Apenas tres años después del lanzamiento de "CMFT" en 2020, Corey Taylor nos sorprende con otro álbum en solitario. Este nativo de Iowa, lejos de ser simplemente "el vocalista de Slipknot", siempre ha buscado mantenerse activo en proyectos que van más allá de la banda enmascarada. Stone Sour, sin duda, ha sido uno de los proyectos que mejor le ha funcionado en términos de recepción, aunque actualmente se encuentre en un receso indefinido. El propio Corey ha expresado dudas sobre un posible regreso, incluso ha reconocido que existen ciertas tensiones internas en el grupo.
En los últimos años,
siempre que sus compromisos con Slipknot se lo han permitido, Corey Taylor ha
estado desarrollando su proyecto en solitario. Para ello se ha rodeadode una
banda talentosa y ha lanzado dos álbumes en los que, como ha mencionado en
varias entrevistas, pudo dar vida a ideas musicales que había tenido durante
mucho tiempo pero que eran incompatibles con los estilos de Slipknot o Stone
Sour. Un ejemplo de esto fue su incursión en el rap con la canción titulada
"CMFT Must Be Stopped".
Ahora, es momento de
analizar "CMF2", su último esfuerzo discográfico, con la esperanza de
mantener la misma recepción positiva que tuvo su debut.
Desde el comienzo con
"The Box", podemos anticipar la diversidad musical que encontraremos
en todo el álbum. En poco más de dos minutos, Corey nos presenta su faceta más
country mientras toca la mandolina y juega con su voz melódica. La canción
tiene un toque introductorio y puede recordar a los experimentos que Slipknot
ha realizado recientemente, aunque con un resultado mucho más aceptable.
"Post Traumatic
Blues" funciona a la perfección desde el momento en que las impresionantes
guitarras de Christian Martucci y Zach Throne hacen su entrada. Es una tormenta
sónica genuina con claras influencias de Stone Sour, especialmente en su estribillo.
Corey muestra su registro más pesado, ese que tanto nos gusta. Es una mezcla de
furia y destreza que deleitará a los seguidores de este cantante (especialmente
a aquellos que le sigan desde sus inicios con Slipknot). De mis favoritas de
todo el álbum.
"Breath Of
Fresh" ofrece un respiro en el álbum con melodías evocadoras que surgen de
las guitarras y la voz de Corey. Demuestra su capacidad para desenvolverse en
composiciones más tranquilas sin caer en lo empalagoso. Sin embargo,
"Sorry Me", otra balada presente en el álbum, no tiene la misma
suerte y se siente un tanto fría, a pesar de sus primeros segundos que nos
recuerdan a "Vermilion, Pt. 2".
Me voy a permitir reseñar
conjuntamente la tríada compuesta por "Talk Sick", "We Are The
Rest" y "All I Want Is Hate" (destacando especialmente esta
última por la apasionada interpretación de Corey), ya que todas se adentran en
terrenos más cercanos al punk. Aquí encontramos rápidos riffs de guitarra,
estructuras predecibles y coros callejeros con un toque de caos que seguramente
complacerá a los fanáticos más extremos.
"Mención especial
para "Beyond", otra canción que podría encajar perfectamente en el
catálogo más reciente de Stone Sour (como en "Hydrograd"). Es un hard
rock crudo y comercial rematado por un estribillo distintivo que será difícil
de olvidar. Sin duda, uno de los puntos destacados de "CMF2".
Después de varias
escuchas, me he aficionado a "Midnight", una balada melancólica y
teatral en la que las melodías suaves de los primeros versos dan paso a una
segunda parte más distorsionada. Corey demuestra ser un experto en este tipo de
canciones que requieren un toque dramático.
"Starmate" y
"Someday I'll Change Your Mind" se quedan en un punto intermedio. Sus
estructuras comerciales y la falta de elementos sorprendentes las hacen parecer
piezas prescindibles, al menos en mi opinión.
Por suerte, cerca del
final, "Punchline" nos devuelve una sonrisa con su vibra ochentera
(¿no te recuerda al riff de "Still Of The Night" de Whitesnake al
principio?). No es una canción memorable, pero es agradable de escuchar y contiene
un solo de guitarra brillante, además de una línea de bajo muy lograda (Corey
elige a excelentes músicos).
Todo culmina con
"Dead Flies", una canción de más de seis minutos que se divide en dos
partes bien definidas: una primera más accesible con énfasis en las melodías y
una segunda donde la banda acelera y Corey muestra su lado más agresivo.
En conclusión, aunque las
canciones de este álbum pueden no ser tan innovadoras como las de su debut (no
hay rastro de rap, al menos), Corey nos brinda un trabajo muy personal donde
explora su libertad creativa en este proyecto en solitario. "CMF2" es
sencillo pero sincero, algo que no todos los artistas o bandas actuales pueden
ofrecer. A pesar de algunas composiciones que podría haberse ahorrado, creo que
este álbum es en su mayoría disfrutable y añade credibilidad a la aventura
musical solista de Corey.
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