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Jeff Beck - Truth (1968)

Calificación:*****

“Jeff Beck era el Salvador Dalí de la guitarra, verlo tocar era escuchar al máximo alquimista de 6 cuerdas crear magia en un mundo propio” Joe Perry (Aerosmith)

 

El pasado 10 de enero de 2023 el mundo del Rock se quedó huérfano de uno de sus guitarristas más revolucionarios. Jeff Beck, además de hacernos vibrar con su incansable espíritu y su inconfundible estilo a la hora de desenvolverse por el mástil, fue el encargado de darnos a conocer a futuros iconos de la música tales como Jimmy Page (durante su estancia en los Yardbirds) o a la dupla formada por Rod Stewart y Ronnie Wood cuando ambos fueron reclutados para trabajar en los primeros proyectos solistas del guitarrista.

 

A modo de humilde homenaje a una carrera tan dilatada, y que solo una enfermedad fulminante pudo frenar, me planteé seleccionar uno de sus álbumes más representativos para analizarlo con la mayor humildad posible. No fue labor sencilla dado su grandioso legado, pero finalmente he optado por el trascendental “Truth” (1968), su primer álbum solista tras su abrupta salida de los Yardbirds.

 

Desde que ingresó en 1965 para sustituir al mismísimo Eric Clapton (algo especial tendría para ocupar un hueco tan grande), Jeff Beck fue capaz de mostrar todo su potencial como guitarrista con los Yardbirds dejándonos como documentos para la eternidad el impedible “Roger The Engineer” (1966), así como una versión imponente del “Train Kept A Rollin’” en la recomendable película “Deseo De Una Noche de Verano”. Durante algunos momentos de este periodo, Beck compartió grupo con otro dios de la guitarra como su Jimmy Page, quien primero ejerció como bajista del grupo para poco tiempo después acompañarle con su respectiva guitarra (¡vaya dos genios!). Lamentablemente, el carácter explosivo que se gastaba Jeff por esos tiempos le terminó costando su salida del grupo a finales de 1967. 

Ya en 1968, y con una reputación enorme ganada a pulso, Jeff decidió que era el momento de liderar su propio proyecto apoyándose, además de en su amigo Nicky Hopkins (uno de los mejores teclistas que ha dado el Rock), en varios talentos emergentes que le permitieran sacar lo mejor a cada una de sus composiciones. Por ello contactó con dos jóvenes prodigios llamados a conquistar el mundo que respondían a los nombres de Rod Stewart y Ronnie Wood (¡¡casi nadie!!), así como en el batería  Micky Walker, quien llevaba ya unos años de prolífica carrera trabajando, entre otros, con John Mayall. Con esta formación, y bajo el amparo, de Columbia Records, el grupo dio forma a “Truth”, una obra que crearía escuela. La obra vio la luz cinco meses antes de que Led Zeppelin lanzara su histórico debut, un hecho que ha sido aprovechado por muchos críticos con ganas de ensañarse con Jimmy Page y compañía para insinuar que el Blues-Rock de aquel debut estaba “demasiado inspirado” en el que Jeff Beck acababa de desarrollar en “Truth”. No seré yo quien abra aquí un apartado para la polémica, pero lo cierto es que el cover de “You Shook Me” que Zeppelin grabó se parece mucho, en lo que a arreglos de guitarra se refiere, a la que se marcó Jeff en su disco. Ahí lo dejo.

 

Cabe señalar, antes de empezar a hablar de cada canción, que en el LP encontramos gran cantidad de versiones de clásicos del Blues, así como también podemos disfrutar de la presencia de invitados de renombre que dejaron su huella en alguna pista (más abajo os los nombraré). También os advierto que el trabajo de Stewart al micrófono es una auténtica barbaridad.

Curiosamente una regrabación de un tema de los Yardbirds abre el disco. La áspera voz de Rod Stewart, apoyada en una base más ralentizada, aporta una dimensión más bluesera a “Shapes Of Things”, pista elegante y bien arreglada instrumentalmente que, como cabía esperar, cuenta con un prolongado solo de Mr. Beck en su parte intermedia con cierto sabor a jam, antes de golpearnos con un final más dinámico.

La primera composición propia que encontramos en el disco es “Let Me Love You”, un número lleno de Blues-Rock adictivo inspirado, a su vez, en una canción de mismo título de otro grande como Buddy Guy. El Stewart más retador tras el micrófono emerge, así como Jeff Beck nos entrega un solo de un calibre más clásico y de una técnica excelsa. Hay además un momento casi al final que adoro en el que Beck le lanza fraseos seductores que Rod luego emula con su superdotada voz, creando un momento de conexión de lo más excelente. Como curiosidad quería añadir aquí el hecho de que todas las composiciones grabadas por Rod y Jeff aparecieron en los créditos firmadas bajo el pseudónimo Jeffrey Rod.

El folclore también tiene cabida en este álbum de la mano de “Morning Dew”, una canción original de la popular cantante Bonnie Dobson, en el que Ronnie Wood cobra protagonismo con su bajo (sí, de momento el futuro guitarrista de los Rolling Stones se dedicaba a tocar el bajo) dibujando una línea sólida que empasta perfectamente con una soberbia tormenta de wah wah que la Gibson de Jeff Beck nos lanza sin piedad alguna. En momentos muy concretos podemos degustar el sonido lejano de una gaita (si no pones suficiente atención no las escucharás). Una interpretación de lo más bella de una canción ajena al Rock.

La breve versión que Jeff Beck y sus secuaces nos regalaron del “You Shook Me” de Willie Dixon poco tiene que envidiar a la que cinco meses más tarde nos regalaría Led Zeppelin. Junto a la seductora voz de un colosal Stewart y al papelón tras la guitarra que tiene Jeff (no solamente puntea con su habitual destreza, sino que desde la base inyecta unos arreglos de lo más curiosos), destaco aquí el papel protagonista que tienen Nicky Hopkins al piano y, ¡ojo!, John Paul Jones (Led Zeppelin) al Hammond, aportando color y algo de velocidad a un resultado final impresionante.

El siguiente tema en ser versionado es “Ol’ Man River”, original de Jerome Kern y que pertenece al musical “Show Boat” (1927). Rod Stewart nos cautiva con su preciosa y teatral voz sobre una base instrumental en la que John Paul Jones repite colaboración (y no será la última), con su Hammond, Ronnie Wood brilla con su punzante bajo y….¡segunda sorpresa!... ¡los arreglos de timbales llevan la firma de Keith Moon! El reputado batería de The Who también participó en el disco bajo el divertido pseudónimo de “You Know Who” (aunque no usó su nombre debido a que participó en este discos a escondidas de los Who en una época conflictiva entre sus miembros, lo cierto es que Keith nos daba pequeñas pistas sobre su presencia en el mismo jeje). Adoro esta canción.

La segunda cara se inicia con una versión brillante del clásico medieval “Greensleeves” que Jeff Beck eleva a otra dimensión de belleza gracias a su manera tan personal de desenvolverse tras la guitarra acústica. Un breve pasaje que merece todos los honores para recordar a este héroe caído.

El mejor Blues-Rock revive en “Rock My Plimsoul”, otra canción propia creada por Jeffrey Rod (Stewart-Beck) en la que voz y guitarra vuelven a apostar por cautivarnos con duelos de fraseos entre la voz y la guitarra. Siempre que escucho este álbum valoro con más conciencia la compenetración tan especial que tenían ambos artistas (una pena que no tuviera continuidad en el tiempo). Como sucedió en “Let Me Love You”, y aunque la autoría de la canción recaiga sobre ellos, lo cierto es que se siente muy inspirada en el “Rock Me Baby” de B.B. King.  

Turno de la canción más polémica del álbum por su trasfondo. “Beck’s Bolero” nació, originalmente, en los tiempos de Jeff Beck con los Yardbirds, durante una sesión en el estudio junto a nuestro querido Jimmy Page. Aunque existen desacuerdos sobre la autoría de la canción, parece que la mayor parte de las ideas compositivas, que a su vez tomaban inspiración del archiconocido “Bolero” de Ravel, nacieron de la guitarra de doce cuerdas que aquel día empuñaba Page. Si revisamos los créditos de la misma, solamente leeremos el nombre del “hacha” de Led Zeppelin, pero parece que Beck también tuvo su importancia en el resultado final.  Parece una tontería, pero todo esto generó numerosas declaraciones cruzadas entre ambos músicos, quienes defendían que sus aportaciones habían sido “más importantes” que las de su compañero.

 

Sea como fuere, lo cierto es que estamos ante un exquisito instrumental de poco menos de tres minutos, cuyo in crescendo debe mucho a la pieza de Ravel, y que nos permite disfrutar de un despliegue técnico único. Junto a los guitarristas (ambos están en uno de los momentos más grandes de su carrera en ese momento), nos encontramos con unos arreglos de teclado efectivos por parte de Hopkins, las líneas seductoras de bajo de John Paul Jones y la explosividad del bueno de Keith Moon tras su batería (el grito que se escucha antes de que la canción gane una mayor intensidad también es suyo), dando así forma a una pista histórica. Cabe señalar que Moon propuso que John Entwistle, el eterno bajista de los Who, participara con su instrumento en este número, pero Beck ya había llamado a John para que ocupara dicho puesto.

Y lejos de bajar el alto nivel que nos ha mantenido en la gloria hasta ahora, el grupo nos entrega su original “Blues Deluxe”, canción inspirada, nuevamente, en B.B. King y su “Blues Gambler” que contiene siete minutos y medio del mejor Blues (por eso añadieron “Deluxe” al título seguramente). Stewart canta con una garra imponente que recuerda a Howlin’ Wolf y a otros nombres propios del género (una de las grandes voces del Siglo XX), mientras sus compañeros lo acompañan en sus respectivos instrumentos. La extensión del número hizo posible que cada miembro pudiera aportar su magia, destacando aquí el papelón de Hopkins tras los teclados (su momento solista es para quitarse el sombrero), mientras que la guitarra de Jeff, desde un segundo plano, va introduciendo fraseos y pequeños detalles que aportan más clase a este infravalorado numerazo. Poco antes de llegar al quinto minuto, Jeff se cansa de no tener protagonismo y se marca un pentatónico solo de los que te quitan el hipo. Vuelvo a quitarme el sombrero.

Terminamos con otra canción que ha sido versionada hasta la saciedad como “I Ain’t Superstitious” de Howlin’ Wolf (¡hasta Megadeth le rindió tributo en “Peace Sells”!). La base rítmica de bajo y batería, unida con los licks y efectos cortesía de Jeff acompañan a nuestro querido Stewart en este adictivo clásico tan disfrutable. Tanto el solo de Beck como de Micky tras su batería merecen ser puestos en bucle.

CONCLUSIÓN

Jeff Beck supo jugar sus cartas en cada momento de su vida y, aprovechando el salto a la fama que había dado gracias a sus años con los Yardbirds, apostó por hacerse eterno con un álbum como “Truth”, obra que siempre incluiré entre mis predilectas de Blues-Rock de todos los tiempos. En poco tiempo alcanzó el puesto número 15 en Billboard, así como una oleada de elogios por parte de la prensa especializada, s entre los que destaco la consideración del álbum como “un clásico instantáneo” (Rolling Stone, 1968).

Este éxito hizo que solamente un año después viera la luz el injustamente tratado “Beck-Ola” (acreditado como el debut del Jeff Beck Group), álbum excelente cuyo bajón comercial, sumado a las crecientes tensiones en el estudio, trajo consigo el abandono de Rod, Nicky y Ronnie. 

“Truth” es una obra maestra que, como hizo Led Zeppelin con su homónimo debut ese mismo año, redefinió la manera de hacer Rock bebiendo de los grandes clásicos del Blues. El virtuosismo de Jeff Beck queda patente de principio a fin de la obra, pero también la magia del consolidado Nicky Hopkins y, por supuestísimo, de los jóvenes Rod Stewart y Ronnie Wood, quienes superaron cualquier expectativa del guitarrista y se ganaron el derecho a seguir avanzando hasta convertirse en las leyendas que son actualmente.

Aunque recientemente abandonara el mundo de los mortales para cumplir con sus funciones divinas en otro lugar, el legado musical de Jeff Beck es tan extenso y tan bueno que será imposible olvidarlo. Esa Gibson seguirá rugiendo hasta el final de la humanidad. 

Gracias por tanto, querido Jeff.

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