Tras el abismal triunfo que había sido el optimista
"Born To Run" (1975) en la carrera de Bruce Springsteen, convirtiendo
al artista en una de las revelaciones de la música americana, el
"jefe" tuvo que afrontar una etapa muy oscura en su vida. La
producción y dirección de aquel disco, que había corrido a cargo de Mike Appel,
disgustó mucho a un Bruce que inició una batalla legal de más de tres años
contra Mike, que terminó llegando a los tribunales. Esta situación comenzó a
mermar la mente del artista, quien cada noche comenzó a escribir letras y
canciones que hablaban de desilusión, odio y sueños imposibles ante una
dictatorial realidad. Al parecer fueron más de sesenta las composiciones que
nacieron de aquellos momentos de ira, las cuales se vieron reducidas a 10
pistas que conformarían su cuarto álbum: Darkness On The Edge Of The Town.
Hay un cambio más que notable entre el Bruce del
"Born To Run", alegre y energético, y su sucesor. Aquel joven de pelo
desalmado había madurado en un periodo de tres años, y eso se ve reflejado en
cada segundo del LP. El nuevo
Springsteen era un ser realista y atormentado
ante los golpes que la vida le había dado y que habían inspirado sus
nuevos temas. Traumas y miedos internos se intercalan con una reivindicación de
la clase obrera norteamericana, que pasaban difíciles momentos en aquellos
tiempos. Aún así, nuestro amigo se niega a rendirse y, entre tanta oscuridad,
no pierde la esperanza en un futuro mejor.
La producción de este cuarto asalto correría a cargo
del propio Bruce junto a su amigo y
compañero de banda Steve Van Zandt . John Landau supervisó el trabajo de ambos músicos,
resultando una calidad de sonido admirable y casi inigualable. No fueron
sesiones de grabación sencillas. Elegir 10 temas de un listado de 60 fue una
labor muy compleja para todos, pero la historia demostró que el esfuerzo
valdría la pena.
Fácilmente este es el mejor trabajo parido por
"The Boss". La producción, las letras, la música...todo está al
máximo nivel y es muy difícil poner un pero.
La primera prueba de que Bruce había cambiado
podemos percibirlas en las fotos usadas para la portada y contraportada de este
LP. La famosa chupa que el americano vestía en "Born To Run" figuraba
en la portada, pero no en la contraportada, lo que podría interpretarse como
una especie de evolución vivida por un artista que decide despojarse de la
superficialidad fantasiosa que le rodeaba para mostrar su verdadero yo sin
ningún tapujo.
La marcha se inicia con la gloriosa
"Badlands". Un triste Bruce maldice los malos momentos que la vida le
había dado hasta aquel momento ("Las luces se apagan esta noche. La
angustia en la corazón del país. Tuve un choque de frente, me estrellé contra
mis tripas, tío. Estoy en medio de un tiroteo que no entiendo"), pero
también nos regala momentos de luz y mayor optimismo ("Pero de una cosa
estoy seguro, nena. me importan un bledo las mismas historias representadas
"). La quebrada e inconfundible voz de Bruce nos conquista desde el
principio, aunque será en el estribillo donde termina de conquistarnos. También
en el estribillo destacan los coros de Steven, quien siempre ha sido un
compañero de lujo en la E Street Band. No puedo evitar sentir cómo los pelos se
me ponen de punta cuando surge de la nada el saxo de "The Big Man"
Clarence Clemons, a quien siempre he extrañado mucho. ¡Temazo!
El tema más rockero, y mi
preferido, del álbum y llega con "Adam Raised A Cain". Esta es la
versión más cañera que se recuerde de Bruce. Guitarras afiladísimas, siempre
apoyadas bajo una sólida base de bajo y batería, acompañan a un agigantado
Springsteen que nos habla abiertamente de uno de los asuntos que más marcaron
su infancia y su vida en general: la mala relación con su padre Douglas. Los
problemas mentales que este poseía habían ocasionado una complicada vida
conjunta. El miedo que el artista tiene a terminar como su padre es a lo que se
refiere la canción ("Adán armó a un Caín"). Instrumentalmente estamos
ante una joya, aunque no se queda atrás la sencillez del estribillo donde
brillan muchísimo los coros. Sin ser un virtuoso de las seis cuerdas, Bruce
hace un solo de guitarra digno de mención.
Pocos adjetivos se me ocurren para describir a “Something
In The Night”. Se me ocurre "maravillosa", "bella"...un
baladón. La soledad y el miedo que un joven experimenta al hacerse adulto
es sobre lo que habla esta composición
tan especial ("Has nacido sin nada...y
mejor que sea así . Porque en cuanto tienes algo alguien llega para
quitártelo" ). Roy Bittan siempre logra emocionarme con su piano,
mientras que la batería de Weinberg me obliga a seguir su ritmo con mi pierna
cada vez que pincho la canción. Siempre he creído que se ha valorado muy poco
la calidad de Max como rompeparches. Es un batería efectivo que te coloca el
baquetazo en el momento justo, y a día de hoy sigue así. Un corte precioso y
sentimental que rápidamente se convertirá en una de tus preferidas.
"Candy`s Room", pese a su brevedad, es
otro punto álgido del disco. De temática amorosa, Bruce nos habla de un amor
ficticio con una chica llamada Candy, cuya habitación es frecuentada por todos
los hombres de la ciudad, pero él está convencido de que es el enamorado de
Candy ("Ella tiene vestidos de moda y anillos de oro (que le
regalan los demás), ella tiene todo lo que quiere pero ellos no ven que
lo que ella realmente quiere soy yo. "). Buena combinación de
Rock con algunos momentos más suaves. Toda la banda nos deleita con una
exhibición de solidez instrumental-vocal.
Volvemos a sentir
nuestros ojos apunto de expulsar lágrimas con “Racing In The
Streets”. Un fino piano acompaña a la triste voz de Bruce, quien nos cuenta la lamentable historia de un hombre de clase
obrera que, harto de ver como sus sueños se alejan y la rutina lo ahoga, decide
dejar su trabajo, huir de su hogar y aventurarse en el complicado mundo de las
carreras ilegales, mientras su mujer en la soledad sufre por su marido ("Se sienta en el portal de la casa de
su chico, pero todos sus bonitos sueños están hechos pedazos . Se queda
sola mirando fijamente la noche con los ojos de alguien que odia haber
nacido ").Desgarradora pista con la que alcanzamos la mitad del
disco.
Pese al doloroso ambiente que se respira en todo el
disco, “The Promised Land” nos invita a enfrentarnos a todos los obstáculos que
nos pone la vida, creyendo y soñando en las cosas buenas de la misma ("Líbrate de los sueños que te desgarran .
Líbrate de los sueños que te rompen el corazón . Líbrate de las mentiras
que no te dejan más que pérdida y desesperación "). Su tono más
animado supone un chute de adrenalina y buen rollo. Temazo donde los coros
siguen estando a otro nivel, aunque podremos disfrutar de otros aspectos como
la armónica, muy en la onda de Bob Dylan, las guitarras, más afiladas que en la
mayor parte del álbum, de Mr. Clarence Clemons y el órgano de Danny Federici,
otro a quien se extraña mucho.
Dos minutos necesitará Bruce para volver a imponer
la suavidad con "Factory", una canción que habla de la historia de
las generaciones pasadas, que tuvieron que trabajar sin descanso para lograr
algo de sustento para vivir. De una manera elegante, "The Boss" habla
nuevamente de la clase trabajadora americana (“la fábrica le quita el oído,
la fábrica de la da vida. Es la vida del trabajo, es la vida del trabajo”).
Acercándonos casi al
final aparece "Streets On Fire", una canción muy cambiante, pasando
varias veces de un sonido más propio de una iglesia hasta llegar al explosivo
estribillo en el que Springsteen se desgañita, aunque su mejor momento vocal
considero que llega justamente después del primer estribillo, cuando canta el
verso con una fuerza y una afinación más de un cantante de música negra. Enorme
Hit!
El viaje está muy cerca de llegar a su fin, pero al
menos podremos consolarnos con un final de fiesta enorme. “Prove It All Night”
suena muy similar a las maravillosas canciones que compusieron el "Born To
Run", con un sonido más animado, aunque la letra hable del amor
desesperado y los sentimientos de locura que este provoca en el protagonista de
la letra ("...reúnete conmigo en los campos, detrás del generador.
Escuchas sus voces diciendo que no vengas, pero ellos ya han escogido y nunca
sabrán cómo se siente uno al robar, al engañar, al mentir, como se siente uno
al vivir y morir”). En el aspecto
instrumental, podremos disfrutar del saxofón de Clarence expulsando notas
celestiales que a los pocos segundos son rematados por el rugir del punteo de
una guitarra eléctrica.
Se acaba el álbum de la mano
de la canción que le da nombre. Claramente, Bruce quería terminar “Darkness On
The Edge Of Town” dejando claro todos los problemas que habían estado tocándole
la moral (por no usar otra palabra) durante aquellos años subidos en una
montaña rusa de emociones y tristezas. No por ello parece rendirse a dejar que
los problemas lo consuman ("Esta noche estaré en esa colina, porque no
puedo parar, estaré en esa colina con todo lo que tengo. Estaré allí a tiempo y
pagaré el precio de todas esas cosas que sólo pueden encontrarse en la
oscuridad en los límites de la ciudad”). Fin de la obra.
Antes de empezar a
desgranar tema por tema este álbum dije que "fácilmente" podríamos
hablar del mejor LP de Bruce Springsteen....retiro ahora mismo lo de
"fácilmente" y afirmo con toda firmeza que esta es la gran obra del
mito americano. "Born To Run" le concedió la fama por la que muchos
años llevaba batallando, pero "Darkness On The Edge Of The Town" le
dio la gloria eterna en el Rock. Un disco que todo rockero clásico debe
escuchar.
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