trump, a quien ya le ha dedicado algún "homenaje en directo" (véase el "Pigs" que le dedicó en México en 2016), la crisis de refugiados, el creciente individualismo, así como el enfermizo consumismo han sido temas que el bajista ha decidido abarcar en "Is This The Life We Really Want?"

Cuando te sientas a escuchar algo que lleva la firma de Waters, ya sea en solitario o con Pink Floyd, tienes que dejar a un lado la idea de "voy a disfrutar de un disco cargado de optimismo". No amig@, hay artistas que prefieren usar su música como una pistola con la que pueden "desangrar" a la sociedad, tratando de recordarnos que no todo es bello en la vida y hay muchas cosas que cambiar.

¿Qué podemos esperar de "Is This The Life We Really Want"?

Desde luego, cosas muy buenas si eres fan de Pink Floyd. Waters ha logrado revivir el espíritu de los británicos, creando canciones  a partir de su sonido, tan querido y reconocido por millones de personas.
El disco engancha, gusta desde la primera escucha y te deja con un gran sabor de boca.

¿Qué NO podemos esperar de "Is This The Life We Really Want"?

No es un disco muy cañero. Solo dos o tres canciones realmente suenan potentes, pero este posible "punto negativo" es contrarrestado por un buen puñado de canciones más melódicas.
He dicho en el anterior apartado que suena a Pink Floyd, pero obviamente no vamos a escuchar a David Gilmour y su magia en la guitarra, o  a Mason, o a Richard Wright....no es un disco de Pink Floyd pese a sus claras influencias.  

La producción de este disco ha corrido a cargo de Nigel Godrich, famoso por su trabajo con Radiohead y Paul McCartney . Se nota a lo largo del disco que es este quien se encarga de la producción puesto que predominarán mucho los teclados, un acompañamiento muy querido por este personaje.

Además de Godrich (producción y teclados), Waters (voz, guitarra acústica y bajo), ha contado para la grabación del nuevo álbum con Gus Seyffert (guitarra y teclados), Jonathan Wilson (guitarra y teclados), Roger Joseph Manning Jr. (teclados), Lee Pardini (teclados), Joey Waronker (batería) y el dúo de coristas formado por Jessica Wolfe y Holly Laessig.   

Sin mucho más que añadir, comienzo a analizar tema a tema este álbum:

El disco abre con la breve "When we were Young" en la que Waters no da la bienvenida con un collage de voces hablando y reflexionando mientras la intensidad y el volumen de estas y de los teclados van poco a poco creciendo y un reloj escupe su "tic tac" sin parar, lo que es un claro guiño a los tiempos de Pink Floyd, y más concretamente a aquel clásico que se encuentra en el "Dark Side Of The Moon" y que recibe el nombre de "Time".

Tras estos primeros instantes de máxima locura, la introducción se une a la bella "Déjà Vu", una canción que mezcla la elegancia y la capacidad de emocionar que tenía Pink Floyd, con arreglos orquestales que la hacen aún más bella. Waters canta a la perfección cada verso (mucha atención al grito que hace en un momento de la canción), como la veterana estrella del Rock curtida en miles de escenarios que es. Para los que echamos en falta los tiempos de Pink Floyd, esta canción nos acerca a aquella época, uniendo aspectos de otras canciones como "Mother", "Pigs On The Wing" o "Southampton Dock", lo que es realmente emotivo y de agradecer a Roger. Con mucha contundencia ante un mundo revuelto en el que los drones y la violencia destruyen poco a poco el lugar que ocupaban el amor, el deseo y la belleza, Waters lo tiene muy claro: "Si fuera Dios, creo que podría haberlo hecho mejor".

   Seguimos en la misma línea de suavidad con la sorprendente "The last refugee", en la que el groove que desprende la batería y los teclados van construyendo una preciosa canción en la que Waters toca el problema de los refugiados con un gran armamento de metáforas. Increíble como mantiene la voz a sus 73 años este coloso. Una composición que si te pilla en un mal día puede sacarte un par de lágrimas.

"Y busca el horizonte
y encontrarás a mi niña
por la orilla"

Uno de los momentos más interesantes del álbum llega con "Picture That", la canción que resume perfectamente el contenido lírico de todo el LP. Waters ataca con esta composición a los políticos, a la corrupción, a los "niños de la guerra", a la falta de justicia, a la prostitución, a la Bahía de Guantánamo, ...la crítica convertida en una letra. Es de los cortes más cañeros de todo el disco, con unos momentos brillantes de las guitarras y de los teclados. Numerosos cambios de ritmo rompen con la monotonía que en un principio parecía que podrían crear los versos, cuya estructura podría sonaba poco cambiante.  Increíble el instrumental que se inicia aproximadamente en el minuto 4:20 de forma contínua hasta el final, que avanza desde lo más melódico y dramático hasta melodías demasiado próximas al sonido de Pink Floyd, en la que todo suena perfecto. Parte de este éxito pertenece a Nigel, quien ha cuidado mucho el sonido de cada instrumento, tratando de sacarle lo mejor . Candidata seria a ser de las más queridas del disco, aunque tiene dura competencia.


"Imagina un palacio de justicia sin leyes de mierda
 Imagina una casa de campo sin  putas
 Imagina un váter sin jodidos desagües
Imagina un político sin un cerebro de mierda"

Temo que esta canción exceda en elogios a Roger, pero soy fanático de él y de Pink Floyd y a veces reconozco que se me pueda ir la pinza. Pido disculpas antes de continuar la marcha ;)

No existe el adjetivo exacto para definir todo lo que transmite "Broken Bone", una canción acústica muy cercana de nuevo a baladas de Pink Floyd como "Mother", en la que Roger trata uno de los asuntos que desde joven más han atormentado su mente: la guerra.

Desgarradora letra en la que habla sin tapujos de la manipulación de las mentes que sufren muchos jóvenes hoy en día, inculcándoles el concepto de "guerra" como sinónimo de libertad y como el método más adecuado para obtener el perdón de Dios. Tampoco se olvida en la letra de rajar contra la sociedad americana tras la Segunda Guerra Mundial (ahí falleció el padre de Roger), que en vez de aprender a valorar la vida y a vivir en la humildad optó por vivir persiguiendo el "sueño americano", dando la espalda a la libertad y al amor. No obstante, tras dejar claro que no hay vuelta atrás en el tiempo, con un contundente "Fuck You...We will not listen to your bullshit and lies" ("Que te den...no escucharé tus mierdas y tus mentiras"), el cantante nos invita a no dejarnos engañar por el poder y construir una sociedad pacífica. Sublime composición, muy emotiva, que pone de manifiesto eso de que "los viejos rockeros nunca mueren".

"Cuando la Segunda Guerra Mundial terminó
Aunque la pizarra nunca fue limpiada
Podríamos haber recogido los huesos rotos
Podríamos habernos liberado
Pero elegimos la abundancia
Elegimos el sueño americano
Y,  oh cariñosa libertad,
¡Cómo te abandonamos!"

Altísimo nivel el que contiene este álbum en general. Curiosamente es el turno de la canción que da nombre al LP, "Is This The Life We Really Want?". Un corte que necesitaría una reseña entera solamente para este, puesto que el contenido lírico es enorme. Instrumentalmente hablamos de una canción muy lograda, que tiene una base de blues, pero oscurecida por el sonido tétrico de los teclados, de los punteos de guitarra, del  bajo y, obviamente, de la dramática voz de Waters. Con decir que el tema se inicia con un discurso de Donald Trump podremos imaginarnos perfectamente a quién le dedica el británico la letra. Ataque sin piedad hacia las polémicas decisiones del mandamás americano ("y cada vez que un idiota se convierte en presidente..."), especialmente a sus políticas migratorias en contra de los extranjeros. La voz de Waters, con el paso del tema, comienza a demonizarse, a sonar más agresiva contra el mundo, recordándome en muchos instantes a la voz del gran Leonard Cohen.  También Waters, en esta  dosis de realidad que tanto dista de nuestros sueños, defiende la libertad de prensa y la caída de la prostitución con frases como "Cada vez que una novia rusa se anuncia para la venta, y cada vez que dejan a un periodista pudrirse en la cárcel y cada vez que la vida de una niña es casualmente gastada...".

Cuando se habla con tanta claridad, lo mejor es callarse y aplaudir:

"El miedo, el miedo impulsa los molinos del hombre moderno,
el miedo nos mantiene a todos en línea
Miedo a todos los extranjeros
 Miedo a todos sus crímenes
 ¿Es esta la vida que realmente queremos?
 Seguramente debe ser así..para esto existe una democracia y lo que todos decimos va"


Conectada con la pista anterior, llega "Bird In A Gale", una canción extraña, cargada de psicodelia y buen Rock (nada mal la combinación). Los versos suenan bastante correctos, aunque tal vez le falte un poco más de electricidad, pero no queda mal tal y como suena. La segunda mitad es una auténtica locura, con referencias notables a los primeros discos de Pink Floyd con el desaparecido Syd Barrett. Puede que esta sea la canción más floja del conjunto, pese a las buenas intenciones de Waters.

La canción más romántica lleva el nombre de "The most beatiful girl", una bella balada, en muchos momentos parecida a las que pueden escucharse en "The Wall". Preciosa actuación de toda la banda (¡sobresalientes arreglos de cuerda!)y  gigantesca actuación de Waters con el micrófono.  Tal vez, seis minutos sean un poco excesivas para la canción. Los dos últimos minutos podría habérselos ahorrado perfectamente, y así finalizar la canción en el momento justo, puesto que el final puede sonar algo más aburrido. Aún así, todo se le puede perdonar a Waters tras crear la canción que se nos viene encima ahora mismo...

 Sí señores, "Smell The Roses" la canción más eléctrica del disco, y con una atmósfera 100% Pink Floyd (¡cómo me recuerda al "Animals"). El bajo de Waters impone respeto con una línea logradísima, sobre  la que el resto de la banda se mueve a placer. No faltará un intermedio más progresivo, en el que se empezarán a sumar sonidos varios que nos conducirán a un solo de guitarra muy acertado.  Volveremos a detectar guiños a Pink Floyd con los ladridos de perros, referencia al "Animals". Una canción que vuelve a atacar al mundo actual con un extenso juego de metáforas. Sin duda, de los momentos de más nivel el disco.

"Esta es la habitación donde fabrican los explosivos
Donde ponen sus nombres sobre la bomba
Aquí es donde sepultan los "peros" y los "si"
Y vetan palabras como correctas e incorrectas"

Nueva balada. "Wait For Her", que tiene algunos momentos de mucha similitud con "Déjà Vu", nos devuelve la magia y la solemnidad imperante en el disco, con algunas alteraciones en el sonido que la hacen aún más interesante, gracias principalmente a las esporádicas apariciones de la guitarra . Elegante letra, cargada de sentimiento y sinceridad.  Roger tiene claro que noo todo va a ser maldecir el mundo y dejarnos con un mensaje pesimista.

Unida a la pista anterior por el sonido de las gaviotas, llega la breve "Oceans Apart", una canción de poco más de un minuto de duración marcada por la repetición del punteo de guitarra acústica de "Déjà Vu", que nos conducirá a "Part Of Me Died", la última canción del disco, con la que Waters vuelve a dejar dejar un par de mensajes más en contra de todo lo que ocurre hoy en día:

"La parte que es envidiosa, fría y tortuosa
Codiciosa, traviesa, global, colonial
Sediento de sangre, ciego, estúpido y barato
Centrado en las fronteras y sacrificando ovejas
Quema de libros, bulldozer de viviendas
Ordenar matanza selectiva con drones, inyecciones letales, arresto sin juicio
Visión monocular, gangrena y limo, unción, sarcasmo
El asalto común, los asesinos, orgullosos de su labor, manteados
Piratería, avaricia, ataques con ácido a mujeres por asesinos.
Y pervertidos y hacks
La manipulación de los votos y la compra de poder."

En el último verso del disco, Waters deja claro que es mejor "fumarse el cigarrillo final" que vivir en el constante arrepentimiento y en la impotencia de no saber qué hacer para cambiar la situación. El telón desciende poco a poco. El disco se ha terminado.

No es nada fácil escribir una conclusión sobre lo que acabo de escuchar, pero allá va:
Waters ha sabido usar el sonido que creó junto a Gilmour, Barrett, Wright y Mason en un pasado, sin llegar a abusar de él. Jugó bien sus propias cartas y supo construir un disco serio, humilde, sencillo y sin miedo al "¿qué pensarán?". Valiente apuesta en un momento en el que se necesitan héroes que prediquen la paz y el fin de la violencia.

En el aspecto lírico, estamos ante uno de los mejores trabajos de los últimos años. Roger se ha trabajado mucho este aspecto, lo que agradecemos todos los que siempre que escuchamos una canción nueva nos gusta detenernos un buen rato en la letra para entenderla y sacar nuestras propias conclusiones. Temáticamente podemos dividirla solamente en dos grandes bloques (crítica social y amor), pero en ningún momento echaremos en falta otros posibles argumentos. Hacía años que no disfrutaba tanto leyendo cada letra.

En lo instrumental, es un LP que no decepciona en absoluto. Como dije al principio, no es un disco de Pink Floyd y, como tal, no está Gilmour a la guitarra, ni Wright a los teclados, ni Mason en la batería, pero todos los músicos que han acompañado en este álbum a Roger han hecho una labor encomiable, sin un pero. Sí que hay canciones que exceden un poco en duración, y que se echan en falta dos o tres canciones más rockeras. La primera mitad del disco es una joya, una obra maestra musical, mientras que la segunda pierde un poquito de magia, exceptuando la mastodóntica "Smell The Roses".


Finalmente, me ha costado ponerle una nota concreta al disco. Si solo hiciera caso a las letras, no dudaría en ponerle el 10, pero atendiendo a la globalidad del disco, a todos los aspectos que lo rodean, le voy a dar un, en mi opinión, merecido 8. El 10 creo que solo está al alcance de los discos de Waters en Pink Floyd, pero un  8 es una altísima nota para un veterano guerrero que no se resigna a pelear por cambiar el mundo y luchar por obtener "la vida que realmente queremos". 

Gracias por tantos años, Roger.    

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