Solo un mes después de dejarnos boquiabiertos con su breve pero impactante actuación en la despedida de los escenarios del eterno Ozzy Osbourne, nuestros queridos Halestorm nos presentan “Everest”, un álbum que no solo representa un nuevo capítulo en su carrera, sino que también funciona como una auténtica declaración de resistencia y ambición. La banda de Pensilvania, liderada por la incombustible Lzzy Hale, alcanza esta cima creativa tras más de dos décadas sobre las tablas, haciendo las cosas realmente bien, sobreviviendo a los vaivenes de la industria, a giras interminables y a un panorama musical que pocas veces ha sido amable con el Hard Rock de raíces clásicas.
Este nuevo
trabajo ve la luz tras un intenso proceso de composición y grabación bajo la
batuta de Dave Cobb, conocido por su capacidad para capturar interpretaciones
crudas y orgánicas. Sin embargo, en este caso, tengo la sensación de que el
resultado no ha sido del todo acertado, con un sonido más cavernoso de lo
habitual en un LP de Halestorm. “Everest” llega como sucesor de trabajos
tan notables como “Vicious” (2018) y "Back From The Dead” (2022)
y, tras varias escuchas, se perfila probablemente como el más ambicioso y
rompedor de su carrera, explorando nuevos matices sonoros sin perder esa
contundencia que les ha definido desde su debut homónimo en 2009.
La
elección del título no es aleatoria: “Everest” simboliza la montaña
personal y profesional que la banda continúa escalando. El disco incluye
canciones con influencias del Blues, del Metal alternativo y del Rock de
estadio, lo que permite a Halestorm evitar cualquier atisbo de repetición.
El inicio
del álbum es realmente arrollador. “Fallen Star” abre en clave netamente
metalera con riffs cargados de distorsión, un excelente trabajo de batería y,
cómo no, una primera exhibición vocal de Lzzy Hale, quien alterna rugidos
abrasivos con pasajes más calmados. Instrumentalmente, la canción navega entre
la agresividad y la melodía, y no se me ocurre otra similar dentro del catálogo
del grupo. Eso sí.
Tras
semejante arranque, llega la ya conocida “Everest”, que mantiene el tono
sombrío del tema anterior a través de riffs pesados y una interpretación
dramática por parte de Lzzy, quien despliega toda su versatilidad vocal, desde
tonos altos hasta susurros delicados. El puente-estribillo serpenteante y los solos
que emergen después enriquecen una pieza que crece con cada escucha. En cuanto
a la letra, gira en torno a la superación y la ambición, comparando su
trayectoria con la escalada de una montaña imposible.
“Shiver”
tiene alma de balada íntima desde ese melódico solo inicial. Es un tema
accesible que, al menos a mí, me recuerda al debut homónimo del cuarteto, y que
permite el lucimiento absoluto de Lzzy, quien ofrece una interpretación cargada
de dramatismo. No es una canción que me deslumbre, pero su inclusión en el
álbum era previsible.
Estoy
seguro de que no soy el único que, al escuchar “Like a Woman Can”, ha
pensado en los trabajos más recientes de Blues Pills. La banda sorprende con
una balada de tono Soul donde Lzzy suena especialmente conmovedora, dejando
claro por qué es una de las voces más queridas del Rock actual. Tampoco pasa
desapercibido el breve pero emotivo solo de guitarra de Joe justo antes del
último estribillo.
“Rain
Your Blood On Me”
fue presentada, precisamente, en el histórico Back From The Beginning,
un par de semanas antes de su lanzamiento oficial. Este poderoso tema de ritmo
martilleante permite a Lzzy explorar registros vocales desgarradores,
alcanzando agudos absolutamente devastadores. Si se escucha con atención, se
perciben múltiples cambios de ritmo, sutiles pero perfectamente integrados. Una
vez más, no puedo sino rendirme ante el trabajo de Joe a la guitarra y de Mr.
Hale a la batería. Sin duda, uno de mis favoritos del álbum.
Cuando
“Darkness Always Wins” vio la luz, muchos quedamos algo descolocados por su
minimalismo intimista, pero con el tiempo esta primera muestra del disco se ha
convertido en una pieza pegadiza y con personalidad, aunque su estructura sea
exageradamente simple. Lo que en esas primeras escuchas no sabíamos era que
Halestorm nos estaba anticipando el tono oscuro y maduro del resto del álbum.
Aunque no
me ha fascinado, “Gather the Lambs” parece hecha para sonar en estadios, con
ese estribillo coral tan fácil de corear. Es un medio tiempo que,
probablemente, sea el corte más flojo del trabajo.
Afortunadamente,
el nivel vuelve a subir con “WATCH OUT!”, un tema que rebosa
contundencia gracias a riffs de clara inspiración Grunge y que podría terminar
siendo uno de los momentos más agresivos del catálogo del cuarteto. Eso sí, la
banda no renuncia a sus habituales melodías, especialmente en ese puente que
desemboca en un estribillo salvaje. El tiempo pondrá esta canción en el lugar
que merece.
Después de
una algo prescindible “Broken Doll” —tema con un estribillo noventero muy
disfrutable, pero que en conjunto se percibe algo desangelado—, la crudeza
alcanza niveles demoledores con “K-I-L-L-I-N-G”, una canción que desde
sus primeros compases remite al Metal atormentado de System Of A Down. Un
experimento que, sin duda, merece nuestro agradecimiento.
El disco
cierra con “I Gave You Everything” y “How Will You Remember Me”.
La primera comienza como una balada, pero pronto deriva en un corte de
Grunge-Rock más directo, aunque sin renunciar a las melodías. La segunda
responde a los códigos de una Power Ballad, apostando por la sencillez y la
introspección, redondeada por una interpretación sentida y bella en la que Lzzy
se pregunta cómo será recordada por sus seguidores.
CONCLUSIÓN
Lo primero
que me viene a la mente tras varias escuchas de “Everest” es que se
trata de un disco que necesitará tiempo para ser valorado en su justa medida.
Aunque mantiene el sello de identidad del grupo, introduce elementos
introspectivos y arriesgados que seguramente generarán opiniones divididas
entre sus seguidores más fieles.
¿Es su mejor obra? Personalmente he disfrutado más otras, pero eso depende
mucho del gusto de cada cual. La producción me ha dejado algo frío, y hay un
par de canciones que considero menores. No obstante, la mayoría del álbum suena
cohesionado y refleja la química innegable entre sus integrantes. Probablemente
estemos ante la versión más madura de Halestorm, y eso, amigos míos, nunca
puede ser algo negativo.
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