En el vibrante panorama del heavy metal español de los años 80, una época marcada por una explosión creativa y un inquebrantable espíritu de rebeldía, surgieron bandas icónicas que dejaron una huella imborrable en la historia del rock en español. Mientras nombres como Obús y Barón Rojo consolidaban su legado como referentes del género, Panzer irrumpió con fuerza, demostrando que el metal hispano podía rivalizar con las propuestas internacionales en calidad, actitud y autenticidad.
El disco "Toca Madera",
lanzado en 1985, representa un punto álgido en la carrera de Panzer y una
auténtica joya del heavy metal de la época. En un momento en que el género
enfrentaba barreras culturales y un mercado musical dominado por otras
corrientes, Panzer apostó por letras cargadas de mensaje, riffs demoledores y
un sonido contundente que encapsulaba la esencia del rock duro. Este álbum no
solo reafirmó su lugar en la escena nacional, sino que también sirvió como
bandera de un movimiento que luchaba por consolidarse en un país en plena
transformación cultural. No puedo pasar
por alto la famosísima foto de la eterna Ángeles Rodríguez, conocida
culturalmente como “La Abuela Rockera”, que fue elegida para protagonizar la
portada del álbum.
La homónima “Toca
Madera”, un clásico indiscutible de la banda, inaugura esta obra con un
despliegue glorioso. Sus riffs contundentes evocan el estilo que Judas Priest o
Saxon popularizaban en plena ebullición de la NWOBHM, mientras que los versos,
cuidadosamente construidos, desembocan en un estribillo de altos vuelos. Los
coros, con un toque de chulería, pronuncian el título de la canción al más puro
estilo “You’ve Got Another Thing Comin’”. Un inicio de metal de altísimos
quilates.
El ritmo no decae con
“Arriba”, un corte endemoniado que captura la energía del Speed Metal (si
disfrutas de Angel Witch, esta canción seguro te sacará una sonrisa). Su
estructura simple y el estribillo pegadizo se graban en la memoria con
sorprendente facilidad.
Aunque los primeros
acordes melódicos de “Número Negro” sugieran una pausa tras semejante arranque,
la intensidad regresa rápidamente con un riff afilado como el acero. Las líneas
gemelas de guitarra son deslumbrantes, complementadas por un solo de innegable
sabor anglosajón. El estribillo, sencillo y cargado de actitud, ataca sin
contemplaciones al oyente.
La voz de Carlos brilla
especialmente en la pesada y serpenteante “Síndrome”. Aquí despliega un
impresionante arsenal de agudos incendiarios y muestra una personalidad única
al abordar versos tan atractivos líricamente (es hora de reivindicar a los
letristas de nuestro Rock).
La cara A concluye de
forma emotiva con “Tú Mismo”, una extensa Power Ballad que sigue todos los
cánones del género. A lo largo de sus seis minutos, las guitarras acústicas y
eléctricas se entrelazan con una letra de superación personal y un estribillo épico
que cierra la primera mitad del álbum con broche de oro.
Otro de los grandes
clásicos es “Dios del Rock”, un hit martilleante y contundente concebido para
los directos y para reivindicar el Heavy Metal en la escena española, ya
entonces dominada por este subgénero. Su estribillo coral, imposible de
olvidar, invita a corear con fervor: “En el octavo día Dios hizo el Rock”.
Desde su primer segundo,
“Caña” desata un ritmo frenético al estilo del mejor Speed Metal. Carlos Pina
ruge con rebeldía sobre el impecable trabajo de Suso a la guitarra, respaldado
por una base rítmica de bajo y batería igualmente destacable. Puede que no sea
de las más populares del disco, pero sin duda es una joya secundaria.
Con un título que hará
sonreír a los seguidores de Iron Maiden, “Danza de la Muerte” ofrece un medio
tiempo agresivo y sólido, cimentado en una base rítmica inspirada en Accept que
machaca sin descanso durante más de cuatro minutos. Carlos explora aquí tonos
más graves, reforzados por los característicos coros de la banda, logrando un
resultado brillante.
Antes de que
“Instrumental” cierre el disco fiel a su nombre, la banda sorprende casi al
final con “Reina Callejera”. Esta provocativa pieza aborda de forma cruda el
tema de la prostitución, acompañada por una instrumentación dinámica con claras
influencias de Blues-Rock. Por si fuera poco, incluye un pequeño solo de
armónica interpretado por el propio Carlos, añadiendo un toque único.
CONCLUSIÓN
Dentro del extenso número de álbumes de Heavy Metal patrio que crearon escuela durante la década de los ochenta, este “Toca Madera” ocupa una posición más que honorable. Reivindicar este LP es reivindicar la calidad y la autenticidad del heavy metal español de los años 80, un periodo donde bandas como Panzer llevaron el estandarte del género con orgullo, demostrando que el rock en nuestro idioma tenía la fuerza suficiente para dejar su marca en la historia.
Comentarios
Publicar un comentario