Antes de nada, resulta más que necesario clarificar que en esta reseña no se va a analizar el álbum “90125” como objeto de comparación con la discografía pasada del grupo ya que somos conscientes del rechazo que muchos fans de los Yes más clásicos y primigenio sienten por esta etapa posterior.
Aunque no es de las bandas que escuche todos los días,
siempre he sentido un profundo respeto por este conjunto legendario y, en
especial, por su obra “Close To The Edge” (1972), la cual poseo en vinilo y guardo
como el tesoro de un pirata.
Llevo tiempo con el gusanillo de rescatar algún
clásico de estos muchachos y, por fin, puedo presentar aquí un análisis del
destacadísimo “90125”, un trabajo tan popular como polémico debido al radical
cambio de estilo que experimentó el grupo. Y es que no todos los seguidores
supieron aceptar el abandono casi integral de la parte sinfónica de las
composiciones para dar paso a un sonido más cercano al Hard-Rock en su faceta
comercial. Este cambio se produce en un periodo convulso para el conjunto y que
tiene su origen en el momento que ve la luz “Drama”. Este álbum fue un absoluto
fracaso comercial provocado, en gran parte, por la negativa de la fanaticada
del grupo a la salida de Jon Anderson, quien fue sustituido por Trevor Horn.
Las críticas provocaron la salida de Horn, quien se dedicaría a la producción
musical convirtiéndose en uno de los más aclamados de la década de los 80. Ante
esta situación, Squire y White decidieron fichar al sudafricano Trevor Rabin,
quien había comenzado a destacar en su país natal con la banda Rabbitt, aunque
para el resto del mundo seguía siendo un completo desconocido. En un primer
lugar la banda iba a quedar como un trío y, dado que la idea era no volver a
tocar Rock Sinfónico para orientarse a un sonido más moderno y que comenzaba a
ser cada vez más exigido por las estaciones de radio (Genesis, por ejemplo,
había tenido que cambiar forzosamente su sonido poco tiempo antes), decidieron
dejar de lado el nombre de Yes para pasar a llamarse “Cinema”.
Un par de años más tarde, y pese a la más que notable
labor vocal de Rabin en esos tiempos, se decidió buscar un vocalista fijo para
la banda. Fue en ese instante cuando Jon Anderson volvió a acercarse al cuartel
general del grupo, llamó a la puerta y puso una condición para su regreso: recuperar
el nombre de Yes. Curiosamente, Squire y White aceptaron sin problema esta
propuesta, por lo que la vacante de cantante quedó cubierta. Poco después se
incorporaría al grupo otra vieja gloria como Tony Kaye, quien no había
participado en ninguna grabación desde el Yes Album. Con una banda formada por
tantos miembros pasados era más que normal que los seguidores del grupo se
ilusionaran con un renacimiento de la época dorada. Como podéis imaginaros las
cosas habían cambiado y las expectativas no coincidieron del todo con el
resultado final.
La bella ciudad de Londres acogió la grabación de esta
nueva obra. Más concretamente, la banda se reunió en los AIR Studios y grabó
esta obra que a continuación se va a analizar “tema a tema”.
Desde el primer segundo de LP nos adentramos de lleno
en una nueva era de Yes…¡y por la puerta grande! La mismísima “Owner Of A
Lonely Heart”, hit por excelencia del
grupo nos da la bienvenida de la mejor manera posible. Hablamos de un tema
comercial por todos sus costados, pero, a la vez, interesante por la cantidad
de detalles instrumentales que añaden durante los versos, creados en su mayor
parte a través de los sintetizadores. Según reveló el propio Rabin, este tenía
la canción grabada (o una versión más propia de una demo) en una cinta que hizo
escuchar a sus compañeros aunque este la consideraba más bien un tema poco
apropiado por el grupo. Chris, Alan y Tony quedaron maravillados con la idea y
aportaron más ideas que ayudaron a convertir a esta canción en el clásico que
es hoy. No era de extrañar que la canción fuera el único número 1 de la banda.
“Hold On” es posiblemente el tema más duro y grandioso
en lo que a sección rítmica se refiere. Esa combinación de voces al más puro
estilo Bee Gees (pero no tan agudos gracias a dios jeje) que grabaron Anderson,
Rabin y Squire es una golosina para los oídos. Rabin, además, está pletórico en
la guitarra, sacándose de la chistera algunos punteos y riffs pesados que
rozan, en ocasiones, lo Heavy. Podría ser mi preferida del disco.
“It Can Happen” es una composición difícil de
calificar, pero que siempre me ha encantado. Yes fusiona en esta ocasión el Pop
con su pasado más progresivo añadiendo a una pieza más bien radiofónica numerosos
elementos atractivos y que evitan cualquier posible monotonía como son cambios
de ritmo, arreglos corales o el lucimiento de los cuatro músicos. Un tema, a mi
parecer, impresionante.
Sí señores. “Changes”, sí es progresiva. Yes se
reencuentra con su pasado glorioso y, al menos durante algo más de seis
minutos, nos hace vibrar ante un cocktail de sonidos complejos, de instrumentos
tan poco rockeros como el xilófono y de auténticas exhibiciones instrumentales,
especialmente en la sección guitarrera y de teclados (aunque White a la batería
está también impecable). El estribillo, aunque tenga una orientación más
comercial es, a mi modo de ver, el mejor de toda la obra.
La cara B del disco abría con la breve instrumental
“Cinema”, otra ración de música elaborada que en sus dos minutos de extensión
concentra, como un museo, una gran cantidad de piezas de arte (en este caso
instrumentales). La batería de White y la sideral base rítmica creada por el
bajo y los teclados dirigen la nave sobre la que Rabin puntea con agresividad y
nos hace volar más allá de lo que nuestros ojos pueden ver.
¿Quieres otro “hit”? ¡Pues toma! “Leave It” tiene una
de las mejores composiciones corales que existen en el gremio rockero. Las
voces de los miembros se entrelazan durante varias secciones de la canción,
creando una ambientación de lo más curiosa. También hay arreglos extremadamente
radiofónicos (al final les saldría bien la jugada jejeje) y “poperos” (lo que
menos me gusta, sin duda). Aunque para Pop lo de “Our Song” donde los teclados
mandan durante todos sus compases y nos alejan un poco más del Rock Esta es una
de las canciones que menos trascendencia tuvo de toda la obra y eso que tenía
todas las papeletas para ser el cuatro sencillo de la obra. No está mal pese a
ello, con una acertada interpretación de Anderson a la voz y un tono, en líneas
generales, más alegre que el resto de composiciones.
Frente a la tónica imperante en los dos últimos temas,
“City Of Love” se convierte en uno de los pocos ejemplares de dureza y Rock
machacón (sin perder lo progresivo tampoco) que distinguen al Hard-Rock o al
Metal. La canción es pegadiza y simple, pero sorprendente por lo anteriormente
mencionado. Me podría imaginar a mi querido Geddy Lee (Rush) cantando esta
canción. Buena canción.
Para terminar, nos encontramos con “Hearts”, la pieza
más extensa de toda la obra. Aquí la banda saca a relucir todo su arsenal de
recursos instrumentales y vocales para construir una canción realmente
impresionante. El solo de Rabin…madre mía…descomunal. Como en “Changes”, la
banda hace honor a su pasado glorioso y, ahora sí, pone el final al disco en
clave progresiva y de una forma más ambiciosa.
CONCLUSIÓN
Vale, está claro que “Owner Of A Lonely Heart” es el
hit del disco y el motivo por el que muchos escuchan la obra, pero hay que
quitarse de la cabeza eso de que “90125” es solo esa canción o que Yes solo
tiene ese hit. Lo mismo ha pasado, por ejemplo, con Europe y su “The Final
Countdown” (créanme, Europe tiene un buen puñado de canciones mejores). Este
disco, como buena obra de Yes, nos regala una producción impecable y un buen
puñado de canciones inspiradas, aunque es innegable que los tiempos habían
cambiado por completo y el hecho de “componer para la radio” estaba cada vez
ganando más peso. Es un grandísimo disco, aunque prefiera “Close To The Edge” a
título personal, no obstante, y tal y como prometí al inicio de la reseña, no
es cuestión de comparar una etapa con otra ya que, a fin a de cuentas, no
guardan tantas similitudes. Para mí es digno de un sobresaliente.
NOTA: Esta reseña la publiqué originalmente para El
Portal del Metal (enero de 2020), pero la he arreglado y reescrito ya que no
estaba conforme al 100% con el resultado final.
Comentarios
Publicar un comentario